grindo doido
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Plegarias atendidas
Autor: Truman Capote
Año: 1986
Plegarias Atendidas se desvelaba como una “novela en clave”, es decir, una novela que parecía ser ficción pero narraba la realidad, protagonizada por P. B. Jones, un joven escritor y gigoló bisexual que se codea con la alta sociedad y atesora sus confidencias para escribir su propia obra, de título homónimo a la real: Plegarias Atendidas.

Portada de la primera edición de la inacabada novela Plegarias atendidas, de Truman Capote. Wikimedia Commons
Los fragmentos publicados relataban los encuentros de Jones con sus poderosas amigas, quienes, caricaturizadas como frívolas, le hacían partícipe de infidelidades, fraudes e incluso un asesinato. De nuevo, Capote retrataba el choque entre dos clases sociales irreconciliables. Si P. B. Jones era un evidente alter ego del autor, las demás “claves” de la novela tampoco tardaron en ser desveladas. El segundo capítulo publicado, “La Côte Basque” –nombre del restaurante donde el escritor se reunía con sus “cisnes”–, dejaba claras las identidades reales tras los personajes.
Capote había imaginado Plegarias Atendidas como una pistola apuntando a la jet-set, pero aquel número de Esquire funcionó como una bomba. Las traicionadas “cisnes” se reconocieron en sus caricaturas y acordaron castigar al autor con el más absoluto ostracismo social. Refugiado en California, Capote respondió al escándalo diciendo: “¿Qué se esperaban? Soy escritor”.
El declive de un genio
Pero Capote conocía el riesgo de entrañaba Plegarias Atendidas. En un programa de entrevistas en 1971 ya se refería a la novela como una “póstuma”, asegurando que “o la acabo o ella acabará conmigo”.
Efectivamente, tras el escándalo de Esquire, sus “cisnes” y toda Nueva York lo vetaron. Aislado, el novelista se ocultó tras el personaje público que se había creado: “Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”. Pero desde 1975, un declive creativo y personal causado por el rechazo aplacó su genialidad.
De cara al mundo, Capote seguía inmerso en Plegarias Atendidas, pero su creciente alcoholismo le impidió publicarla, y nueve años después, le impidió seguir viviendo. Tras un suicidio progresivo, Capote murió a los 59 años en California. Sus “cisnes” nunca le perdonaron. Antes de su muerte, entregó a una amiga la llave de una caja fuerte que, supuestamente, contenía el manuscrito de Plegarias Atendidas. No le dijo el paradero de la caja, sólo que “la novela se encontrará cuando quiera ser encontrada”, como consta en el prólogo que su editor, Joseph M. Fox, escribió para el libro inacabado.
Cuarenta años después, todavía ignoramos si el manuscrito existe, si Capote continuó trabajando en él o si, asolado por el escándalo, lo destruyó enteramente.
https://theconversation.com/plegarias-atendidas-la-caida-de-truman-capote-224821
https://bnjm.cu/img/noticias/2022/1/12/Capote Truman - Plegarias atendidas-doc.pdf
Autor: Truman Capote
Año: 1986
Plegarias Atendidas se desvelaba como una “novela en clave”, es decir, una novela que parecía ser ficción pero narraba la realidad, protagonizada por P. B. Jones, un joven escritor y gigoló bisexual que se codea con la alta sociedad y atesora sus confidencias para escribir su propia obra, de título homónimo a la real: Plegarias Atendidas.

Portada de la primera edición de la inacabada novela Plegarias atendidas, de Truman Capote. Wikimedia Commons
Los fragmentos publicados relataban los encuentros de Jones con sus poderosas amigas, quienes, caricaturizadas como frívolas, le hacían partícipe de infidelidades, fraudes e incluso un asesinato. De nuevo, Capote retrataba el choque entre dos clases sociales irreconciliables. Si P. B. Jones era un evidente alter ego del autor, las demás “claves” de la novela tampoco tardaron en ser desveladas. El segundo capítulo publicado, “La Côte Basque” –nombre del restaurante donde el escritor se reunía con sus “cisnes”–, dejaba claras las identidades reales tras los personajes.
Capote había imaginado Plegarias Atendidas como una pistola apuntando a la jet-set, pero aquel número de Esquire funcionó como una bomba. Las traicionadas “cisnes” se reconocieron en sus caricaturas y acordaron castigar al autor con el más absoluto ostracismo social. Refugiado en California, Capote respondió al escándalo diciendo: “¿Qué se esperaban? Soy escritor”.
El declive de un genio
Pero Capote conocía el riesgo de entrañaba Plegarias Atendidas. En un programa de entrevistas en 1971 ya se refería a la novela como una “póstuma”, asegurando que “o la acabo o ella acabará conmigo”.
Efectivamente, tras el escándalo de Esquire, sus “cisnes” y toda Nueva York lo vetaron. Aislado, el novelista se ocultó tras el personaje público que se había creado: “Soy alcohólico. Soy drogadicto. Soy homosexual. Soy un genio”. Pero desde 1975, un declive creativo y personal causado por el rechazo aplacó su genialidad.
De cara al mundo, Capote seguía inmerso en Plegarias Atendidas, pero su creciente alcoholismo le impidió publicarla, y nueve años después, le impidió seguir viviendo. Tras un suicidio progresivo, Capote murió a los 59 años en California. Sus “cisnes” nunca le perdonaron. Antes de su muerte, entregó a una amiga la llave de una caja fuerte que, supuestamente, contenía el manuscrito de Plegarias Atendidas. No le dijo el paradero de la caja, sólo que “la novela se encontrará cuando quiera ser encontrada”, como consta en el prólogo que su editor, Joseph M. Fox, escribió para el libro inacabado.
Cuarenta años después, todavía ignoramos si el manuscrito existe, si Capote continuó trabajando en él o si, asolado por el escándalo, lo destruyó enteramente.
https://theconversation.com/plegarias-atendidas-la-caida-de-truman-capote-224821
https://bnjm.cu/img/noticias/2022/1/12/Capote Truman - Plegarias atendidas-doc.pdf