Dyango empieza a cantar en Radio Felicidad:
Pero es mejor querer y después perder / que nunca haber queriiido. Esa es mi canción, sonríe Susana al volante, casi llegando a Construcciones Sachi SAC, la chancadora de piedra en Carabayllo que junto al fundo Pampa Bonita en Huacho recibe su sudor semanal. A su lado, su copiloto y asistente Gladys Díaz maneja el claxon auxiliar.
Que si quererte así fue mi mayor error
, acota Dyango. Susana Higuchi cambia de estación y oye en RPP una noticia sobre la posible extradición de Fujimori. Estalla en risas.
No tiene chofer. guardaespaldas o abogado. Quiere terminar de vender la chancadora, el edificio al lado de su casa y el fundo. Y descansar.
Después de todo, su hijo Hiro ya la ha hecho abuela. Ya camina en la tierra usando una lampa de bastón. Quiere plasmar sus memorias en un libro del cual asegura tener el machote. Quise ponerle
Cuentos Chinos, pero Oppenheimer me ganó. Luego de posar tirando lampa intenta enterrar al periodista gráfico de CARETAS.
Eres más mandón que Fujimori, oye, ya cállate. Ya no aguanto que me manden. Luego se seca el sudor con un pañuelo y lo agita empuñando la lampa, en un guiño al APRA y a Acción Popular.
Minutos antes, en casa, no había estado tan risueña. Para entrar a su hogar es vano usar el dedo índice. El timbre está tapiado y nunca se pone al teléfono. Quienes llaman a su puerta con recetas médicas, deudas del banco y otros extravagantes pedidos de ayuda creen que Susana Higuchi sigue estando en política. De alguna forma es verdad. Recibe citaciones judiciales, es acosada por la prensa y no puede dejar de hablar de su ex esposo, ex presidente y extraditable Alberto Kenya Fujimori Fujimori.
Sus hijos (Kenyi y Sachi Marcela) han negado que usted haya sido secuestrada y torturada en los calabozos del SIN. Discrepa con ellos, asumo.
¿Cómo vamos a discrepar si no hablamos de política? Con Kenyi jugamos ludo, con Keiko y su marido, telefunken. Un problema menos para conversar.
La defensa de Fujimori siempre alegó que sus marcas eran rastros del yaitó, una curación oriental a base de calor.
Pregúntale a Fujimori si lo que me hicieron en la cara fue yaitó. Me gustaría que te vayas a Chile y le preguntes a Fujimori si me hicieron ese tratamiento en las sienes.
¿Tiene secuelas?
Sí. Sobre todo al hablar. El paladar lo tengo adolorido. Pero yo vivo del presente para adelante.
¿Eso quiere decir que se comunica seguido con sus hijos?
Por teléfono, por e-mail. Kenyi viene a diario. Quería entrar al ejército, pero ha terminado poniendo una empresa de seguridad. Ahora gana más que congresista. En la televisión lo muestran como homosexual y no lo es. A mí me imitaban electrocutada. Y no pues, como dicen ellos, tampoco tampoco.
(Interviene Gladys Díaz. Susana Higuchi descansa y asiente con la cabeza ante cada afirmación).
Antes le pasaban una plancha por la espalda para que se levante. No tenía sensibilidad. Caminábamos encima suyo para que reaccione. Y sus hijos venían un minuto en Navidad o el Día de la Madre. Paraban en Palacio nomás. Cuando se casó la señora Keiko vinieron todos. Allí la comunicación mejoró.
(En otro instante de la entrevista Díaz asegura que Santiago Fujimori busca alejar a Higuchi de sus hijos).
Susana guarda silencio, visiblemente acongojada. El teléfono repica: otro periodista, chileno. Lo despacha en segundos. Dos imágenes de Fujimori adornan su sala. En ellas aparece con sus hijos (
sólo por eso las conservo, explica ella). No ha roto ninguna fotografía. Cuando Fujimori era un desconocido las vendieron a la prensa. La empleada del hogar ofrece un tecito, gracias. Lo deja entintarse sobre la mesa de vidrio de la sala, al lado de las flores de plástico. La sala, el comedor, el televisor y la computadora se mezclan en un mismo ambiente de casa sanborjina típica. Pequeña, tibia a pesar del invierno de la calle. Muy distinta a la Hacienda Chicureo, en Santiago, donde Fujimori cumple su arresto domiciliario: 241 hectáreas, US$ 370 mil, cancha de golf, piscinas y centro ecuestre (ver CARETAS 1980).
¿Cómo ve a Fujimori en su cárcel dorada?
La cárcel dorada, plateada o negra, depende de uno. Si estuviese encarcelada me sentiría igualmente libre. Depende de tu mente. Yo les daría clases a los analfabetos, estudiaría. Quiero decirte que no tengo nacionalidad japonesa. Puedo obtenerla mediante el
koseki, pero he renunciado a esa posibilidad mediante una carta a la embajada japonesa. Soy más peruana que la papa.
El Mercurio de Chile asegura que los fujimoristas ya preparan la candidatura de Keiko para el 2011, usando la figura de la hija que defiende al padre.
Esos siempre están en campaña; gastan un montón de plata. Keiko es la candidata natural del fujimorismo. Tiene ángel para la gente de afuera. Para mí, tiene cara de diablo. La conozco, son intimidades familiares... La quiero, pero se desfoga conmigo. A mí me entra por un oído y me sale por el otro.
¿Habla con la bancada fujimorista?
Con Martha Hildebrandt, Martha Moyano, Lucha Cuculiza y con mi hija. Al resto no las conozco, felizmente. Hará cuestión de un mes conocí a la Pinchi Pinchi por un tema del Poder Judicial. Nunca la había visto antes. Felizmente.
¿Qué piensa de los traspiés del actual gobierno?
Me dan pena. Veo bien al gobierno, tomando en cuenta lo difícil que es manejar este país. Olvídate, estamos creciendo ocho puntos y el riesgo país baja. Nunca ha estado el Perú así.
El 2000 Alan García la llamó de París para postular al Congreso, ¿no/?
Sí, para integrar la lista parlamentaria con el número dos. Él iba con el uno, imagínate. Un honor.
Si Fujimori viniera
Nada. No le guardo rencor. No tengo tiempo. Más bien quiero enviarles un saludo a todos los papás por el Día del Padre. Incluyendo a Fujimori.
¿Ya superó y enterró esa etapa?
Yo ya enterré a Fujimori, pero el Poder Judicial me hace recordar todo porque recordar es volver a vivir. Cada vez que sale algo de él me llaman. ¡Yo no tengo ya nada que ver con Fujimori! Él cambió cuando dieron el primer
flash electoral.
(Carlos Cabanillas)
Fuente:
Caretas 21-07-2011