Facundo Cabral: cuando un amigo se va...

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Ciudad de Guatemala (Dpa). El cantautor argentino Facundo Cabral fue asesinado a tiros en la capital guatemalteca la madrugada de hoy sábado, informaron fuentes oficiales.

“Es un hecho lamentable, repudiable y vergonzoso para Guatemala, que una persona que le cantaba a la vida, al amor y a la paz, haya sido víctima de la violencia en nuestro país”, dijo el portavoz del gobierno guatemalteco, Ronaldo Robles.

Cabral había salido de un hotel en la zona oeste de Ciudad de Guatemala, tras cumplir una presentación artística, y se dirigía al aeropuerto internacional La Aurora. El hecho ocurrió a alrededor de las 5:20 horas locales (11:20 GMT).

El ataque tuvo lugar en las inmediaciones del llamado Bulevard Liberación, una concurrida vía que conecta con el aeropuerto, pero que a la hora del hecho permanecía libre.

Cabral viajaba en una camioneta blanca, en el asiento del copiloto. La persona que conducía también recibió varias heridas de bala y fue trasladada por los bomberos a un hospital.

El vehículo quedó parado en el acceso a una estación de bomberos cercana al lugar del ataque. Aparentemente, el conductor intentó encontrar auxilio en la estación de los socorristas.

Los bomberos informaron que posteriormente llegó al lugar otro vehículo con varias perforaciones de bala. Sus dos ocupantes informaron que eran custodios de Cabral y que, al ver lo sucedido, persiguieron a los atacantes, quienes también marchaban en un vehículo.

Según explicaron, éstos huyeron con dirección hacia la carretera que conduce a la frontera con El Salvador, a unos 160 kilómetros de la capital guatemalteca.

Robles afirmó que las fuerzas de seguridad, por instrucciones del presidente Álvaro Colom, ya iniciaron las investigaciones para esclarecer lo ocurrido “lo más inmediatamente posible”.

El funcionario dijo que por ahora existen dos hipótesis: La primera, que pudo tratarse de un intento de robo, y la segunda que fue un atentado contra una personalidad con el fin de causar confusión y caos.

Guatemala celebrará elecciones generales el próximo 11 de septiembre.

Fuente: El Comercio

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“Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos....“ Cuando me marché de mi casa, niño aún, tenía siete años, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida y, el segundo, la libertad para vivirla.”

Facundo Cabral nació en la ciudad bonaerense de La Plata en mil novecientos treinta y siete, y desde que aprendió a caminar no se detuvo jamás.

Facundo cuidó de esa libertad que le otorgara su madre como nadie, por eso es uno de los pocos hombres independientes que anduvo por este planeta, un lobo estepario que pasaba por las ciudades para excitar a la gente.

Con los años, y casi todo el mundo recorrido, su fuego ganó en calidad porque antes quemaba y ahora ilumina, tanto que muchos dejaban las drogas o la idea del suicidio después de escucharlo.

Nunca se detuvo en ningún lugar, ni en la fama que, decía, "es asunto de los demás, no mío, porque yo no vivo ni con ella ni por ella, la fama es un bullicio que sucede fuera de mi".


 
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Facundo Cabral, un juglar entre la espiritualidad y la protesta

El cantautor argentino Facundo Cabral, quien ha sido asesinado este sábado en Guatemala, forjó una carrera musical que navegó entre la canción protesta, el compromiso social y la reflexión espiritual, con decenas de éxitos que le llevaron a recorrer los escenarios del mundo.

Cabral nació el 22 de mayo de 1937 en la ciudad bonaerense de La Plata y su primera infancia estuvo marcada por el abandono del hogar de su padre, Rodolfo, por lo que su madre, Sara, quedó a cargo de varios hijos y resolvió mudarse a Tierra del Fuego, en el extremo sur de Argentina.

A los 8 años, su familias se muda a la ciudad bonaerense de Tandil, donde trabajó en tareas rurales y tomó contacto con la música folclórica.

Un jóven rebelde

De comportamiento rebelde, fue internado en un reformatorio, del que escapó. Conoció luego a Simón, un vagabundo que, según relató Cabral alguna vez, le hizo descubrir a Dios al recitarle el Sermón de la Montaña y, además, dar el empujón inicial a su carrera musical pues aquella experiencia le movió a componer su primera canción Vuele bajo.

Con su guitarra al hombro, pocos años después, se mudó a la turística ciudad bonaerense de Mar del Plata, donde el dueño de un hotel le dio la oportunidad de cantar en público por primera vez.

El Indio Gasparino fue el nombre artístico que eligió para grabar sus primeros discos, sin mucha repercusión inicial, para adoptar luego su verdadero nombre.

En 1970 grabó No soy de aquí, ni soy de allá, uno de sus mayores éxitos musicales y que le dio fama internacional, al punto de compartir escenarios y estudios de grabación con artistas como Alberto Cortez, Julio Iglesias, Pedro Vargas y Neil Diamond, entre otros.

Una obra caraterizada por su mensaje espiritual

Su obra se caracterizó por su mensaje espiritual y su tono de crítica social y protesta, rasgo éste último por el que se vio obligado a exiliarse en 1976, con el advenimiento de la dictadura militar que gobernó Argentina hasta 1983.

Desde México, su nuevo hogar, prosigue con su carrera musical y sus presentaciones en todo el mundo. Ya consagrado, regresa en 1984 a Argentina, donde cosecha gran éxito con la venta de discos y llenos totales en sus conciertos.

A mediados de la década de los 90 se une a Alberto Cortez para el espectáculo Lo Cortez no quita lo Cabral, donde combinaron humor y poesía con los temas que dieron fama a ambos artistas.

En 1996, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco ) declaró a Cabral "Mensajero Mundial de la Paz" por su constante llamado a la paz y al amor.

Ha grabado decenas de discos, como "No estás deprimido, estás distraído", "Cantar sólo cantar" y "Cortezías y Cabralidades", éste último uno de los tanto junto a Cortez. También ha escrito varios libros, una de decena de ellos editados, entre ellos "Borges y yo", donde repasa sus diálogos con el célebre escritor argentino.

Fuente rtve.es
 
Una anécdota contada por el mismo Cabral en un programa de TV:

Resulta que estaba en un boliche de Montevideo con Jorge Cafrune, luego de haber terminado ambos una función y Jorge -que hacía tiempo me venía pidiendo lo mismo, me dijo: ... "Y dale Negro, pa' cuando me vai escribir algo?"

Estábamos medio tristes -comienzo del exilio para ambos- y mientras le dábamos al vinito, tomé la guitarra y comencé a componer NO SOY DE AQUI NI SOY DE ALLÁ. Pasó que al día siguiente -ya lúcidos los dos- Cafrune me pidió que se la cantara nuevamente pero, con la mamúa que había tenido mientras improvisaba le dije: ..." lo siento negro, pero no me acuerdo de nada"...

Por suerte, alguien que estaba en el boliche, grabó esa noche la interpretación y gracias a ello se rescató la canción.

[ame=http://www.youtube.com/watch?v=xD3G6eM3tPI]YouTube - No soy de aqui, ni soy de alla[/ame]

NO SOY DE AQUI NI SOY DE ALLA

Me gusta el sol, Alicia y las palomas,
el buen cigarro y la guitarra española,
saltar paredes y abrir las ventanas,
y cuando llora una mujer.

Me gusta el vino tanto como las flores,
y los conejos, pero no los tractores,
y el pan casero y la voz de Dolores,
y el mar mojándome los pies.

No soy de aquí, ni soy de allá,
no tengo edad, ni porvenir,
y ser feliz es mi color de identidad.

Me gusta estar tirado siempre en la arena,
o en bicicleta perseguir a Manuela,
o todo el tiempo para ver las estrellas,
con la María en el trigal.

No soy de aquí, ni soy de allá,
no tengo edad, ni porvenir,
y ser feliz es mi color de identidad.

Me gusta el sol, Alicia y las palomas,
el buen cigarro y la guitarra española,
saltar paredes y abrir las ventanas,
y cuando llora una mujer.​
 
Esta no es su biografia, esta fue su VIDA
(es larguísimo, pero créanme, vale la pena)

Fue mudo hasta los 9 años, analfabeto hasta los 14, enviudó trágicamente a los 40 y conoció a su padre a los 46. El más pagano de los predicadores cumple 70 años y repasa su vida desde la habitación de hotel que eligió como última morada.

—Sara, mi madre, me anotó cuando yo tenía siete u ocho años. Ella creía que yo había nacido en el 37 y hacia finales de mayo. Por eso cuando me preguntan de qué signo soy les digo que le vayan a consultar a mi vieja.

Año más, año menos, Facundo llegó a la tercera edad, “que es fenomenal si viviste la primera y la segunda”. Son muchos los que no creían que podría llegar tan lejos.

—Hace poco estaba cruzando una plaza de Buenos Aires y una señora se quedó mirándome como si viera un fantasma —cuenta Facundo al otro lado del escritorio del cuarto del hotel de Buenos Aires en el que vive, las manos aferradas al bastón que necesita cada vez que se levanta—. Me dijo: ‘¿Usted fue Facundo Cabral? Yo pensé que hacía años que se había muerto. Qué jodido se lo ve’.

Desde hace tiempo, Cabral sufre diversas enfermedades, entre ellas un cáncer que los médicos le diagnosticaron como terminal, pero del que terminó salvándose luego de cuatro años de tratamiento en Estados Unidos.

—Pero no hablemos de mi salud —pide, la inconfundible voz de erres guturales aún intacta—. Aunque me esté cayendo yo hago un esfuerzo extraordinario por que me vean bien. ¿Usted me ha visto llorar, Angélica?

Angélica es la mujer chilena que hace años limpia el cuarto de hotel donde vive Facundo y no, nunca lo ha visto llorar. Tampoco lo debe haber visto mucho en absoluto, porque Facundo sigue viajando casi tanto como cuando era joven. La diferencia ahora es que tiene a donde volver. Aprovechando la oferta de unos amigos, compró hace un tiempo la habitación 509 del Suipacha Suites, un coqueto hotel del centro de Buenos Aires. Es la única propiedad que declara tener sobre la Tierra:

—Me va llegando la hora, y la idea es terminar mis días como los viví: en un hotel y entre libros.

En efecto, las bibliotecas cubren casi todas las paredes. Entre los libros que la pueblan destaca una larga serie de lomos idénticos.

—Una señora compró 500 ejemplares de un libro mío para regalar entre sus amigos. Ésos son los que me devolvieron después de que se murió.

Completan el mobiliario de la sala una cocina empotrada en la pared que no acusa demasiado uso y unos sillones de cuero negro. Aunque es mediodía, las persianas están cerradas y la habitación en penumbras. Sólo así los ojos de su dueño consiguen ver a través de los gruesos lentes verde oscuro. Hace más de una década, como consecuencia de una descompensación glandular, Facundo empezó a tener problemas en la vista y hoy ya no puede salir solo a la calle. Tampoco de eso le gusta hablar, porque dice que podría sonar a queja.

—Con los años me fui dando cuenta qué parecido que soy a mi madre. Para mi madre la queja era imperdonable. No era de hombre, digamos.
De hecho, consecuente con esa filosofía, su madre no se quejó cuando la abandonó su marido. Ahí empieza la historia del hijo, Facundo.
O algo así.

