drais
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El mejor premio a un héroe es la paz de llevar una vida normal, común y corriente
Acabó de escuchar en RNP un extracto del discurso de PPK en la ceremonia de condecoración a la bandera de los Comandos Chavin de Huantar. Un hermoso gesto, evidentemente de naturaleza conciliatoria y de acercamiento con la mayoría congresal, pero algo no termina de cuajar en todo esto.
Se trata del debate en torno a nombrar como héroes a los comandos. Los comentarios de los congresistas del FA son la respuestas que se esperaba de ellos. Si algo hay que rescatar de ellos es que no tengan temor de decirlo. No tienen temor a dar una opinión que a todas luces es impopular. La suya es una respuesta política e ideológica, y como tal tienen sus argumentos, validos o no, pero suyos al fin y al cabo.
Lo que me preocupa es el manoseo del término héroe. Y es que hace unos años me consultaron sobre el tema, una propuesta de proyecto para declarar héroes a no se quién de las FF.AA, y en la búsqueda de los antecedentes encontré que el tema es muy confuso.
La historia detrás de la elevación de Grau, Bolognesi, Quiñones, Clavero, Mariano Santos, etc, es, por decirlo de algún modo, extraña. Lo que me quedó de todo eso es ni Grau ni Bolognesi necesitaron una ley que les declarase héroes. Todo eso vino después, como actos de afirmación de identidad del Estado post 1879. Quien se interese en el tema, le recomiendo que lea sobre cómo se llevó el asunto de la Cripta de los Héroes y cómo y cuándo se llevaron los restos de los héroes nacionales. Fueron, para darles una pista, cuatro etapas, y cada una de ellas con sus objetivos políticos definidos.
Una cosa es cierta: no todo el que muere por la patria es legalmente héroe. Un policía que muere en una balacera con delincuentes no es héroe. Es alguien que muere en acto de servicio. El morir está en su riesgo "laboral", como el de un obrero de construcción en un accidente de trabajo. El plus que hace un héroe está en las circunstancias y la interpretación que éstas reciben a posteriori. En otras palabras, cuando entra a tallar la política.
Hay ejemplos muy claros de manipulación del término héroe en el mundo: los héroes del trabajo de la antigua URSS, Masada en Israel. En este último caso dejó de considerarse héroes a los defensores del antiguo palacio de Hérodes porque el soldado debe combatir y, si llega a suceder, morir combatiendo, no suicidarse.
Me parece que algo parecido ocurre con los Comandos Chavin de Huantar. Son prisioneros no solo de acciones legales injustamente eternas, sino también de la interpretación política de los hechos del 22 de abril de 1997. En otros países donde han ocurrido acciones similares (Reino Unido, Israel), a las unidades se les ha reconocido su valor, pero jamás se ha dado el nombre de los miembros de las mismas. Si se les ha condecorado, se hizo con toda discreción y secreto. En muchos casos los familiares lo han sabido solamente al momento de su muerte. USA sigue la misma política, pero los fiascos mediáticos han sido tan grandes (la identidad del comando que mató a Bin Laden en 2011) que las FF.AA tienen una política informativa más opaca en en la actualidad.
Obviamente, los muertos generan un problema aparte. El comando israelí que liberó a los rehenes en Entebe, Uganda, tuvo como única víctima al hermano del actual primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. En el Reino Unido, una mujer policía fue baleada por los terroristas que tomaron la embajada iraní en Londres en 1980. Se le reconoce y recuerda por su muerte en ese hecho, pero no se habla de ella como héroe. Quién es un héroe, pero jamás se sabrá su nombre, es el militar que se infiltró en la IRA, informó a su comando y al borde de ser descubierto, se salvó en extremis de sus asesinos. Aún vive pero en el más completo anonimato.
Acaso lo mejor entonces, hace 20 años, habría sido tener una política de anonimato. Se habrán ahorrado dos décadas de persecución judicial y de uso político de su destino. AFF los usó en su momento de victoria efímera (la toma de la embajada le levantó la popularidad durante unos meses) y luego se convirtieron en víctimas de las ONGs de los DD.HH de izquierda. La mejor recompensa, esa que todos queremos, les es esquiva: vivir en paz y sin temor de nada ni de nadie.
Ojalá las palabras de PPK pidiendo que termine el calvario judicial de los comandos tengan eco. Lo dudo mucho, hay demasiados intereses en conflicto. Espero que no se trate de un masajeo mediático para pasar la página del 20 aniversario de la recuperación de la embajada japonesa. El mejor premio a un héroe es la paz de llevar una vida normal, común y corriente. Si por desgracia muere, que dicha paz la tengan sus familiares.
