dalymanu
Teniente
- 317
- 968
- 117
- Registrado
- 21 Feb 2016
- Registrado
- 21 Feb 2016
- Mensajes
- 317
- Puntos de reacción
- 968
- Puntos
- 117
9 Years of Service
Hace 12 años mi madre contrató una empleada para que limpie su casa y de paso la mía. La señora que contrató era de más o menos 45 años, muy amable y recontra conversadora, esa virtud hizo que mi madre la conserve trabajando hasta hoy. La cuestión es que después de un tiempo mi mamá me pidió como favor que contrate a la hija de su empleada para que se hiciera cargo de mi casa, pues la hija estaba sin empleo y necesitaba el dinero y yo necesitaba quien limpie y ordene mi casa. A mi madre no le niego nada desde que mi padre falleció, así que sin dudarlo, contraté a la charapa hija de la hasta ahora amiga de mi mamá.
María llegó una mañana a la puerta de mi casa y me encontró barriendo la vereda (lo hacía como costumbre, siempre lo hice y aun lo sigo haciendo) se presentó, la invité a mi salita y conversamos sobre sus labores y las fechas de pago. María tenía algo de 25 años, según me dijo era casada y como yo solo requería que trabajara hasta las 5 p.m., ella podía regresar todos los días a su casa después de terminar sus labores. Hasta ese momento no me había fijado mucho en ella pues tenía ropa holgada y deportiva, pero sin duda era una charapa joven aun, pero ya con su recorrido.
En su primer día de trabajo note algo diferente en ella, había llegado a trabajar en una licra fuxia pegadita que dejaba ver el culazo que se manejaba, si lo hacía a propósito o no, lo iba a descubrir pronto.
Yo tenía como costumbre desayunar, muy temprano, con mi madre y luego ya hacer mis cosas o irme al trabajo, según sea el día; pero, no le había comunicado eso a María y ella me había preparado un desayuno. Cuando me senté en mi salita a trabajar en mi laptop, María me alcanzó un jugo surtido y antes que me siga trayendo más cosas le comenté que ya había desayunado, muy temprano, y que no se preocupará, que siga haciendo sus labores con normalidad. Ella un poco sorprendida, me dijo con su voz charapa "Ya vuelta, mañana vengo más temprano para prepararle su desayuno" Yo: no te preocupes, ven a la hora normal, el desayuno generalmente lo tomo fuera". Esa mañana la charapa se puso a trapear lentamente en el piso de la sala, era una clara invitación a que le viera el culo, pues con cada mancha que se topaba, automáticamente se arrodillaba a limpiar con una paciencia única y su licra traslucía la tanga con encaje que tenía puesta, era claro que quería que le viera el culo.
El día pasó rápido y ya eran casi las 5 de la tarde, María toca la puerta de mi oficina y me pide permiso para usar la ducha del cuarto de invitados que se encuentra en el segundo piso. Yo: Puedes usar ese cuarto sin problemas, e incluso si quieres puedes quedarte ahí si algún día se te hace tarde o tienes trabajo acumulado que quieres nivelar al siguiente día.
Ni bien le dije eso, la charapa enrumbó al segundo piso y en medio del silencio pude escuchar como el agua corría en la ducha del segundo piso. Como a la media hora, María bajó ya nuevamente con su ropa deportiva ancha y con su voz charapa me dijo: hasta mañana señor.
Dentro de mi sabía que pronto ese culo iba a recibir toda mi leche.
María llegó una mañana a la puerta de mi casa y me encontró barriendo la vereda (lo hacía como costumbre, siempre lo hice y aun lo sigo haciendo) se presentó, la invité a mi salita y conversamos sobre sus labores y las fechas de pago. María tenía algo de 25 años, según me dijo era casada y como yo solo requería que trabajara hasta las 5 p.m., ella podía regresar todos los días a su casa después de terminar sus labores. Hasta ese momento no me había fijado mucho en ella pues tenía ropa holgada y deportiva, pero sin duda era una charapa joven aun, pero ya con su recorrido.
En su primer día de trabajo note algo diferente en ella, había llegado a trabajar en una licra fuxia pegadita que dejaba ver el culazo que se manejaba, si lo hacía a propósito o no, lo iba a descubrir pronto.
Yo tenía como costumbre desayunar, muy temprano, con mi madre y luego ya hacer mis cosas o irme al trabajo, según sea el día; pero, no le había comunicado eso a María y ella me había preparado un desayuno. Cuando me senté en mi salita a trabajar en mi laptop, María me alcanzó un jugo surtido y antes que me siga trayendo más cosas le comenté que ya había desayunado, muy temprano, y que no se preocupará, que siga haciendo sus labores con normalidad. Ella un poco sorprendida, me dijo con su voz charapa "Ya vuelta, mañana vengo más temprano para prepararle su desayuno" Yo: no te preocupes, ven a la hora normal, el desayuno generalmente lo tomo fuera". Esa mañana la charapa se puso a trapear lentamente en el piso de la sala, era una clara invitación a que le viera el culo, pues con cada mancha que se topaba, automáticamente se arrodillaba a limpiar con una paciencia única y su licra traslucía la tanga con encaje que tenía puesta, era claro que quería que le viera el culo.
El día pasó rápido y ya eran casi las 5 de la tarde, María toca la puerta de mi oficina y me pide permiso para usar la ducha del cuarto de invitados que se encuentra en el segundo piso. Yo: Puedes usar ese cuarto sin problemas, e incluso si quieres puedes quedarte ahí si algún día se te hace tarde o tienes trabajo acumulado que quieres nivelar al siguiente día.
Ni bien le dije eso, la charapa enrumbó al segundo piso y en medio del silencio pude escuchar como el agua corría en la ducha del segundo piso. Como a la media hora, María bajó ya nuevamente con su ropa deportiva ancha y con su voz charapa me dijo: hasta mañana señor.
Dentro de mi sabía que pronto ese culo iba a recibir toda mi leche.
Última edición: