Como conté en mi anterior relato mi esposo se encontraba en provincia y yo aun no me podía sacar de la cabeza a mi vecino llenándole la boca de verga a su mujer y como esta lo recibía gustosa. Acababa de volver del gym, y me había dado una ducha, como se me había hecho habito me metí en internet, entré a una página porno de maduros con jovencitas, las fotos que tenía en frente me pusieron a mil, imaginaba siendo yo la protagonista de las fotos, siendo poseída por hombres maduros, no aguantaba más, abrí mi blusa blanca de algodón y saqué mis tetas por encima de mi Brasier mientras miraba aquellas fotos, luego di clic a un video: se trataba de un hombre maduro de 60 años, que penetraba a una jovencita, que llegaba a un delicioso orgasmo como una desesperada; imaginaba que era yo la que recibía las embestidas de ese pene maduro entrando y saliendo de mi ardiente vagina.
Aquel pensamiento me subió las revoluciones, estaba fuera de mí, me sentía como una gata que daba brincos por ser penetrada de cualquier manera por aquel viejo vicioso del video .
Quería sentirme como aquellas muchachas, penetrada por un macho maduro, me quite el tanga mientras oía los gemidos de la muchacha del video estaba casi desnuda en mi cuarto y tenía la intención de entrar al msn para conectarme con Zeus para que saciara mi calentura así que me quise preparar: Me puse una minifalda muy corta de color negra y tapé ligeramente mis senos con una blusita que era transparente. Al no ponerme el sujetador, se podían ver con claridad mis pezones.
Estaba lista esperando que Zeus entrara al msn cuando tocaron a mi puerta; no tenía intención de abrir pero fue tanta la insistencia que fui corriendo a atender y despachar a quien fuera.
Al abrir la puerta me encontré con mi vecino, quien me saludo con su hipócrita sonrisa mientras me miraba de pies a cabeza y me pregunto si iba a salir.
Me quede un momento observando cómo me devoraba con los ojos, me gusto como me miraba, me excitaba. No sé qué me paso por la cabeza pero ya le había pedido que pasara
Camine hacia la sala, sabiendo que él me seguía sin perder de vista mis nalgas atrapadas en mi minifalda.
Me preocupó por un momento, la impresión que podía darle, quizás él podría comentárselo a mi marido, o pensaría que era una provocadora, esto último me excito
. pero la idea de exhibirme a los ojos de mi vecino con esa ropa, luego de haberlo visto con su mujer, empezó a calentarme más y más.
Mi excitación me pedía que jugara con él, quería verlo deseándome, me estremecía al pensar que estaba sola en la casa, con un hombre maduro de una edad cercana a la del hombre del video, eso me excitaba aún más.
Instintivamente pare mis nalgas, mis hombros se fueron hacia atrás y mi caminar se volvió exquisitamente sexy, pero casual a la vez. Cuando llegamos a la sala, me incline en ángulo recto sobre el sillón, me demore retirando unas revistas que había sobre él.
Casi me volví loca al pensar que me había visto el trasero debajo de la minifalda. Me gire y mire su pantalón dándome cuenta de su erección, él se dio cuenta que le miraba pero no dijo nada, así como yo no dije nada al sorprenderlo mirando bajo mi falda. Estaba muy nerviosa. Nos sentamos en el sofá a conversar, mientras hablábamos sus ojos miraban descaradamente mis pechos casi desnudos, su excitación...no, no era excitación, era calentura; ese hombre me comía los senos con los ojos yo lo sabía y me excitaba, y más aún; me excitaba saber que yo se los estaba mostrando, estaba calentando a mi vecino.
