Parte 11
(En esta parte pondré imágenes de referencia por si alguien no entiendo la descripción que realizo en el relato o yo no se explicarlo de la mejor manera, recuerden que no soy un escritor, ni editor. Gracias).
Mateo y Lupe seguían en la pose de misionero después que Mateo lleno a mi mujer. Se besaban apasionadamente, abrazándose y acariciándose. El seguía con su pinga erecta dentro su concha, la estaba bombeando lentamente e iba acelerando poco a poco. Hasta que el climax volvió a explotar. Mateo comenzaba a follarla de nuevo. Estaba haciendo dos al hilo. Mateo paso la pierna derecha de Lupe por entre ambos y sin sacarla se puso de costado y comenzó a embestirla salvajemente de cucharita, con las piernas de Lupe juntas, mientras le agarraba las tetas (Imagen 1). Lupe volteaba su cabeza buscando la boca de Mateo para besarlo. Mateo le ordena que se sobe el clítoris y ella obedece de inmediato. Las embestidas de Mateo se vuelve más fuerte e intensa y en ese momento le levanta la pierna derecha a Lupe y deja a mi vista como estaba siendo penetrada mi mujer (Imagen 2). Lupe no deja de masturbarse el clítoris. “Sigue no pares, cachame, hazme tuya” lograba decir Lupe entre sus alaridos. La concha de Lupe seguía botando sus venidas combinada con la leche de Mateo que todavía permanecía ahí. La pinga de Mateo salía con una densa espuma blanca producto de la combinación de ambos líquidos. Mateo sin sacarla la toma de la cintura y se voltea, poniendo a Lupe encima de él (Imagen 3). Lupe le daba la espalda y comenzó a cabalgarlo, mientras Mateo le comenzó a dar sonoros lapos en su nalga “Muévete carajo” le decía Mateo a Lupe mientras le dejaba su mano marcada en su nalga. Lupe estaba totalmente desatada, lo cabalgo por buen rato. Lupe demostraba tener un gran físico, otra mujer de su edad ya estaría cansada. Después de una larga cabalgada, Mateo la toma de los pelos y la jala hacia él. Lupe cae de espalda sobre Mateo. En esa pose Mateo le soba las tetas y el clítoris. Luego le levanta las piernas, haciendo que las rodillas de Lupe casi toquen sus tetas y la comenzó a follar brutalmente (Imagen 4). Ella estaba casi doblada, parecía una persona tan pequeñita en esa pose. Lupe solo gemía y gritaba de una forma que nunca lo había hecho conmigo. Luego de follarla en esa pose tan excitante, Mateo le suelta las piernas y Lupe levanta su torso y ya como toda una experta se da la vuelta, sin sacar la verga de su concha. Ella sigue encima pero ahora cara a cara con Mateo (Imagen 5). Lupe le pone las tetas en la cara y él se las chupa, las agarra, las aprieta, las hace rebotar y las cachetea, mientras sigue penetrándola, también le cachetea su tremendo culo. Lupe está en su gloria, pero detiene por un momento la situación.
Lupe: Que haces?!!! (Mateo intentaba dejarle un chupetón en la teta)
Mateo: Tu mejor cache merece que te deje un recuerdo.
Lupe: Estas loco?!!! Qué pasa si Juan lo ve?
Mateo: Te cacha seguido?
Lupe: Uno o dos veces por semana.
Mateo: Yo te cacharía todo los días. Entonces te hago el chupetón total no se va a dar cuenta y si deciden cachar lo haces con la luz apagada.
Lupe: No por favor (Mateo insiste y le agarra una teta con su boca) No! Para!!
En ese momento Mateo le agarra del culo y se lo levanta un poco, sin sacar su verga, solo la mitad. Es esa pose la comienza a follar brutalmente de abajo arriba, sin parar. La negativa de Lupe de que Mateo no le hiciera un chupetón cambio por los gemidos desesperados de placer. Fue ahí que Mateo aprovecho para hacerle un chupetón en su teta derecha, cerca de su pezón. Ella no opuso resistencia, es más hundió sus tetas aún más en la cara de Mateo, pidiendo que siga, que no parara. Lupe volvió a venirse de nuevo. Cae rendida sobre Mateo
