Parte 4:
Con esa preguntita, me puse como gelatina, en realidad, me sentí un poco avergonzado pero accedí a responderle que No, entonces la misma Yulissa a través de gestos y miradas comenzaba a hacer como una especie de invasión de territorio, por ahí poniendo su cabeza en mi hombro, por ahí tomándome la mano al dirigirse a mí y más miradas fijas, chesss, yo también no podía negarme a que pase algo con tremendo lote frente a mí, me daba cierto nerviosismo.
Luego de estar en ese parque archiconocido, fuimos caminando todo Caminos del Inca como quien se va a la Bolichera, ahí Yulissa ya me tomaba como si fuera su peluche, me abrazaba, cada semáforo me tomaba del brazo, cuando cruzábamos Tinoco por ejemplo casi me toma de la mano y la miré de reojo y ella quiso hacerlo pero al toque se hizo la loca,
y seguíamos parloteando de cosas de su familia, que sus padres estaban en provincia y bla bla bla.
Cuando llegamos a la pared del Británico, nos paramos ahí y yo también ya la abrazaba como si fuera mi jerma, por un momento me olvidé que era la secre de mi viejo, pucha total de repente hasta mi viejo se la haya tirado, uno nunca sabe no?, pero la cosa es que cuando estábamos un poco más acaramelados, ya estábamos abrazados, yo como queriendo llevarla al paradero no sé por qué, sí, nos dimos un chape, y devolví con otro chape, eso fue demasiado excitante con lo rica que estaba, y nos paramos ahí cerca al paradero a chapar, ya como que no nos importaba tanto los piropos que le hacían los cobradores de la orión por ejemplo.
Entre tanto abrazo y chape nos faltaba cachar ahí en plena calle, en verdad estábamos bien acaramelados, y por lo que hacíamos queríamos tal vez avanzar con algo más, la cuestión es que le hago una pregunta que luego de formulársela nos miramos con más deseo: Nos vamos a comer algo? …
(Continuará)