lunatacas
Comandante
Las nalgas de Julissa
Esto sucedió hace algunos años atrás, empezábamos un proyecto con una contratista en una mina en la sierra trujillana, me incorpore al equipo de trabajo, con el personal de avanzada viendo la instalación de las oficinas de campo y la presentación de documentación de mi área para su revisión y aprobación.
Ingresé a la oficina y me topé con una morocha, 1,65 m., amplia sonrisa y rostro simpático, le di la escaneada de rigor, buenas piernas, me llamó mucho la atención su bien formado trasero con curvilínea cintura, busto pequeño y, de amplias carnes (un poco gordita)
Hola soy Julissa, ¿tú eres? – me dijo, ah hola soy Lunatacas, encargado del área de seguridad – le conteste y empezamos a conversar de trabajo, nos hicimos amigos casi de inmediato, nos hicimos inseparables. Ella es chepenana, por ende, mujer de buen ánimo y trato agradable, siempre con la sonrisa en los labios y también de buen diente; casada y con una pequeña niña,
Siempre bromeábamos y conversábamos de todo un poco, nos hicimos confidentes y nos contábamos nuestras dichas y desdichas, subíamos a mina sentados uno al lado del otro, durante las horas de trabajo almorzábamos y cenábamos juntos.
Pasaron un par de meses y conocí a Alejandra (Ale), asistenta administrativa de otra empresa con la que compartíamos cigarrillos, en esta mina hay zonas habilitadas para fumadores. Ale es diferente a Julissa, tiene mejor cuerpo y todo; pero no tiene esa gracia que tienen las norteñas, en una de las conversas que teníamos me pregunto si podíamos cenar el sábado, invitación que acepté.
Llegado el sábado cenamos con Ale, y luego de un vino nos salimos a caminar por la plaza, se me pegaba mucho, en un descuido de abrazo y me besó, no la rechace, caminamos y ya en la puerta de su hotel me dijo que podía subir y no lo dude, el detalle no es motivo de esta historia; la pasamos muy bien durante una semana; menciono lo ocurrido con Ale porque ella fue la que desencadeno los celos de Julissa y por ende su entrega total.
Ale, salió de días libres y no me quedo otra que volver a mi rutina, durante esa semana Julissa no estaba en obra, se había quedado en Trujillo viendo asuntos de trabajo. Cuando llego estaba muy distante y no me dirigió palabra alguna, caballero nomás no insistí.
Regresamos a la ciudad y en el camino nos indican que había un cambio de hospedaje y teníamos que mudarnos, ya en el hotel estaba subiendo mis maletas a la camioneta y veo a Julissa con las suyas, me acerque y la ayude a subirlas, me miro muy seria entendiendo la situación no hizo ninguna escena.
En el nuevo hotel nos distribuyeron y me toco en el 4to. Piso, la primera habitación al lado de las escaleras, sorpresa grande la mía cuando vi que mis vecinas eran Julissa y Patricia (la asistenta social). Con todo el alboroto de la mudanza comenzamos joder un rato para amenizar el momento, pero Julissa seguía muy seria conmigo.
Ya instalado en mi habitación, amplia con cama queen, TV LCD, un escritorio con su silla, un sofá bastante amplio y cómodo, noté que había una puerta, la abrí y era el acceso hacia el balcón, que más bien era un pasadizo largo que conectaba a todas las habitaciones que tenían vista a la calle, una vez fuera encendí un cigarrillo, la puerta contigua se abre y sale Julissa hablando por celular renegando y maldiciendo con la persona con quien hablaba, terminada su llamada le hablé.
Tranquila gordita, no reniegues que no es bueno – le dije a Julissa.
¡Ay! Me asustaste, además estoy molesta contigo y no quiero hablarte – contesto muy seria.
¿Se puede saber a qué se debe eso? – pregunte.
Eres bien fresco ¡no!, ya me contaron que te estas tirando a Ale y quieres que me quede tranquila – me increpó.
¡Aguanta tu coche Gordita! ¿por qué te molestas, si no tenemos nada? – le conteste sorprendido.
Ja ja ja, todos los hombres son iguales – diciendo esto se metió a su habitación.
Me dejo pensando su reacción, me percate que había dejado su celular en la baranda del balcón, así que espere a que salga a buscarlo.
Pasaron los minutos y no salía, su celular comenzó a sonar, era su mamá quien llamaba y no sabía si contestar o no, solo atine a cogerlo para que no se caiga del balcón; momentos en que abren la puerta de la habitación, era Julissa.
Sabes si he dejado mi celular por acá – me pregunto intrigada.
Sí, toma (entregándoselo) ha estado llamando tu mamá – le dije.
Me miró entre molesta y seria.
Lo has dejado en la baranda y con las vibraciones puede caerse – le dije mirándola a los ojos.
Entro otra llamada y ella contesto, luego de unos minutos de renegar y reproches termino su llamada.
Gordita, puedes aclararme el tema de tu molestia conmigo – le pregunte.
Sí pues, todos Uds. son iguales, a una la ilusionan y luego en la mejor oportunidad que tienen se van con la primera que les abre las piernas – me dijo molesta.
¿De qué ilusión estás hablando? – le pregunte intrigado.