Se quedaron abrazados y besándose. Lupe miro su chupeton en la teta y solo sonrió y dijo “ojala se borre pronto”. Luego Lupe comienza a morderle los pectorales tatuados de Mateo, chupa sus tetillas, pasa su lengua por todo su pectoral mirándolo fijamente a los ojos. Luego siguió con su brazo tatuado, lo miraba y le pasaba la lengua. Lupe le dijo que le excitaba mucho sus tatuajes y Mateo le hizo acordar que ella le había dicho que detestaba los tatuajes (Parte 8), a lo que Lupe respondió con un “Pero a ti se te ve perfecto, te hace ver tan macho”. Lupe siempre me decía que detestaba los tatuajes, es más prohibió a nuestros hijos tatuarse. Cada vez Lupe me sorprendía más.
Lupe seguía rendida ante los tatuajes de Mateo, pero ella quería más y comienza a cabalgarlo. Mateo estaba quieto, ella era la que llevaba el control, pero de manera desesperada, ansiosa, como si Mateo iba a desaparecer y se quedaba sin su polvo. La intensidad bajo, Lupe se estaba cansando. Cae sobre Mateo. Se reincorpora de nuevo y comienza a cabalgarlo de nuevo, pero se cansa nuevamente. Mateo se ríe. Mateo y Lupe levantan el torso y queda en 90 grados (Imagen 6), mirándose fijamente y besándose. Lupe se apoya en los hombros para subir y bajar y sentir una penetración profunda. Luego Lupe envuelve la cintura de Mateo con sus piernas y sus brazos envuelven su cuello. Mateo le pide a Lupe que se sujete bien de su cuello, mientras el agarra sus muslos y en un impulso rápido y seguro se pone de pie (Imagen 7). La tenía a mi mujer en el aire. Ella se aferró al cuello de Mateo y el la sujetaba de los muslo y comenzó a embestirla. Mateo solo tenía el apoyo de sus pies, pero se mantenía firme y seguía bombeándola. Lupe exploto de placer. Su venida caía en la alfombra como un caño abierto.
Lupe: Ohhh!!! Ahhh!!! Oh Dios, que rico. No pares nunca.
Mateo: Te gusta perra, mira cómo te estas viniendo. Estoy sacando todo lo puta que tenías adentro.
Lupe: Sácamelo todo.
Mateo: Si mi puta, te sacare todo lo que tenías guardado. Conmigo descubriste lo que es venirse y ahora te enseñare más. Nunca te han hecho esta pose, estoy seguro que nunca.
Lupe: Nunca y no sabes cómo me encanta Ahhhh!!!, sigue y no pares. Enséñame más.
Mateo: Y nunca te han cachado como yo y de eso también estoy seguro mi perra. Dilo carajo!!!
Lupe: Nunca me han cachado como tú, eres el mejor.
Mateo: Tu marido nunca te ha cachado como yo. Dilo!!! Juan nunca te ha cachado como yo. (Lupe no le respondió a pesar de que seguía con sus gritos desenfrenado. No quería humillarme más de lo que ya estaba, ya que hasta ese momento Mateo había tenido el tino de evitar mencionarme, pero el muy hijo de puta le insistió)
Mateo: Dilo carajo!!!
Lupe: Ahhh! Sigue, por favor, ahhh!
Mateo: Dilo perra o quieres que pare?
Lupe: No pares, por favor
Mateo: Dilo entonces puta!!!
Lupe: No puedo (pero seguía gimiendo).
Mateo: Ah no puedes? (Mateo dio unos cuantos pasos y la arrincono contra la pared. Apoyado contra la pared sus embestidas eran más brutales).
Lupe: Ohhh!!! Dios mío que rico, sigue, más duro Ahhh!
Mateo: Ahora dilo perra! Di que tu marido no te cacha como yo. Que Juan es un cornudo o sino paro y ahora si de verdad.
Lupe: No pares! Te lo suplico! Sigue follandome.
Mateo: Dilo perra!!! (Mientras seguía penetrando brutalmente a mi esposa contra la pared).
Lupe: Ahhh nunca Juan me ha cachado como tú. Eres un bruto, una bestia fornicando. Eres mejor que él. Mucho mejor que él.
Mateo: Y mejor que todos los que han pasado por ti.
