DR-NIGHT-MAN dijo:
. Claro que Prado fué un héroe en el Callao, pero cuando era presidente y en plena guerra ¿debió haberse ausentado del país?, NOOOOOOOO, además, es cierto que la fortuna de la familia Prado se hizo con parte de lo que se llevó Mariano (lo dicen los mismos historiadores conservadores de la PUCP que son tan asépticos y discretos, entre otros de sus defectos)
pues leamos lo siguiente al respecto del viaje de Prado, tomado de
http://www.simon-bolivar.org/bolivar/dos_casos_de_falsificaciones.html
Falsificación de cartas de personajes peruanos de la guerra del
guano y del salitre
Uno de los puntos que ha dividido a los historiadores,
fundamentalmente peruanos, de la guerra del Pacífico entre Perú,
Bolivia y Chile (1879-1883), es el referente al viaje del Presidente
del Perú Mariano Ignacio Prado, en diciembre de 1879 (la guerra
había comenzado el 5 de abril de 1879).
Muchos lo han presentado
como una cobarde huida, llegando incluso a hablarse de que no sólo
fue huida cobarde sino que Prado aprovechó del escape para llevarse
dinero del Estado peruano. Los historiadores más serenos, más
desapasionados, más objetivos, como son el caso de Jorge Basadre,
Percy Cayo Córdova y César Arias Quincot, para poner sólo tres
ejemplos, concluyen que dicho viaje en plena guerra y en la crítica
situación que se encontraba el Perú, fue totalmente desacertado e
impolítico. Basadre escribe en su "Historia de la República del
Perú"(Lima, 1969, tomo VIII) "La historia independiente no puede
menos que censurar el viaje de Prado".Percy Cayo Córdova, en su
trabajo "La Guerra con Chile" (Historia del Perú. Perú Republicano
tomo VII, Editorial Juan Mejía Baca 1981) escribe: "Acertado o no,
el juicio de la historia mayoritariamente se ha inclinado por
censurar acremente la actitud del presidente y auque la página final
de tal juicio puede quedar por escribirse,..." Y César Arias en
su "Historia Política del Perú. Siglos XIX XX (En: "Compendio
Histórico del Perú. Historia Política y Económica del Perú (1820-
1998); Madrid, 1998; tomo VII), escribe: "...el presidente Prado
tomó la trágica decisión de embarcarse rumbo a EE.UU. para, con su
presencia, activar las gestiones para lograr que el país recibiera
esos barcos de guerra. La decisión fue lamentable e irresponsable,
porque, dada la naturaleza de nuestra vida política, caracterizada
por instituciones débiles, la presencia física del mandatario era
vital para mantener la estabilidad política. Además, como la mayoría
de la opinión pública desconocía este problema, la actitud del
presidente fue entendida como una «fuga» que lindaba con
la «traición»"
En cuanto a la acusación de que Prado se llevó dinero, Basadre
escribe:
"La versión de que Prado se llevó consigo el dinero
destinado a la compra de nuevos barcos es calumniosa". Felipe
Portocarrero Suárez en su obra "El Imperio Prado:1890-1970" (Lima,
1995) muy bien señala que "...ese viaje fue vivido por el país como
un episodio traumático que envolvió a la población en un profundo
sentimiento de abandono y desmoralización, agudizado todavía más por
la cercana pérdida del Huáscar. " Y más adelante continúa
Portocarrero: "Cuando el general Mariano Ignacio Prado y Ochoa viajó
fuera del país en las dramáticas circunstancias bélicas en que lo
hizo, desencadenó «sospechas inquisitoriales» entre sus
contemporáneos. Estos últimos sintieron su partida como una fuga
vergonzosa, como una evasión de sus responsabilidades producto del
temor y la cobardía difícilmente excusables en un militar y, menos
aún, en quien había sido depositario del fervor popular y tenido
como héroe (se refiere a su actuación en su papel en la lucha contra
España en 1866, que llevó incluso a la formación de una Cuádruple
Alianza conformada por Perú, Ecuador, Bolivia y Chile).
Felipe Portocarrero ha analizado, en la obra que hemos mencionado,
el "complejo reparativo" que debió actuar en los descendientes de M.
I. Prado (su hijo Manuel Prado y Ugarteche llegó a ser presidente
del Perú en dos oportunidades: de 1939 a 1945 y de 1956 a 1962), los
cuales llegaron a crear un poderoso imperio económico, el denominado
Imperio Prado, estudiado por Felipe Portocarrero y desde otra óptica
por Dennis L. Gilbert en su obra "La oligarquía peruana: historia de
tres familias" (Lima,1982)
Ahora sí estamos en condiciones de poder entender con claridad la
aparición de documentos apócrifos con relación al período de la
guerra del Pacífico. Esos documentos tenían (he aquí una semejanza
con los documentos presentados por Colombres) un único objetivo:
justificar la salida, del territorio peruano, que hizo el Presidente
Prado, falsificándose misivas en las cuales personajes como Miguel
Grau, Andrés A. Cáceres, Francisco García Calderón y Lizardo
Montero, aparecían aconsejándole al Presidente Prado viajar a
Europa. En una supuesta carta de Cáceres a Francisco García
Calderón, fechada desde Arica a 8 de noviembre de 1879, leemos: "Un
sentimiento patriótico me impulsa a dirigirle estas breves palabras
de acuerdo con Montero, para pedirle animar al Presidente Prado a un
viaje a Europa a conseguir los refuerzos de material de guerra que
el Perú necesitará mañana para hacer frente quizá a una larga
campaña con Chile". Y en una pretendida carta nada menos que de
Miguel Grau dirigida a Lizardo Montero, fechada desde Iquique el 22
de mayo de 1879, leemos: " ...En reciente correspondencia de Lima,
me impongo de las dificultades de los emisarios peruanos en Europa
para comprar barcos de guerra. Se me dice que sus gestiones no
inspiran confianza y que se pide con urgencia la presencia del
Presidente Prado para garantizar los préstamos y obtener los
armamentos de mar y tierra que exige la guerra. Yo te ruego hablar
con el Presidente Prado y mostrarle esta carta. Es el momento de
asumir una situación, ahora que Chile después de perder la Esmeralda
necesita tiempo para reponerse. Así como los buques chilenos me han
buscado inútilmente desde el 5 de abril que estalló la guerra y al
encontrarme han sufrido un golpe fatal, puedo perfectamente seguir
dando la impresión de estar perdido en el mar y mientras tanto dejar
el Pacífico y marchar a Europa con el Presidente Prado, con el fin
de que firme los empréstitos el Perú y regresar con barcos que
sirvan para ponernos en igualdad de fuerzas con Chile".
En otra supuesta carta de Grau, suscrita desde Arica y con fecha 26
de mayo de 1879, dirigida a Francisco García Calderón, le
dice: "...le ruego hablar con el Presidente Prado y decidirlo a
viajar a Europa conmigo en el Huáscar sin que el enemigo sospeche,
para negociar los empréstitos y regresar con los armamentos y los
buques que necesitamos para vencer a Chile"
Otra de las cartas apócrifas es la de Lizardo Montero al Presidente
Prado, fechada en Cajamarca el 18 de junio de 1879 y donde le
dice: "Permítame le haga llegar la carta que me remite para Ud.
Miguel Grau. Yo comparto con él sus opiniones, ..."
Lo que vemos claramente en este affaire, es la intención de querer
librar a Mariano Ignacio Prado y Ochoa de la mancha de "prófugo,
ladrón y asesino de Miguel Grau", con lo que, en forma hiperbólica
pero reflejando el sentir colectivo de un sector muy grande de
peruanos, se llegó a caracterizarlo en un folleto publicado por vez
primera en 1936, titulado ¿Puede ser un Prado Presidente del Perú?,
aprovechándose la candidatura presidencial de Jorge Prado y
Ugarteche, como nos lo recuerda Felipe Portocarrero. Y no se vaya a
pensar que ese panfleto, donde se lanzan tan duros epítetos, fuera
obra de algún dirigente político del sector popular. Se sospecha que
sus autores fueron Pedro Beltrán y Manuel Mujica Gallo, dos
connotados miembros de la burguesía peruana. Innegablemente esa
posición tan dura se explica, como lo señala Portocarrero,
porque "...el objetivo de la aparición de dicho follero era extraer
dividendos políticos de corto plazo intentando apuntalar la
candidatura de Manuel Vicente Villarán tras la que se encontraban
José de la Riva Agüero, Pedro Beltrán y Clemente Revilla, con sus
respectivos partidos, es decir, la oposición de la reacción
enfrentada al candidato del Frente Nacional, Jorge Prado y
Ugarteche , representante del sector más nacional de la oligarquía y
también el políticamente más flexible en relación al APRA".