Me conto que andaba aburrido en casa y quiso pasar a hacerme compañía porque él sabía muy bien de que mi esposo estaba de viaje: un bomboncito como tú no puede estar sola, así iniciamos con una conversación de lo más normal, luego empezó a piropearme, a decirme que me quedaba muy bien ese mini vestido que llevaba, yo sonreía coqueta aceptando sus piropos, sus piropos fueron subiendo de tono hasta decirme que si me veía en la calle así, me llevaba a un hotel y me hacia el amor como lo hace un hombre y no como me lo debía hacer mi maridito; yo frunciendo el ceño reía ante su comentario y coquetamente lo retaba a que no sería capaz a su edad, animado empezó a decirme lo que haría con mis senos mis piernas, la forma como me separaría mis piernas para sumergirse en mi sexo, yo temblaba de ansiedad y reía ante su osadía; luego se acercó a mí y susurro al oído.
- Tu marido es un cojudo dejándote sola, sé que andas necesitada de compañía, de verga, deja que te muestre como cacha un hombre de verdad!"- mientras sus dedos se deslizaban sobre uno de mis pezones
Sentí un escalofrió en todo mi cuerpo y sonreí nerviosa escapándoseme un quejido, esto pareció darle vía libre a sus instintos de macho en celo.
Mi vecino, tocó mi rodilla, me tensé, se me erizó la piel, aquella mano sudorosa subía por mi pierna, me recosté en el sofá y cerré los ojos, mientras mi vecino me abría las piernas de par en par. No se hizo esperar, me puso su mano en mi caliente vagina.
Me estaba empezando a mojar y era difícil esconder mi excitación. Llevo mi pequeña mano, comparada a la suya a su bragueta y noté que había sacado su pene, cuando se la toqué, me di cuenta que tenía una miembro de buen tamaño, era un hombre grande así que su pene debía ser de acorde a su contextura, me tomo de mi cabeza e hizo que me incline hacia su entrepierna, no me hice de rogar a diferencia de su mujer y se la empecé a mamar, que placer, tener ese pene en la boca, me tenía tan pero tan caliente, paré y le pedí que me hiciera suya
Nos desnudamos, Se recostó sobre mí. Deliciosamente, acomodó su pene en la entrada de mi ardiente sexo. Tomó mis piernas, las puso al hombro y me penetró, aaaaa uhmmmmm mi vagina explotaba de humedad y lujuria quería tenerlo dentro, muy dentro.
Se movía rítmicamente y con fuerza como si tratase de hacerme sentir su miembro hasta lo más profundo de mi ser, empezó a moverse arriba y abajo, yo notaba que su pene duro y caliente entraba y salía de mi sexo, una y otra vez, penetraba de golpe y volvía a salir
Me gustaba sentir su pene dentro de mi vagina, era muy agradable notar el calor de su miembro. Lo besaba, gemía de placer y jadeaba, mientras mis muslos abrazaban con gran fuerza su cadera, llevo un dedo a mi boca moviéndolo dentro como si fuera un pene cosa que recibí gustosa lamiéndolo y chupándolo con apetito.
Me sentía tan caliente sintiendo la verga de mi vecino revolverse dentro de mí, frotándose contra las paredes de mi vagina, entrando y saliendo una y mil veces. Mi vecino jadeaba, me miraba, cerraba los ojos, me bañaba con su sudor
De golpe, Mi vecino dejó ir un gemido más alto, como si algo explotase dentro de él
Se quedó quieto un momento, su cuerpo se puso rígido, y luego empezó a estremecerse encima de mí, muy acelerado, sin aliento, su pene entraba y salía de mi sexo a gran velocidad, cada vez que él me embestía, clavándome su verga hasta el límite, un líquido muy caliente entraba a borbotones
Estaba eyaculando dentro de mí, había llegado al orgasmo y yo, clavé mis uñas en su espalda y también exploté, gemí, me quejé, me puse a jadear sin oxígeno en los pulmones, me agité con tanta agonía como él.
Noté como su verga, ahora más pequeña y blanda salía de mi sexo, y vi como su semen espeso salía de mi caliente vagina.
-Jaqui has estado fabulosa, que placer me has dado; espero que este delicioso menú se vuelva a repetir; se me escapo una sonrisita, y es que quien se ríe sola
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Continuara
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