Lupe: Él ha sido el único, no habido nadie más, hasta que llegaste tú.
Mateo: Que?!!! (Mateo estaba sorprendido) Juan fue tu único hombre? Que rico, por eso tu poca experiencia, eres casi una virgen.
Lupe: Sigue!!! Tú me haces cosas que nunca Juan me había hecho, que rico, no pares.
Mateo: Nunca te había hecho venir, como yo te hecho venir?
Lupe: No, ni una gota. Contigo descubrí eso, fuiste el primero. Por eso la primera vez que me vine, estaba avergonzada, porque pensé que me había orinado (Parte 7).
Mateo: Nunca te ha comido la concha? Por eso me empujaste cuando te quería comer tu clítoris? (Parte 8)
Lupe: No. Tú fuiste el primero. Yo le decía que no me lo hiciera ya que me daba vergüenza, pero no pensé que era tan rico. Me encanto que me lo hicieras.
Mateo: Haz mamado pinga? Hasta ahora no me lo haces.
Lupe: Nunca.
Mateo: Has tragado leche?
Lupe: Nunca.
Mateo: Ahora conmigo lo vas hacer eso y todo lo que el cornudo de tu marido no te ha hecho.
Lupe: No me pidas hacer cosas sucias.
Mateo: Shhh cállate!. Eres mi esclava y vas hacer lo que me dé la puta gana.
Lupe: Lo intentare.
Mateo: Lo harás. Dilo carajo (Mateo la seguía penetrando brutalmente contra la pared).
Lupe: Si lo hare.
Mateo: Perra!!! (Comenzó hablar en tono alto al aire) que rico es cachar a la puta de tu mujer Juancito en tu propia casa, humillándola, llenándola, enseñándole lo que es un verdadero macho. Va por ti Juan, a tu nombre, me seguiré cachando a esta perra.
Mateo la tuvo contra la pared por largo rato, manteniendo el ritmo, por más que llevaba como media hora cargándola (Lupe pesa 47kg). Mateo apunto de venirse de nuevo comenzó fulminarla con embestidas violentas. Su pelvis golpeaba la concha de Lupe con violencia. La cara de Mateo demostraba rabia mientras daba sus últimas embestidas y sus gemidos eran de furia. Esos gemidos se combinaban con los de Lupe que estaba a punto de venirse de nuevo. Lupe no aguantaba más “Me vengo, me estaba bajando demasiado, se me viene un charco”. En ese momento Lupe se aferra aún más al cuello de Mateo, pero después levanta su mano izquierda para arriba, arañando la pared y botando un cuadro al suelo, mientras que su mano derecha sigue alrededor del cuello de Mateo, clavándole las uñas. Sus piernas se aferran con fuerza a la cintura de Mateo. En ese momento Mateo suelta los muslo de Lupe y apoya sus manos contra la pared, para darle con más fuerza, para terminar de reventarle la concha. Entre los gemidos de furia y rabia de un macho alfa y el de una puta encelo gritona, Mateo la llena nuevamente, al mismo tiempo que mi mujer se viene. Mateo saca su verga, dejando a Lupe de pie y de su concha salió un charco de líquido espeso y blanquecino, en una cantidad como si se hubiera orinada dos veces. Unos hilos quedo colgando en su concha. Es lo último que pudo darle su cuerpo de energía, porque luego todo su cuerpo se deslizo por la pared cayendo al suelo, tirada como un trapo ante la mirada de Mateo, que a pesar de que estaba empapado de sudor y respirando agitado por el performance, seguía de pie, pero sobre todo con una sonrisa de haberse cogido una madura más, a la mujer de su amigo y en su propia casa.
No se imaginan como me sentía. Lo humillado que me sentía. Como este malnacido no solo se tiraba a mi mujer sino que se atrevía a humíllame a mis espalda, en mi casa y delante de mi mujer, que se encontraba sometida al placer, a la lujuria, que yo nunca le di, por error, por machista, por idiota. En ese momento no sabía cómo acabaría eso, que más le haría Mateo a mi mujer y que más estará dispuesta mi mujer a aceptar. Continuara…

Imagen 1

Imagen 2

Imagen 3

Imagen 4

Imagen 5

Imagen 6

Imagen 7