Riquísima sensación, pero un toque peligroso. Una, porque para que se sienta el efecto Halls, el oral tiene que ser "a pelo" y, otra, porque podría suceder que... mejor les cuento:
Hace relativamente pocos años (unos tres o cuatro) quedé con una trampita que me dejaría terminar en su boca. La flaca era recontra asquienta y, aunque ya desde hacía tiempo me hacía el oral a pelo, nunca me había dejado terminar en su boca ni, mucho menos, se había tomado mi semen. Ese día, primero quiso zafarse del compromiso y ponerme el condón para pasar al coito antes que terminara y, cuando la presioné para que cumpliera con lo ofrecido, se puso un Halls en la boca antes de continuar... Al principio todo iba bien, mejor que nunca, la sensación era alucinante, riquísima a pesar de me la chupaba muy mal y con mucho nerviosismo anticipando mi eyaculación, hasta que sentí un dolor como si me mordiera la cabeza del pene y solté un ¡Ay!... Ella se sacó mi pene de la boca y ambos pudimos ver cómo una redonda y brillante gota de sangre aparecía y crecía en pleno costado de la cabeza de mi pene, apenas a medio centímetro de la punta.
¿Qué había pasado? Pues en su afán por llenarse la boca con el jugo del Halls, antes de que saliera mi leche, había mascado el caramenlo para romperlo y que se disolviera más rápido... y el filo cortante de uno de los pedazos me había producido un pequeñísimo corte en el glande.
Lo que pasó después es una prueba de hasta qué grado la arrechura nos puede llevar a la estupidez, incluso a los más experimentados puteros. La flaca se deshizo en perdones, escupió el caramelo y procedió a lamer la sangre de la herida hasta parar el sangrado... ¡y yo se lo permití! Luego me dijo, muy campante, "¿Ya ves? Mi saliva es curativa" y continuó chupándomela, ahora sí con ganas, hasta sacarme toda la leche que yo, en castigo, la obligué a tragarse sin dejarla escupirla.
Bueno, han pasado ya unos años y mis chequeos anuales siguen dando negativo al VIH... pero no es algo que yo recomiende a nadie, especialmente por la angustia mental de esperar tres meses para el primer resultado.
Desde esa vez y hasta el día en que que "terminamos", repetimos la experiencia del Halls muchas muchas veces, incluso si no era mi intención terminar en su boca, pero siempre le advertía severamente: "¡Mucho cuidado y no vayas a romper el caramelo...!!!" Y cuando terminaba en su boca, era todo un espectáculo verla jugar con todo mi semen en la boca, mezclándolo con el Halls antes de tragárselo... ¡Ahhh...!!! ¡Ya me están dando ganas de hacerlo otra vez!
Pero lo cierto es que, desde que terminé con esa flaca, no lo he vuelto a hacer. Y eso porque no he vuelto a tener otra trampita y porque, con una kine, no me arriesgo.
Diablito