VerdeO
MASTER MEMBER
Declaraciones del esposo de la Betancourt luego de la liberación de ésta y el reencuentro (publicada hoy 10 de Julio en El Comercio):
¿Cómo soñó el encuentro?
Me siento muy feliz con su liberación. Pero debo admitir que yo esperaba otra cosa. Esperaba un fuerte abrazo, nada de besos ni nada de eso porque estábamos en público.
¿Y no hubo un fuerte abrazo?
No hubo un fuerte abrazo. Ahí me puse a un lado, con mucha dignidad. Jamás en la vida pública de Ingrid he sido protagonista. Mi papel siempre ha sido ayudarla, asesorarla, pero no en figurar a su lado. Hacía la tarea como publicista, luego me sentaba con ella y le mostraba lo que había hecho. Y aunque me 'friquió' (sorprendió) el impacto inicial, que el abrazo no era el que esperaba, estar ahí a un ladito no me humilló para nada.
Su único papel ahí fue cargarle la mochila...
Ella llevaba al hombro una mochila que se veía que le pesaba mucho, yo se la quité y la cargué todo el tiempo.
Y sobre el ex de Ingrid:
¿Considera injusto que se diga que a Ingrid la estaban esperando no uno sino dos maridos?
Uno es el papá de los hijos.
Al cual siempre se ha referido en términos muy cariñosos...
Sí, porque ellos tienen una relación como de hermanos. Ingrid me lo ha dicho toda la vida, y hacía mucho esfuerzo para que yo fuera amigo de Fabrice. Al principio fui un poco renuente, tal vez por celos, pero nos hicimos amigos después del secuestro. No hay que confundir amor con civilización. Fabrice es bacán. Pero por ahora el marido soy yo.
Y en relación al futuro de esa relación:
Hoy no están separados, pero tampoco están juntos. ¿Entonces, qué va a hacer ahora? ¿Se va a quedar esperándola?
Yo voy a rehacer mi vida. Quiero trabajar en lo que a mí me gusta que es la publicidad. Hay proyectos que están apareciendo, amigos que me quieren ayudar. Quedan otros secuestrados y ojalá yo pudiera seguir ayudando.
Usted está feliz porque ella está feliz. ¿Cuando piensa ser feliz por usted mismo?
Pues es una situación complicada en la que estoy. No debo descartar que se haya acabado todo con Ingrid. Puede pasar. No solo lo pienso ahora, sino desde antes. El amor por mí pudo habérsele acabado en la selva. ¿Y qué puedo hacer yo? Mientras ella se organiza, se pone al día, hay que darles tiempo a las cosas. Si ya la esperé seis años y medio...
¿Planea empezar a reconstruir su vida sentimental con alguien más?
No, no. Todavía no.
¿De quién depende la decisión de conservar ese matrimonio?
No solo Ingrid, yo también he madurado un secuestro. Voy a retomar mi vida, a ver qué proyectos hay de trabajo, y encarretarme en ello va a ser mi desfogue. Ella sabe dónde estoy el día en que quiera volver. Pero mientras tanto, y aunque eso no suceda, con Ingrid o sin Ingrid mi vida va a seguir de la manera más normal que pueda.
Nada que hacer: la distancia mata cualquier relación verdad?
¿Cómo soñó el encuentro?
Me siento muy feliz con su liberación. Pero debo admitir que yo esperaba otra cosa. Esperaba un fuerte abrazo, nada de besos ni nada de eso porque estábamos en público.
¿Y no hubo un fuerte abrazo?
No hubo un fuerte abrazo. Ahí me puse a un lado, con mucha dignidad. Jamás en la vida pública de Ingrid he sido protagonista. Mi papel siempre ha sido ayudarla, asesorarla, pero no en figurar a su lado. Hacía la tarea como publicista, luego me sentaba con ella y le mostraba lo que había hecho. Y aunque me 'friquió' (sorprendió) el impacto inicial, que el abrazo no era el que esperaba, estar ahí a un ladito no me humilló para nada.
Su único papel ahí fue cargarle la mochila...
Ella llevaba al hombro una mochila que se veía que le pesaba mucho, yo se la quité y la cargué todo el tiempo.
Y sobre el ex de Ingrid:
¿Considera injusto que se diga que a Ingrid la estaban esperando no uno sino dos maridos?
Uno es el papá de los hijos.
Al cual siempre se ha referido en términos muy cariñosos...
Sí, porque ellos tienen una relación como de hermanos. Ingrid me lo ha dicho toda la vida, y hacía mucho esfuerzo para que yo fuera amigo de Fabrice. Al principio fui un poco renuente, tal vez por celos, pero nos hicimos amigos después del secuestro. No hay que confundir amor con civilización. Fabrice es bacán. Pero por ahora el marido soy yo.
Y en relación al futuro de esa relación:
Hoy no están separados, pero tampoco están juntos. ¿Entonces, qué va a hacer ahora? ¿Se va a quedar esperándola?
Yo voy a rehacer mi vida. Quiero trabajar en lo que a mí me gusta que es la publicidad. Hay proyectos que están apareciendo, amigos que me quieren ayudar. Quedan otros secuestrados y ojalá yo pudiera seguir ayudando.
Usted está feliz porque ella está feliz. ¿Cuando piensa ser feliz por usted mismo?
Pues es una situación complicada en la que estoy. No debo descartar que se haya acabado todo con Ingrid. Puede pasar. No solo lo pienso ahora, sino desde antes. El amor por mí pudo habérsele acabado en la selva. ¿Y qué puedo hacer yo? Mientras ella se organiza, se pone al día, hay que darles tiempo a las cosas. Si ya la esperé seis años y medio...
¿Planea empezar a reconstruir su vida sentimental con alguien más?
No, no. Todavía no.
¿De quién depende la decisión de conservar ese matrimonio?
No solo Ingrid, yo también he madurado un secuestro. Voy a retomar mi vida, a ver qué proyectos hay de trabajo, y encarretarme en ello va a ser mi desfogue. Ella sabe dónde estoy el día en que quiera volver. Pero mientras tanto, y aunque eso no suceda, con Ingrid o sin Ingrid mi vida va a seguir de la manera más normal que pueda.
Nada que hacer: la distancia mata cualquier relación verdad?