Parte 10
Mateo: Quieres que pare?
Lupe: No, solo te pido que la metas muy despacio, es muy grande (tenía una cara de culpa y resignación).
Volvió a tirar su cuerpo hacia atrás y abrir más sus piernas. Mateo agarra su verga y muy despacio comenzó a hundir cada centímetro de su pinga en la concha de mi mujer, y a pelo, no entro todo y la vuelve a sacar hasta el glande para luego volver a meterla muy despacio, repitió eso durante unos minutos y cada vez se dilataba más la concha de mi mujer y su pinga la hundía cada vez más, iba acelerando poco a poco hasta que finalmente termina hundiéndole sus 23cm de verga en la concha de mi mujer y se la deja ahí por un rato.
Mateo: Ahhhhhh!!! Que rico te la metí toda, por fin. Ahhhh sí que resultaste difícil Ahhh pero sabía que ibas a caer, sabía que querías mi pinga desde que me viste. Si o no?
Lupe: Ah! Mmm Aaahhh!!!
Mateo: Dilo, querías mi pinga no? Dilo carajo
Lupe: Ahhhhh!!! Si, lo quería. Ahhhhh!!! Desde que te vi. Ahhhhh!!!
Mateo: Pero te hacías la esposa decente y fiel, muy religiosa.
Lupe: Ahhh!!! Lo sigo siendo, ahhh!!!
Mateo: No lo eres. Ahora eres mi puta y yo soy tu macho, dilo, soy tu marido ahora, dilo perra.
Lupe: No tú eres un error. Hazmelo y terminemos con eso (a pesar que ya la tenía adentro, se hacia la digna todavía).
Mateo: No te follare hasta que lo digas (Mateo comenzó a sacar su verga).
Lupe: No lo saques!!! (Lupe lo tomo de la cintura e hizo que le volviera a hundir la verga). Eres mi macho, mi marido, mi cachero. Ahora si hazme tuya!!!
Mateo: Y tú que eres de mi?
Lupe: Tu mujer, tu hembra… hazme tuya, por favor!!!
Mateo: Quieres que te cache? Entonces no me contradigas. Cuando cachemos yo soy el que mando, tu amo y tú eres mi esclava, tu solo obedeces. Entendido?!!!
Lupe: Siii. Soy tu esclava, hazme lo que tu desees y yo te obedeceré, pero cachame por favor.
Se imaginaran como me encontraba en ese momento, mi esposa finalmente fue penetrada por Mateo, se la estaba follando prácticamente en mi cara (pero en diferido). Aunque Lupe estaba con esa cara de culpa, como de quien sabe que está haciendo algo malo, lo estaba disfrutando y se notaba por sus gemidos, pero no solo eso, se dejó esclavizar sexualmente por Mateo, la insultaba, la trataba con brusquedad, la penetraba a pelo y encima ella aceptaba ser la mujer de Mateo y todo eso en mi propia casa, la que con tanto esfuerzo habíamos comprado y construido. A pesar de eso continúe con el martirio y seguí viéndolo, quería verlo todo, encontrar alguna explicación de porqué lo hacía.
Después de tener por un rato, sin mover, su verga adentro de la concha de mi mujer. Mateo la saca y la vuelve a hundir, pero su concha ya estaba bien dilatada. En ese momento la toma de sus tobillos y levanta sus piernas abriéndolas y formando una V. Comienza a darle unas leves embestidas. Sin dejar de gemir ella levanta la cabeza intentando mirar por sobre sus pecho como había sido totalmente ensartada. Mateo suelta los tobillos de Lupe y agarra su cuello con las dos manos, como ahorcándola y aumenta la potencia de las embestidas. Plap! En plena embestida Mateo le mete un lapo en la cara a Lupe. Mateo le dice “para que no vuelvas a levantarle la mano a tu cachero” plap le metió otro y otro y muchos más plap, plap plap. Lupe solo lo mira fijamente y después de un rato de silencio dice “Castígame, me lo merezco”.