Julissa intento volver a entrar a su habitación; pero la tome por el brazo suavemente, ella tenía los ojos llenos de lágrimas, me hizo sentir como un villano.
Julissa, te parece si conversamos sobre lo que me acabas de decir, ¿no entiendo que es lo que he hecho mal? ¿no sé porque estas así conmigo? – le manifesté preocupado.
Lunatacas, no te has dado cuenta de lo que me has hecho – me contesto, mientras que varias lagrimas caían por su rostro.
¡No! espera, ¿estas confundiendo las cosas? – le conteste ingenuamente.
Julissa me miro confundida e incrédula, Lunatacas por la forma como me tratas, te preocupas de mí, de cómo estoy y todos esos detalles, me han hecho dudar de mis sentimientos y… si, sí, ¡estoy confundida! ¡no se qué me pasa! – dicho esto abrió la puerta y entro a su habitación.
La seguí, tomando uno de sus brazos y acercándola hacia mí, nuestras miradas se encontraron, gordita claro que me atraes, me gustas mucho; pero no he querido que me mal intérpretes y mucho menos ilusionarte, dicho esto Julissa cerró los ojos y ofreció sus labios, la bese suavemente, ella no se retiró y continuamos besándonos durante largo rato.
A nuestros besos se unieron las caricias respectivas, acariciaba suavemente su rostro y baje hacia su cuello para besarlo, escudriñe sus orejas y sentí como temblaba ante este estímulo, la respiración se agitaba cada vez más; una de mis manos ya estaba sobre su cintura, Julissa me separo suavemente y mirándome a los ojos me dice Lunatacas, Patricia está por venir, hummmmm pequeño detalle, para todo hay solución – le conteste.
Tomándola de la mano la llevé a mi habitación, puse el cerrojo respectivo a ambas puertas y nos sentamos en un sofá para comenzar a besarnos, estuvimos largo rato entre besos y caricias mutuas.
Lunatacas estoy confundida, no se en qué pensar, conteste el celular de Juan (su esposo) y una mujer me pregunto por él, para luego cortar la llamada, ha pasado seguido y creo que esta saliendo con otra mujer, no me toca hace tiempo.
Solo atine a seguir besándola, ya que si seguía hablando la culpa invadiría su mente y nublaría su accionar, ella tenía la respiración entrecortada y se agitaba cada vez más; tenía la mesa servida, faltaba disponer de la presa.
Lunatacas, si vas a hacer algo, ¡hazlo ya! – me increpo Julissa, volví a besarla.
Me separe de ella para poder apreciar su belleza natural, en mi trabajo es muy raro vez una mujer maquillada y por ende siempre están al natural; por lo que no tienes duda de lo que tienes delante de ti; desabotone su blusa para sacársela y dejarla en brassier, Julissa respiraba agitada, la besé y solté el sujetador liberando sus tetas, pequeñas con una gran aureola oscura que contrastaba con el color de su piel, sin más permiso me abalance sobre ellas, Lunatacas, ahhhhhh, despacio, ahhhhhh, no tienes apuro, ahhhhhh, despacio, ahhhhhh, mientras tanto seguía lamiendo y succionando sus pezones, hasta que se pusieron duros, por el estimulo recibido.
Volví a besarla, yo estaba sentado en el sofá y ella parada, solté su pantalón, le saque las botas, dejándola en un pequeño calzón blanco de algodón, nada llamativo a la vista, ataque nuevamente sus tetas y pezones, ella comenzó a desvestirme para dejarme en bóxer, Lunatacas te parece si nos damos un duchazo antes de hacer algo, recuerda que venimos de obra y estamos llenos de tierra – me dijo Julissa esbozando una pícara sonrisa, claro gordita no es para menos – conteste.
Nos dimos el respectivo duchazo, pude apreciar ese par de hermosas nalgas, redondas, su cintura quebrada que entonaba con sus caderas, le amase y cachetee sus nalgas a mi gusto, ella se dejaba llevar, la voltee para poder ver su pubis, encontrando un vello púbico en forma triangular muy bien cuidado y recortado, mis dedos abrieron sus labios mayores para ingresar a su vulva, Julissa jadeaba, luego se arrodillo para darme una buena mamada, ufffff, casi me vengo en su boca, la tuve que detener, se puso de pie y nos besamos, salimos envueltos en las toallas y nos secamos.
Echados en la cama, besos y caricias mutuas, se abalanzo sobre mi verga, devorándola completa, dándome una excelente mamada, ufffff, había recogido su cuerpo, mostrándome sus nalgas, las que pude disfrutar y a la vez juguetear con su vulva, ufffff, mis dedos ya estaban jugando con sus labios mayores y el índice entraba en su vulva, ella contorneaba la cintura como si estuviese siendo penetrada. Julissa resulto ser una experta mamadora.
Acomodé a Julissa para un 69, y ya entre sus piernas pude apreciar mejor su hermosa vulva, sus labios mayores que protegían esa fruta hasta ahora prohibida, comencé a lengüetearla, ahhhhhh, Lunatacas, ahhhhhh, ¿qué haces?, ahhhhhh – exclamaba Julissa, proseguí con la sopeada de rigor, saboreando sus jugos vaginales que ya humedecían su vulva, ahhhhhh, ¡qué rico!, ahhhhhh, sigue, sigue, ahhhhhh, no te detengas, ahhhhhh – exclamaba Julissa, mientras ella volvía a succionar mi verga y sus manos jugaban con mis testículos, ufffff.
