Parte 7
Al día siguiente (octavo día) Lupe igual no hizo sus ejercicios temprano, sino espero que me fuera, claro esperaba que llegara Mateo. Apenas me fui se metió a nuestro dormitorio a ponerse el atuendo deportivo que había comprado un día antes, al parecer para lucirlo y estrenarlo con el chibolo. Estaba furioso. Termino de cambiarse y llamo a Mateo, si, ella misma, fue quien lo llamo, al parecer se estaba dejando llevar por sus bajas pasiones. Le dijo que se acercara, que yo ya me había ido, como si ya fueran amantes ocultándose del marido cornudo. Mateo llegaba del gimnasio, estaba todo sudoroso y con su maletín deportivo en la mano. Apenas vio a mi esposa se sorprendió con el nuevo atuendo “luces igual de espectacular que ayer, estas… ufff”. Lupe solo se rio exagerada y coquetamente. Mateo tiro su maletín a un lado de la sala, como si fuera su casa y comenzaron hacer las mismas rutinas de ayer y a poner su mano sobre mi mujer en la misma rutina del día anterior. Lupe nuevamente no decía nada, pero esta vez comenzaba a reírse de todo y Mateo se reía con ella. Al terminar la rutina se fueron a la cocina a refrescarse. En ese momento Lupe le dice que le preparara un batido.
Mateo: Me encantaría señora, pero ya me tengo que alistar para ir a trabajar. Necesito un baño, estoy todo sudoroso.
Lupe: Si estas apurado báñate acá, mientras te preparo el batido (no podía creer lo descarada que estaba siendo mi mujer).
Mateo: Entonces me tomo un duchazo rápido y salgo a probar su batido.
Mateo se metió al baño de visita, mientras Lupe preparaba su batido. Me pareció raro que al entrar al baño, Mateo entrara sin nada, ya que su maletín, donde supuestamente tiene su toalla y ropa, seguía en la sala. Luego me di cuenta de su intención, la única finalidad era seducir a mi mujer, valiéndose de cualquier artimaña. Veo que Mateo entra completamente desnudo a la sala, supuestamente para recoger su maletín, haciendo el mayor ruido posible. Mi esposa que se encontraba en la cocina, al escuchar el ruido e imaginando que Mateo sigue en la ducha, se acerca a la sala y se encuentra frente a frente con Mateo completamente desnudo. Mi esposa queda sorprendida, inmovilizada, con la boca abierta y sin parpadear, conteniendo la respiración y sin emitir ninguna sola palabra. Mateo muy lentamente se pone el maletín delante del el, para tapar su miembro de la vista de mi esposa.
Mateo: Disculpe, olvide mi maletín en la sala y ahí estaba mi toalla y ropa. La estuve llamando para que me alcanzara el maletín, pero no me respondió, pensé que de repente había salido (Mentira! En ningún momento la llamo, salió de frente desnudo con la intención de que mi mujer lo viera).
Lupe: Ehhh aaa, ehhh no escuche nada… ehhh seguro fue el ruido de la licuadora (casi ni podía hablar).
Mateo: Esta bien señora? (Mateo se comenzó acercar hacia ella).
Lupe intentaba decir algo, pero no podía. Mateo se puso frente a ella y puso su mano sobre su mejilla, luego soltó su maletín, se quedó nuevamente desnudo frente a ella y con la verga empalmada, apuntando hacia ella. En ese momento la mirada de Lupe apuntaba hacia la verga de Mateo. Estaba sorprendida por su… tamaño? Quizás. O tal vez al ver, por primera vez una verga distinta a la mía. El con su otra mano agarra la otra mejilla de Lupe. Ya con las dos en la cara de mi mujer, acerca sus labios a los de Lupe. En ese momento ella comienza a tambalear y se retuerce como si le doliera algo, comienza a gemir suavemente un “Ah, Ah, Ahhh”. Mateo mira hacia abajo y se da cuenta que la malla estaba completamente mojada en la parte de su concha y el muslo (al ser la malla de color claro, era más notoria). Lupe estaba teniendo multiples orgasmos y se estaba viniendo salvajemente, casi sin que Mateo la hubiera tocado. Lupe no pudo mantenerse de pie y cae sobre el mueble. Mateo se agacha, le abre sus piernas y comienza mirar todo lo que se ha venido mi mujer, con una sonrisa de satisfacción. En esa posición, con mi mujer tirada en el sofá y Mateo desnudo, agachado frente a ella y abriéndole las piernas, comienzan una reveladora conversación.
Lupe: Ahhh! Que me ha pasado? Me he orinado?
Mateo: De verdad piensas eso?
Lupe: Hay no!!! Me vino mi periodo.
Mateo: Jajaja
Lupe: De que te ries?
Mateo: Dime que es lo que sientes? Se siente mal o se siente bien?
Lupe: No se siente mal, ahhh! Al contrario mmmm se siente bien, pero dime que me pasa.
Mateo: Te has venido, eyaculación femenina le dicen, producto de los orgasmos que has tenido y por tu pregunta, creo que nunca te había pasado, pero no te preocupes, conmigo lo vas a sentir más seguido.
