Pier10
Capitan
Mi bisabuelo era un pícaro hacendado que tenía como pasiones el campo, los animales y las mujeres. El dia de su entierro apareció una señora que parecia ser refinada y petulante. Despúes del pésame se acercó a conversar con mi padre y nos contó que era hija del finado y que le encantaría que estrechemos los lazos familiares. Mi padre propuso que se guarde una semana de luto y que al octavo día nos juntemos en un almuerzo de confraternización.
En el local del almuerzo había una pequeña tarima con un microfono. Primero mi abuela tomó la palabra y después de su breve discurso hablo la señora del cementerio.
- Querida família. Es extraño, pero es eso lo que somos. Hoy les quiero decir que estoy muy feliz de poder conocerlos. Mi padre siempre quizó que mantenga distancia, pero creo que lo correcto es todo lo contrário. Mi nombre es Elba, soy viuda y madre de dos hijos, Pedro que esta a mi derecha y Mathias que esta a mi izquierda. Pedro se prepara para ser sacerdote y Mathias tiene un hijo y una hija. Ramón y Daniela, a quien cariñosamente le decimos Yayita.
En ese momento tenía treze años y por primera vez sentía una erección por una mujer de carne y hueso. Yayita tenía veinte años, una carita tierna con unos ojos marrones intensos, cabellos negros ensortijados que cubrian toda su espalda pero daban pasó a su escultural trasero.
Toda la fiesta no pude evitar dejar de mirarla con lujuria. El meneo de su cuerpo bailando era un placer casi divino. Al son de la música sus caderas carnudas revoloteaban encuanto sus rulos dejaban entrever sus enormes pechos. Ese festin de sensualidad termino conmigo mastubandome en el baño.
Ya en mi casa me preguntaba cuando volvería a ver a Yayita. Los días fuerón pasando y mi tristeza solo aumentaba. Semanas después, cuando casí perdi las esperanza, mi mamá me llamó a la cocina y me dijo:
- Bañate y cambiate que es el cumpleaños de tu tia Elba.
- ¿ Iremos a su casa? - Dije casi tartamudiando porque mi corazón no paraba de latir intensamente.
- Esa pregunta que haces hombre. Si es mas que obvio. ¡ Asi que apúrate, si no te quedas !
continuará...
En el local del almuerzo había una pequeña tarima con un microfono. Primero mi abuela tomó la palabra y después de su breve discurso hablo la señora del cementerio.
- Querida família. Es extraño, pero es eso lo que somos. Hoy les quiero decir que estoy muy feliz de poder conocerlos. Mi padre siempre quizó que mantenga distancia, pero creo que lo correcto es todo lo contrário. Mi nombre es Elba, soy viuda y madre de dos hijos, Pedro que esta a mi derecha y Mathias que esta a mi izquierda. Pedro se prepara para ser sacerdote y Mathias tiene un hijo y una hija. Ramón y Daniela, a quien cariñosamente le decimos Yayita.
En ese momento tenía treze años y por primera vez sentía una erección por una mujer de carne y hueso. Yayita tenía veinte años, una carita tierna con unos ojos marrones intensos, cabellos negros ensortijados que cubrian toda su espalda pero daban pasó a su escultural trasero.
Toda la fiesta no pude evitar dejar de mirarla con lujuria. El meneo de su cuerpo bailando era un placer casi divino. Al son de la música sus caderas carnudas revoloteaban encuanto sus rulos dejaban entrever sus enormes pechos. Ese festin de sensualidad termino conmigo mastubandome en el baño.
Ya en mi casa me preguntaba cuando volvería a ver a Yayita. Los días fuerón pasando y mi tristeza solo aumentaba. Semanas después, cuando casí perdi las esperanza, mi mamá me llamó a la cocina y me dijo:
- Bañate y cambiate que es el cumpleaños de tu tia Elba.
- ¿ Iremos a su casa? - Dije casi tartamudiando porque mi corazón no paraba de latir intensamente.
- Esa pregunta que haces hombre. Si es mas que obvio. ¡ Asi que apúrate, si no te quedas !
continuará...