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Facundo nació en La Plata, provincia de Buenos Aires, en una fecha imprecisa y bajo otro nombre.

—Mi madre me decía Facundo, pero me anotó como Rodolfo, el nombre de mi padre, porque en esa época los nombres de los caudillos como Facundo Quiroga estaban prohibidos.

Ltimo de siete hijos, Facundo fue criado por su madre y su abuela, pues su padre, Rodolfo, había abandonado a la familia poco antes de su nacimiento. Facundo recuerda a su abuela leyendo a autores anarquistas como Proudhon, Malatesta y Bakunin, a los gritos y con profunda emoción. Está convencido de que si su abuela hubiese conocido al Che lo habría seguido a Sierra Maestra. La suerte quiso en cambio que viviera en Berisso, provincia de Buenos Aires, casada con un coronel que pasaba sus días en los lugares más remotos.

—Él se creía un tipo muy importante que estaba defendiendo las fronteras de la patria, pero lo mandaban a los lugares más lejanos para que no jodiera a nadie. Yo suelo decir que García Márquez me plagió Cien años de soledad aprovechando que a mí todavía no se me había ocurrido. Teniendo un abuelo coronel hasta tengo más derecho que él.

Durante los primeros años de vida, Facundo se negó a hablar de forma tan rotunda que Sara supuso que era mudo, aunque los médicos aseguraban que era idiota.

—Yo tenía lo que en esa época se llamaba debilidad mental. Los médicos le dijeron a mi madre que no se hiciera muchas expectativas porque iba a ser muy difícil que alguna vez su hijo pudiera hacer un trabajo intelectual o responsable. Tengo muy presente la respuesta de mi madre: “No importa, con lo que haya vamos a hacer lo máximo”.

La falta de sustento obligó a los Cabral a ir cambiando de pueblo y de ciudad, siempre hacia el sur. Tanto él como sus hermanos y su madre trabajaban en lo que podían, comiendo salteado y durmiendo muchas veces en la calle. De sus siete hermanos, Facundo vio morir a cuatro, y nunca pisó una escuela. La familia en pleno había llegado a la Patagonia cuando él decidió volver a Buenos Aires. Tenía 9 años.

—Era el año 46, Perón recién había subido y yo había escuchado que daba trabajo. Por eso me fui a Buenos Aires a pedírselo.

Hizo miles de kilómetros a pie, en autos y camiones, montado a motos y caballos, y en tren (sin pagar boleto).

-Cuando llegué, en la estación de trenes de Constitución le pregunto a un tipo dónde podía hablar con el presidente Perón. Entonces el tipo me dice: “Es fácil, ¿ves esta avenida grande? Es la 9 de Julio. Vos seguí derecho y doblás en la Avenida de Mayo. Caminás unas cinco cuadras y llegás a una plaza, ahí vas a ver una casa pintada de rosado”. Yo ya me iba cuando el tipo me paró. Se dio cuenta de que me lo había tomado en serio. “Es difícil que te atienda —me dijo—, los presidentes son personas muy ocupadas”. Entonces me explicó que Perón iba a ir a un Te Deum en la catedral de La Plata al otro día. Dejó el negocio para comprarme un pasaje, un sándwich y una cosa que se llamaba Bidú Cola.

Facundo emprendió el viaje nuevamente y una vez en La Plata fue a la catedral de la Plaza Moreno, que quedaba a dos cuadras de la casa en donde había nacido.

—Dormí en la vereda, cerca de la catedral. A la mañana empezó a llegar gente y gente. No terminaba nunca. Sólo volví a ver algo así en la India o en China. A eso de las doce apareció el auto. Tengo la imagen acá, como una película. Era una escena para Visconti. Dobla el auto descapotable. Atrás, de pie y a la derecha, iba Perón, y Evita a su lado, saludando. Cuando el auto de Perón estuvo cerca pasé el cordón de seguridad y un policía me alcanzó, pero como Perón estaba saludando para ese lado le dijo que me soltara. Los autos en esa época tenían estribo, me subí y Perón me dice: “¿Querías hablar conmigo?”.

El pequeño Facundo le pidió trabajo al general, y eso llamó la atención de su esposa: “Por fin alguien que pide trabajo y no limosna”, le dijo Eva, y ordenó a uno de sus asistentes que se encargara del chico.

—Me llevaron a una escuela cerca de la Calle 1, en La Plata. Me duché, me dieron ropa nueva, comí comida caliente... me trataron como si llegara hoy a un hotel de cinco estrellas.

Al otro día lo llevaron a Buenos Aires, donde Eva Duarte de Perón lo atendió en su oficina y lo puso en contacto con los pilotos que lo llevaron en avión, de regreso a su casa en la Patagonia.

—Cuando llegué, mi madre no lo podía creer. Me había dado por perdido y tres meses más tarde aparecí en avión y con una carta personal de Eva Perón ofreciéndole trabajo de celadora en una escuela de Tandil, al sur de la provincia de Buenos Aires.

A lo largo de una vida rica en reportajes Facundo contó varias veces esta historia, siempre de forma diferente. A veces el viaje hacia el sur es en tren, a veces Evita interviene más tarde y para llevar a su madre a la capital, a veces el padre los abandona cuando él ya tiene varios años, a veces el viaje no es desde la Patagonia sino desde el sur de la provincia de Buenos Aires, a veces su madre está con él. Como en el caso de las leyendas que conforman el folclore de una región, las versiones que Facundo da de su niñez coinciden en los temas centrales (el viaje iniciático, el niño de pueblo que llega a la gran ciudad, el amor filial por la madre) y en el hecho de que están bien contadas. Con eso basta para darlas por más o menos ciertas o ése es, en todo caso, el pacto que nos pide Facundo para entrar en su mundo, donde la mitomanía no es más que un recurso retórico y las contradicciones no deben distraernos de la moraleja. “Estoy cansado de la sinceridad, prefiero el ingenio”, escribió alguna vez este gran fabulador. Como los metafísicos de Tlön, por momentos Facundo no parece buscar la verdad ni aun la verosimilitud sino el asombro. Y lo logra.

