Mi vida sexual ha cambiado plenamente, el sexo mi cofrade me harejuvenecido y a pesar de que tratamos de mantener nuestra relación en secreto,es evidente para los compañeros como nos devoramos con los ojos y nuestrasmuestras de cariño ante los compañeros de la oficina.
Me he vuelto adicta al sexo anal y es que mi trasero es la partedel cuerpo que vuelve loco a mi cofrade, tenemos sexo solo por el ano, y leencanta terminar dentro mío, me siento más feliz, más viva, más deseada,incluso ya no voy al gym porque toda esa energía la libero con nuestrosseguidos encuentros sexuales. Sin embargo no todo puede ser perfecto y sinpoder evitarlo se presentó un problema que me daba muchísima vergüenza decírseloa mi cofrade, ni a alguna amiga, me picaba el ano.
Sabía que podía ser infección, algún tipo de hongo, o tal vez elexceso de atención que le daba mi cofrade a esa zona en especial había logradoproducirme estos incomodos escozores, sin que nadie se entere hice una cita conel ginecólogo que es un viejo amigo de la familia.
Ese día llegue puntual y el mismo me atendió indicándome que suenfermera estaba enferma, no le di importancia y fuimos directo a suconsultorio.
- Bueno Jaqueline, cuentame a que se debe tu visita, chequeo derutina o alguna molestia? dijo el ginecólogo mientras revisaba unosdocumentos.
- Doctor, tengo una molestia que no me deja dormir. - respondí.
- Comprendo, Jaqueline; ¿Dónde tiene esa molestia? dijo elginecólogo mientras dejaba sus documentos a un lado poniendo atención.
- es que me da mucha vergüenza, eeehhhh (titubie un poco)
es en mi ano respondí en voz baja y muy colorada.
- ¿cómo es la molestia? dijo el ginecólogo mirándome de una forma diferente.
- Bueno, doctor... no sé cómo explicarle... contestenerviosa.
- Déjeme ayudarle. ¿Le duele, le arde o le pica... ahídetrás?
- Sí, me pica. conteste avergonzada
- ¿A todas horas o solo en momentos determinados, porejemplo, después de la ducha? pregunto curioso el doctor.
- Es por momentos doctor, Es muy incómodo, puede recetarmealgo? respondí tratando de salir de ese mal momento.
- jaqueline, disculpe que tenga que hacerle algunaspreguntas muy íntimas, pero es que, por lo que me cuenta, me tiene bastanteconfundido.
- No, no se preocupe. Pregunte, por favor doctor dijecasi suplicándole con los ojos que no las siga haciendo
- ¿Tiene relaciones sexuales anales con su esposo? pregunto mirándome de arriba a abajo.
- Usted conoce a mi marido, doctor. El es muy
correcto,muy serio, obviamente no lo hemos practicado eso era cierto porque incluso enalguna platica él había criticado ese tipo de prácticas sexuales declarándoseen contra.
-¿tienes problemas para abrir y cerrar el esfínter? dijomirándome directamente a los ojos.
- ¿El qué? conteste sobresaltada, en eso momento me dicuenta que fue una muy mala idea ir a un ginecólogo que es amigo de la familia.
- El esfínter... Ya sabe..., el agujerito de detrás... temolesta? dijo mientras sentía como me desnudaba con su mirada.
- No, doctor. Al menos, no lo he notado. sentencie quisecortar este interrogatorio pero se me adelanto.
- Una última pregunta, jaqueline. ¿Usted se seca bien esazona después de ducharse ¿o se le queda húmeda? Me puse roja, estaba bastanteavergonzada y era obvio que el ginecólogo estaba desviando las preguntas, asíque lo más cortante le dije:
- Mire, doctor. Yo me seco bien, pero entre el calor y lasnalgas grandes que tengo, es difícil que no sude por esa zona y dudo que esasea la causa, así que
.. quise pararme pero el doctor cambio su reacción.
- Bueno, Jaqueline. La voy a tener que revisar. Salvo quetenga algún hongo, no sé cuál puede ser la causa de sus picores. Pase detrásdel biombo, quítese la falda, acuéstese de espaldas en la camilla y espérese unmomento que ya voy.
Me sentía muy nerviosa, y me reprochaba estar en esta situación,me quite la parte de abajo y lo espere acostada en la camilla como me lo indico,al acercarse a mí sentí como su mirada quemaba todo mi cuerpo provocándome unconocido cosquilleo: Lista Jaqueline?
- Proceda doctor... Estoy lista...