Me entretuve succionando sus labios mayores, lengüeteando su clítoris y besando el perineo, por momentos pasaba mi lengua en su asterisco tratando de penetrarlo, notando que no había sido usado y estaba sellado. Ahhhhhh, Lunatacas, ahhhhhh, que rico se siente, ahhhhhh, sigue, ahhhhhh, sigue cariño, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh – exclamaba Julissa, dedicándose con afán a mi verga en cada estimulo que recibía.
Fue un 69 bastante placentero, no logre hacer que alcance el clímax en esta posición, estaba empapado de los jugos vaginales de Julissa y ella no se detenía, casi me hace eyacular, tuve que detenerla otra vez.
Saqué una caja de preservativos de mi mochila y se los di, ella sonriente abrió uno de ellos y me puso el respectivo poncho, no sin antes darme otra mamada.
Me eche a su costado, la besaba suavemente, Lunatacas quiero sentirte dentro de mí, hace tiempo que no tengo una buena pinga y la necesito– me dijo, sonreí y la bese, me posicione sobre ella, Julissa abrió las piernas y las recogió, coloque mi verga en la entrada de su vulva y comencé a penetrarla suavemente, ahhhhhh, sí, ahhhhhh, dale Lunatacas, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh – susurraba Julissa en mi oído para después comenzar a besarme, me ofreció su lengua, nuestras lenguas se entrelazaron.
Acto seguido y de un envión se la incruste toda, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, ¡que rico!, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, sigue, sigue, no te detengas – susurraba Julissa en mi oído, metiendo su lengua en el, esto hizo que mis embestidas fueran más fuertes y rápidas, Julissa entrelazo sus piernas con las mías, su interior apretaba mucho mi verga y quemaba haciéndome sentir en la gloria, en cada embestida sentía como me atraía hacia ella, sus movimientos de caderas se acompasaron con los míos y dimos rienda suelta a nuestros bajos instintos.
Ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, que rico se siente, Lunatacas no dejes de moverte, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, sigue así, dale fuerte, dale, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, ¡Que ricoooooooo! – exclamaba Julissa ya fuera de si, aumento los decibeles de sus gemidos; mientras no dejada de fondearla duro y parejo, estaba por venirme y no quería hacerlo aun, así que incorpore mi cuerpo y le saque mi verga, ella se quejo por esto; pase mis brazos por sus piernas y acomode mi verga en la entrada de su vulva para penetrarla lentamente, ella me besaba y acariciaba el rostro, incremente el ritmo de la penetración, el desenfreno se apodero de mi y no me contuve para nada, la forma como Julissa apretaba mi verga con su vulva es indescriptible, sentí como esa corriente eléctrica bajaba por mi espalda y terminaba en fuertes descargas, ufffff, ufffff, me había venido muy rápido, pero no deje de moverme, momentos en que Julissa empieza a relajarse y soltarse, su respiración se apuro aun más y su rostro se desencajo para que de una contundente apretada de vulva termine de exprimir mi verga aun más, siiiiiiiii, siiiiiiiii, ohhhhhh, ohhhhhh, ohhhhhh, ¡que ricooooooo!, siiiiiiiii, siiiiiiiii – Julissa alcanzo el clímax del orgasmo inmediato al mío; me desplome sobre ella, para poder recuperar la respiración, mi rostro estaba sobre su pecho y sentía como su corazón latía raudamente.
Sin darme opción a nada, Julissa me echo en la cama y ataco mi verga aun medio erecta, saco el preservativo para darme una mamada de campeonato, limpio todo el resto de semen existente y no se detuvo para nada, luego de un par de minutos estaba listo para continuar, abrió otro preservativo y me lo puso.
Situaciones como esta no se desaprovechan en la vida, así me la puse en cuatro; pude apreciar sus nalgas en todo su esplendor, perfectas diría yo, redondas, suaves al tacto, tersas, firmes y duras, formaban una pera perfecta, una delicia de nalgas. Dirigí mi verga hacia su vulva, y de perrito comenzamos otra vez el mete y saca, con todas las variantes necesarias para esta posición, ocupaba mis manos con sus tetas y pezones, incremente el ritmo de la penetración y la halé por los cabellos, atrayendo su cabeza hacia atrás, con mi otra mano le di fuertes nalgadas hasta dejarle marcada mis manos en cada una de sus redondas nalgas.
Ahhhhhh, ¡Que ricoooooooo!, ahhhhhh, sigue, sigue, ahhhhhh, ahhhhhh, no te detengas Lunatacas, sigue así, sigue, que rico, cáchame, ¡cáchame! – exclamada extasiada Julissa, yo obediente seguía bombeando, ella por su parte contorneaba las caderas y se pegaba cada vez más a mi, haciendo que la penetración sea más profunda.