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Los Cabral en pleno se trasladaron a la escuela de Tandil donde trabajaría la madre de Facundo. Aunque era la oportunidad de aprender, al fin, a leer y a escribir, Facundo no se quedó en la escuela, sino que se fue a trabajar al campo, donde no fue precisamente un empleado modelo, ya que percibir el dolor de su madre abandonada, aún cuando ella no hablara de eso, convirtió a Facundo en un joven problemático. “Era tan doloroso ver llorar a mi madre sobre la máquina de coser que decidí matar al responsable de su pena, que era mi padre”, escribiría muchos años después en su libro Paraíso a la deriva (Sudamericana/Planeta, 1985), unas “memorias” que proceden (como todo su discurso) menos por las reglas de la cronología que por las de la asociación de ideas.

—Odiaba a mi padre porque nos había abandonado y lo buscaba para vengarme. Odiaba la vida sin conocerla, odiaba a la gente que no tenía un carajo que ver con mi viejo, al que tampoco conocía. Tomaba alcohol a lo bestia y me metía constantemente en pleitos. Te pegaba a vos y era como pegarle a mi viejo. Pasaba por un restaurante y rompía el vidrio porque mi madre no podía comer ahí.

Su inclinación por los puños lo llevó en aquellos años más de una vez a distintos correccionales de menores. En el de la ciudad de Azul, cercana a Tandil, conoció al jesuita que reemplazó, por un tiempo, al padre que nunca tuvo.

—Viendo que yo me peleaba con todos, me llevó a un lugar donde dijo que iba a estar tranquilo. ¿Y cuál era? La biblioteca. Como la mayoría de la gente cuando ve a su abuela se emociona, yo entro a una biblioteca y me corre un escalofrío de emoción por la espalda.

Cansado de contarle las historias que estaban en los libros que Facundo no podía leer, el jesuita decidió alfabetizarlo. Dos años y medio más tarde, cuando el joven reo ya había aprendido las lecciones y podía defenderse en la vida con algo más que los puños, el mismo religioso lo ayudó a escapar del correccional. En sus vagabundeos posteriores por la costa bonaerense, Facundo conoció a un mendigo que lo inició en el evangelio. Desde entonces, Jesús, los profetas y la Biblia ocupan, dentro del imaginario cabralesco, el mismo lugar que filósofos y escritores, a los que también empezó a conocer por esa época de la mano de Jorge di Paola, uno de los integrantes de lo que luego se conocería como el grupo de Tandil. “Me volví loco, comencé a escribir como un desaforado y cuando se me acababa el papel, escribía en las paredes”, exagera muy cabralmente en un repor*taje de 1993. En esa misma nota de la extinta revista La Maga cuenta que en Tandil trabajaba de lustrabotas y uno de sus mejores clientes era Witold Gombrowicz, el escritor polaco que vivió muchos años en Argentina.

En los campos donde siguió trabajando durante las temporadas de cosecha entró en contacto con los cantores de milonga, esos “áridos juglares” que marcarían a fuego su futuro artístico. En Paraíso a la deriva escribe: “El día que conocí al mayor de ellos, Pedro Mendizábal, supe que ése sería mi oficio”. Otras veces, en otros reportajes, en otros escritos, el disparador es Atahualpa Yupanqui, pero las consecuencias, en todos los casos, fueron las mismas: el joven de no más de 20 años consiguió una guitarra, aprendió los acordes que lo acompañarían durante toda su vida y empezó entretener a los trabajadores del campo mientras sus tendencias anarquistas (herencia de la abuela) seguían haciendo que lo echaran continuamente de los trabajos.

—Me empecé a transformar en un líder. Yo quería hacer la revolución y repetía la frase de Proudhon que me había quedado grabada de chiquito: “Toda propiedad es un robo”. “Estoy forzado a robar porque he llegado muy tarde, desde antes de nacer las cosas eran de alguien”, eso cantaba yo. “Si me gusta una mujer está de novia o casada, si soy ladrón es por culpa de la propiedad privada”.

Cuando al protorrevolucionario ya no le quedaron chacras de las que hacerse echar, se fue a Mar del Plata. Era el 31 de diciembre de 1959 y Cabral se presentó a pedir trabajo en el Hotel Hermitage.

—El portero no me quiso dejar entrar. Yo ya lo quería moler a golpes cuando salió el dueño y para evitar el escándalo me hizo entrar.

Según el recuerdo de Facundo, uno de los músicos secundarios programados para esa noche había faltado, y le ofrecieron subir en su lugar al escenario.

—Ahí me acordé de algo que decía mi madre: “Cuando no sepas qué decir, decí ‘no sé qué decir’”. Entonces subí y dije: “No sé qué hago acá, yo entré a pedir trabajo, me dieron un cuarto, comí como un animal, no hablé por teléfono porque no tengo a quién llamar...”. La gente se reía, pensaba que yo era un comediante. Vi que había respuesta, igual que con los campesinos, y empecé a contar historias. Ahí comenzó mi carrera de artista.