Lupe: Que dices?!!! (Sentía en ese momento rabia e impotencia, mientras se me aceleraba el corazón).
Mateo acerco su nariz a la malla mojada para olerlo. Al sentir que su respiración golpeaba su concha, Lupe se volvió a retorcer de placer. Mateo la sujeto fuerte de sus piernas para mantenerla en la misma pose. Esta vez, comenzó acercar su boca a la concha de mi mujer, para poner su lengua sobre esa malla mojada por el líquido vaginal de mi mujer. En ese momento suena el celular de Lupe. Ella reacciona y sale de la garra de Mateo y logra contestar la llamada. Eran las hermanas de la iglesia, “15 minutos!” grita Lupe. Nuevamente Lupe había olvidado por completo que tenía una reunión en nuestra casa con las hermanas de la iglesia.
Lupe: Mateo, te tienes que ir las hermanas vienen en 15 minutos.
Mateo: Si claro (todo sobrado, como si Lupe fuera una más). Nos vemos mañana.
Lupe: Ehhh… Si, nos vemos mañana.
Mateo se vistió rápidamente y al momento de despedirse intento darle un beso en la boca a mi esposa. Lupe volteo la cara lentamente y puso su mejilla. Mateo beso su mejilla, muy cerca de los labios de mi mujer. Fue un beso prolongado. Mientras le dio el beso en la mejilla, puso ambas manos en la parte baja de su espalda y la bajo lentamente, para agarrar y apretar el culo de mi mujer, mientras Lupe solo cerro los ojos. Mateo termino el saludo, metiéndole un sonoro lapo en la nalga de mi mujer y se retiró. Lupe cerró la puerta y se quedó ahí, tratando de recuperar el aire, que al parecer le faltaba. Luego se miró como su malla estaba completamente mojada y se fue a nuestra habitación a cambiar. Se sacó el top primero dejando sus tetas al aire, se la agarro, se las comenzó a masajear de forma circular, mojo sus dedos con saliva y comenzó apretar sus pezones. Luego se sacó la malla, la miro, la olio y mientras la olía, se recostó al pie de la cama y empezó a meterse la otra mano dentro de su tanga mojada. Cada vez se excitaba más, gemía más fuerte, finalmente soltó la malla y se quitó la tanga mojada, para quedar completamente desnuda sobre la cama, con una mano sobándose su clítoris y con la otra se agarraba las tetas, mientras gemía ya como cualquier puta callejera, diciendo cosas como: “Si, si, siii” “dame más” “mmm que rico, así, fuerte”. Un dedo, dos dedos y finalmente tres dedos se logró meter a su concha, mientras no dejaba de venirse una tras otra. Interrumpió un rato su masturbación para contestar a las hermanas que ya estaban en la puerta de nuestra casa y decirle que estaba en el baño y que la esperara un rato más. Ella siguió masturbándose como una zorra cualquiera, mojando nuestra cama con sus venidas. Era obvio que estaba pensando en él, fue cosa del destino que no se la tirara en ese momento, lo cual provoco que se esté masturbando como una salvaje imaginando que ese chibolo de se la follaba. Tirada en la cama se sacaba y metía los dedos, mientras con la otra mano se sobaba el clítoris, hasta que finalmente llego el más brutal y salvaje orgasmos, por sus fuertes gemidos y por la cantidad de chorro que boto de su concha, terminando esa salvaje escena con un “así Mateo, mmm rico”. Las lágrimas brotaban por mis ojos de tristeza combinado con rabia e impotencia al ver a mi mujer tirada en muestra cama marital, desnuda, exhausta después de esa brutal masturbación y encima escucharla terminar su orgasmo mencionando a otro hombre, un chibolo que podía ser su hijo y al que yo consideraba un amigo. Después de un rato y con mucho esfuerzo se levantó y se puso un buzo y fue a recibir a las hermanas, con esas mismas manos agarro la biblia, se persigno, rezo, fue terrible ver su cinismo.
Cofras el chibolo no se la tiro en ese momento, pero para mí Lupe ya me había sido infiel al masturbarse de esa forma, pensando en él. Golpee la pared, llore, tire un vaso contra el suelo, quise regresar a Lima en ese momento, no me importaba nada, pero sobre todo maldije el no haber visto esos videos antes, ya que pude haber evitado que eso llegara a consumarse. Estaba furioso, pero también muy cansado, no había comido nada y ya era de noche. Llame a recepción y pedí una botella de whisky, solo necesitaba eso en ese momento para seguir viendo los videos, porque habían quedado en verse al día siguiente y yo, ya estaba decidido a ver todo. Al día siguiente, Lupe, mi esposa, mi mujer, a pesar de su conciencia de culpa, a pesar de sus rezos, de su resistencia por mantener su dignidad, terminaría cediendo a esas bajas pasiones, a la lujuria que tanto aborrecía como católica y consumaría finalmente su pecado, digámoslo físicamente, porque después de ver la última escena, para mí ya estaba consumado su infidelidad. Continuara…