Como comprenderán, estaba en shock por lo que me acababa de decir Lucero. Así que sólo atiné a bajar del taxi sostener a puerta para ella y luego caminar hacia el hotel. Luego de pedir la llave, subimos a la habitación, ninguno dijo nada hasta estar dentro. Entonces ella me cogió de la mano y me llevó a la cama, me quitó el saco, los zapatos, se quitó los zapatos y el ligero abrigo que traía. Me quitó la corbata muy hábilmente y me tumbó a la cama abriéndome la camisa y besándome apasionadamente. Mientras me besaba me metió la mano y me pajeaba por dentro del pantalón.
Yo estaba encendidísimo, no habíamos hablado de la propuesta así que yo la di por desestimada, sin embargo, una llamada al anexo de la habitación me cortó todo y me preocupó. No esperábamos ninguna llamada y no habíamos pedido nada, sosteniendo la mirada en mis ojos, fue retrocediendo mientras me besaba el cuerpo, hasta que se retiró por completo, cogió el teléfono, me seguía mirando a los ojos con lujuria, asentía mientras oía lo que le decían y de pronto confirmó “que suban por favor”.
Yo me paré de inmediato y fui a su encuentro, ella hizo lo mismo, me abrazó de la cintura, pegó su rostro a mi pecho, no dijo nada por unos segundos y yo pregunté… qué es esto? Quiénes están subiendo? Ella me abrazó más fuerte y me lo pidió, como lo hizo aquella vez… “Por favor, hagamos esto, yo le dije a mi ex y su flaca que podían venir, que pasaría lo que tuviera que pasar para que los cuatro podamos avanzar con nuestras vidas sin mirar atrás”. Yo la separé de mí, la miré a los ojos y con rostro furioso le dije nuevamente que no les debíamos nada, que no teníamos que arreglar nada por ellos, que ellos vean su tema. Lucero respondió.. “esto no es por ellos, es por mí, por ti, por nosotros”. Entonces le recriminé, que sería por ella! Que yo no pedí esto. Entonces alejándose hacia la puerta como para esperar a nuestras visitas, me dijo.. “crees que no te vi mirarle las tetas a ella? Crees que no me di cuenta que le comías el escote con la mirada? Sé que tú la deseas, siempre dijiste que tengo el mejor culo que te has tirado, pero puedo deducir que jamás has tenido unas tetas como las de ella, así como yo nunca he sentido una verga como la de él, hazlo por nosotros, no por ellos!”.
Yo me quedé callado, no era el motivo correcto ni la manera para hacerlo, pero Lucero tenía razón, esa flaca tenía unas ubres impresionantes y en ese momento gran parte de mí deseaba comerme esos mangos. Al fin tocaron a la puerta, ella abrió lentamente la puerta y de inmediato yo la cerré. Y le dije al oído, si esto tiene que pasar, que sea por mí, mi condición es que tú no tengas nada con tu ex… entonces ella lo pensó unos segundos y respondió… “que pase lo que tú quieras que pase, no haré más de lo que tú me permitas”. Lo repensé unos segundos, la respuesta no era del todo contundente, pero estaba embriagado imaginando esas tetazas al desnudo, así que abrí la puerta y ellos pasaron.
La flaca pasó primero, totalmente canchera, nadie saludó ni dijo nada. El ex de Lucero le metió una barrida a ella con la mirada y se cogió la entrepierna como acomodándose la verga, maldije el gesto, pero entonces me distraje por la flaca, que ya había recorrido la habitación. Se pasó al lado del pequeño sillón doble que había a un costado, se quitó los zapatos y el saquito que llevaba encima, nuevamente ante mí ese par de tetazas decoraban la habitación, que bestia para tener esos mangos. Cerré la puerta y nos dirigimos todos al mismo sitio.
La flaca, algo seria nos miró al ex de Lucero y a mí y nos dijo, “pendejos! Ustedes se cacharon a esta perra como quisieron, no sé quién empezó todo ni cómo, porque este idiota según él ni se acuerda, pero sí sé que éste se la clavó por la concha mientras tú te la tirabas por el culo!”. Le pedí que se calmara y entonces me preguntó, “cómo tú estás tan tranquilo?”. Y luego puso las reglas del juego, era toda una experta o al menos eso aparentaba. “Hoy voy me van a cachar ustedes dos a mí, pero será como yo quiera que sea y esta perrita de aquí ni siquiera tendría por qué mirar, porque yo tampoco estuve presente”. Recordé cómo me sentí mientras Lucero le agarraba la verga a su ex, mientras se la chupaba, mientras lo cabalgaba, cómo la disfrutaba moviéndose y cómo me pedía que me largara para que pudiera liberarse aún más; debo confesar que la furia me invadió en ese momento, me olvidé un poco de los sentimientos románticos y le dije a la flaca, que Lucero se quedaba, a ver cómo ella y yo tirábamos. Y volteando a Lucero le dije, no te pediré que te vayas como tú lo hiciste, pero si tú quieres esto, yo no me voy a contener nada y lo voy a gozar como me de la gana, si en algún momento sientes que no lo soportas, por tu voluntad te podrás ir.
La flaca se sorprendió de oírme decir esto, así que dijo “Ya está. Y mirando a su flaco, le dijo. Tú ni te muevas de ahí hasta que yo te diga”. Los cuatro estábamos bastante ebrios, pero enteros. Lucero y su ex se sentaron en el pequeño sillón, uno en cada extremo. La flaca se me acercó mirándome a los ojos, me tomó por el cuello como colgándose y empezó a besarme, eran besos con lengua y mordidas, sorprendentemente sentí que me resultaban cercanos, no fríos como de una completa extraña. Estuvimos besándonos unos minutos, cada vez más intensos, yo la cogía de la cintura y empecé a subir mis manos por su espalda desnuda, acariciándola. Ella ahora bajaba una mano hacia mi pecho y metía la otra dentro de mi pantalón, lo abrió y bajó la cremallera, dejándolo caer y tuvo mejor acceso a mi miembro que ya estaba fierro. Metió la mano dentro de mi ropa interior, me sacó la verga y empezó a masturbarme.
Yo la acerqué más y pegué nuestros cuerpos, ahora ella podía sentir mi miembro sobre su vestido y yo sentí ese par de tetazas, tenía la camisa abierta así que sentí perfectamente cómo se apretaban esos melones, tan suaves pero firmes, enormes, no flácidos sino llenos, se sentían demasiado cargados, podía sentir el roce de sus pezones, completamente erectos, sabía que esa sería una zona de su cuerpo que seguramente la haría explotar. Me atreví a más, una mano ahora se deslizaba hacia abajo, recorriendo su espalda descubierta y entrando en el vestido, seguí bajando y me sorprendí de no sentir nada de tela, llegué a la raja de su culo y retirando mis besos la miré a los ojos, entonces ella se mordió el labio inferior y siguió comiéndome la boca, la muy perra no tenía puesta ropa interior. Entonces mi mano urgó más, hice el esfuerzo de agacharme más, mi dedo medio se metió entre sus nalgas en busca de su ano y cuando lo encontré empecé a frotarlo. Ella gimió en mi oído y me dijo… “cariño, la tienes bien gorda, como me gustan, hoy te pertenezco y debemos desquitarnos”.
Tenía la pinga durísima y quería comerme ya esas tetotas, pero como cuando algo te gusta tanto, lo dejas como plato de fondo, entonces ella se separó, retrocedió un par de pasos. Yo me quité la camisa y me bajé la ropa interior hasta quedar completamente desnudo. No había reparado en los otros dos, el ex de Lucero se sobaba la verga sobre el pantalón y ella se puso de pie, intentó quitarse el vestido pero no pudo, entonces él se puso de pie. Primero se desnudó por completo, dejando escapar nuevamente esa enorme verga. Lucero de espaldas a él no la vio, él se acercó por detrás, lo suficiente para bajarle la cremallera del vestido hasta la cintura, tocando creo yo más de lo necesario y agarrándola fuerte de la cadera. Ella retrocedió un paso y cuando cayó el vestido ví que la verga de su ex le golpeaba la espalda baja, entonces ella llevó una mano hacia ella hasta tocar el glande, empapándose del pre seminal que ya goteaba, lanzó un gemido algo modesto, sobó un poco la verga y cerró los ojos, mientras la flaca le decía… “suficiente perra!, siéntese cada uno en su sitio”, pensé yo! Que tipa para dominarnos así. Lucero soltó la verga de su ex, terminó de desvestirse y cada uno se sentó en su lado.
