Pier10
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8 Years of Service
A las 8 de la mañana salí de mi casa para el centro de la ciudad. Hace años que no utilizaba ómnibus en un horario donde el flujo de personas es intenso. La verdad que es desanimador para cualquier persona tener una rutina donde el ómnibus está repleto y demora horas para llegar a un destino que podría hacerlo en menos tiempo.
Mi paciencia estaba llegando al fin, hasta que en el último paradero antes de la estación para tomar el segundo ómnibus se sube una mujer despampanante. Tendría unos 37 años, sus cabellos negros y su piel blanca y perfumada combinaban muy bien con sus enormes caderas. Los tacos hacían con que sus enormes nalgas resalten aún más. Estaba con lentes oscuros y como yo estaba cerca de la puerta no podía dejar de mirarla. En 3 minutos llegamos a la estación de ómnibus. Camine muy lento para que ella pase adelante mío y pueda ver su figura una vez más. Pasó tal cual lo planeé. Ella avanzo contorneandose, su caminar me llamaba mucho la atención. Ella fue a una ventanilla para comprar su pasaje y yo como tenía tarjeta de ómnibus pase a la otra plataforma. Camine hasta mi fila pensando en ese meneo y en esas nalgas blancas y carnudas. Finalmente mi autobús llegó y subí con premura para poder sentarme.
Grande fue mi sorpresa cuando vi que ella tambien había subido. Como el bus solo paraba en dos puntos en el centro, pensé en seguirla un poco más y después resolver mis cosas. En el primer punto, que era mi destino, ella bajo. Deje que se adelante un poco y la seguí discretamente. Caminamos unas cuadras hasta que ella se dirigió a una calle de prostitución del centro de la ciudad. Mi corazón latía más fuerte y no podía dejar de ilusionarme, apesar de allí tambien haber comercios yo imploraba por que sea puta. Cuando ella entró a una casa de prostitución, casí saltó en un pie de alegría.
Rápidamente entre tambien, en la puerta un seguridad me pidió mi documento y me pusó alcohol en gel en mis manos. Subí unas escaleras en caracol y entre en un piso donde habían unos 30 cuartos. Luzes azules y rojas habían por todos lados. La casa de citas ponía una música de fondo, pero algunas chicas ponían su propia música en sus cuartos. Como era temprano la mayoría de cuartos estaban cerrados. Me dí unas vueltas y no había rastro de ella. Una de las chicas que ya etsaba lista para atender me llamó y le pregunte cuanto cobrava. Me dijo, cambiando a soles, que 40 soles 20 minutos y 50 con anal. Dentro de mí pensé bueno, bonito y barato. Seguí mi curso buscando a la susodicha. Unos 30 minutos después la vi bajando de otro piso, donde había un letrero que decía que era prohibido la entrada de clientes. Ella entro en su cuarto y yo me quede pegado a su puerta. Unos 10 minutos después su vecina abrió su puerta y me dijo que no podía quedarme parado que tenía que circular. Bueno así lo hice, empecé a dar vueltas y vueltas, la ansiedad me estaba matando. Cada puerta que se abría pensaba que era ella. Cuando finalmente la puerta de la musa se abrió. Corrí para acercarme. Ella estaba con tacos y con una lencería roja que le caía como anillo al dedo. Me acerqué y le dije:
- Buen día.
- Hola amor.
- ¿Cuanto está tu servicio?
- 40 por 20 minutos. Te dejo chuparme los pechos, tocarme toda, te la chupo y puedes darme tu verga en 3 posiciones. ¿Vamos?
- ¡Claro que sí! - debo haber respondido con desesperación pues ella se rio.
- ¿Es tu primera vez?
- No.
- Es que como te veo nerviosito. Calma, deja hacerte un masajito para que se te quite el estrés.
Ella me comenzó a quitar la ropa y sentado me masajeo el cuello la espalda. Tenía buena mano. El masaje fue rápido pero permitio relajarme.
