Espere que ella me dijera que me sentara, mientras se iba a traer unas copas, seguí con la mirada su silueta despampanante, preguntándome si alguna vez podría ser mía. Llego con las copas y el descorchador, no espere que dijera algo, para yo sacar el vino. Era uno afrutado, pero le pedí al vendedor uno bastante exótico que ayudara a prender a una persona. Cuando saque el vino, ella miro extrañada.
- ¿Puedo verlo?
- Si claro
- … - revisaba mirando minuciosamente - ¿Es vino? Parece coctel o trago.
- En su etiqueta dice vino. Si no, podríamos buscar en el internet…
- Uhmmm…, a ver.
- Ahí esta – le respondi señalando mi celular – está en la sección de vinos.
- Ya, hay que probarlo.
- Ahí va – mientras descorchaba y le servia.
De nuevo volvimos a las repetidas conversaciones de sus problemas financieros y familiares, conforme iba disminuyendo el liquido del vino, comenzó a ametrallarme con preguntas sobre mi estado civil, si había tenido enamoradas, o porque llevaba mucho tiempo soltero, si había salido con otras mujeres del mercado donde ella trabajaba, que tipo de chica me gustaban o cual era el perfil que buscaba de una mujer. Hasta que se acabo el vino, ella si que se veía algo mareada, se le notaba en su mirada.
- Hmmmm… se acabo el vino
- Si
- Ha estado rico
- Pague bien por el vino.
- ¿Y ahora que hacemos?
- Parece que tienes que descansar.
- ¿Cómo?
- Digo, te ves algo mareadita.
- NOOoo
- ¿Quieres que te traiga agua?
- Estoy bien…,, sabes que creo que tengo un Tabernero por ahí.
- Te acompaño si gustas.
Se fue a su cocina a traer el vino que tenia, sin dejar de contemplar si figura. Trajo el vino lo descorche, seguimos bebiendo conversando de temas personales, que ella estaba sola, que muchos la buscaban solo por su cuerpo y que yo, le había parecido respetuoso, educado y caballeroso. Que no le invitaba descaradamente ir a un telo, según a conversar más íntimamente, ella sabían que solo querían otra cosa de ella. Yo la escuchaba sin decirle nada, pensando en otras mujeres, hasta que me saca de mis pensamientos.
- ¿Qué piensas de lo que te he dicho?
- Bueno, eres una mujer trabajadora, responsable y hermosa. Ya conoceras a alguien que te valore y ame por quien eres.
- Eso llevo esperando
- Se dice que lo mejor demora en llegar.
- ¿Y tú? ¿Ya tienes a alguien?
- La verdad no.
- Eres tan guapo y profesional, buen partido, que mujer no quisiera tenerte de esposo.
- No se
- Segura que tienes a muchas detrás de ti.
- De repente hay, pero no me dicen nada.
- No seas tan ciego
- Ah
- ¿Y que piensas de mi? – Me pregunto mientras puso su codo a su en la parte superior de su sillón.
- Creo que haberte dicho antes, no.
- Si, pero quiero saber de ti.
- Eres bonita y trabajadora…
- ¿Nada más? Solo eso. No tengo una carrera como tú.
- No creo que me importe eso.
- Creo que una vez que conversamos, me dijiste el perfil de tu chica, profesional y soltera.
- Tu me dijiste que era muy joven para ti – Dije algo cortante, porque me senti atacado.
- ¿Lo dije?
- Si
- Dime con sinceridad – mirándome fijándome a los ojos - ¿Qué buscas de mi?
- Solo quiero conocerte más – conteste forzadamente sintiéndome incomodo por la presión de estar mirándonos fijamente, ya queriendo bajar la mirada.
- … - ella desvio la mirada hacia el vino, se sirvió otra copa de vino y volviéndome su mirada hacia mi - ¿Te gusto?
- … - aquella pregunta me dejo sin palabras, parecía que todo su mareo ya se había ido de ella – Si
- ¿A pesar de nuestras edades?
- No me importa eso.
Seguimos mirándonos fijamente, ella comenzó a acercar su rostro hacia mi, el deseado beso, no desaproveche y acerce mis labios hacia los suyos, no me preocupe por el labial que tenia, aplique todo lo que había puesto en práctica con la secretaria. Sinceramente, perdi la cuenta del tiempo que llevábamos intercambiando salivas. Mi amigo ya se había puesto en su máxima expresión lagrimeando. Ella había cerrado sus ojos, yo deje mis ojos semiabiertos, por alguna razón decidí poner mis manos en sus hombros para acercarla más a mi. Y los minutos que parecían horas, continuaban avanzando, hasta que sono un mensaje de cierto celular, era de ella. Se detuvo, alejándose de mi, mirando hacia su celular.