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Después de aquel verano en Mar del Plata, Facundo decidió probar suerte en la capital. Se supone que vivió entre mendigos y prostitutas en la plaza de la estación de trenes Constitución antes de instalarse en una sórdida pensión del centro. Se supone que consiguió grabar su primer disco a fuerza de insistir: que se metió en los estudios llamados Odeón y no se fue hasta que lo escucharon. Lo cierto, en todo caso, es que no tardó en hacerse famoso. Como su futuro colega Alberto Cortez, que en un principio se hacía llamar Mr. Sucu Sucu, también Facundo Cabral grabó sus primeros sencillos a principios de los años sesenta bajo un seudónimo: El Indio Gasparino.

—El Indio Gasparino es prerrock, pretodo. Lo que hacía era música bailable, de club. Era la época de los cantores juveniles simpáticos, especialmente italianos, tipo Rita Pavone. Era la música pop del momento —recuerda el escritor y poeta argentino Miguel Grinberg, autor del libro 25 años de rock argentino (Promundo, 1992).

“Ana María Peñaloza” o “Volveré... volveré” son algunos de sus ya olvidados temas de aquella época. El mito dice que también por entonces compuso “Vuele bajo”, cuya letra hoy se canta en varios idiomas: “No crezca mi niño / no crezca jamás. / Los grandes al mundo / le hacen mucho mal. / El hombre ambiciona / cada día más / y pierde el camino / por querer volar. / Vuele bajo / porque abajo / está la verdad. / Eso es algo / que los hombres / no aprenden jamás”. En todo caso, el éxito de entonces fueron temas como “Mimi La Vedette” (“Todavía maquillada / parece una mujer / nadie puede imaginarse / que anda por los dieciséis”) y “Dale dale Federico”, una suerte de rap previo al rap donde ya aludía a la alienación de la vida laboral moderna.

—El Indio fue quien introdujo el tema de la protesta, que luego explotaron grupos como Los Beatniks —apunta el escritor y editor Juan Carlos Kreimer, autor de otro conocido libro sobre los principios del rock argentino (¡Agarrate!, Editorial Galerna, 1970).

Aquéllos eran los años de los llamados “programas ómnibus” en la televisión argentina, que ocupaban horas y horas de emisión los sábados por la tarde. El Indio Gasparino solía aparecer en el más famoso de ellos, Sábados Circulares, junto a otros artistas muy famosos de la época, como Palito Ortega o Johnny Tedesco. El escritor y periodista Pipo Lernoud, cofundador de la revista contracultural El Expreso Imaginario que se editó durante la dictadura militar de los años setenta, era poco más que un niño en aquella época, pero igual lo recuerda:

—Me gustaba mucho. De toda la canción juvenil de esa época él era un tipo aparte, con letras divertidas e inteligentes y toda una personalidad.

Su inteligencia y simpatía lo pusieron rápidamente en contacto con la efervescente escena intelectual porteña. Pese a ser un fenómeno televisivo, entró también al círculo del Instituto Di Tella, una institución que fue referente del arte y la vanguardia de aquellos años, de la que surgirían personalidades, artistas y grupos como Les Luthiers, de cuyo humor pueden oírse ecos en los cuentos y las letras de Cabral.

En 1966, Miguel Grinberg organizó la serie de conciertos llamada “Aquí, allá y en todas partes”, un espectáculo que reunió a figuras del por entonces incipiente rock argentino, como Tanguito o Moris y, claro, Facundo Cabral.

—En esos recitales presentamos los temas de su primer disco como Cabral —cuenta Grinberg—. Los cantaba una chica que se llamaba Susana Nadal porque El Indio Gasparino aún no se había desprendido de su personalidad pop. Estaba pasando de animar fiestas juveniles en hoteles de verano a ser un cantautor de cafe concert.

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Cuando al fin Facundo tomó la decisión de empezar a cantar con su nombre, la fama empezó a serle esquiva.

—En un teatro rompí mi récord de falta de público: toqué para una sola persona.

Decidido a “renacer”, emprendió de nuevo un peregrinaje largo. Pasó un tiempo afuera de Argentina, primero en la Isla de Pascua y luego en Cuzco.

—En la Isla de Pascua lo único que hacía era leer a Lao Tse y a Whitman. En Cuzco, además, visitaba el burdel.

Finamente, después de ese largo viaje iniciático, regresó a los escenarios a fines de los años sesenta y compuso su canción más famosa: “No soy de aquí ni soy de allá”.

—La improvisé en un concierto pequeño que di en Uruguay. Al otro día la gente me la pedía de nuevo y yo no la sabía. Esa misma noche un periodista amigo, Jacobo Timerman, me invitó a cenar y me regaló un casete. Había grabado la función.

Facundo grabó la canción pero, poco conforme con la difusión que le daba la discográfica, decidió cambiarle la letra.

—Me acuerdo que trajo, junto con su castigada guitarra inseparable de entonces, aquella nueva letra montada sobre la misma melodía, que tanto éxito tuvo después —evoca el médico y poeta Martín Poni Micharvegas—. Todavía veo la hoja donde estaban esas palabras modificadas y a Facundo, dándoles entonación.

La letra de “No soy de aquí ni soy de allᔠes casi una declaración de principios, a pesar de (o precisamente a causa de) las mutaciones que fue sufriendo con el paso del tiempo: “Me gusta el sol, Alicia y las palomas / el buen cigarro y la guitarra española (antes: Me gusta el mar y la mujer (“La milonga es campo abierto / por donde el hombre camina / más que una forma de canto / es una forma de vida”).

Pero el éxito ya no lo mimaba como había mimado a El Indio Gasparino, y Cabral, como buen argentino, decidió irse a París. El avión se rompió en Madrid y Facundo aprovechó para visitar el Museo del Prado. Cuando salía jura que casi lo atropella un auto que conducía el folclorista argentino Jorge Cafrune, de bastante éxito en España, que iba a cantar a uno de los programas más vistos de la televisión y lo invitó a cantar con él.

