MARUJA1966
Recluta
Gracias por sus comentarios favorables alentándome a seguir contándoles mis historias vividas por tanto espero que reciban de buen agrado el siguiente episodio de mi vida que les empiezo a contar.
Como sabrán si han leído mis anteriores relatos estudie mi secundaria en colegio Encinas de Santa Anita y hasta 3ro de secundaria vivía en el centro de Lima y justo por mi casa pasaba la línea 42. Yo vivía por ese entonces con unos parientes ya que soy natural del Cusco, y justo me matricularon en Santa Anita porque tenían alquilado una casa de su propiedad por la Av. La Molina y pensaban en cualquier momento mudarnos para alla, pero esto se prolongo por tanto tuve que viajar hora y media todos los días para llegar a mi colegio.
Era frecuente en la época que los carros de transporte paren llenos o en todo caso yo aprovechaba para sentarme al fondo y como iba hasta su paradero, iba como se dice bien sentada. Pero ahora les contare lo que sucedió un viernes allá por setiembre que estando sentada y sin nadie a mi lado me quedo dormida y más o menos cuando estamos por la Victoria me despierto y me doy cuenta que a mi lado estaba un señor demás o menos 30 años regularmente vestido con un maletín encima de sus rodillas y leyendo un diario de la época y no se por qué casualidad en carro estaba medio vacío y solo había gente sentada hasta el medio del vehículo y yo estaba en la penúltima fila. Al principio casi no hice caso a mi ocasional acompañante de viaje pero lo que me perturbo es que cuando habría el diario para leer el diario su mano rosaba mis piernas ya que como es sabido el uniforma escolar es una horrorosa falda ploma y una blusa blanca, al principio lo tome como un hecho casual, pero conforme seguíamos en ruta sus dedos comenzaban a avanzar tocándome mas las piernas ya que mi falda como toda chica coqueta lo tenía por encima de la rodilla y Uds, se preguntara como le permiten eso en el colegio, lo que pasa es que nosotras las alumnas acostumbramos una vez fuera del Colegio doblar la falda en la pretina por tanto tiende a subir con un doblez y a mí en particular me gustaba lucir mis flacas piernas.
Me asuste e hice el amago de pararme pero él me clavo una mirada amenazadora que me paralizo ya no tuve más remedio que seguir sentada en el rincón con el al lado y la ventana que era mudo testigo de lo que pudiera pasarme. Al ver el señor que no reaccionaria comenzó a tocarme con mas descaro y me alzaba la falda mientras yo solo intentaba que alguien subiese y se sentase cerca nuestro y como no sucedía solo miraba por la ventana tratando de escapar de este bochornoso suceso, en eso siento frio en mis piernas y al voltear veo mi falda alzada y mi trusa roja a vista de mi acompañante de asiento que tembloroso no se si de miedo o de placer me introducía sus dedos debajo de mi trusa tocando mil vellos pubicos y introduciendo la pinta de sus dedos en mi vagina, yo estaba en shock y sin reacción aun mas cuando el carro se metía en baches el tocaba todas mis pernas y de reojo vi su mirada clavada en mis piernas y sudaba bastante, para eso ya me tocaba sin pudor sentía sus dedos dentro de mi vagina y yo de nuevo hago el intento de voltear para verlo y me doy con la sorpresa que el periódico esta sobre sus rodillas y veo entre las hojas que el muy perturbado con la otra mano había sacado su pene y se estaba masturbando al lado mío yo de reojo observaba y en eso siento como salpico en el periódico su lechada este degenerado se había vaciado al lado mi y con el periódico se sacaba, no podía creer lo que me estaba pasando el señor para secarse retira sus manos de mis piernas y es ahí cuando aprovecho que trataba de limpiarse y me doy valor y grito fuerte bajan, el señor no tuvo más remedio que cederme el paso y baje raudamente en la carretera central por Levadura y como comprenderán lo que me paso lo tengo grabado en mi mente y es el fin de otra de mis anécdotas de mi etapa escolar que espero que sean de su agrado.
