El Sugar
GG
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Capítulo 0 – Un grito de ¿libertad?
No lo hago por despecho, tampoco para hacerte daño: tuviste a bien “dejarme libre” sin que yo te lo pidiera y hasta ahora los métodos que he intentado para llegar a serlo no me han funcionado; es por eso que ahora intento la vieja manera de mover los dedos, llenando una página en blanco y su inmensidad con el caudal contenido de recuerdos y dolores que me desbordan. No diré tu nombre. Solo quiero liberarme de ti.
PD. Noble lector perutopista, aprecio sinceramente el que hayas hecho clic sobre el tema, pero lamento informarte que esta no es la típica historia que te provocará jalarte la tripa (o la práctica onanista de tu preferencia) ni llenará tu cabeza de febriles fantasías: no es más que la recopilación de hechos reales, muchos de ellos felices y eróticos, otros no tanto y más bien dolorosos que a la larga me separaron de la causante de esta historia. Como verás, te escribo desde la vereda de la desazón y la tristeza. Aún así haré el esfuerzo por recrear los momentos de pasión (que no fueron pocos) para que tu lectura, si la continuas, no sea tan en vano. Si por el contrario consideras una pérdida de tiempo continuar con esta historia, estaré totalmente de acuerdo contigo y seguro que algún moderador ya se encargará de reubicar esta historia adonde pertenezca.
No lo hago por despecho, tampoco para hacerte daño: tuviste a bien “dejarme libre” sin que yo te lo pidiera y hasta ahora los métodos que he intentado para llegar a serlo no me han funcionado; es por eso que ahora intento la vieja manera de mover los dedos, llenando una página en blanco y su inmensidad con el caudal contenido de recuerdos y dolores que me desbordan. No diré tu nombre. Solo quiero liberarme de ti.
PD. Noble lector perutopista, aprecio sinceramente el que hayas hecho clic sobre el tema, pero lamento informarte que esta no es la típica historia que te provocará jalarte la tripa (o la práctica onanista de tu preferencia) ni llenará tu cabeza de febriles fantasías: no es más que la recopilación de hechos reales, muchos de ellos felices y eróticos, otros no tanto y más bien dolorosos que a la larga me separaron de la causante de esta historia. Como verás, te escribo desde la vereda de la desazón y la tristeza. Aún así haré el esfuerzo por recrear los momentos de pasión (que no fueron pocos) para que tu lectura, si la continuas, no sea tan en vano. Si por el contrario consideras una pérdida de tiempo continuar con esta historia, estaré totalmente de acuerdo contigo y seguro que algún moderador ya se encargará de reubicar esta historia adonde pertenezca.