En un momento Julissa hundió la cabeza entre las almohadas, dejando el culo en pompa, y ver sus nalgas era todo un espectáculo, pude notar su arrugado y marrón asterisco, sellado, misterioso y oscuro, un poco más oscuro que su piel. Me salí de esa posición para agarrar sus nalgas y abrirlas, hundí mi cara entre sus nalgas y mi lengua invadió su arrugado ano, un beso negro mas preciso no pudo ser, ella se desencajo por completo, mi lengua trataba de entrar en su hasta ahora no profanado ano, una delicia sus jugos aun estaban presentes.
Lunatacas, ahhhhhh, ahhhhhh, que bien se siente, no se lo que me has hecho, pero me gusta, ahhhhhh, ahhhhhh, nunca me habían hecho esto por atrás; pero por favor no te detentas, ahhhhhh, ahhhhhh, cariño no dejes de hacerlo – gemía Julissa, mis dedos jugaban con su vello púbico y entraban y salían a placer de su vulva, ella ya tenia una mano estimulándose el clítoris, mientras mi rostro seguía hundido en sus nalgas y mi lengua tratando de llegar lo más profundo que se pueda.
Ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, sigue, ahhhhhh… retire mi rostro de sus nalgas y puse mi dedo meñique en su virginal orificio, entro lentamente, Julissa no dijo nada, solo se dejo llevar.
Una vez que mi dedo entraba y salía a placer, cambié y metí el índice, a lo que ella reculo un poco, ¿qué haces? ¡No! ¡no hagas eso por favor! – me reclamo Julissa, relájate lo vas a disfrutar le conteste.
Julissa se sentó de golpe, ¡Lunatacas estas loco! Ni pienses que me la vas a meter por mi culito, la tienes mucho más grande y gruesa que la de mi marido y a él no se lo he permitido por más que lo ha intentado – me reclamo exaltada.
Esboce una sonrisa y me incorpore hasta que mi verga quedo a la altura de su rostro, ¡eres un desgraciado! – me dijo, llevándose mi verga a la boca y comenzando a mamármela (sin sacarme el preservativo). Se entretuvo un rato y me hizo echar en la cama, para treparse encima mío, clavándose mi verga de golpe, ahhhhhh, ahhhhhh, que dura que esta, que rica pinga tienes Lunatacas, ahhhhhh, ahhhhhh, mi marido no la tiene tan dura, ahhhhhh, ahhhhhh – exclamaba Julissa, mientras comenzaba a cabalgar sobre mi verga incrementando el ritmo; yo disfrutaba acariciándole las tetas y jalando sus pezones.
Julissa es estrecha y sabe moverse muy bien, estando arriba me iba a hacer llegar rápido, tome su cintura y le marque el ritmo, ella quería darle fuerte, cariño si te mueves así me vas a hacer llegar y la gracia del asunto esta en gozarlo – le dije, ella asintió con la cabeza y bajo su ritmo.
Ahhhhhh, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh, muévete cariño, muévete, ahhhhhh, ponla dura, que rica pinga tienes, ahhhhhh, ahhhhhh, así dura, ponla dura – gemía Julissa, ufffff, ufffff, que bien se sentía su vulva, caliente, lubricada y estrecha.
En un cambio le pedí que se ponga de cuclillas, para poder controlar la penetración, ella obediente se posiciono y con mis manos la ayuda a que suba y baje, fue una penetración más que placentera, ambos gozábamos al máximo, ella controló el ritmo e infringió más velocidad, momentos en que alcanzó el segundo clímax, siiiiiii, siiiiii, que ricoooooo, ohhhhhh, ohhhhhh, se movía como poseída hasta que le fallo el calculo y mi verga se salió, al regresar me la doblo, auchhhhhh, carajo – le reclame, cariño no fue mi intención – me respondió asustada. Esta acción dolió haciendo que se me vayan las ganas de eyacular
Julissa ten cuidado te has entusiasmado – le dije, ¿qué puedo hacer para recompensarte? – respondió.
Aun con la respiración entre cortada y sin recuperarse del segundo orgasmo la tome por las piernas hundiendo mi cabeza entre ellas, para darle una buena sopeada, sus jugos vaginales estaban frescos dejándole limpia toda esa zona, claro esta no desaproveche nada y de paso ataque el perineo y su arrugado ano.
Ahhhhhh, ahhhhhh, sigue, sigue cariño, esa lengua que tienes, ahhhhhh, ahhhhhh, me esta volviendo loca, ahhhhhh, ahhhhhh – gemía Julissa, no descanse en mi cometido, mis dedos ya penetraban su vulva y jugaban con sus labios y clítoris, ya embadurnados metí el índice en su ano... esta vez no opuso resistencia, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, no pensé que llegaría a gustarme, ahhhhhh – exclamo Julissa, proseguí con la penetración, me acerque a su rostro y la bese, mi dedo aun seguí en su ano, ahora tenia su pierna izquierda recogido por mi brazo, la besaba y hacia que me chupe los dedos, humedécelos bien – le dije, ella obediente lo hizo.
Mi dedo índice volvió a profanar su ano, ella se relajo y seguía besándome, una vez que entraba y salía con facilidad, tome su mano y la dirigí hacia su clítoris para que se estimule ella misma; acto seguido introduje dos dedos en su ano, ella sintió la pegada pero no se escapo esta vez, seguimos besándonos, ella se estimulaba y mis dos dedos recorrían su ano.