Como sabrán si han leído mis anteriores relatos estudie mi secundaria en colegio Encinas de Santa Anita y hasta 3ro de secundaria vivía en el centro de Lima y justo por mi casa pasaba la línea 42. Yo vivía por ese entonces con unos parientes ya que soy natural del Cusco, y justo me matricularon en Santa Anita porque tenían alquilado una casa de su propiedad por la Av. La Molina y pensaban en cualquier momento mudarnos para alla, pero esto se prolongo por tanto tuve que viajar hora y media todos los días para llegar a mi colegio.
Era frecuente en la época que los carros de transporte paren llenos o en todo caso yo aprovechaba para sentarme al fondo y como iba hasta su paradero, iba como se dice bien sentada. Pero ahora les contare lo que sucedió un viernes allá por setiembre que estando sentada y sin nadie a mi lado me quedo dormida y más o menos cuando estamos por la Victoria me despierto y me doy cuenta que a mi lado estaba un señor demás o menos 30 años regularmente vestido con un maletín encima de sus rodillas y leyendo un diario de la época y no se por qué casualidad en carro estaba medio vacío y solo había gente sentada hasta el medio del vehículo y yo estaba en la penúltima fila. Al principio casi no hice caso a mi ocasional acompañante de viaje pero lo que me perturbo es que cuando habría el diario para leer el diario su mano rosaba mis piernas ya que como es sabido el uniforma escolar es una horrorosa falda ploma y una blusa blanca, al principio lo tome como un hecho casual, pero conforme seguíamos en ruta sus dedos comenzaban a avanzar tocándome mas las piernas ya que mi falda como toda chica coqueta lo tenía por encima de la rodilla y Uds, se preguntara como le permiten eso en el colegio, lo que pasa es que nosotras las alumnas acostumbramos una vez fuera del Colegio doblar la falda en la pretina por tanto tiende a subir con un doblez y a mí en particular me gustaba lucir mis flacas piernas.
Me asuste e hice el amago de pararme pero él me clavo una mirada amenazadora que me paralizo ya no tuve más remedio que seguir sentada en el rincón con el al lado y la ventana que era mudo testigo de lo que pudiera pasarme. Al ver el señor que no reaccionaria comenzó a tocarme con mas descaro y me alzaba la falda mientras yo solo intentaba que alguien subiese y se sentase cerca nuestro y como no sucedía solo miraba por la ventana tratando de escapar de este bochornoso suceso, en eso siento frio en mis piernas y al voltear veo mi falda alzada y mi trusa roja a vista de mi acompañante de asiento que tembloroso no se si de miedo o de placer me introducía sus dedos debajo de mi trusa tocando mil vellos pubicos y introduciendo la pinta de sus dedos en mi vagina, yo estaba en shock y sin reacción aun mas cuando el carro se metía en baches el tocaba todas mis pernas y de reojo vi su mirada clavada en mis piernas y sudaba bastante, para eso ya me tocaba sin pudor sentía sus dedos dentro de mi vagina y yo de nuevo hago el intento de voltear para verlo y me doy con la sorpresa que el periódico esta sobre sus rodillas y veo entre las hojas que el muy perturbado con la otra mano había sacado su pene y se estaba masturbando al lado mío yo de reojo observaba y en eso siento como salpico en el periódico su lechada este degenerado se había vaciado al lado mi y con el periódico se sacaba, no podía creer lo que me estaba pasando el señor para secarse retira sus manos de mis piernas y es ahí cuando aprovecho que trataba de limpiarse y me doy valor y grito fuerte bajan, el señor no tuvo más remedio que cederme el paso y baje raudamente en la carretera central por Levadura y como comprenderán lo que me paso lo tengo grabado en mi mente y es el fin de otra de mis anécdotas de mi etapa escolar que espero que sean de su agrado.