SC- ¿Qué sentiste? ¿Querías llegar a Cristal?
Pepa- Mirá yo no sé cómo son las cosas ... porque a tu mente no la terminás de conocer nunca.
Una noche estuve en Argentina viendo la Copa Libertadores, yo soy anti Boca, soy hincha de River, y vi renegando el partido de Sporting Cristal y Boca Juniors, fue un despelote...cobraron como 100 penales a favor de Boca.
Al final creo que terminó ganando Boca 4-3 y no sé por qué pero siempre fui adicto al color de camiseta celeste. Belgrano, Racing...todos son celestes y me gustó. Qué linda camiseta dije.
Cuando vine acá, debuté en el Muni una tarde en la cancha de Alianza. En esa época se jugaban los famosos tripletes, dobletes, y de pronto jugaba el Cristal. En ese entonces Cristal tenía todavía la Barra en Oriente. Fue una cosa que no entendí pero bueno... me fui solito caminando y me metí en la Barra del Cristal
esto fijate vos no lo sabe nadie...es la primera vez que lo cuento. Y vi el partido desde ahí. En ese instante fue que lo puse en la mira y dije: No quiero otro equipo que no sea este.
Empecé a laburar fuerte en el Muni para que Cristal se fijara en mí.
Cuando lo enfrenté le marqué goles, y meses antes de terminar el campeonato con Muni yo ya tenía el contrato firmado con Cristal.
SC-¿De dónde nace la idea del famoso aleteo que popularizaste?
Pepa- El aleteo me salió muy natural un día. Yo no sé si la palabra es odio, porque yo nunca odié a nadie en la vida, pero cada vez que jugaba contra la U, te juro por Dios que 15 días antes no tenía más relaciones sexuales con mi mujer, ni me cruzaba la mente tomarme un vasito de vino, que es común en los argentinos... ya no hacía más nada.
Me metía de cabeza para poder jugar contra la U, porque yo quería entrar a la cancha y matarlos.
Un día hice un gol y fui a celebrarlo con la hinchada, y repentinamente, no sé por qué, se me ocurrió hacer como las gallinas, y esto pegó de manera total en la barra.
Todos me seguían... el tema era... el que no salta... es una gallina.
Aparte de mí, no sé qué jugador del Cristal haya hecho lo mismo que hice yo.
Un día, con un gorro del Belgrano de Córdoba que tenía lana como flecos, cuando entré en problemas con Amaral (ex-director técnico brasileño) que no me hacía jugar, y como no me reconocía nadie, me metí en la hinchada en pleno partido.
Yo estaba normal, gritando, hasta que Cristal hizo un gol y ¡pruuum!, toda la gente se empujó hacia abajo y me empujó a mí también, y se me cayó el gorro. ¡Uy, la Pepa, la Pepa! dijeron y se volvieron todos locos. Al último me estaban masacrando pero los jefes de la barra pusieron orden y me dejaron tranquilo.