Esto sucedió hace algunos años atrás, empezábamos un proyecto con una contratista en una mina en la sierra trujillana, me incorpore al equipo de trabajo, con el personal de avanzada viendo la instalación de las oficinas de campo y la presentación de documentación de mi área para su revisión y aprobación.
Ingresé a la oficina y me topé con una morocha, 1,65 m., amplia sonrisa y rostro simpático, le di la escaneada de rigor, buenas piernas, me llamó mucho la atención su bien formado trasero con curvilínea cintura, busto pequeño y, de amplias carnes (un poco gordita)
Hola soy Julissa, ¿tú eres? – me dijo, ah hola soy Lunatacas, encargado del área de seguridad – le conteste y empezamos a conversar de trabajo, nos hicimos amigos casi de inmediato, nos hicimos inseparables. Ella es chepenana, por ende, mujer de buen ánimo y trato agradable, siempre con la sonrisa en los labios y también de buen diente; casada y con una pequeña niña,
Siempre bromeábamos y conversábamos de todo un poco, nos hicimos confidentes y nos contábamos nuestras dichas y desdichas, subíamos a mina sentados uno al lado del otro, durante las horas de trabajo almorzábamos y cenábamos juntos.
Pasaron un par de meses y conocí a Alejandra (Ale), asistenta administrativa de otra empresa con la que compartíamos cigarrillos, en esta mina hay zonas habilitadas para fumadores. Ale es diferente a Julissa, tiene mejor cuerpo y todo; pero no tiene esa gracia que tienen las norteñas, en una de las conversas que teníamos me pregunto si podíamos cenar el sábado, invitación que acepté.
Llegado el sábado cenamos con Ale, y luego de un vino nos salimos a caminar por la plaza, se me pegaba mucho, en un descuido de abrazo y me besó, no la rechace, caminamos y ya en la puerta de su hotel me dijo que podía subir y no lo dude, el detalle no es motivo de esta historia; la pasamos muy bien durante una semana; menciono lo ocurrido con Ale porque ella fue la que desencadeno los celos de Julissa y por ende su entrega total.
Ale, salió de días libres y no me quedo otra que volver a mi rutina, durante esa semana Julissa no estaba en obra, se había quedado en Trujillo viendo asuntos de trabajo. Cuando llego estaba muy distante y no me dirigió palabra alguna, caballero nomás no insistí.
Regresamos a la ciudad y en el camino nos indican que había un cambio de hospedaje y teníamos que mudarnos, ya en el hotel estaba subiendo mis maletas a la camioneta y veo a Julissa con las suyas, me acerque y la ayude a subirlas, me miro muy seria entendiendo la situación no hizo ninguna escena.
En el nuevo hotel nos distribuyeron y me toco en el 4to. Piso, la primera habitación al lado de las escaleras, sorpresa grande la mía cuando vi que mis vecinas eran Julissa y Patricia (la asistenta social). Con todo el alboroto de la mudanza comenzamos joder un rato para amenizar el momento, pero Julissa seguía muy seria conmigo.
Ya instalado en mi habitación, amplia con cama queen, TV LCD, un escritorio con su silla, un sofá bastante amplio y cómodo, noté que había una puerta, la abrí y era el acceso hacia el balcón, que más bien era un pasadizo largo que conectaba a todas las habitaciones que tenían vista a la calle, una vez fuera encendí un cigarrillo, la puerta contigua se abre y sale Julissa hablando por celular renegando y maldiciendo con la persona con quien hablaba, terminada su llamada le hablé.
Tranquila gordita, no reniegues que no es bueno – le dije a Julissa.
¡Ay! Me asustaste, además estoy molesta contigo y no quiero hablarte – contesto muy seria.
¿Se puede saber a qué se debe eso? – pregunte.
Eres bien fresco ¡no!, ya me contaron que te estas tirando a Ale y quieres que me quede tranquila – me increpó.
¡Aguanta tu coche Gordita! ¿por qué te molestas, si no tenemos nada? – le conteste sorprendido.
Ja ja ja, todos los hombres son iguales – diciendo esto se metió a su habitación.
Me dejo pensando su reacción, me percate que había dejado su celular en la baranda del balcón, así que espere a que salga a buscarlo.
Pasaron los minutos y no salía, su celular comenzó a sonar, era su mamá quien llamaba y no sabía si contestar o no, solo atine a cogerlo para que no se caiga del balcón; momentos en que abren la puerta de la habitación, era Julissa.
Sabes si he dejado mi celular por acá – me pregunto intrigada.
Sí, toma (entregándoselo) ha estado llamando tu mamá – le dije.
Me miró entre molesta y seria.
Lo has dejado en la baranda y con las vibraciones puede caerse – le dije mirándola a los ojos.
Entro otra llamada y ella contesto, luego de unos minutos de renegar y reproches termino su llamada.
Gordita, puedes aclararme el tema de tu molestia conmigo – le pregunte.
Sí pues, todos Uds. son iguales, a una la ilusionan y luego en la mejor oportunidad que tienen se van con la primera que les abre las piernas – me dijo molesta.
¿De qué ilusión estás hablando? – le pregunte intrigado.
Julissa intento volver a entrar a su habitación; pero la tome por el brazo suavemente, ella tenía los ojos llenos de lágrimas, me hizo sentir como un villano.
