Esta, para decirlo en criollo, es la verdad de la milanesa. No se quiere que pague la condena impuesta por la justicia, nonono, lo que se quiere es verlo morir, ¿agonizar también? para mofarse y sentirse satisfecho de su desgracia. La venganza producto del odio más enfermizo, el revanchismo más vil, la mejor expresión del ojo por ojo y diente por diente. Este tipo de personas son las que se han quedado anclados en el pasado, y bien atrás, aquellos que disfrutaban viendo morir a otros seres humanos en la hoguera, el garrote y la guillotina. Y no lo digo por usted, porqué hay mucha gente aquí en el Perú que piensa igual y que, según las encuestas, afortunadamente, son minoría. Ni siquiera los deudos de los desaparecidos piden una cosa semejante.
Esta es la más risible sarta de incongruencias, falacias y abiertas mentiras que he leído. Me da tanta risa que me demoré en decidirme a contestar.
Lo que leen en el párrafo anterior es, mis estimados colegas foristas, lo que en oratoria se llama
"argumentum ad hominen" y que en buen criollo significa que, cuando no tienes ideas para rebatir los argumentos de otro, recurres a insultarlo, denigrarlo y/o difamarlo, con el fin de desacreditar sus argumentos mediante el recurso de desacreditar a su autor. Ese párrafo basta, sin necesidad de leer nada más de el extenso post de
Christmas, para comprender que está totalmente falto de ideas coherentes y razones válidas y sólo tiene consignas, como todo buen títere.
En verdad es aberrante y espeluznante lo que usted plantea, una forma de pensar impropia de occidente, que lamentablemente aun persiste en el medio Oriente, donde las mujeres son apedreadas por la multitud, donde aun persisten las ejecuciones públicas.
Lo dicho,
argumentum ad hominen, como si fuéramos tan ignorantes para no darnos cuenta que no existe ni el más mínimo punto de comparación entre encarcelar (en una carcel dorada, dicho sea de paso) a un criminal genocida luego de un juicio justo donde se respetaron todos sus derechos conforme a ley y apedrear mujeres en una ejecución pública luego de un discutible juicio religioso o popular.
Yo he escuchado al doctor Alberto Borea, renombrado jurista, manifestar que no hay mayores exigencias para otorgar el indulto. Que se siga determinado protocolo, es una forma de proceder y administrar la concesión de esta facultad presidencial. Pero que si el presidente lo desea, puede indultar a quién mejor le parezca. Y si se trata de Fujimori, mañana mismo podría hacerlo.
Esto ya pasa de ser un error, es una burda mentira. El pobre
Cristian cree que todos somos lo suficientemente ignorantes como para no darnos cuenta de cómo aplica la doctrina de
Joseph Goebbels (ministro de propaganda de Hitler)...
"Miente, miente, que algo queda"
En el Perú no rige el llamado "Derecho común", como sucede en Inglaterra y otros países anglosajones, sino el llamado "Derecho codicial". ¿Qué quiere decir esto? Que no nos basamos en el criterio de los funcionarios encargados de aplicar la ley, quienes actúan basados en la evaluación de los precedentes aplicables, sino que todos los derechos, todas las obligaciones, todos los delitos y todas las penas aplicables están escritas y especificadas en un conjunto de leyes llamado "Código". Tenemos el
Código Civil y tenemos el
Código penal. Tenemos además la
Constitución del Estado y tenemos los
Tratados y Convenciones Internacionales suscritos por el Estado Peruano.
Todo está allí, en blanco y negro, y no está sujeto a la libre interpretación.
Entonces,
no importa quién lo diga ni cuántas veces lo diga, el presidente no puede indultar a quien le dé la gana, porque la ley dice que los condenados por secuestro agravado no pueden ser beneficiarios del Indulto Presidencial y los tratados internacionales suscritos por el estado peruano dicen que los condenados por delitos de lesa humanidad no pueden ser beneficiarios del Indulto Presidencial. El presidente Humala, por tanto, no puede concederle el indulto a Alberto Fujimori sin violar la constitución, la convención internacional de los derechos humanos y el código penal.
La única posibilidad que tiene el presidente para indultar a Alberto Fujimori sin violar las leyes, es la posibilidad prevista por la ley de que Alberto Fujimori se encuentre en la fase terminal de una enfermedad mortal (cosa que, de momento, no es así). Esto no es crueldad, no es venganza, no es ensañamiento...
¡Es la Ley!
Eso es lo que dice la ley, no importa quién diga lo contrario, no importa cuántas veces lo repita. La verdad está escrita en blanco y negro y todos los que sabemos leer podemos leer la ley y saber que esto es así.
Todo lo demás que se diga al respecto es mentir descarada y malintencionadamente, cerrando terca y deliberadamente los ojos a lo que disponen las leyes vigentes.
...O me va decir que usted va a empuñar un arma, va a reclutar a unos cuantos incautos, se va ir al monte y va a romper el orden constitucional y va a instalarse en palacio de gobierno. Si es así, avíseme, que de puro gusto, encantado lo acompaño. No sé porqué de alguna u otra forma me siento atraído a las guerras, sobretodo cuando las causas son perdidas.
Maestraso, hay que respetar la institucionalidad...
No hay necesidad de irse al monte ni de romper el orden constitucional. La presión de los sectores más representativos de la sociedad puede lograr incluso hacer renunciar a un tirano criminal y genocida como Alberto Fujimori. ¿Quién puede negar sin mentir el impacto político y social de, por ejemplo,
La Marcha de Los Cuatro Suyos? Y aunque muchos perdieron mucho en esa marcha (un vecino mío, connotado ideólogo izquierdista, perdió un ojo a consecuencia de un cachiporrazo de la policía y la intencional falta de atención médica durante su subsecuente detención), la consecuencia más importante fue la renuncia del dictador. Que nadie diga que la acción concertada de las fuerzas democraticas de izquierda, centro y derecha, es una causa perdida.
Y que nadie se crea tampoco esa mentira, tan publicitada por los fujimoristas, de que en las elecciones la mitad del país votó por ellos. La verdad, le duela a quien le duela, es que apenas la quinta parte del país votó por ellos y, sólo en la segunda vuelta, cosecharon los votos de quienes, aún no sé si con justa razón o no, votaron en contra del Comandante Humala. La segunda vuelta no es representativa del arraigo popular, ni del fujimorismo ni del humalismo; la voluntad popular está mejor reflejada en los resultados de la primera vuelta.
Le duela a quien le duela.
Diablito