La flaca me miró a los ojos, llevó sus manos a sus hombros y con una mirada arrecha, completamente entregada y mordiéndose el labio, deslizó las tiras del vestido por sobre los hombros hasta que cayó al suelo, lentamente puesto que esos senos enormes y parados hicieron más larga la caída. Un unísono.. Miiieeeerdaaa! Se oyó en la habitación, Lucero y yo mirábamos admirados aquel cuerpo perfecto. Que bruta para tener esas tetas! Pensé, eran enormes, redondas, cargadas, con la piel firme y recogida hacia arriba, sus aureolas eran claras y grandes, acorde con el tamaño de los senos que las contenían y sus pezones….dios! eran duros!, erectos! Ni muy grandes para parece raros, ni muy pequeños para que se pierdan en esa inmensidad... simplemente perfectos. La caída de sus tetas era natural y llegaba bastante abajo, pero por el tamaño no por la flacidez. Vientre plano, cintura delgada, caderas normales, ni anchas ni muy angostas, estaba totalmente depilada abajo, lo que me sorprendió excitó aún más. Se dio una pequeña vuelta para mostrar todo su material y pude ver esas piernas tonificadas, seguro haría mucho ejercicio. Su trasero, si bien no era el tarraso descomunal de Lucero, estaba por encima del promedio, Nalgas carnosas, firmes, duras y bien ejercitadas. Toda su piel parecía tersa y en ese momento incluso me pareció que brillaba.
Lucero soltó un “qué pendejo eres!” mientras miraba a la flaca, no sabía si me lo decía a mí por lo que estaba apunto de disfrutar pero a pedido de ella, o a su ex, como reclamándole que se encontró un cuerpo perfecto y le sacó la vuelta disfrutando de él. Aún embobado por lo que veía, decidí caminar hacia ella, sólo un par de pasos nos separaban, entonces sentí que me cogían la pierna, era Lucero, que sentada muy cerca de mí se estiró para detenerme. Giré para mirarla a los ojos, como diciéndole, que eso había sido lo que ella quería, sólo duró un momento, me soltó y me dejó ir.
Me acerqué a la flaca y le pegué un chape húmedo y caliente, la cogí detrás del cuello con una mano y la otra se iba hacia una de sus tetas, ya quería devorarla ahí mismo, luego con mis dos manos fui amasando, sobando y apretando cada una de sus tetazas, hasta que ella puso un dedo en mi boca y fue bajando sus besos hacia mi pecho, vientre y finalmente mi verga. Giré nuevamente a verlos, Lucero nos miraba con atención mientras llevaba su mano a su entrepierna y su ex se masturbaba lentamente. La flaca me dio uno besos y lametones por todo el tronco y glande de la verga, luego se acomodó mejor, se separó ese par de melones que tenía, me escupió la pinga y se acercó rodeando mi verga con sus tetas. Era una imagen descomunal desde arriba, ella miró hacia arriba, se mordió el labio y antes de empezar su felación giró y se dirigió a Lucero… “que te quede claro que tú empezaste esto, si tú no has sido capaz de dejar de pensar en la verga de ese idiota a tu lado, créeme cuando te digo que tu noviecito no podrá dejar de pensar en la manada que estoy a punto de hacerle. He estado con muchos hombres y jamás he encontrado uno que no haya querido repetir una chupada de verga conmigo”.
Lucero no dijo nada, yo volví a mirar a la flaca, ella me miró con lujuria y empezó a hacerme una paja de campeonato.
Continuará…