Parte 9
Mateo se fue hacia Lupe bruscamente, mientras levantaba sus manos y la tomo de los hombros. La arrincono contra la pared. Con la misma vehemencia, le puso el antebrazo en el cuello y con la otra mano le abrió las piernas e hizo a un costado su hilo y clavo sus dedos en la concha de mi mujer, comenzó a masturbarla. Ella no tuvo reacción, comenzó a tambalear, apoyo una mano sobre una mesita de sala y la otra la puso sobre el hombre de Mateo. Lo hacía para mantenerse de pie.
Mateo: No me vuelvas a poner la mano encima carajo (la miraba fijamente, tenía una mirada entre furiosa y morbosa).
Lupe: Ahhh! Disculpa Aaaaahhhhh! (mi esposa estaba asustada pero también arrecha). No sigas por favor aaahhh!!!
Mateo: Shhh no jodas, esa concha es mía. Tienes todo tu hilo mojado, que ricooo!!!.
Mateo está follando a mi mujer con sus dedos, le había metido como tres dedos y con el pulgar sobaba su clítoris, cada vez la follaba más rápido, se escuchaba cada vez más fuerte el charco de venida que salía de su concha y como salpicaba cada vez que los dedos de Mateo penetraba su concha. Lupe entre sus gemidos, cada vez más fuerte, le pedía que se detuviera. Mateo a un furioso saca el brazo que apretaba el cuello de Lupe y comienza apretar y cachetear sus tetas, para luego chuparle sus pezones, sacaba su boca de sus tetas para volver a cachetearlas. Se quedaban rojas y con la huella de su mano en los blancos pechos de mi mujer.
Lupe golpea muy débilmente la espalda de Mateo, mientras él se comía a mordisco sus pezones. Aun ponía algo de resistencia, pero eso contrastaba con los gemidos de placer que Mateo provocaba en ella. Por momentos entre sus gemidos llegaba a decir: “detente” “no sigas”, pero eso se fue esfumando. Ya rendida, esos golpes que daba en la espalda de Mateo se detuvieron, para finalmente tomar la nuca de Mateo y hundir su cara aún más en sus pechos. Se entregó completamente. Mientras le comía los pechos Mateo la follaba con sus dedos, mientras más aceleraba, más aumentaba los alaridos de mi mujer. Después de comerse por buen rato los pechos de mi mujer, saca su mano de la concha de mujer, la cual estaba toda mojada casi blanca de las venidas continuas de Lupe. Mateo mira su mano y la mira a ella y le restriega toda su mano con su líquido vaginal en la cara de mi mujer. Lupe vuelve a forcejear con él para evitar que le embarre la cara con sus propios liquido vaginal, pero Mateo se pone fuerte y con la mano embarrada, le agarra la cara bien fuerte, presionando la cabeza de Lupe contra la pared y le ordena “Cálmate carajo! Ahora siente y huélelo”, mientras que con la otra mano le comienza a sobar el clítoris. Lupe se calmó y comenzó a oler la mano embarrada de Mateo. Después saco su lengua y comenzó a lamerle toda la mano, finalmente termina chupándole los dedos a Mateo y tragándose su propia venida. Mientras Mateo le decía “Así muy bien. Que rico carajo! Trágate tus líquidos”. Lupe se tragaba los dedos de Mateo con desesperación, estaba hecha una zorra.
Mateo comienza a bajar, en el camino le chupa los senos, el ombligo hasta que llega a la concha, hace a un lado el hilo y comienza acercar su lengua, pero Lupe, que no le gustaba que yo le hiciera sexo oral, reacciona y empuja a Mateo, que se encontraba agachado frente a su concha. El pierde el equilibrio y cae de culo al suelo.
Mateo: PTM!!!
Lupe: Disculpa, pero no me gusto lo que vas hacer, me parece asqueroso.
Mateo: Te dije que no volvieras hacerlo carajo!
Mateo se levantó del piso furioso. En ese momento pensé que ahora si la golpearía. Lupe asustada se tapó con los brazos. Mateo la toma de los hombros, la jaloneo hacia uno de los muebles de la sala y la lanzo encima del mueble. Con su cara aun furiosa, le abre las piernas y se pone entre ellas. Toma su hilo con ambas manos y se lo rompe. Él es de contextura delgada, pero en ese momento los brazos se le hincharon tremendamente por la fuerza que uso para romperle su diminuta prenda íntima, mientras la miraba fijamente, con una mirada entre sádica y furiosa. Lupe ahora si está completamente desnuda y Mateo dirige su lengua a su concha. Ella solo mira resignada.