—Facundo siempre tiene encuentros mágicos con todo el mundo —ironiza Juan Carlos Kreimer—. Pero lo curioso es que en este caso es así como lo cuenta. Yo los vi unos días después de ese encuentro y los dos, Cafrune y Cabral, me corroboraron la escena.

La estadía en España se prolongó y Facundo empezó a hacerse más conocido en el extranjero que en su país. Interpretada por Alberto Cortez, el mismo Cafrune, Juliette Gréco y otros, su canción le abría las puertas de los teatros y las universidades europeas y norteamericanas.

—Creo que me venían a ver como acá iríamos a ver a un indio que toca algún instrumento raro.

[ame=http://www.youtube.com/watch?v=xDX4ijOesz0&feature=related]YouTube - "No estas deprimido, estas distraido" [/ame]
 
Cuando escuche la noticia, no lo podia creer... realmente lamentable... nos arrebataron a un gran hombre, que en los escenarios era aclamado, pero que la vida lo castigo demasiado. Él dijo "Cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos".

Descansa en paz.
 
Honrémoslo transformando el llanto en un canto a la vida!!!


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"Llorar por la muerte es faltarle el respeto a la vida.Facundo Cabral"​


Me parece que esta vez no te haremos caso Facundo...​
 
Sobre el pueblo: Cuando un pueblo trabaja dios lo respeta. Pero cuando un pueblo canta, dios lo ama.

Sobre el tiempo: Nacemos para vivir, por eso el capital más importante que tenemos es el tiempo, es tan corto nuestro paso por este planeta que es una pésima idea no gozar cada paso y cada instante, con el favor de una mente que no tiene limites y un corazón que puede amar mucho más de lo que suponemos.

Sobre el amor: Ama hasta convertirte en lo amado, es más, hasta convertirte en el amor.

Sobre las madres: De mi madre aprendí que nunca es tarde, que siempre se puede empezar de nuevo; ahora mismo le puedes decir basta a los hábitos que te destruyen, a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que quieren dirigir tu vida por el camino perdido.

Sobre el Ahora: Ahora mismo le puedes decir basta al miedo que heredaste, porque la vida es aquí y ahora mismo.

Sobre el Instante: Vive de instante en instante, porque eso es la vida.

Sobre la Tierra: No te sientas aparte y olvidado, todos somos la sal de la tierra.

Sobre la salud: En la tranquilidad hay salud, como plenitud, dentro de uno. Perdónate, acéptate, reconócete y ámate. Recuerda que tienes que vivir contigo mismo por la eternidad.

Sobre el pasado: Borra el pasado para no repetirlo, para no tratarte como te trataron ellos; pero no los culpes, porque nadie puede enseñar lo que no sabe, perdónalos y te liberarás de esas cadenas.

Sobre el presente: Si estás atento al presente, el pasado no te distraerá, entonces serás siempre nuevo.

Tienes el poder para ser libre en este mismo momento, el poder está siempre en el presente porque toda la vida está en cada instante.

Sobre el inconsciente: ¡Pero no digas no puedo ni en broma, porque el inconsciente no tiene sentido del humor, lo tomará en serio, y te lo recordará cada vez que lo intentes!


Sobre el perdón: Perdona a todos y perdónate a ti mismo, no hay liberación más grande que el perdón; no hay nada como vivir sin enemigos. Nada peor para la cabeza, y por lo tanto para el cuerpo, que el miedo, la culpa, el resentimiento y la crítica (agotadora y vana tarea), que te hace juez y cómplice de lo que te disgusta.

Sobre la vida: Culpar a los demás es no aceptar la responsabilidad de nuestra vida, es distraerse de ella.

Sobre los problemas: El bien y el mal viven dentro tuyo, alimenta más al bien para que sea el vencedor cada vez que tengan que enfrentarse. Lo que llamamos problemas son lecciones, por eso nada de lo que nos sucede es en vano.

Sobre el presente: No te quejes, recuerda que naciste desnudo, entonces ese pantalón y esa camisa que llevas, ya son ganancia. Cuida el presente, porque en él vivirás el resto de tu vida.

Sobre la ansiedad: Libérate de la ansiedad, piensa que lo que debe ser, será, y sucederá naturalmente.

Sobre la vida: No estás deprimido, estás distraído, distraído de la vida que puebla. Distraído de la vida que te rodea: delfines, bosques, mares, montañas, ríos.

Sobre los problemas: De la cuna a la tumba es una escuela, por eso lo que llamas problemas son lecciones.

Sobre el éxito: Haz sólo lo que amas y serás feliz, y el que hace lo que ama, está benditamente condenado al éxito, que llegará cuando deba llegar, porque lo que debe ser será, y llegará naturalmente.
 
Homenaje a Facundo Cabral en el lugar de su asesinato

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Decenas de guatemaltecos rinden tributo al argentino Facundo Cabral.


Decenas de guatemaltecos se han congregado este sábado en las afueras de la estación de bomberos dentro de la cual yace el cadáver del trovador argentino Facundo Cabral, asesinado a tiros esta sábado en la mañana por un grupo de sicarios, para rendir un homenaje al cantautor y exigir justicia por su crimen.

Hombres y mujeres de todas las edades han llegado al lugar con ramos de flores blancas que han colocado en el lugar donde Cabral fue asesinado, y junto a decenas de velas y vasos con agua se ha ido haciendo una suerte de altar. También han acudido al lugar jóvenes que. con guitarra en mano, entre sollozos y lamentos, tararean canciones como “No soy de aquí, ni soy de allá” y “Los ejes de mi carreta” dos de las tantas composiciones que Cabral popularizó durante su carrera de trovador.

