Cuervotron
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Estaba leyendo el post Que rico es puntear culos y me acorde de algo que me paso cerca de la navidad pasada. Por esos azares de la vida almorzando en un restaurante del centro me había encontrado con una colega, amiga de mi ex esposa a la que no veía tiempo y que en la universidad habíamos tenido nuestros encontrones (ella fue culpable de nuestra unión), me dijo que trabajaba en una entidad del Estado a pocas cuadras de mi oficina y que si la podía ayudar a llevar compras para sus sobrinos, después de pensarlo y resolver que vivía de camino a mi casa decidí que la podía acompañar, así que le dije que pasaba a las 7 por su trabajo.
Esa tarde atendí mi despacho como cualquier día, me tome un tiempo para tomarme un vino con un colega antes de cerrar la oficina pues ya no abriríamos los pocos días que restaban del año y no sé que me dio por arreglarme un poco, tenía la sensación de que algo podía pasar y así fue Alrededor de las 7:15pm llegue a la puerta del edificio donde trabaja y le mando un mensaje por whatsapp indicándole que ya estaba afuera a lo que ella me responde que por favor espere unos minutos que están terminando un brindis por fiestas.
Esa situación me incomodo un poco pues me decía yo si dejo los tragos por buena gente y esta comadre que no veo de tiempo se esta emborrachando arriba pasados 15 minutos más la llamo y me contesta entre risas que ya esta bajando que hable con el portero para que me haga pasar al recibidor. Muy amablemente me hacen pasar y como a los 10 minutos baja por el ascensor acompañada por compañeras de su trabajo con dos bolsas negras que por un momento pensé que ya no era abogada sino personal de limpieza y le dije ¿Qué es eso?
Son los regalos para mis sobrinos, ayúdame con una bolsa y vamos que se hace tarde, te invito a comer en mi casa, tenemos que hablar de negocios pensé que al menos algo bueno podía sacar por la espera, algunos casos nuevos que llevar pensé así que cogí una bolsa y salimos rumbo a la Av. Abancay, para mala suerte del momento ningún taxi quería llevarla hasta su casa y en uno de los intentos me jala y me dice ¡subamos al micro, hay espacio! por un momento pensé que era broma, en micro era un viaje de una hora y media en el mejor de los casos así que ella fue hasta el fondo y puso las dos bolsas delante de ella y yo me pare a su costado.
El micro se fue llenando y nosotros conversábamos poniéndonos al día de muchas cosas hasta que en el camino subía y subía gente, todos con sus respectivos bultos que me hicieron moverme poco a poco mas cerca de ella, terminando por estar detrás de ella y casi conversando al oído y en un momento de picardía me dice, no te aproveches que el micro va lleno a lo que respondí mas vale malo conocido que feo por conocer y se lanzo una buena carcajada diciendo sigues siendo la misma rata de siempre, pensé que si había estado bebiendo con sus compañeros de oficina, tal vez el trago le estaba haciendo efecto y podía usar eso a mi favor, al menos la voy a puntear me dije.
Ella estaba con un vestido largo, de esos que tienen una pequeña abertura al lado para que puedan caminar y tener movilidad, total ese día tenía que trabajar y no sería ir muy elegante, aquel vestido dejaba notar y posteriormente sentir sus formas, poco a poco me peque a ella y comencé a puntearla al compás de los movimientos del bus, ella comenzó a sentir mi excitación y comenzó a arquearse para sentir con mayor comodidad a mi pene que ya estaba rígido por la exitación.
El bus fue avanzando a paso ligero en el tráfico propio de los días festivos y en medio del calor de la gente le hablaba cosas al odio sobre lo bien que la pasamos en la universidad antes de que me presentase a mi ex esposa y eso la éxito al punto de deslizar su mano y frotarme por encima del pantalón, la cantidad de gente fue su cómplice y yo hice lo propio para sobarle su culo y sentir como se perdía un hilo dental entre sus nalgas.
De pronto su mano me dio un ajusto en los huevos y me dice arrímate que se bajan, nos movimos como pudimos entre la gente del bus y nos sentamos en el último asiento, puse las bolsas sobre mis piernas y la abrace como si fuéramos pareja, ella puso su mano debajo de las bolsas y comenzó a frotarme por encima de mi pantalón para poco a poco buscar la bragueta y deslizarla para adentrarse entre mis prendas y llegar a mi pene y frotarlo con cariño.
Yo miraba hacia la ventana haciéndome el huevon (y estaba con los cojones llenos de la excitación) mientras ella hacia lo suyo y poco a poco el bus ya estaba con todos sentados cuando sube un vendedor de golosinas y ella lo llama descuadrándome de plano que fue le dije, y ella me dijo espera, te va gustar, le di crédito a su imaginación y compre una barra de Halls y un Chupetín el cual desenvolvió y comenzó a chuparlo con malicia despertando más y más mis deseos de poseerla, cayendo en la impotencia de estar en el bus.
Preso de la excitación le quito el Chupetín y le doy un beso y levanto una de las bolsas y se la pongo sobre sus piernas y poco a poco debajo del mismo levante su vestido, hice a un lado su hilo y comencé a introducirlo en su conchita, jugueteando con sus labios, humedeciéndolos para después entrar lentamente y salir para volver a jugar en la entrada de esa puerta al infierno (porque al cielo estoy seguro no lo sería).