Julissa, te parece si conversamos sobre lo que me acabas de decir, ¿no entiendo que es lo que he hecho mal? ¿no sé porque estas así conmigo? – le manifesté preocupado.
Lunatacas, no te has dado cuenta de lo que me has hecho – me contesto, mientras que varias lagrimas caían por su rostro.
¡No! espera, ¿estas confundiendo las cosas? – le conteste ingenuamente.
Julissa me miro confundida e incrédula, Lunatacas por la forma como me tratas, te preocupas de mí, de cómo estoy y todos esos detalles, me han hecho dudar de mis sentimientos y… si, sí, ¡estoy confundida! ¡no se qué me pasa! – dicho esto abrió la puerta y entro a su habitación.
La seguí, tomando uno de sus brazos y acercándola hacia mí, nuestras miradas se encontraron, gordita claro que me atraes, me gustas mucho; pero no he querido que me mal intérpretes y mucho menos ilusionarte, dicho esto Julissa cerró los ojos y ofreció sus labios, la bese suavemente, ella no se retiró y continuamos besándonos durante largo rato.
A nuestros besos se unieron las caricias respectivas, acariciaba suavemente su rostro y baje hacia su cuello para besarlo, escudriñe sus orejas y sentí como temblaba ante este estímulo, la respiración se agitaba cada vez más; una de mis manos ya estaba sobre su cintura, Julissa me separo suavemente y mirándome a los ojos me dice Lunatacas, Patricia está por venir, hummmmm pequeño detalle, para todo hay solución – le conteste.
Tomándola de la mano la llevé a mi habitación, puse el cerrojo respectivo a ambas puertas y nos sentamos en un sofá para comenzar a besarnos, estuvimos largo rato entre besos y caricias mutuas.
Lunatacas estoy confundida, no se en qué pensar, conteste el celular de Juan (su esposo) y una mujer me pregunto por él, para luego cortar la llamada, ha pasado seguido y creo que esta saliendo con otra mujer, no me toca hace tiempo.
Solo atine a seguir besándola, ya que si seguía hablando la culpa invadiría su mente y nublaría su accionar, ella tenía la respiración entrecortada y se agitaba cada vez más; tenía la mesa servida, faltaba disponer de la presa.
Lunatacas, si vas a hacer algo, ¡hazlo ya! – me increpo Julissa, volví a besarla.
Me separe de ella para poder apreciar su belleza natural, en mi trabajo es muy raro vez una mujer maquillada y por ende siempre están al natural; por lo que no tienes duda de lo que tienes delante de ti; desabotone su blusa para sacársela y dejarla en brassier, Julissa respiraba agitada, la besé y solté el sujetador liberando sus tetas, pequeñas con una gran aureola oscura que contrastaba con el color de su piel, sin más permiso me abalance sobre ellas, Lunatacas, ahhhhhh, despacio, ahhhhhh, no tienes apuro, ahhhhhh, despacio, ahhhhhh, mientras tanto seguía lamiendo y succionando sus pezones, hasta que se pusieron duros, por el estimulo recibido.
Volví a besarla, yo estaba sentado en el sofá y ella parada, solté su pantalón, le saque las botas, dejándola en un pequeño calzón blanco de algodón, nada llamativo a la vista, ataque nuevamente sus tetas y pezones, ella comenzó a desvestirme para dejarme en bóxer, Lunatacas te parece si nos damos un duchazo antes de hacer algo, recuerda que venimos de obra y estamos llenos de tierra – me dijo Julissa esbozando una pícara sonrisa, claro gordita no es para menos – conteste.
Nos dimos el respectivo duchazo, pude apreciar ese par de hermosas nalgas, redondas, su cintura quebrada que entonaba con sus caderas, le amase y cachetee sus nalgas a mi gusto, ella se dejaba llevar, la voltee para poder ver su pubis, encontrando un vello púbico en forma triangular muy bien cuidado y recortado, mis dedos abrieron sus labios mayores para ingresar a su vulva, Julissa jadeaba, luego se arrodillo para darme una buena mamada, ufffff, casi me vengo en su boca, la tuve que detener, se puso de pie y nos besamos, salimos envueltos en las toallas y nos secamos.
Echados en la cama, besos y caricias mutuas, se abalanzo sobre mi verga, devorándola completa, dándome una excelente mamada, ufffff, había recogido su cuerpo, mostrándome sus nalgas, las que pude disfrutar y a la vez juguetear con su vulva, ufffff, mis dedos ya estaban jugando con sus labios mayores y el índice entraba en su vulva, ella contorneaba la cintura como si estuviese siendo penetrada. Julissa resulto ser una experta mamadora.
Acomodé a Julissa para un 69, y ya entre sus piernas pude apreciar mejor su hermosa vulva, sus labios mayores que protegían esa fruta hasta ahora prohibida, comencé a lengüetearla, ahhhhhh, Lunatacas, ahhhhhh, ¿qué haces?, ahhhhhh – exclamaba Julissa, proseguí con la sopeada de rigor, saboreando sus jugos vaginales que ya humedecían su vulva, ahhhhhh, ¡qué rico!, ahhhhhh, sigue, sigue, ahhhhhh, no te detengas, ahhhhhh – exclamaba Julissa, mientras ella volvía a succionar mi verga y sus manos jugaban con mis testículos, ufffff.