Mateo contiene sus impulsos y dirige su lengua de manera muy suave al clítoris de mi mujer. El leve contacto de la punta de su lengua con el clítoris de Lupe provoca en ella unos fuertes gemidos. Mateo comienza a chuparle el clítoris, eso ya provocaba los gritos de Lupe. Lamia su concha, chupaba su clítoris y terminaba besando sus labios vaginales. Lupe se retorcía de placer sobre el mueble, su cabeza iba de un lado a otro de tanto placer que sentía. Mateo vuelve a follar la vagina con sus dedos, mientras le chupa el clítoris. Lupe comenzaba a venirse de nuevo y Mateo se tragaba su líquido vaginal. Lupe agarraba con furia el pelo de Mateo, para hundirlo más en su concha, después de un rato él retira bruscamente las manos de Lupe y le ordena con voz de mando “agárrate las tetas” ella inmediatamente le hace caso, se comienza a sobar sus pechos, mientras Mateo le mete tremendos lapos a su concha, el sonido era, como cuando pisas un charco de agua, mientras le metía eso lapos, de su concha saltaban gotones de sus venidas, de ahí le mete los dos dedos del medio y la comienza a follar, mientras le sigue chupando su clítoris. En ese momento a Lupe le vino una explosión de múltiples orgasmos. Chorros de su venida comenzó a salir por su conchita, mientras su cuerpo temblaba producto de los orgasmos. La tembladera provoco que Lupe girara su cuerpo y se cayera del mueble. Felizmente el suelo esta alfombrado y evito que se hiciera daño. Su cara fue a dar al piso y su culo estaba aún levantado. Mateo, sentado en el mueble, miraba riéndose como Lupe se retorcía de placer en el suelo, a sus pies. Lupe intento levantarse, pero inmediatamente Mateo le puso su pie sobre la espalda y la empujo contra el piso, con ese mismo pie, la giro y la puso boca arriba. Todo eso mientras él seguía sentado. Lupe estaba entregada totalmente, tan excitada que aún seguía temblando y gimiendo. En medio de esos gemidos le pidió a Mateo lo que tanto había deseado.
Lupe: Métemela ya!!! Acabemos con esto. Metemela!!!
Mateo: Asu que zorra resultaste ser.
Lupe: Aaahhh!!! No me hables así, Aaahhh!!! (al parecer con Lupe no le iba a funcionar el usar palabras vulgares)
Mateo: Si no te gusta no lo digo más, pero usar esas palabras me excita más, se me pone más dura y lista para meterla.
Lupe: Entonces hazlo, pero métemela ya.
Mateo: Así me gusta mi zorra. Ahora dime que quieres que te meta? Dilo perra:
Lupe: Tu pinga!!! Métemela ya! (me sorprendió lo vulgar que mi esposa podía llegar a ser)
Mateo: Quieres mi pinga zorra, ramera. Pídemelo, dime por favor, ruégame que te meta mi pinga, ruégame que te cache, ruégame como una arrastrada.
Lupe: Por favor métemela ya!!! Cachame!!! Hazme tuya!!! Por favor, te lo ruego.
Lupe cayo en lo más bajo, rogando por ser follada, dejándose tratar como una prostituta, se dejó arrastrar por él, sin importarle su reputación, sin importarle su familia, metiéndose con un chibolo que acababa de cumplir 21 años, inclusive menor que nuestros hijos. En ese momento no le importo nada.
Mateo se puso de pie frente a mi mujer, entre sus piernas. Esa escena de él, parado, mirándola como ella, tirada en el suelo, se retorcía de placer, era una escena de dominio, de sometimiento, de Mateo hacia mi mujer, esa sonrisa que mostraba mientras la miraba era como decir “ya eres mía” “te cachare cuando quiera y donde quiera”. Mateo se quitó el bóxer, su verga se encontraba empalmada. Lupe se encendió aún más se comenzó a sobar la concha y a tocarse las tetas, mientras le rogaba que la penetrara de una vez. Yo esperaba que mi esposa reflexionara, hasta ese momento, inclusive cuando ambos ya estaban completamente desnudos. Inclusive cuando Mateo estaba apuntando su verga a la concha de mi mujer, tenía la esperanza que ella detuviera eso. Mateo se arrodillo entre las piernas de mi mujer, se alistaba a follarla. Todo estaba como cámara lenta. Mateo le daba mazazos con su verga a la concha de mi mujer, salpicando sus venidas y poniéndola más arrecha. Todo lo que había pasado hasta ese momento, que se haya comido sus pechos, que la haya follado con sus dedos, la sopeada, todo eso estaba dispuesto a perdonarla, pero pedía por favor que no la penetrara, pero al parecer ya era tarde. Mateo agarro su verga y la apunto a su concha. Entonces en ese momento, Lupe puso sus manos sobre su torso y le dijo “detente”. Sentí en ese momento que había reflexionado, que pensó en nuestra familia, que dios la ilumino. Continuara…