cacherolamb
Recluta
Era la primera vez que mi esposa y yo visitábamos aquel hermoso resort all inclusive en Cancún. Aunque en nuestro país natal no solíamos bailar, fue fácil contagiarse del alegre espíritu de la playa, donde alegres profesores guiaban a todos con sus magníficos pasos.
Pasamos así los días, tomando shots de tequila, bailando y haciendo el amor como locos. Eran unas muy merecidas vacaciones y estábamos dispuestos a disfrutarlas al máximo, hasta que llegó nuestro último día y nos decidimos a probar algo nuevo. Decidimos ir a la piscina con burbujas, que era una especie de gran jacuzzi.
-¡Cuidadooo! -gritó un joven como de 20 años mientras se lanzaba a la piscina. Al caer, toscamente rozó el seno de mi esposa con la mano y yo lo increpé furioso. Mi esposa estaba petrificada.
-Lo siento, amigo, acá está mi novia, puedes tocarle un pecho también para quedar iguales.
Una jovencita como de 18 años me sonrió de manera traviesa. Mi esposa se encogió de hombros y contuvo la risa, haciendo un ademán como dándome permiso. La jovencita tenía los pechitos muy pequeños a comparación de los medianos melones de mi esposa, una mujer totalmente desarrollada de 38 años. Le acaricié un seno rápidamente y todos nos echamos a reír.
Así, nos pusimos a conversar con ese par de muchachos y les contamos que era nuestro último día en Cancún.
-¿Y se van a ir así, sin probar nada nuevo? -dijo la chiquilla mirándome coqueta- ¿por qué no hacemos un intercambio? A mí me gustan los hombres maduros y mi novio está babeando por el cuerpo de su esposa, señor.
Los shots de tequila continuaron y poco a poco la muchachita capturó mi atención por completo, mientras el joven coqueteaba con mi esposa y la tomaba de las caderas como bailando.
No tardamos en llegar a la habitación, donde pronto estuvimos ya desnudos en aquella.enorme cama king-sized y la jovencta se abrió de piernas, mostrándome una vagina casi virginal con apenas algo de vello. En ese momento, dudé, pero volteé a ver a mi esposa y ella se hallaba mamándole el pene al joven mientras él le acariciaba la cabeza. Sin pensarlo dos veces, la penetré de un tirón y ella gimió fuertemente. Su vagina era muy apretada.
-Eso quería, que me la meta un macho maduro. Puede hacer conmigo lo que usted quiera.
Yo seguí penetrándola, y oí al joven decirle a mi esposa:
-¡Ya, ya, voy a llegar, quiero que se tome todo mi semen!
Quedé fascinado al voltear a verlos y mirar a mi esposa pasando poco a poco el esperma del muchacho, cuyo pene pulsada mientras le iba llenando la garganta de leche. Yo también sentí que ya iba a llegar, y así fue, tuve un gran orgasmo dentro de esa vagina joven que tan rico apretaba.
Los cuatro nos quedamos tendidos en la cama.
-¿Sabe qué es lo que más me gustó de su mujer? Que se nota que tiene experiencia chupando pene y tragándose el semen. ¿A usted qué le gustó de mi novia?
-Pues que su conchita aprieta mucho y me hizo venir rápido. ¡Qué manera de apretar!
Y así, comenzamos a acariciarnos, hasta que pronto el muchachito y yo tuvimos los peces otra vez duros y nos abalanzaron sobre aquellas mujeres ajenas.
Recién noté que el pene de muchacho era más largo y grueso que el mío, y mi esposa dio un grito cuando este se lo metió, poniéndole las piernas sobre sus hombros.
-¡Así, rómpeme la , destrózame! -gritaba ella mientras el jovencito la embestía como un toro de lidia.
Por mi parte, yo volteé a mi muchachita y le puse saliva en el ano, e inmediatamente comencé a penetrarla analmente, mientras ella gemía y gritaba:
-¡Así, hoy usted es mi macho, usted manda, métamelo más fuerte!
El resto de la noche transcurrió entre más shows de tequila y más sexo de intercambio. Mi mujer quedó feliz de haber sino poseída por un vigoroso jovencito que podía ser su hijo, y yo estuve muy satisfecho de dar rienda suelta a todos mis deseos con la pequeña noviecita.
Ya cayendo la mañana, nos ayudaron a empacar y fue así que nos despedimos de ellos mientras subíamos al bus que nos llevaría al aeropuerto. Mi esposa me apretó la mano y me miró coquetamebte. Yo la recordé chupándole el pene al jovencto y pidiéndole que la destroce, y le di un gran beso.
