Frank Martin
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Estaba a punto de cumplir un año del final de una relación sentimental tormentosa, y era la noche de noviembre del año 2013, estaba en un burdel conocido en Ica como el Chinarro, el cual tiene tres pasadizos, entré al primero llamado “Casa Matilde”, lugar en donde siempre están las mujeres más guapas del Chinarro, en esa época trabajaban muchas Ecuatorianas, y justo por allí conocí una bella y encantadora mujer ecuatoriana, su nombre en el Chinarro era Lucero, era una mujer que te hablaba muy coqueta, pero no porque quería tener algo intimo contigo, sino porque era una mujer alegre por instinto, era una mujer muy dulce, cuando la conocí su compañía fue muy buena, diría que era muy buena terapia porque su alegría era tan contagiosa y me transmitía una paz y con su buen sentido del humor me hacía sentir seguro, a mi apreciación pude también calificar que una dama de compañía puede convertirse en una heroína, porque te hace olvidar esos malos momentos, hacerte olvidar esos golpes que te da la vida.
Recuerdo que Lucero era una mujer muy pedida, hasta tal punto que veías hombres esperándola para atenderse con ella. En el Chinarro se ganó mucho cariño y respeto de quienes la conocíamos, era una mujer tan querida que hasta tal punto recuerdo que cuando se iba a regresar a su país Ecuador, uno de sus clientes le había regalado un peluche grande, lo último que supe de Lucero es que estuvo trabajando en el 2016 en una casa de cita Las Poncianas de Chosica.
Lucero aparte de ser una mujer guapa, era una mujer muy inteligente, la recuerdo mucho también por sus manos suaves cuando te hacía unos buenos masajes, sus manos eran hermosas, siempre la recuerdo y vive en mis pensamientos, espero algún día verla nuevamente.

Recuerdo que Lucero era una mujer muy pedida, hasta tal punto que veías hombres esperándola para atenderse con ella. En el Chinarro se ganó mucho cariño y respeto de quienes la conocíamos, era una mujer tan querida que hasta tal punto recuerdo que cuando se iba a regresar a su país Ecuador, uno de sus clientes le había regalado un peluche grande, lo último que supe de Lucero es que estuvo trabajando en el 2016 en una casa de cita Las Poncianas de Chosica.
Lucero aparte de ser una mujer guapa, era una mujer muy inteligente, la recuerdo mucho también por sus manos suaves cuando te hacía unos buenos masajes, sus manos eran hermosas, siempre la recuerdo y vive en mis pensamientos, espero algún día verla nuevamente.