Me entretuve succionando sus labios mayores, lengüeteando su clítoris y besando el perineo, por momentos pasaba mi lengua en su asterisco tratando de penetrarlo, notando que no había sido usado y estaba sellado. Ahhhhhh, Lunatacas, ahhhhhh, que rico se siente, ahhhhhh, sigue, ahhhhhh, sigue cariño, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh – exclamaba Julissa, dedicándose con afán a mi verga en cada estimulo que recibía.
Fue un 69 bastante placentero, no logre hacer que alcance el clímax en esta posición, estaba empapado de los jugos vaginales de Julissa y ella no se detenía, casi me hace eyacular, tuve que detenerla otra vez.
Saqué una caja de preservativos de mi mochila y se los di, ella sonriente abrió uno de ellos y me puso el respectivo poncho, no sin antes darme otra mamada.
Me eche a su costado, la besaba suavemente, Lunatacas quiero sentirte dentro de mí, hace tiempo que no tengo una buena pinga y la necesito– me dijo, sonreí y la bese, me posicione sobre ella, Julissa abrió las piernas y las recogió, coloque mi verga en la entrada de su vulva y comencé a penetrarla suavemente, ahhhhhh, sí, ahhhhhh, dale Lunatacas, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh – susurraba Julissa en mi oído para después comenzar a besarme, me ofreció su lengua, nuestras lenguas se entrelazaron.
Acto seguido y de un envión se la incruste toda, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, ¡que rico!, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, sigue, sigue, no te detengas – susurraba Julissa en mi oído, metiendo su lengua en el, esto hizo que mis embestidas fueran más fuertes y rápidas, Julissa entrelazo sus piernas con las mías, su interior apretaba mucho mi verga y quemaba haciéndome sentir en la gloria, en cada embestida sentía como me atraía hacia ella, sus movimientos de caderas se acompasaron con los míos y dimos rienda suelta a nuestros bajos instintos.
Ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, que rico se siente, Lunatacas no dejes de moverte, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, sigue así, dale fuerte, dale, ahhhhhh, ahhhhhh, ahhhhhh, ¡Que ricoooooooo! – exclamaba Julissa ya fuera de si, aumento los decibeles de sus gemidos; mientras no dejada de fondearla duro y parejo, estaba por venirme y no quería hacerlo aun, así que incorpore mi cuerpo y le saque mi verga, ella se quejo por esto; pase mis brazos por sus piernas y acomode mi verga en la entrada de su vulva para penetrarla lentamente, ella me besaba y acariciaba el rostro, incremente el ritmo de la penetración, el desenfreno se apodero de mi y no me contuve para nada, la forma como Julissa apretaba mi verga con su vulva es indescriptible, sentí como esa corriente eléctrica bajaba por mi espalda y terminaba en fuertes descargas, ufffff, ufffff, me había venido muy rápido, pero no deje de moverme, momentos en que Julissa empieza a relajarse y soltarse, su respiración se apuro aun más y su rostro se desencajo para que de una contundente apretada de vulva termine de exprimir mi verga aun más, siiiiiiiii, siiiiiiiii, ohhhhhh, ohhhhhh, ohhhhhh, ¡que ricooooooo!, siiiiiiiii, siiiiiiiii – Julissa alcanzo el clímax del orgasmo inmediato al mío; me desplome sobre ella, para poder recuperar la respiración, mi rostro estaba sobre su pecho y sentía como su corazón latía raudamente.
Sin darme opción a nada, Julissa me echo en la cama y ataco mi verga aun medio erecta, saco el preservativo para darme una mamada de campeonato, limpio todo el resto de semen existente y no se detuvo para nada, luego de un par de minutos estaba listo para continuar, abrió otro preservativo y me lo puso.
Situaciones como esta no se desaprovechan en la vida, así me la puse en cuatro; pude apreciar sus nalgas en todo su esplendor, perfectas diría yo, redondas, suaves al tacto, tersas, firmes y duras, formaban una pera perfecta, una delicia de nalgas. Dirigí mi verga hacia su vulva, y de perrito comenzamos otra vez el mete y saca, con todas las variantes necesarias para esta posición, ocupaba mis manos con sus tetas y pezones, incremente el ritmo de la penetración y la halé por los cabellos, atrayendo su cabeza hacia atrás, con mi otra mano le di fuertes nalgadas hasta dejarle marcada mis manos en cada una de sus redondas nalgas.
Ahhhhhh, ¡Que ricoooooooo!, ahhhhhh, sigue, sigue, ahhhhhh, ahhhhhh, no te detengas Lunatacas, sigue así, sigue, que rico, cáchame, ¡cáchame! – exclamada extasiada Julissa, yo obediente seguía bombeando, ella por su parte contorneaba las caderas y se pegaba cada vez más a mi, haciendo que la penetración sea más profunda.
En un momento Julissa hundió la cabeza entre las almohadas, dejando el culo en pompa, y ver sus nalgas era todo un espectáculo, pude notar su arrugado y marrón asterisco, sellado, misterioso y oscuro, un poco más oscuro que su piel. Me salí de esa posición para agarrar sus nalgas y abrirlas, hundí mi cara entre sus nalgas y mi lengua invadió su arrugado ano, un beso negro mas preciso no pudo ser, ella se desencajo por completo, mi lengua trataba de entrar en su hasta ahora no profanado ano, una delicia sus jugos aun estaban presentes.