Fue un viaje inolvidable para ambos.
Pasamos así los días, tomando shots de tequila, bailando y haciendo el amor como locos. Eran unas muy merecidas vacaciones y estábamos dispuestos a disfrutarlas al máximo, hasta que llegó nuestro último día y nos decidimos a probar algo nuevo. Decidimos ir a la piscina con burbujas, que era una especie de gran jacuzzi.
-¡Cuidadooo! -gritó un joven como de 20 años mientras se lanzaba a la piscina. Al caer, toscamente rozó el seno de mi esposa con la mano y yo lo increpé furioso. Mi esposa estaba petrificada.
-Lo siento, amigo, acá está mi novia, puedes tocarle un pecho también para quedar iguales.
Una jovencita como de 18 años me sonrió de manera traviesa. Mi esposa se encogió de hombros y contuvo la risa, haciendo un ademán como dándome permiso. La jovencita tenía los pechitos muy pequeños a comparación de los medianos melones de mi esposa, una mujer totalmente desarrollada de 38 años. Le acaricié un seno rápidamente y todos nos echamos a reír.
Así, nos pusimos a conversar con ese par de muchachos y les contamos que era nuestro último día en Cancún.
-¿Y se van a ir así, sin probar nada nuevo? -dijo la chiquilla mirándome coqueta- ¿por qué no hacemos un intercambio? A mí me gustan los hombres maduros y mi novio está babeando por el cuerpo de su esposa, señor.
Los shots de tequila continuaron y poco a poco la muchachita capturó mi atención por completo, mientras el joven coqueteaba con mi esposa y la tomaba de las caderas como bailando.
No tardamos en llegar a la habitación, donde pronto estuvimos ya desnudos en aquella.enorme cama king-sized y la jovencta se abrió de piernas, mostrándome una vagina casi virginal con apenas algo de vello. En ese momento, dudé, pero volteé a ver a mi esposa y ella se hallaba mamándole el pene al joven mientras él le acariciaba la cabeza. Sin pensarlo dos veces, la penetré de un tirón y ella gimió fuertemente. Su vagina era muy apretada.
-Eso quería, que me la meta un macho maduro. Puede hacer conmigo lo que usted quiera.
Yo seguí penetrándola, y oí al joven decirle a mi esposa:
-¡Ya, ya, voy a llegar, quiero que se tome todo mi semen!
Quedé fascinado al voltear a verlos y mirar a mi esposa pasando poco a poco el esperma del muchacho, cuyo pene pulsada mientras le iba llenando la garganta de leche. Yo también sentí que ya iba a llegar, y así fue, tuve un gran orgasmo dentro de esa vagina joven que tan rico apretaba.
Los cuatro nos quedamos tendidos en la cama.
-¿Sabe qué es lo que más me gustó de su mujer? Que se nota que tiene experiencia chupando pene y tragándose el semen. ¿A usted qué le gustó de mi novia?
-Pues que su conchita aprieta mucho y me hizo venir rápido. ¡Qué manera de apretar!
Y así, comenzamos a acariciarnos, hasta que pronto el muchachito y yo tuvimos los peces otra vez duros y nos abalanzaron sobre aquellas mujeres ajenas.
Recién noté que el pene de muchacho era más largo y grueso que el mío, y mi esposa dio un grito cuando este se lo metió, poniéndole las piernas sobre sus hombros.
-¡Así, rómpeme la , destrózame! -gritaba ella mientras el jovencito la embestía como un toro de lidia.
Por mi parte, yo volteé a mi muchachita y le puse saliva en el ano, e inmediatamente comencé a penetrarla analmente, mientras ella gemía y gritaba:
-¡Así, hoy usted es mi macho, usted manda, métamelo más fuerte!
El resto de la noche transcurrió entre más shows de tequila y más sexo de intercambio. Mi mujer quedó feliz de haber sino poseída por un vigoroso jovencito que podía ser su hijo, y yo estuve muy satisfecho de dar rienda suelta a todos mis deseos con la pequeña noviecita.
Ya cayendo la mañana, nos ayudaron a empacar y fue así que nos despedimos de ellos mientras subíamos al bus que nos llevaría al aeropuerto. Mi esposa me apretó la mano y me miró coquetamebte. Yo la recordé chupándole el pene al jovencto y pidiéndole que la destroce, y le di un gran beso.
Fue un viaje inolvidable para ambos.