Jota17
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Todo empezó a fines septiembre, como cualquier cofra buscando cosas nuevas, me iba por distritos dónde caía siempre estafado por muchos cambios. Recorrí, Miraflores, San Borja y Surco y siempre era lo mismo, harto de ello decidí regresar y probar suerte en San Juan de Miraflores, ya que me parecían precios no tan exagerados. Recuerdo que me hospedé en H. Jade, dónde lo único bueno del cuarto fue la radio y la luz roja.
Bueno, normalmente siempre contacto a varias chicas y según las diferentes cosas que proponen descarto las agencias. En esta ocasión le pregunté a una chica que me aseguraba que llegaría tal cual, pero para variar no fue así. Luego de ducharme escucho que tocan la puerta, abro, y veo a una chica que reconocí porque había pasado su anuncio mientras buscaba. Y le digo todo risueño, "Oye, tú no eres la chica", y me dice, "ay no, lo que pasa es que creo que mi amiga se equivocó de cuarto y está abajo" y yo ya la había despachado, pero tocó de nuevo, y me dice que el chico de recepción no la dejaba subir, me miró, y me dijo que no me iba arrepentir, y pues así fue.
Lo rescatable de esta chica era todo, la primera vez que la vi, llegó super casual, una blusa un jean, desapercibida, quizá por eso no jaló mucho mi atención a primera vista.
Pero en cosa de trato, recuerdo que antes de esa tarde que había perdido la sensibilidad en mi amigo, pero con el oral que me dio, sentí de todo, creo que se había motivado, traté de concentrarme para no sucumbir, y eso que yo siempre me demoro. Luego, seguimos con la batida, y santo cielo se movía como una loba, ellos tenía la iniciativa en cowgirl, seguimos así durante varias poses, y lo que más me excitaba era cuando gemia, me miraba a los ojos con esa carita de niña y me besaba, a eso sumale su sonrisa que te contagiaba de placer.
No soy mucho de detallar las poses, pero durante esa hora sentí un 10/10, como toda veneca, intento apurarme, no, ya que creo que hasta me había pasado de tiempo o se habrá cansado no lo sé, pero calculo que estuvimos tirando sin incluir el oral como 40 o 50 min. Después de ello, nos quedamos un rato conversando mientras la abrazaba. Me contó que hacía antes de llegar a Lima, sobre sus tatuajes, sobre su hija, porque sí, pese a ser demasiado joven, tenía una, además pude tener sospechas porque tenía una cicatriz de cesárea, que por un momento pensé que me bajonearía, pero su actitud compensó todo, ya para acabar se metió su vaciloncito que también me dejó en shock, porque yo no sabía hasta ese momento que algunas chicas se metían su porro, y ya cuando se tuvo que ir me dio un beso de esos que duran hasta el lunes. Lit me enamoró, obviamente la regresé por ella varias veces, y cada una de esas fueron mejores, pero la que siempre me voy acordar es una donde tiramos tan rico durante el partido de Perú vs Chile que casi rompimos el colchón, y mojamos toda la cama con el sqwirt que se mandó, pero como todo finales absurdos, el de ella también fue así, pero lo contaré si en caso les intereso este relato. Como mencioné en el título, encontrarla a ella fue como hallar una aguja en un pajar.
Bueno, normalmente siempre contacto a varias chicas y según las diferentes cosas que proponen descarto las agencias. En esta ocasión le pregunté a una chica que me aseguraba que llegaría tal cual, pero para variar no fue así. Luego de ducharme escucho que tocan la puerta, abro, y veo a una chica que reconocí porque había pasado su anuncio mientras buscaba. Y le digo todo risueño, "Oye, tú no eres la chica", y me dice, "ay no, lo que pasa es que creo que mi amiga se equivocó de cuarto y está abajo" y yo ya la había despachado, pero tocó de nuevo, y me dice que el chico de recepción no la dejaba subir, me miró, y me dijo que no me iba arrepentir, y pues así fue.
Lo rescatable de esta chica era todo, la primera vez que la vi, llegó super casual, una blusa un jean, desapercibida, quizá por eso no jaló mucho mi atención a primera vista.
Pero en cosa de trato, recuerdo que antes de esa tarde que había perdido la sensibilidad en mi amigo, pero con el oral que me dio, sentí de todo, creo que se había motivado, traté de concentrarme para no sucumbir, y eso que yo siempre me demoro. Luego, seguimos con la batida, y santo cielo se movía como una loba, ellos tenía la iniciativa en cowgirl, seguimos así durante varias poses, y lo que más me excitaba era cuando gemia, me miraba a los ojos con esa carita de niña y me besaba, a eso sumale su sonrisa que te contagiaba de placer.
No soy mucho de detallar las poses, pero durante esa hora sentí un 10/10, como toda veneca, intento apurarme, no, ya que creo que hasta me había pasado de tiempo o se habrá cansado no lo sé, pero calculo que estuvimos tirando sin incluir el oral como 40 o 50 min. Después de ello, nos quedamos un rato conversando mientras la abrazaba. Me contó que hacía antes de llegar a Lima, sobre sus tatuajes, sobre su hija, porque sí, pese a ser demasiado joven, tenía una, además pude tener sospechas porque tenía una cicatriz de cesárea, que por un momento pensé que me bajonearía, pero su actitud compensó todo, ya para acabar se metió su vaciloncito que también me dejó en shock, porque yo no sabía hasta ese momento que algunas chicas se metían su porro, y ya cuando se tuvo que ir me dio un beso de esos que duran hasta el lunes. Lit me enamoró, obviamente la regresé por ella varias veces, y cada una de esas fueron mejores, pero la que siempre me voy acordar es una donde tiramos tan rico durante el partido de Perú vs Chile que casi rompimos el colchón, y mojamos toda la cama con el sqwirt que se mandó, pero como todo finales absurdos, el de ella también fue así, pero lo contaré si en caso les intereso este relato. Como mencioné en el título, encontrarla a ella fue como hallar una aguja en un pajar.