Lunatacas, ahhhhhh, ahhhhhh, que bien se siente, no se lo que me has hecho, pero me gusta, ahhhhhh, ahhhhhh, nunca me habían hecho esto por atrás; pero por favor no te detentas, ahhhhhh, ahhhhhh, cariño no dejes de hacerlo – gemía Julissa, mis dedos jugaban con su vello púbico y entraban y salían a placer de su vulva, ella ya tenia una mano estimulándose el clítoris, mientras mi rostro seguía hundido en sus nalgas y mi lengua tratando de llegar lo más profundo que se pueda.
Ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, sigue, ahhhhhh… retire mi rostro de sus nalgas y puse mi dedo meñique en su virginal orificio, entro lentamente, Julissa no dijo nada, solo se dejo llevar.
Una vez que mi dedo entraba y salía a placer, cambié y metí el índice, a lo que ella reculo un poco, ¿qué haces? ¡No! ¡no hagas eso por favor! – me reclamo Julissa, relájate lo vas a disfrutar le conteste.
Julissa se sentó de golpe, ¡Lunatacas estas loco! Ni pienses que me la vas a meter por mi culito, la tienes mucho más grande y gruesa que la de mi marido y a él no se lo he permitido por más que lo ha intentado – me reclamo exaltada.
Esboce una sonrisa y me incorpore hasta que mi verga quedo a la altura de su rostro, ¡eres un desgraciado! – me dijo, llevándose mi verga a la boca y comenzando a mamármela (sin sacarme el preservativo). Se entretuvo un rato y me hizo echar en la cama, para treparse encima mío, clavándose mi verga de golpe, ahhhhhh, ahhhhhh, que dura que esta, que rica pinga tienes Lunatacas, ahhhhhh, ahhhhhh, mi marido no la tiene tan dura, ahhhhhh, ahhhhhh – exclamaba Julissa, mientras comenzaba a cabalgar sobre mi verga incrementando el ritmo; yo disfrutaba acariciándole las tetas y jalando sus pezones.
Julissa es estrecha y sabe moverse muy bien, estando arriba me iba a hacer llegar rápido, tome su cintura y le marque el ritmo, ella quería darle fuerte, cariño si te mueves así me vas a hacer llegar y la gracia del asunto esta en gozarlo – le dije, ella asintió con la cabeza y bajo su ritmo.
Ahhhhhh, ahhhhhh, que rico, ahhhhhh, muévete cariño, muévete, ahhhhhh, ponla dura, que rica pinga tienes, ahhhhhh, ahhhhhh, así dura, ponla dura – gemía Julissa, ufffff, ufffff, que bien se sentía su vulva, caliente, lubricada y estrecha.
En un cambio le pedí que se ponga de cuclillas, para poder controlar la penetración, ella obediente se posiciono y con mis manos la ayuda a que suba y baje, fue una penetración más que placentera, ambos gozábamos al máximo, ella controló el ritmo e infringió más velocidad, momentos en que alcanzó el segundo clímax, siiiiiii, siiiiii, que ricoooooo, ohhhhhh, ohhhhhh, se movía como poseída hasta que le fallo el calculo y mi verga se salió, al regresar me la doblo, auchhhhhh, carajo – le reclame, cariño no fue mi intención – me respondió asustada. Esta acción dolió haciendo que se me vayan las ganas de eyacular
Julissa ten cuidado te has entusiasmado – le dije, ¿qué puedo hacer para recompensarte? – respondió.
Aun con la respiración entre cortada y sin recuperarse del segundo orgasmo la tome por las piernas hundiendo mi cabeza entre ellas, para darle una buena sopeada, sus jugos vaginales estaban frescos dejándole limpia toda esa zona, claro esta no desaproveche nada y de paso ataque el perineo y su arrugado ano.
Ahhhhhh, ahhhhhh, sigue, sigue cariño, esa lengua que tienes, ahhhhhh, ahhhhhh, me esta volviendo loca, ahhhhhh, ahhhhhh – gemía Julissa, no descanse en mi cometido, mis dedos ya penetraban su vulva y jugaban con sus labios y clítoris, ya embadurnados metí el índice en su ano... esta vez no opuso resistencia, ahhhhhh, que bien se siente, ahhhhhh, no pensé que llegaría a gustarme, ahhhhhh – exclamo Julissa, proseguí con la penetración, me acerque a su rostro y la bese, mi dedo aun seguí en su ano, ahora tenia su pierna izquierda recogido por mi brazo, la besaba y hacia que me chupe los dedos, humedécelos bien – le dije, ella obediente lo hizo.
Mi dedo índice volvió a profanar su ano, ella se relajo y seguía besándome, una vez que entraba y salía con facilidad, tome su mano y la dirigí hacia su clítoris para que se estimule ella misma; acto seguido introduje dos dedos en su ano, ella sintió la pegada pero no se escapo esta vez, seguimos besándonos, ella se estimulaba y mis dos dedos recorrían su ano.