Soy un ávido lector. Mis pocos tiempos libres los reparto entre el foro y la lectura y en esta última no hago distinciones entre un diario con las malas nuevas de todos los días, una revista de actualidad o de deportes, un buen libro técnico o una novela cautivante. Y entre estas debo confesarme cautivo total de Cien años de Soledad, novela que he devorado unas diez veces hasta poder leerla sin enredarme en el bosque enmarañado de personajes con nombres repetidos generación tras generación. Solo hubieron tres personajes cuyos nombres no veía repetidos de esa manera a lo largo de la novela: Amaranta, Melquíades y Gerineldo Marquez. Es obvio que el de la indescifrable fémina no me calzaba. Y entre los otros dos había preferencia de mi parte por un nick con el nombre del gitano sabio y misterioso pero alguien se me adelantó, algún cofrade, del que nunca he tenido noticias en mi recorrido por el foro, lleva hoy ese buen nick. Y me quedó entonces Gerineldo, tal vez el más triste de todos los personajes de Cien Años de Soledad, por lo corto y vago de su papel. Pero con el cual me identifiqué profundamente por estar imbuido de las características mas simples, y por lo tanto humanas, comparado con el resto de personajes de la novela. Gerineldo no tiene ninguna de las características que dan sello a los personajes centrales que, todos ellos, aparecen movidos por la ambición, el orgullo, el odio o el resentimiento. La contradicción de los fabulosos seres de Macondo se veía contrarrestada con la humanidad breve de Gerineldo, el eterno y leal compañero del Coronel Aureliano Buendia, a quien acompaño en los treinta y dos levantamientos armados que promovió y perdió. Y en medio de todo ese desbarajuste mágico que se daba en torno a ese irreal y absurdo Macondo y los levantamientos que acompañó, Gerineldo se daba un tiempo para expresar el más simple de los sentimientos: su amor profundo y rechazado hasta la muerte por Amaranta. La frase “está lloviendo en Macondo” no es un simple extracto del parte de guerra diario que Gerineldo le daba, en el transcurso de la guerra, a Aureliano. En ella, Gerineldo expresaba toda la humanidad que afloraba en él luego de verse rechazado para siempre por Amaranta. Y creo que en cada uno de nosotros hay algo de ello. Cada uno, tras un nick al que se encarga de recrear y darle una personalidad virtual a veces muy alejada de la real, conserva ese rasgo de humanidad que solo se puede apreciar en las experiencias más cotidianas. El foro es nuestro Macondo, en el que todos somos mágicos y hasta surrealistas. Aquí todos tenemos nuestra cola de cerdo ya que en estas páginas trascendemos a virtudes y defectos y, a veces, la contradicción con nuestra faceta real puede ser la más exagerada. Por ello preferí llamarme aquí Gerineldo Marquez, para recordar siempre que, a pesar de que estoy en Macondo, aun soy de carne y hueso. Para no dejarme ganar ni ser devorado por la faceta virtual. Para recordar siempre que por encima de todo, sigo siendo un transeúnte más de la vida. Con relajos, con excesos y con pasiones a veces desmedidos, pero también, por suerte, con afectos, obligaciones y un futuro que cuidar.
Salud.