Abrió lentamente mis nalgas con sus guantes de látexbuscando alguna irritación su mano iba bajando por mi entrepierna... sindecirme nada, cogió mis piernas separándolas aún más para facilitar surevisión, me sentía expuesta, morbosamente exhibida, hizo una pausa mirándomefijamente mis agujeros íntimos para indicarme:
- Por favor, ahora acostada como estás, levanta lascaderas y ponte en cuatro patas... Ya sabes, como un perro...
- ¿Así, doctor...? aunque me extraño ese tipo de pedidolo hice, mientras mi cuerpo se excitaba ante sus dedos manoseándome, mis nalgasdebían verse abiertos, expuestos, y sentía tan cerca su rostro que podía sentirsu calor y su aliento claramente
uhmm
- Jaqueline, en este momento estoy poniéndome vaselina enel dedo índice de mi guante para introducirlo por su recto y explorar a ver siencuentro algo. Ahora va... Despacio... Así... Sin dejarme reaccionar hundiósuavemente su dedo en mi ano, este lo recibió sin problemas, produciéndome unadeliciosa sensación
- Ahhhhh...
- Jaqueline, ¿le está molestando el dedo? me preguntabamientras movía suavemente su dedo de adentro hacia afuera, girándolo muydespacio, estaba sudando frio, quería que se detuviera pero mi cuerpo respondió:
- No... Siga, doctor. Ahhhh... Así... Ahhhhh...
-Sabe jaqueline, sus molestias son debido a una irritación delano, ese ano está siendo bastante manoseado. todo esto lo dijo sin dejar demover sus 2 dedos en mi ano girándolo en círculos. Si no es su marido quien selo cacha entonces debe ser de alguienmás pero no se preocupe que yo tengo lasolución.
- como dice doctor??- trate de negar cualquier cosa pero mesujeto de las piernas y hundió su cabeza entre mis nalgas lamiendo desde misexo hasta mi ano.
-aaaahhhhhhh uhmmmmm que lengua tenia, era como una serpiente,moviéndose, luchando en mi esfínter por querer hundirse y mojándome toda.
-uhmmm deténgase, aaaaaa, por favor uhmmmm mis gemidos eran mentira, mis manosahora cogían mis piernas y me ofrecía como una cualquiera a su lengua.
- Me dio una sonora nalgada mientras me ordenaba que me ponga en4 para seguir con su labor, yo obedientemente gire como una gata y separe misnalgas ansiosa de su lengua: no sabes hace cuánto tiempo quería comerme esteculito jaqui, ahora sabrás como cacha un hombre de verdad y no tu cachudomarido: se apodero de mis nalgas con ambas manos y epezo su deliciosa labor,fueron más de 5 minutos en los que me olvide de mi esposo, mi hijo, mi cofradey me entregue a ese ginecólogo, quien era amigo de mis padres y de mi esposo.
- cáchame por favor salió de mis labios, era una súplica,quería su verga en mis entrañas, me dio un par de bofetadas produciéndome masplacer que dolor y agarrándose de mis duras caderas me la metió por el ano sinpiedad. No era más grande ni mas gruesa que la del cofrade pero su forma detratarme, de lamerme la oreja, perforarme mientras mordía mi nuca, me haciallegar una y otra vez al clímax y sentirme de su propiedad, disfrutando deello.
Me vi en el espejo sobre la camilla en 4, arqueando mi espaldacon mi pelo ondulado suelto, mientras el ginecólogo me cogía con sus manazas delas nalgas y me perforaba una y otra vez sin piedad para luego cogerme de miscabellos y cual yegua salvaje montarme hasta lograr domarme.
Ambos gemimos, lamimos nuestras caras y lenguas, hasta queapretando mis nalgas con sus uñas me la clavo de golpe dándome un potentechorro de semen haciéndome llegar al cielo, por varios segundos que para mifueron una eternidad permanecimos abotonados como dos perros.Luego de varios minutos, se alejó de mí y se fue a bañarmientras yo asustada por la hora me arregle mi ropa para irme a casa, mientrasiba regresando a la realidad, mi esposo, mi hijo, mi vida.
Antes de irme quise decirle que esto había sido un error y queno me buscara, pero me sujeto con fuerza del brazo arrinconándome contra lapared y nos comimos a besos mientras sobaba mis senos a su antojo, ya era suyay aun no lo sabía.
-te voy a dar una crema para que desaparezca esas molestias medio un último beso y jure no volver a buscarlo.
continuara.....???