drais
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Estamos en un proceso de transformación de la sociedad acelerado. Es posible que a finales del siglo XXI a nuestros descendientes les parezca anacrónica la forma como hacíamos política. Quizás sea posible ese paradigma de fines de los años noventa de democracia de mercado, como la describía The Economist en 1999 y aparece en muchas películas de ciencia ficción, donde se nos presenta sociedades que disuelven el sistema democrático por falta de interés del ciudadano.
Francamente espero que no suceda, pero es la posibilidad existe.
Sin embargo existe el fenómeno contrario y lo vemos en nuestras narices, sin ponerle atención. Es lo que sucede en Europa, en España, Grecia, Portugal e Italia en particular. La manifestación de ayer frente al Congreso de los Diputados fue impresionante. Los manifestantes decían que la democracia había muerto asesinada con la daga de la austeridad que llegó a su corazón, el estado de bienestar. En Portugal la fecha coincidía con la Revolución de los claveles y todos los elementos de la sociedad (incluyendo los ciudadanos en uniforme - militares y policías) lo expresaban pacíficamente (en España hubo muchos disturbios).
Nosotros todavía estamos anesticiados por el discurso de la década del 2000. ATM y AGP recibieron un mensaje claro: cambios con continuidad de lo avanzado. Ayer decía un economista en la radio que hemos hecho la mitad de la tarea, la más difícil por cierto, la económica. La que no hacemos es la política y la social. Pretender achacar esa falencia al APRA, a Toledo o a los Nacionalistas sería parcialmente injusto, pues el niño no hace la tarea sin que la madre (el pueblo) esté detrás de él.
Francamente espero que no suceda, pero es la posibilidad existe.
Sin embargo existe el fenómeno contrario y lo vemos en nuestras narices, sin ponerle atención. Es lo que sucede en Europa, en España, Grecia, Portugal e Italia en particular. La manifestación de ayer frente al Congreso de los Diputados fue impresionante. Los manifestantes decían que la democracia había muerto asesinada con la daga de la austeridad que llegó a su corazón, el estado de bienestar. En Portugal la fecha coincidía con la Revolución de los claveles y todos los elementos de la sociedad (incluyendo los ciudadanos en uniforme - militares y policías) lo expresaban pacíficamente (en España hubo muchos disturbios).
Nosotros todavía estamos anesticiados por el discurso de la década del 2000. ATM y AGP recibieron un mensaje claro: cambios con continuidad de lo avanzado. Ayer decía un economista en la radio que hemos hecho la mitad de la tarea, la más difícil por cierto, la económica. La que no hacemos es la política y la social. Pretender achacar esa falencia al APRA, a Toledo o a los Nacionalistas sería parcialmente injusto, pues el niño no hace la tarea sin que la madre (el pueblo) esté detrás de él.