En lo que duro el trayecto del bus nos besamos con pasión, como si el mundo se fuera terminar repentinamente, no dejamos espacio para los suspiros o las palabras, nos besábamos y nos masturbábamos mutuamente en el bus sin importar que la gente suba o baje y los juguetes que mañana mas tarde abrirían sus sobrinos eran nuestros cómplices en esa aventura que aún estaba a mitad de camino.
Esa tarde atendí mi despacho como cualquier día, me tome un tiempo para tomarme un vino con un colega antes de cerrar la oficina pues ya no abriríamos los pocos días que restaban del año y no sé que me dio por arreglarme un poco, tenía la sensación de que algo podía pasar y así fue Alrededor de las 7:15pm llegue a la puerta del edificio donde trabaja y le mando un mensaje por whatsapp indicándole que ya estaba afuera a lo que ella me responde que por favor espere unos minutos que están terminando un brindis por fiestas.
Esa situación me incomodo un poco pues me decía yo si dejo los tragos por buena gente y esta comadre que no veo de tiempo se esta emborrachando arriba pasados 15 minutos más la llamo y me contesta entre risas que ya esta bajando que hable con el portero para que me haga pasar al recibidor. Muy amablemente me hacen pasar y como a los 10 minutos baja por el ascensor acompañada por compañeras de su trabajo con dos bolsas negras que por un momento pensé que ya no era abogada sino personal de limpieza y le dije ¿Qué es eso?
Son los regalos para mis sobrinos, ayúdame con una bolsa y vamos que se hace tarde, te invito a comer en mi casa, tenemos que hablar de negocios pensé que al menos algo bueno podía sacar por la espera, algunos casos nuevos que llevar pensé así que cogí una bolsa y salimos rumbo a la Av. Abancay, para mala suerte del momento ningún taxi quería llevarla hasta su casa y en uno de los intentos me jala y me dice ¡subamos al micro, hay espacio! por un momento pensé que era broma, en micro era un viaje de una hora y media en el mejor de los casos así que ella fue hasta el fondo y puso las dos bolsas delante de ella y yo me pare a su costado.
El micro se fue llenando y nosotros conversábamos poniéndonos al día de muchas cosas hasta que en el camino subía y subía gente, todos con sus respectivos bultos que me hicieron moverme poco a poco mas cerca de ella, terminando por estar detrás de ella y casi conversando al oído y en un momento de picardía me dice, no te aproveches que el micro va lleno a lo que respondí mas vale malo conocido que feo por conocer y se lanzo una buena carcajada diciendo sigues siendo la misma rata de siempre, pensé que si había estado bebiendo con sus compañeros de oficina, tal vez el trago le estaba haciendo efecto y podía usar eso a mi favor, al menos la voy a puntear me dije.
Ella estaba con un vestido largo, de esos que tienen una pequeña abertura al lado para que puedan caminar y tener movilidad, total ese día tenía que trabajar y no sería ir muy elegante, aquel vestido dejaba notar y posteriormente sentir sus formas, poco a poco me peque a ella y comencé a puntearla al compás de los movimientos del bus, ella comenzó a sentir mi excitación y comenzó a arquearse para sentir con mayor comodidad a mi pene que ya estaba rígido por la exitación.
El bus fue avanzando a paso ligero en el tráfico propio de los días festivos y en medio del calor de la gente le hablaba cosas al odio sobre lo bien que la pasamos en la universidad antes de que me presentase a mi ex esposa y eso la éxito al punto de deslizar su mano y frotarme por encima del pantalón, la cantidad de gente fue su cómplice y yo hice lo propio para sobarle su culo y sentir como se perdía un hilo dental entre sus nalgas.
De pronto su mano me dio un ajusto en los huevos y me dice arrímate que se bajan, nos movimos como pudimos entre la gente del bus y nos sentamos en el último asiento, puse las bolsas sobre mis piernas y la abrace como si fuéramos pareja, ella puso su mano debajo de las bolsas y comenzó a frotarme por encima de mi pantalón para poco a poco buscar la bragueta y deslizarla para adentrarse entre mis prendas y llegar a mi pene y frotarlo con cariño.
Yo miraba hacia la ventana haciéndome el huevon (y estaba con los cojones llenos de la excitación) mientras ella hacia lo suyo y poco a poco el bus ya estaba con todos sentados cuando sube un vendedor de golosinas y ella lo llama descuadrándome de plano que fue le dije, y ella me dijo espera, te va gustar, le di crédito a su imaginación y compre una barra de Halls y un Chupetín el cual desenvolvió y comenzó a chuparlo con malicia despertando más y más mis deseos de poseerla, cayendo en la impotencia de estar en el bus.
Preso de la excitación le quito el Chupetín y le doy un beso y levanto una de las bolsas y se la pongo sobre sus piernas y poco a poco debajo del mismo levante su vestido, hice a un lado su hilo y comencé a introducirlo en su conchita, jugueteando con sus labios, humedeciéndolos para después entrar lentamente y salir para volver a jugar en la entrada de esa puerta al infierno (porque al cielo estoy seguro no lo sería).
En lo que duro el trayecto del bus nos besamos con pasión, como si el mundo se fuera terminar repentinamente, no dejamos espacio para los suspiros o las palabras, nos besábamos y nos masturbábamos mutuamente en el bus sin importar que la gente suba o baje y los juguetes que mañana mas tarde abrirían sus sobrinos eran nuestros cómplices en esa aventura que aún estaba a mitad de camino.