"Estimado cofra Philip Gerard, que historia la que nos cuenta, muchos debemos pasar por esto, cuando por nuestras parejas nos falta la necesidad del acercamiento sexual, sea por factores exógenos o endógenos.
Leo seguido sus intervenciones, por la altura de sus comentarios, pero me gustaría por la experiencia vivida y contada en este post, si pudiera darnos una apreciación personal de lo sentido durante ese proceso.
Tal vez lo podría considerar en el tema: "Infidelidad es estar con una kine".
Sldos. HERRAMENTERO".
Mi estimado cófrade Herramentero me pide que intervenga con mi opinión vivencial en este peculiar foro. Digo peculiar porque pone en debate lo que todos hacemos, pero que sin embargo pocos reconocemos, que "somos o hemos sido infieles". La verdad es que todo es culpa de la sociedad en que vivimos. Y es que si bien (casi) todos nos casamos o emparejamos con la firme creencia que nuestra mujercita es la que nos sorberá el seso y la paja toda la vida, al tiempo nos encontramos que ello no es así. Y generalmente por culpa de sus prejuicios, "que no hagas esto, que no hagas lo otro, que crees que soy una puta", etc. Eso y las ganas de disfrutar de más y más placer a diario, nos llevan a buscar otros lares dónde cambiarle el agua al pajarito. En mi caso personal, la primera vez que lo hice con una kine, fue fortuito, mi mujer estaba en 8 meses de embarazo y el médico ya había prohibido toda peentración, así que estaba con el palo a mil y ya me había cansado de la manuela. tuve la suerte de que se me cruzara un volantero con un mosquito, dando información de un sitio en las primeras cuadras de la av. alfonso ugarte, así que fui a ver y suácate, el paraíso. me volví caserito por dos meses, tenía mi kine bien rica, que ya sabía qué días y horas me tocaba. así que me esperaba bañadita y perfumadita. valga la pena decir que mi presencia le subía el estándar al sitio, ella misma me lo dijo, que era su mejor cliente, llegaba bañadito, perfumado etc. Así que me agarró cariño. Debo confesar también, que el hacerlo con ella era totalmente diferente, me dejaba hacer de todo, yo era su dueño. Hasta que pasó la cuarentena de rigor y mi mujercita comenzó a ponerse al día también. Por razones obvias ya no concurrí, como un mes, cuando ya regresé porque la verdad que extrañaba las revolcadas con la jermita, ya no la encontré. La comencé a extrañar, y es que se había convertido para mí en una amante. En la que encontraba lo que mi mujer no me daba. Así de concreto. Y sí pues, sí le era infiel, porque la deseaba y me entregaba, en algunas cosas más que cuando estaba con mi mujer. Se llegó a crear una relación entre ambos, no de amor, sí de pasión. Después de ella aprendí a no depender de solo una kine. Porque sí se extraña cuando te has vuelto dependiente. Y prefiero kines antes que amantes, porque tengo amigos que veo el gran estrés que viven con las amantes, a veces más exigentes que sus propias mujeres. pero no pueden romper con ellas por su dependencia emocional. Una amante no es solo cuerpo también hay sentimiento (hay hasta quienes tienen dos familias, mismo luchito gonzales de al fondo hay sitio). Con las kines es diferente, las ves cuando quieres y punto. Pero debo confesar también que ya no kineo, no por "fiel", sino porque ya estoy en busca de algo diferente, que es mucho más que corporal, y en eso las kines ya no ayudan.