-¿Quieres quitarme la ropa o yo te bailo y me la quito?
- Baila y tirame tu ropa.
Ella cambio el tono de la luz y con una cancíon suave empezó a menearse. Se sacó la ropa y me la tiro en la cara. Se acercó a mí y pusó mis manos en sus nalgas.
- Esto es lo que quieres verdad. ¡Nalgueame suavemente!
Agarre sus nalgas, las masajee, las separe y ví su vagina toda depilada y su ano haciendome una invitación para entrar. Ella en paralelo subio de 69 y empezó a chuparmela. Al principio solo se movia en la punta, pero poco a poco bajo hasta las bolas. Se comió toda mi verga varias veces. Sus atoradas me atizaban cada vez más. Me mordio un poco la cabeza y se sintió muy rico. Después me pusó el condón y pasó un gel en su vagina. Se subió lentamente y cuando ya estaba toda dentro me besó el cuello y me chupo los mamilos. Poco a poco subió la velocidad. Yo la nalgueba de tiempo en tiempo y le decía que era la puta más linda y que le daría mi leche en la garganta. Cuando sentía que ya iba a terminar le dije vamos de 4. Ella se pusó en el filo de la cama y yo casí lloro de alegría al ver tremendo trasero todo servido para mí. Me subí y la empezé a montar con mucha fuerza. Ella empezó a gemer más alto y yo la nalgueaba. No pude más y me vine dentro. Ella al notar esó empezó a apretar su vagina con fuerza. Después me sacó el condón y me lavó el pene en el lavatorio.
- Muchas gracias por el servicio. No sabes cuán feliz me has dejado. - Diciendole esó le entregue 50 soles.
Ella quería darme vuelto, pero le dije que no, que se lo merecía por haberme tratado bien.
- La próxima si quiero tu leche en mi boquita.
- Esó ni lo dudes.
Le pedí su número y sí podía tomarle unas fotos a su cuerpo, pero me dijo que no, que su família no sabe en lo que trabaja. Educamente le dije que gracias, le dí un beso en las mejillas y me fuí a resolver mis asuntos sintiéndome el hombre más lechero del mundo.
Mi paciencia estaba llegando al fin, hasta que en el último paradero antes de la estación para tomar el segundo ómnibus se sube una mujer despampanante. Tendría unos 37 años, sus cabellos negros y su piel blanca y perfumada combinaban muy bien con sus enormes caderas. Los tacos hacían con que sus enormes nalgas resalten aún más. Estaba con lentes oscuros y como yo estaba cerca de la puerta no podía dejar de mirarla. En 3 minutos llegamos a la estación de ómnibus. Camine muy lento para que ella pase adelante mío y pueda ver su figura una vez más. Pasó tal cual lo planeé. Ella avanzo contorneandose, su caminar me llamaba mucho la atención. Ella fue a una ventanilla para comprar su pasaje y yo como tenía tarjeta de ómnibus pase a la otra plataforma. Camine hasta mi fila pensando en ese meneo y en esas nalgas blancas y carnudas. Finalmente mi autobús llegó y subí con premura para poder sentarme.
Grande fue mi sorpresa cuando vi que ella tambien había subido. Como el bus solo paraba en dos puntos en el centro, pensé en seguirla un poco más y después resolver mis cosas. En el primer punto, que era mi destino, ella bajo. Deje que se adelante un poco y la seguí discretamente. Caminamos unas cuadras hasta que ella se dirigió a una calle de prostitución del centro de la ciudad. Mi corazón latía más fuerte y no podía dejar de ilusionarme, apesar de allí tambien haber comercios yo imploraba por que sea puta. Cuando ella entró a una casa de prostitución, casí saltó en un pie de alegría.