Otros, aún vestidos en pijamas, se han acercado portando fotografías en las que aparecen junto al artista asesinado, tomadas en alguna de las más de doce veces que Cabral visitó este país centroamericano. Los seguidores del artista, atónitos, son testigos de los movimientos de los peritos del Ministerio Público y la Policía Nacional Civil (PNC) que trabajan en la escena del crimen, y a una distancia de más de 25 metros observan el vehículo en el que viajaba Cabral y sus acompañantes, el cual fue estacionado por su conductor en la estación de bomberos donde buscó auxilio.

Cabral, de 74 años, fue acribillado hacia las 06.00 hora local (12.00 GMT) de este sábado, cuando se conducía desde un hotel del oeste de la capital hacia el aeropuerto internacional La Aurora, para viajar a Nicaragua, en donde continuaría con su gira de despedida por América Latina. La primera en alzar la voz y exigir justicia en el lugar del asesinato del trovador fue la premio Nobel de la Paz 1992, la líder indígena guatemalteca Rigoberta Menchú, quien con lágrimas dijo a periodistas que Facundo Cabral “fue asesinado por sus ideales”.

“Es un crimen que está causando horror y miedo. Yo no dejo de pensar que fue asesinado por sus ideales porque no hay ninguna razón por la que debía ser asesinado en Guatemala”, señaló Menchú. A las exigencias de justicia de la líder indígena, en una voz unánime se alzaron las decenas de personas que se han congregado frente a la estación de bomberos del bulevar “Liberación” donde ocurrió el ataque.

El presidente de Guatemala, Álvaro Colom, se comunicó por la vía telefónica con su par argentina, Cristina Fernández, a quien le ofreció “todo su empeño” para esclarecer el asesinato del cantautor. Según dijo a Efe el portavoz de la Presidencia, Ronaldo Robles, Colom “manifestó su pesar y dolor a la presidenta Fernández por este cobarde asesinato” y le aseguró que el Gobierno pondrá “todo el empeño” hasta lograr justicia.

En el ataque contra Cabral también fue herido de gravedad el empresario nicaragüense Henry Fariña, quien lo había contratado para presentarse en su país, y que se encuentra entre la vida y la muerte en un centro asistencial de la capital guatemalteca.

El artista argentino, quien planeaba retirarse de los escenarios debido a su avanzada edad, llegó a Guatemala el pasado fin de semana para ofrecer dos conciertos como parte de su gira de despedida. El diario local Prensa Libre, en una crónica sobre la presentación que hizo el trovador el pasado martes en la capital guatemalteca, la cual recoge en su portal de Internet, aseguró que más de 5.000 personas presenciaron su actuación.

“Ya le di las gracias a ustedes. Las daré en Quetzaltenango (donde ofreció el viernes su última presentación) y después que sea lo que Dios quiera, porque Él sabe lo que hace”, fueron las palabras de despedida de Cabral al concluir su recital.

Un grupo de jóvenes, por medio de la red social de Facebook, ha convocado para este sábado en la tarde a una protesta pacífica en la Plaza de la Constitución, frente al Palacio Nacional de la Cultura, para exigir justicia por el asesinato del “cantor de la libertad y el romanticismo”.

Tomado de El Espectador
 
No saben cómo me ha dolido enterarme de esta trágica noticia; recuerdo cuando era adolescente lo vi por primera vez en una entrevista de televisión sus palabras me cautivaron y me quede a escucharlo detenidamente al terminar la entrevista estaba con lagrimas en los ojos y llorando como un niño sus palabras eran verdades como puños, como cuchillas que se me clavaron el corazón me hizo darme cuenta del gran idiota y soberbio que había sido hasta entonces, había sido necesario todo sucede por algún motivo en la vida desde entonces he tratado de ser diferente no sé si lo esté logrando, no sé si este en el camino correcto lo único que se, es que tal vez siga siendo ese mismo idiota obstinado de antes, pero soy ahora un idiota con corazón, con mucho corazón y eso se lo debo a mis "Padres" y a "Facundo Cabral" descansa en paz maestro mío.


No han matado a un hombre, han matado a uno de los últimos restos humanidad que nos quedaban, y lo más preocupante es que no sabemos cuanto más nos quede, el hombre de frente limpia y verdades a flor de piel no es un recurso sustituible, cuando el ultimo espíritu libre como el de "Facundo", se haya apagado nos iremos todos a la , este mundo habrá perdido su última oportunidad, tal vez es ahí a donde merezcamos ir, tal vez no somos más que eso, llevamos la autodestrucción por dentro, ya no sé qué decir me siento muy triste .... y con mucho coraje, porque él no mereció irse así, no asiii ....
 
Cuando asesinan a un poeta, no hay palabras sensatas ni suficientes.

Cuando asesinan a un cantor, cabe preguntarse por el mundo que estamos construyendo, en el que el canto es silenciado con balas.

Cuando asesinan a un creador y un hombre de paz, es obligatorio guardar silencio, pedir perdón, recordar su voz y su canto, para estar seguros de que seguirá entre nosotros:

"Bienaventurado el que no cambia el sueño de su vida por el pan de cada día".

"Bienaventurado el que sabe que compartir un dolor es dividirlo y compartir una alegría es multiplicarla".

"Bienaventurado el Mahatma Gandhi que fue el que dijo que hace casi dos mil años que estamos festejando el amor; o sea, el nacimiento de Jesús, no el de Herodes".

"Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace es una buena noticia, cada hombre justo es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia, porque cada cantor, es un soldado menos...".

