Nok Su Kao
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“Estaba desnudo y me vestisteis” (Mateo 25, 36).
Una vez más un grupo de foristas se suma a una buna causa de la que tu puedes participar AQUI Estas personas muchas veces no tienen ni ropa ¡y son iguales que yo! ¿Qué he hecho yo para nacer con um ejor estilo de vida y no en donde ellos estan? Nada. Entonces, ¿por qué puedo cambiar de ropa cuando quiera y ellos no tienen muchas veces nu una chompa en invierno? todos tenemos una prenda que casi no usamos y que alguien necesita. Si no tuviera fe, quizá no estaría aquí, pero creo que vestir al desnudo es una obligación humana. Si ahora echa usted un vistazo a su armario, puede que descubra un motivo para llevar a otro la misericordia divina.
Siempre hay en nuestro ropero o placard, alguna ropa que ya no usamos y que está en buenas condiciones, y que podemos obsequiársela a un pobre que no tiene vestido. Entonces el cuerpo de ese pobre, la carne de aquel cuerpo hablará a Dios de nosotros, de nuestra caridad, y Dios nos colmará de bendiciones de todo tipo.
Dios fue el primero que realizó esta obra de vestir al desnudo, pues lo hizo cuando vistió con túnicas a Adán y Eva, después de que cometieron el pecado. Imitemos entonces a Dios, y vistamos a los que están desnudos, con harapos, como lo hizo Martín de Tours, aquel soldado que servía al ejército romano allá por el siglo IV, cuando repartió su capa con el pordiosero que estaba congelándose y tiritando de frío en ese invierno duro en Amiens. En la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto. Lo que hagamos a uno de nuestros hermanos, lo hacemos a Cristo.
Y ojalá seamos lo suficientemente valientes y desprendidos como para dar algo que usamos y que nos gusta, e incluso que es nuestra prenda preferida para salir de paseo o simplemente vestirnos en alguna ocasión especial. Porque aunque a veces parezca como que nos arrancamos un pedazo de carne al dar esa ropa, la obra ante Dios es de un valor casi infinito, y de paso practicamos la santa pobreza y el desprendimiento, que es necesario tener para no estar apegados a esta tierra y a las cosas materiales. Demos con caridad nuestra ropa, antes de que los ladrones nos las roben y nos quedemos desnudos y sin el mérito de haber practicado la misericordia.
Quizá haya otro tipo de vestiduras, que sí debes poner: la vestidura del honor, del respeto, de la protección. Siempre tendrás que cubrir la desnudez del prójimo con el manto de la caridad.
Como manos de Dios en la tierra, podemos ayudar a vestir y aliviar al necesitado. Aquí tienes algunas sugerencias concretas:
• Apoya y dona a colectas realizadas por escuelas, parroquias y otras organizaciones caritativas que recogen ropa y mantelería para las necesidades locales.
• Organiza programas para proveer de toallas y sábanas a hospitales que tengan falta de estos objetos esenciales en áreas deprimidas, particularmente en zonas en vías de desarrollo.
• Actúa en solidaridad con las parroquias de hermanos en zonas devastadas por desastres naturales, dejando a sus habitantes prácticamente sin nada.
• Ayuda a los vecinos que han perdido sus posesiones en fuegos, inundaciones u otras circunstancias.
Sé caritativo, pero recuerda siempre que al dar, lo más importante es mantener el sentido de dignidad de la persona; nadie debería sentirse nunca como “un objeto de caridad”. Si supiéramos todo lo que recibimos al practicar la misericordia con los hermanos, no dejaríamos pasar ni un solo momento en que no realicemos alguna de las catorce obras de misericordia.
Una vez más un grupo de foristas se suma a una buna causa de la que tu puedes participar AQUI Estas personas muchas veces no tienen ni ropa ¡y son iguales que yo! ¿Qué he hecho yo para nacer con um ejor estilo de vida y no en donde ellos estan? Nada. Entonces, ¿por qué puedo cambiar de ropa cuando quiera y ellos no tienen muchas veces nu una chompa en invierno? todos tenemos una prenda que casi no usamos y que alguien necesita. Si no tuviera fe, quizá no estaría aquí, pero creo que vestir al desnudo es una obligación humana. Si ahora echa usted un vistazo a su armario, puede que descubra un motivo para llevar a otro la misericordia divina.
Siempre hay en nuestro ropero o placard, alguna ropa que ya no usamos y que está en buenas condiciones, y que podemos obsequiársela a un pobre que no tiene vestido. Entonces el cuerpo de ese pobre, la carne de aquel cuerpo hablará a Dios de nosotros, de nuestra caridad, y Dios nos colmará de bendiciones de todo tipo.
Dios fue el primero que realizó esta obra de vestir al desnudo, pues lo hizo cuando vistió con túnicas a Adán y Eva, después de que cometieron el pecado. Imitemos entonces a Dios, y vistamos a los que están desnudos, con harapos, como lo hizo Martín de Tours, aquel soldado que servía al ejército romano allá por el siglo IV, cuando repartió su capa con el pordiosero que estaba congelándose y tiritando de frío en ese invierno duro en Amiens. En la noche siguiente, Cristo se le aparece vestido con la media capa para agradecerle su gesto. Lo que hagamos a uno de nuestros hermanos, lo hacemos a Cristo.
Y ojalá seamos lo suficientemente valientes y desprendidos como para dar algo que usamos y que nos gusta, e incluso que es nuestra prenda preferida para salir de paseo o simplemente vestirnos en alguna ocasión especial. Porque aunque a veces parezca como que nos arrancamos un pedazo de carne al dar esa ropa, la obra ante Dios es de un valor casi infinito, y de paso practicamos la santa pobreza y el desprendimiento, que es necesario tener para no estar apegados a esta tierra y a las cosas materiales. Demos con caridad nuestra ropa, antes de que los ladrones nos las roben y nos quedemos desnudos y sin el mérito de haber practicado la misericordia.
Quizá haya otro tipo de vestiduras, que sí debes poner: la vestidura del honor, del respeto, de la protección. Siempre tendrás que cubrir la desnudez del prójimo con el manto de la caridad.
Como manos de Dios en la tierra, podemos ayudar a vestir y aliviar al necesitado. Aquí tienes algunas sugerencias concretas:
• Apoya y dona a colectas realizadas por escuelas, parroquias y otras organizaciones caritativas que recogen ropa y mantelería para las necesidades locales.
• Organiza programas para proveer de toallas y sábanas a hospitales que tengan falta de estos objetos esenciales en áreas deprimidas, particularmente en zonas en vías de desarrollo.
• Actúa en solidaridad con las parroquias de hermanos en zonas devastadas por desastres naturales, dejando a sus habitantes prácticamente sin nada.
• Ayuda a los vecinos que han perdido sus posesiones en fuegos, inundaciones u otras circunstancias.
Sé caritativo, pero recuerda siempre que al dar, lo más importante es mantener el sentido de dignidad de la persona; nadie debería sentirse nunca como “un objeto de caridad”. Si supiéramos todo lo que recibimos al practicar la misericordia con los hermanos, no dejaríamos pasar ni un solo momento en que no realicemos alguna de las catorce obras de misericordia.