Rápidamente entre tambien, en la puerta un seguridad me pidió mi documento y me pusó alcohol en gel en mis manos. Subí unas escaleras en caracol y entre en un piso donde habían unos 30 cuartos. Luzes azules y rojas habían por todos lados. La casa de citas ponía una música de fondo, pero algunas chicas ponían su propia música en sus cuartos. Como era temprano la mayoría de cuartos estaban cerrados. Me dí unas vueltas y no había rastro de ella. Una de las chicas que ya etsaba lista para atender me llamó y le pregunte cuanto cobrava. Me dijo, cambiando a soles, que 40 soles 20 minutos y 50 con anal. Dentro de mí pensé bueno, bonito y barato. Seguí mi curso buscando a la susodicha. Unos 30 minutos después la vi bajando de otro piso, donde había un letrero que decía que era prohibido la entrada de clientes. Ella entro en su cuarto y yo me quede pegado a su puerta. Unos 10 minutos después su vecina abrió su puerta y me dijo que no podía quedarme parado que tenía que circular. Bueno así lo hice, empecé a dar vueltas y vueltas, la ansiedad me estaba matando. Cada puerta que se abría pensaba que era ella. Cuando finalmente la puerta de la musa se abrió. Corrí para acercarme. Ella estaba con tacos y con una lencería roja que le caía como anillo al dedo. Me acerqué y le dije:
- Buen día.
- Hola amor.
- ¿Cuanto está tu servicio?
- 40 por 20 minutos. Te dejo chuparme los pechos, tocarme toda, te la chupo y puedes darme tu verga en 3 posiciones. ¿Vamos?
- ¡Claro que sí! - debo haber respondido con desesperación pues ella se rio.
- ¿Es tu primera vez?
- No.
- Es que como te veo nerviosito. Calma, deja hacerte un masajito para que se te quite el estrés.
Ella me comenzó a quitar la ropa y sentado me masajeo el cuello la espalda. Tenía buena mano. El masaje fue rápido pero permitio relajarme.
-¿Quieres quitarme la ropa o yo te bailo y me la quito?
- Baila y tirame tu ropa.
Ella cambio el tono de la luz y con una cancíon suave empezó a menearse. Se sacó la ropa y me la tiro en la cara. Se acercó a mí y pusó mis manos en sus nalgas.
- Esto es lo que quieres verdad. ¡Nalgueame suavemente!
Agarre sus nalgas, las masajee, las separe y ví su vagina toda depilada y su ano haciendome una invitación para entrar. Ella en paralelo subio de 69 y empezó a chuparmela. Al principio solo se movia en la punta, pero poco a poco bajo hasta las bolas. Se comió toda mi verga varias veces. Sus atoradas me atizaban cada vez más. Me mordio un poco la cabeza y se sintió muy rico. Después me pusó el condón y pasó un gel en su vagina. Se subió lentamente y cuando ya estaba toda dentro me besó el cuello y me chupo los mamilos. Poco a poco subió la velocidad. Yo la nalgueba de tiempo en tiempo y le decía que era la puta más linda y que le daría mi leche en la garganta. Cuando sentía que ya iba a terminar le dije vamos de 4. Ella se pusó en el filo de la cama y yo casí lloro de alegría al ver tremendo trasero todo servido para mí. Me subí y la empezé a montar con mucha fuerza. Ella empezó a gemer más alto y yo la nalgueaba. No pude más y me vine dentro. Ella al notar esó empezó a apretar su vagina con fuerza. Después me sacó el condón y me lavó el pene en el lavatorio.
- Muchas gracias por el servicio. No sabes cuán feliz me has dejado. - Diciendole esó le entregue 50 soles.
Ella quería darme vuelto, pero le dije que no, que se lo merecía por haberme tratado bien.
- La próxima si quiero tu leche en mi boquita.
- Esó ni lo dudes.
Le pedí su número y sí podía tomarle unas fotos a su cuerpo, pero me dijo que no, que su família no sabe en lo que trabaja. Educamente le dije que gracias, le dí un beso en las mejillas y me fuí a resolver mis asuntos sintiéndome el hombre más lechero del mundo.