Habían pasado dos semanas desde que Ana se había mudado a mi departamento, nuestra convivencia era bastante tranquila a decir verdad, había días que dormía conmigo, otros en su habitación, lo mismo que para ir a trabajar, la cercanía de nuestras oficinas hacía que la pudiera llevar a la suya e irme a la mía, fueron unos días bastante hogareños por decirlos de algún modo pues para ese tiempo Maritza estuvo ausente por un viaje que ya tenía programado hacía tiempo y no podía perder sus pasajes.
No parecía tener problema, el mundo tenía cierto equilibrio, me iba bien con mis casos, llegaba a casa y había comida del día (pues Ana tenía la gentileza de preparar siempre algo ligero para cenar pues no desayunábamos en casa y cada quien almorzaba en la calle), de cuando en cuando veíamos una película o salíamos al cine, teatro o simplemente a caminar y fumar algo para relajarnos si saben a qué me refiero.
Cuando Maritza volvió nos convocó para almorzar pero llegado el día nunca llegó, ambos nos extrañamos de que no fuera pues precisamente nos estuvimos portando sanos esperando su retorno para hacer desastre juntos pero ese día no llego y no contesto nuestras llamadas y no pudimos verla sino hasta el fin de semana en que se apareció en casa sin avisar, recuerdo claramente ese viernes, era fin de mes, habíamos comprado vino y estábamos friendo carnes en el grill cuando sonó el timbre y abrimos pensando que sería el repartidor de bidones de agua que habíamos pedido.
Abrimos la puerta y la saludamos con alegría, cenamos juntos, tomamos mucho vino y nos sentamos a ver una película, esa noche Ana y yo habíamos planeado jugar a star wars, así que me fui un rato al cuarto y me puse mi mascara de Darth Vader, capa y mis guantes de cuero, no necesitaba más, aprovechando la escasez de luz me acerque sigilosamente a Maritza y le agarre los senos con fuerza, para esto Ana se fue a su cuarto a ponerse un baby doll negro que me encanta, Maritza se puso en pie y se arrodillo para engullirse mi pene que ya se encontraba erecto.
Mi pene había extrañado sus labios, su lengua, su forma de darme sexo oral era muy distinta a la de Ana, era mucho mas dedicada, hasta diría que lo hacía con cariño, sin mucho morbo, pero en ese momento era Darth Vader y poco me importó el cariño, la puse de pie me quite la mascarilla del casco y nos comenzamos a besar al tiempo que introducía mis dedos en su vagina, la sensación del cuero la hizo excitarse rápido y consecuentemente mojarse por lo que podía escuchar el sonido de mis dedos entrando y saliendo de su vagina, ella dejo de besarme me abrazo con fuerza y me dijo no pares méteme mas dedos, metemelos rápido, rápido, más, ahí, no pares, sigue, sigue…
Recibí con su abrazo una mordida casi mortal, Maritza se había venido de una forma que nunca había podido experimentar, me mordía, me besaba, sentía como se estremecía su cuerpo para caer de rodillas y decirme ahora te vas a venir como nunca antes amor, dejo a un lado esa forma tierna de mamarme y procedió con una succión de campeonato, no paraba de estimular mi cabeza mientras hacía cariños a mis testículos, que placer tan exquisito sentir su lengua pasando y repasando mi glande para luego engullirse todo hasta atorarse, lo hizo una y otra y otra vez hasta que no pude más, la sujete fuerte de la cabeza ella se aferró a mis nalgas y se tragó todo mi semen, fue tanta la descarga que sentí como se atoraba e hizo el esfuerzo de tragárselo todo para luego pararse y darme un beso en la frente (porque ni cagando se lo atracaba en la boca, hay límites cofrades, puede que no tenga muchos principios pero hay límites).
Tumbados en el sofá luego de tremendo acto fui abordado por Ana que se me abalanzo a besarme ignorando de plano a Maritza que contemplaba con mucha atención como mi pene volvía a ponerse erecto, Ana se puso de pie y me tomo de la mano para llevarme a su habitación seguido de Maritza que se quedó en el umbral viendo como la ponía de espaldas para brindarle un rápido masaje de pies a cabeza para bajar besando su cuello, espalda, nalgas, piernas y volearla para subir hasta sus senos e introducir mi pene en su vagina que ya estaba lubricada y sacarle un suave pero sentido gemido que calle besándola.
La estuve penetrando duro y parejo, ella sabía cómo hacerme venir dándome contracciones deliciosas y sentía que estaba cerca de terminar por lo que me detuvo y se puso en cuatro llamando a Maritza ¨ven, quiero besarte mientras él me la mete¨ y obedeciendo se hecho para que le propinen su rica sopa mientras yo me la cogía de perrito dónde finalmente me vine dentro de ella como las otras veces que lo hicimos en ausencia de Maritza.
De pronto los ánimos se torcieron, Maritza nos hecho en cara de que la metimos en este trío y ahora Ana y yo éramos pareja y la estábamos dejando de lado, que había amigos en común que hablaban de nuestra convivencia, que incluso mi ex esposa dizque se alegraba de nosotros nos juntásemos y prueba de ello era esta aparente cena romántica en la que apareció ella sin avisar.
Eso la tenía a ella molesta pues al parecer ella ya había comenzado a invertir sentimientos y ese era realmente un problema pues Ana y yo estábamos plenamente conscientes que ninguno podía estar con el otro e incluso lo lógico era que podíamos salir con terceros pero no incluirlos en nuestro grupo, razón por la cual nos estuvimos portando bien hasta su retorno, algo que no entendió o nosotros no la entendimos pero terminamos mal ese día, ella se marchó y a nosotros nos dejó pensando en que pasaría ahora.