- Es mi hija
- ¿Me voy entonces?
- No, le voy a escribir a la otra
- Ya
Estuvo wasepeando unos minutos, toda la calentura se me empezaba a escapar. Supongo que tendría que esperar otra oportunidad. Mientras soñaba despierto explorando otras posibilidades, ella me saco de mi.
- Le dije que fuera al cine, juntas, les he yapeado.
- Ah ya… - me senti un estupido sin saber que decir.
- …
- …Ahm, bueno no se decirte o hacer.
- Creo que es bastante obvio.
- ¿Si?
- No me hagas decir - Se levanto y se dirigió al pasadizo de su sala y me miro desde allá - ¿Qué esperas? ¿No vas a venir?
- Voy – respondi estúpidamente
La segui hacia un dormitorio, ya había abierto la puerta, una cama de 3 plazas me esperaba, se veía cara esa madera de la cama, habían como 3 roperos o comodas, un velador al lado de su cama y un espejo de tamaño completo.
Ella se dirigió a pararse al lado de su cama mirándome, me acerque hacia ella a besarla y me correspondio. Decidi abrazarla, tocar sus hombros y su cintura con rollito, luego fui a su cabello. Senti unas manos desabotonando mi camisa, luego se dirigía a mi jean con correa, se safo del beso y con un susurro a mi oído izquierdo:
- Tambien desvísteme
Prosegui a desabrochar su blusa, un brassier negro de encaje tenia atrapado a 2 hermosos melones, le saque la blusa, mientras ella ya me había dejado en boxer. Lleve mis manos su cintura, para también desabrochar su jean y que saliera a todo su esplendor esa retaguardia que me atrapo la primera vez que lo vi, tan carnoso y moldeado, en medio de toda esa preciosidad, una calzón de encaje del mismo color, negro. Detuvimos nuestros besos, alejo su rostro un poco de mi y me sonrio. Me agarro de la mano, como dirigiéndose en cuatro por su cama, resisti la tentación de meter mi rostro en su trasero. Ambos nos acostamos de lado, de nuevo acercamos nuestros rostros a besarnos, mientras ponía mi mano en su espalda para acercarla más a mi.
De la nada senti que una mano comenzaba a estimular a mi amigo, la invitación ya estaba puesta, mi mano salió de su espalda para ir a levantar su brasier y dejar sus melones al descubierto, unas aurelas morenas con unos pezones prendidos, apague más mi cuerpo para sentir con mi piel sus pechos y redirigir mi mano hacia su zona intima, meti mi mano a tantear su campanita y su entrada, mi dedo medio exploro su cueva, lo cual estaba bastante humeda, decidí acomodar mi índice y tantear por todos lados, ella solto gemidos y como que quería arquearse. Seguiamos besándonos y ambos manoseando uno al otro hasta que ella, detuvo su mano para hacer bajar mi boxer, había llegado el momento que esperaba, me la iba comer.
Le hice echarse en su cama y yo me ponía encima de ella, la observe por completo su cuerpo y fije mi mirada en su rostro, aquella sonrisa triste que siempre tenia, había regresado, no había vuelta atrás.
- ¿Voy por un preservativo?
- ¿Acaso lo necesitas?
No espere más y fui de nuevo a besarla, mientras acomodaba mi herramienta en su taller, lo senti húmedo, caliente y algo ajustado. Qué sensación tan agradable. Estuve dándole en un ritmo moderado, para no sobreexcitarme, cuando ya sentía a venirme, decidí sacar a mi amigo que salió bien mojado, ella como que le dio un especie de calambre al hacer eso y me prendi en sus pechos, lamiendo, pasando lengua, unos mordiscos suaves, hasta podía juntar ambos senos para chupetearlos al mismo tiempo. Me detuve otra vez y mi boca comenzó a bajar recorriendo con besos, su barriga hasta su tesoro. El olor superficial era bastante agradable, pero no me engañaba se había echado algo, aún así continue mi camino y hice de todo con mi boca a su clítoris, tal acción, fue recompensado con gemidos y palabras de placer, que meti los dedos de mi mano derecha en su vagina, explorándola por doquier, tratando de encontrar su punto débil. Primero una mano llego hasta mi cabeza como queriendo presionar mi rostro contra su vagina aún más, eso hizo que me esforzara más a mi lengua y labios contra su critoris, recibiendo una expresión bendecidora de ella.
- Queee ricooo, dale máásss
Hasta que mis dedos dieron con su punto debíl, fue cuando 2 piernas cayeron en mis hombros como abrazándome aún contra su vagina, al cabo de unos minutos, solto una exhalación lenta y larga.
- ¡¡¡¡Ah ah aaaaaahhhhhh!!!!