"Doy la cara al enemigo, la espalda al buen comentario, porque el que acepta un halago empieza a ser dominado; el hombre le hace caricias al caballo pa' montarlo...".

"El que no está dispuesto a perderlo todo, no está preparado para ganar nada".

"El Señor no nos va a preguntar que hicimos con el dinero, sino qué hicimos con la alegría, inevitable para vivir".

"En una eternidad siempre se puede empezar de nuevo".

"Estábamos un día en Nueva York, y a la salida del teatro Lincoln Center se me acercó un periodista y me espetó: “Señor Cabral, yo estoy de acuerdo en todo lo que usted ha dicho esta noche, excepto en que Dios es siempre justo. Si Dios fuera siempre justo, usted debería tener tanta difusión, tanto éxito como Julio Iglesias.” A lo que yo le respondí: “Claro que Dios es siempre justo. Julio Iglesias tiene más difusión, más éxito que yo puesto que necesita del dinero mucho más que yo para vivir. Yo, necesito más libertad que Julio para vivir, por eso Dios me hizo más libre".

"Fui analfabeto hasta los 14 años, por eso cuando me dicen ‘no puedo’, yo les digo ‘no jodas’".

"La gente es todo lo vieja que quiera ser. He visto algunas muchachas con 20 años y estar totalmente envejecidas, por el contrario, conozco a una muchachita con 83 años, Teresa de Calcuta, que nos enseña a vivir todos los días".

"La sociedad humana está tan mal por las fechorías de los malos, como por el silencio cómplice de los buenos".

"La vida es hambre o festín. Tú eliges".

"Me gusta andar pero no sigo el camino, pues lo seguro ya no tiene misterio".

"Nunca voy con los que lloran y siempre con los que cantan. Los paisanos de mi pueblo cuando tienen un dolor, en lugar de andar llorando, cantan debajo del sol."

"Olvidar cosas malas, también es tener buena memoria, decía Martín Fierro. Yo digo: el olvido es una gentileza de Dios".

"Por el mundo caminado, he podido comprobar que el que fácilmente halaga, fácilmente insultará".

"¿Qué es eso de andar escondiendo lo que el Señor te dio para compartir?"

"Tienes un cerebro como Einstein, tienes un corazón como Jesús, tienes dos manos como la Madre Teresa, tienes una voluntad como Moisés, tienes un alma como Gandhi, tienes un espíritu como Buda. Entonces, cómo puedes sentirte pobre y desdichado."

"Padre: ¿De quién aprender?
Aprende del agua… ¿Por qué? Porque el agua es humilde y generosa con cualquiera. Aprende del agua que toma la forma de lo que la abriga. En el mar es ancha, angosta y rápida en el río, apretada en la copa; sin embargo, siendo blanda moldea a la piedra dura. Aprende del agua tan graciosa, que por delgada se te escapa entre los dedos. Tan graciosa como la espiga, que se somete a los caprichos del viento y se dobla hasta tocar con su punta la tierra, pero pasado el viento la espiga recupera su erguida postura, mientras que el roble por duro no se doblega y es quebrado por el viento. Sé blando como el agua para que el Señor pueda moverte graciosamente en cumplimiento de tu destino".

"El poeta indio Tagore, que bautizara "Mahatma", es decir, alma grande, a Gandhi, decía que cuando el hombre trabaja Dios lo respeta, más cuando el hombre canta Dios lo ama. Mi madre poco antes de morir me dijo: “Muero contenta, porque cada vez te pareces más a lo que cantas”. Juan Francisco, mi ahijado, dice, a sus dos años de edad, que soy artista porque canto, y que canto para poder comprarle chocolates, que es lo más razonable que escuché sobre mi oficio".

"Cuando me fui de mi casa, niño aún, mi madre me acompañó a la estación, y cuando subí al tren me dijo: “Este es el segundo y último regalo que puedo hacerte, el primero fue darte la vida, el segundo la libertad para vivirla”. La oración dilecta de mi madre decía: “Señor, te pido perdón por mis pecados, ante todo por haber peregrinado a tus muchos santuarios, olvidando que estás presente en todas partes. En segundo lugar, te pido perdón por haber implorado tantas veces tu ayuda, olvidando que mi bienestar te preocupa más a ti que a mí. Y, por último, te pido perdón por estar aquí pidiéndote que me perdones, cuando mi corazón sabe que mis pecados son perdonados antes que los cometa ¡Tanta es tú misericordia, amado Señor!”."

"Mi madre creía que el día del Juicio Final el Señor no nos juzgará uno por uno -ardua tarea- sino el promedio, y si juzga el promedio estamos salvados porque la mayoría es buena gente. El bien es mayoría, pero no se nota porque es silencioso -una bomba hace más ruido que una caricia, pero por cada bomba que destruye, hay millones de caricias que construyen la vida-. Diría mi madre: “Si los malos supieran qué buen negocio es ser bueno, serían buenos aunque sea por negocio”."


Facundo Cabral (22 de mayo de 1937, La Plata, Provincia de Buenos Aires, Argentina - † 9 de julio de 2011, Ciudad de Guatemala) fue un cantautor argentino. Murió a los 74 años en Guatemala asesinado por múltiples disparos.
 
Que injusto, un gran poeta se fue por la via más penosa que hay en esta vida. Eres y serán un grande Facundo, siempre vivirás en nuestro corazón.





Good Luck
 
triste, una pena , para muchos fue fuente de inspiracion, lo fue para mi ps lo que significo me ayudo en mis momentos de soledad, fue grande, y sera siempre grande gracias Facundo
 
"Ahora mismo Facundo Cabral debe estar negociando con el altísimo el perdón para esos miserables que le quitaron su vida terrenal"
 
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