Acabó de escuchar en RNP un extracto del discurso de PPK en la ceremonia de condecoración a la bandera de los Comandos Chavin de Huantar. Un hermoso gesto, evidentemente de naturaleza conciliatoria y de acercamiento con la mayoría congresal, pero algo no termina de cuajar en todo esto.
Se trata del debate en torno a nombrar como héroes a los comandos. Los comentarios de los congresistas del FA son la respuestas que se esperaba de ellos. Si algo hay que rescatar de ellos es que no tengan temor de decirlo. No tienen temor a dar una opinión que a todas luces es impopular. La suya es una respuesta política e ideológica, y como tal tienen sus argumentos, validos o no, pero suyos al fin y al cabo.
Lo que me preocupa es el manoseo del término héroe. Y es que hace unos años me consultaron sobre el tema, una propuesta de proyecto para declarar héroes a no se quién de las FF.AA, y en la búsqueda de los antecedentes encontré que el tema es muy confuso.
La historia detrás de la elevación de Grau, Bolognesi, Quiñones, Clavero, Mariano Santos, etc, es, por decirlo de algún modo, extraña. Lo que me quedó de todo eso es ni Grau ni Bolognesi necesitaron una ley que les declarase héroes. Todo eso vino después, como actos de afirmación de identidad del Estado post 1879. Quien se interese en el tema, le recomiendo que lea sobre cómo se llevó el asunto de la Cripta de los Héroes y cómo y cuándo se llevaron los restos de los héroes nacionales. Fueron, para darles una pista, cuatro etapas, y cada una de ellas con sus objetivos políticos definidos.
Una cosa es cierta: no todo el que muere por la patria es legalmente héroe. Un policía que muere en una balacera con delincuentes no es héroe. Es alguien que muere en acto de servicio. El morir está en su riesgo "laboral", como el de un obrero de construcción en un accidente de trabajo. El plus que hace un héroe está en las circunstancias y la interpretación que éstas reciben a posteriori. En otras palabras, cuando entra a tallar la política.
Hay ejemplos muy claros de manipulación del término héroe en el mundo: los héroes del trabajo de la antigua URSS, Masada en Israel. En este último caso dejó de considerarse héroes a los defensores del antiguo palacio de Hérodes porque el soldado debe combatir y, si llega a suceder, morir combatiendo, no suicidarse.
Me parece que algo parecido ocurre con los Comandos Chavin de Huantar. Son prisioneros no solo de acciones legales injustamente eternas, sino también de la interpretación política de los hechos del 22 de abril de 1997. En otros países donde han ocurrido acciones similares (Reino Unido, Israel), a las unidades se les ha reconocido su valor, pero jamás se ha dado el nombre de los miembros de las mismas. Si se les ha condecorado, se hizo con toda discreción y secreto. En muchos casos los familiares lo han sabido solamente al momento de su muerte. USA sigue la misma política, pero los fiascos mediáticos han sido tan grandes (la identidad del comando que mató a Bin Laden en 2011) que las FF.AA tienen una política informativa más opaca en en la actualidad.
Obviamente, los muertos generan un problema aparte. El comando israelí que liberó a los rehenes en Entebe, Uganda, tuvo como única víctima al hermano del actual primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu. En el Reino Unido, una mujer policía fue baleada por los terroristas que tomaron la embajada iraní en Londres en 1980. Se le reconoce y recuerda por su muerte en ese hecho, pero no se habla de ella como héroe. Quién es un héroe, pero jamás se sabrá su nombre, es el militar que se infiltró en la IRA, informó a su comando y al borde de ser descubierto, se salvó en extremis de sus asesinos. Aún vive pero en el más completo anonimato.
Acaso lo mejor entonces, hace 20 años, habría sido tener una política de anonimato. Se habrán ahorrado dos décadas de persecución judicial y de uso político de su destino. AFF los usó en su momento de victoria efímera (la toma de la embajada le levantó la popularidad durante unos meses) y luego se convirtieron en víctimas de las ONGs de los DD.HH de izquierda. La mejor recompensa, esa que todos queremos, les es esquiva: vivir en paz y sin temor de nada ni de nadie.
Ojalá las palabras de PPK pidiendo que termine el calvario judicial de los comandos tengan eco. Lo dudo mucho, hay demasiados intereses en conflicto. Espero que no se trate de un masajeo mediático para pasar la página del 20 aniversario de la recuperación de la embajada japonesa. El mejor premio a un héroe es la paz de llevar una vida normal, común y corriente. Si por desgracia muere, que dicha paz la tengan sus familiares.