Su espada señor, Alcíbar miro gravemente al Almirante.
Si es preciso, trasladaremos el hospital a la sala de maquinas---decidió Távara.
¡Viva el Perú!---bramó el contramaestre Dueñas.
¡Cinco mil doscientas yardas!---Rochón en mano, sentado encima de la torre de combate, las piernas colgando fuera, Palacios anuncia la distancia que los separa del enemigo. Brilla por fin el sol sobre la cordillera, pero sin evaporar totalmente la neblina. Le pareció acercarse a la batalla dentro de una burbuja celeste, en derredor de la cual se abrillantaba un resplandor anaranjado. La tripulación vitoreaba al taciturno Almirante--- ¡Cinco mil yardas!
Si mantienen el mismo rumbo, los dos buques peruanos quedaran aconchados.
¡Todo a estribor!---grito Grau. ¡Hasta la vista, compañeros! ¡Cumple las ordenes y sálvate, “Unión”!
Viró el monitor bruscamente a tierra. Ahora no podrá el blindado encerrar también a la corbeta, que quedo libre, con rumbo al norte. El Almirante vio al “Blanco Encalada” a su verdadera máxima velocidad de casi diez nudos. El comodoro enemigo Galvarinos Riveros mando ir despacio para que Grau suponiéndolo averiado, no forzara su marcha. La primera división chilena se limitó a empujar a los peruanos al encuentro de la segunda división.
--- ¡Cuatro mil yardas!---se oyó a Palacios.
Los habían acorralado.
“Real Felipe” frunció la bemba. Perú carnicero, Patria cruel y presuntuosa: lo habían maltratado desde la infancia. Esclava su madre, esclavos sus abuelos. Sus antepasados repartidos en haciendas de algodón y caña, subastada su sangre, al mejor postor la propiedad de sus sueños. Pero el había crecido libre en pestilentes tugurios del puerto. Su enorme musculatura alimentada con sudado de bonito y vísceras de buey se hinchó mientras se ponen a tiro del enemigo. Cambió miradas con Santos Beltrán y el soldado Távara que ayudan a servir la ametralladora.
---Usted es un muchacho, váyase de aquí---dijo Rentería---
Nosotros podemos disparar solos.
Tizón sonrió.
---Gracias, zambo. Este es mi lugar.
Rentería sintió admiración por el aspirante de quince años.
---Bueno pues, ¡Que diablos! ¡También es el mió! ¡Muchachos, de aquí nadie baja avergonzado!
--- ¡Tres mil yardas!---grito Palacios todavía sentado encima de la torre.
--- ¿Podrás pegarle al puente?---el comandante Elías Aguirre asoma por una tronera junto al cañón de la derecha---No vale la pena golpear su blindaje a esta distancia.
---Difícil---murmuro Santillana, a cargo de la pieza. Casi han agotado sus proyectiles de segmento. Pronto tendrán que usar los sólidos. Al otro lado de un tabique acorazado, el teniente 1ero José Meliton Rodríguez dirige el otro cañón de 300 servido por Diez Canseco, dos condestables ingleses y diez artilleros de preferencia. Al teniente 2do Santillana se le secaba la garganta--- ¿Distancia?
--- ¡Dos mil ochocientas yardas!---Palacios no se movía de su observatorio.
--- ¡Batallón Ayacucho, a estribor!---grito el mayor Ugarteche dominando el redoble del tambor---. ¡Constitución, a babor! ¡Cubrirse bien!
---No puedo hacer puntería por elevación, comandante. Tendrá que ser tiro directo, dijo Santillana.
El Almirante contempla llegar a su enemigo con las baterías en silencio. Tal vez crean que ha decidido estrellarse contra la roca Angamos. Dio un vistazo a la “Unión” que seguía escapando, ahora perseguida por la “O’Higgins” y el “Loa”.
Nada mas vivió para llegar a este día y a este lugar en el puente de mando del “Huascar”. Rendirse, todavía. O seguir derecho, a naufragar contra escollos que se acercan. Dentro de su cráneo rebotan visiones. No importan sus deseos de vivir o su tristeza, ahora sus hombres son el Perú. Doscientos cuatro harapientos desesperados sin desayunar ni afeitar, zambos y oficiales e inmigrantes y cholos de toda la costa: he aquí a la patria. Muchos sucumbirán sin haber recibido el nuevo urgente par de zapatos por quintuplicado siempre, o sin cobrar alcances y socorros por toda la maldita guerra. ¡Cuantos meses perdidos en escribir solicitudes que no fueron atendidas!
--- ¡Dos mil trescientas yardas!
--- ¡Quince a babor! Ordenó el Almirante--- ¡Fuego!
Las 9 y 25 de la mañana.
Fracasó el disparo. No importa. Grau espera que a su vez guiñe el “Cochrane” a cañonearlo en andanada, abriendo así la ultima oportunidad de zafar hacia el norte. Pero el acorazado chileno mantuvo su rumbo inalterable.
--- ¡Todo a estribor!
--- ¡Mil quinientas yardas!
--- ¡Presión 30 libras!---leyó McMahon. El “Huascar” evoluciona a 10 ¾ millas por hora, estorbado por lapas, caramujos y piojos de mar que forman una costra bajo su casco---Tom…vuelvo a cubierta, hazte cargo.
¡Mil yardas!---Palacios veía crecer el alto blindaje del “Cochrane”--- ¡Apunten bien! ¡No desperdicien granadas!
---Le entraremos al espolón---el Almirante parecía morderse a si mismo--- ¡Todo a babor! ¡Mantengan fuerza al máximo! ¿Distancia de la otra división?
--- “Blanco Encalada” a cuatro millas---dijo Ferre.
--- ¡Quinientas yardas!
--- ¡Todos a cubierto! --- grito Grau empujando a Ferré a la torre de mando.
El blindado giro en redondo para embestir al enemigo. El “Cochrane” descargo dos cañonazos antes de esquivar al monitor.
--- ¡Baja de allí, Enrique!---grito Aguirre.
--- ¡Cuatrocientas sesenta y cinco yardas!
--- ¡Baja, te digo! ¿Quieres hacerte matar?
--- ¡Trescientas yardas! --- ahora Palacios se zambulló en el cubichete--- ¿Cuál es mi sitio?
--- A la plataforma de servicio--- ordeno el segundo jefe---
---Si, mi comandante.
---“Blanco Encalada” a tres millas.
Tizón barrió la cubierta chilena y le contestaron las Nordelfeldt. Un calor se esparce por el cuerpo del aspirante mientras todos los colores se transforman en intensidades de gris.
--- ¡Viva el Perú, muera Chile!---grito el sargento 1ero Retes cuando las balas del “Cochrane” astillaron cubierta. Se irguió en toldilla---. ¡Fuego! ¡Fuego a discreción!
La atrevida maniobra de Grau para hundir su espolón en la obra muerta del blindado, fracasó cuando el “Cochrane” pareció clavarse en el océano y girar sobre si mismo usando la ventaja que le daban sus dos hélices, para virar sesenta grados a babor.
A doscientas yardas Melitón Rodríguez ensayó un tiro directo.
--- ¡Fuego!
El proyectil rebotó contra la coraza del “Cochrane”.
¡De nuevo al espolón!
Dos explosiones sacudieron al “Huascar”.
--- ¡Estamos sin gobierno!--- se oyó gritar a Carvajal desde la rueda de combate.
CONTINUARA...
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SI VIS PACEM, PARA EAM : SI QUIERES LA PAZ, PREPARALA