Mateo flexiona las piernas de Lupe de tal manera que sus rodillas quedaron contra sus tetas y apoya sus manos sobre sus muslos y comienza acelerar el movimiento de sus caderas, el ruido de los golpes que provocaba la penetración era cada vez más fuerte, eso sumado a que la concha de mi mujer era un charco de líquido vaginal y venidas, hacía que el ruido aumentara. Mateo toma nuevamente las piernas de Lupe y se las pone sobre sus hombros. En esa pose la penetración era profunda y los gemidos de mi mujer tenían algo de dolor, pero ella le pedía que siguiera. Estaban cara a cara, las gotas de sudor en la punta de la nariz de Mateo caían sobre la boca de Lupe y ella lo recibía con la lengua y se lo metía en la boca. Lo saboreaba. Entonces Mateo dejo caer un hilo de saliva sobre la boca de Lupe y ella lo recibió de la misma forma. Eso éxito más a Mateo que comenzó a embestir a con más fuerza y rapidez a mi mujer. Mateo le dice “te gusto perra, tomas más” y le escupe en toda la cara. Lupe se relame alrededor de su boca y responde “si me encanta, sigue, dame más, más fuerte”. Mateo comenzó unas embestidas brutales, Lupe loca de excitación agarra las nalgas de Mateo y lo empuja contra ella. Mateo saca las piernas de Lupe de sus hombros y le pide que rodee con sus piernas su cintura. Lupe envuelve con sus piernas la cintura de Mateo y levanta bien el culo, para que Mateo lo embista con más comodidad. A pesar de la diferencia de edad Mateo demostraba ser un gran maestro y Lupe una aplicada alumna que me sorprendía minuto a minuto. Después de largos minutos las embestidas no perdían su ritmo ni su fuerza. Mateo demostraba tener una gran resistencia. Se podía decir que tenía una vista privilegiada, veía claro como los potentes movimientos de cadera de Mateo ensartaban a mi mujer. Su verga casi las sacaba para volver a meterla, mientras que por la concha de mi mujer brotaba un líquido blanco y espeso. La verga de Mateo comenzaba a salir blanca. Lupe estaba por explotar de placer, clavo las uñas en las nalgas de Mateo para hundirlo más en ella. Mateo levanta su cabeza lanzando un fuerte gemido, al mismo tiempo que Lupe lanza gritos desgarradores. Si. Mateo la lleno y ella se vino como una puerca, ambos llegaron al éxtasis al mismo tiempo.
Todo el cuerpo de mi mujer está temblando. A pesar de seguir con la tembladera, Lupe presiona sus piernas aún más fuerte alrededor de la cintura de Mateo, saca sus uñas de las nalgas de Mateo, la cuales quedaron arañadas, y las clava en su espalda, para pegar su cuerpo junto al de ella. Mateo mantiene su verga en la concha de mi mujer, aunque por su misma concha sale su venida combinada con la leche de Mateo. La leche caía y llego hasta su ano, pero así se quedaron, pegados. Mateo mantenía erecto su pene. Finalmente ambos se miran y lentamente acercan sus labios y se besan por primera vez, como para sellar el espectacular polvo que se metieron. Fue un beso que al principio hasta romántico parecía, ya que se besaban lentamente, como si de una pareja de enamorados se tratara. Luego comenzaron a sacar la lengua, a chuparse la lengua cada uno, a lamerse alrededor de su boca, chuparse los labios, mordérselo. Se besaban salvajemente. Se dejaban de besar y se miraban fijamente. Mateo le acariciaba el rostro y se volvían a besar. Se estaban comiendo la boca, por largo rato, mientras que la verga de Mateo seguía en la concha de mi mujer, erecta y comenzó a dar unas leves embestidas. Al parecer Mateo quería seguir. Continuara…