QUE VERGUENZA Y PEOR SI GANA ALGUNO DE ELLOS
1) Vergüenza por López Aliaga, que de célibe empeñoso pasó a ser virgen cerebral, que de millonario en concesiones pasó a ser indigente de ideas. ¿Qué periodista de Willax le escribió, con letra enredada, lo que casi no podía leer este infeliz? ¿A quién creyó que podía engañar recitando fichas ajenas? La derecha peruana de talante religioso y ultracatólico alguna vez tuvo a José de la Riva Agüero y Osma como representante. Ahora debe contentarse con López-Aliaga. Es como pasar de un Mercedes a un triciclo cargado de chatarra.
2) Vergüenza por Hernando de Soto, que conmovió con su trémula vejez y sus delirios de protagonista retroactivo. Es una buena persona, un ensayista reconocido, un intérprete novedoso de cierto aspecto de la realidad peruana, pero el tiempo ha hecho su malévolo trabajo y el resultado es este monólogo refundador que no se sabe qué quiere decir, a dónde se dirige, qué metas persigue. Un gobierno de De Soto sería como el que en Alemania presidió, anciano y enfermo, Paul Von Hindenburg y que terminó, como ya sabemos, con Hitler en el poder. La llamada república de Weimar duró quince años en Alemania. La nuestra, tan frágil como aquella, lleva 199 años de existencia.
3) Vergüenza por Keiko Fujimori, la cabal demostración de que mi país tiene vocación de podre. Escucharla hablar de sus propuestas para combatir la corrupción es como escuchar a Mesalina hablar de la castidad, como escuchar a La Rayo hablar de la honradez, como escuchar a Magaly Medina dar una cátedra sobre el derecho a la privacidad. Que esta expresión del herpes fujimorista intente por tercera vez apoderarse del Perú para hacer con él lo mismo que hizo su padre delincuente, dice mucho y mal de nosotros. Dice lo peor de todos nosotros. Dice, en suma, que la ignorancia tiene un lado políticamente repugnante.
(Extraído de la pagina 12 de la revista HILDEBRANDT EN SUS TRECE publicado el viernes 2 de abril del 2021)