Esto sucedió unos años atrás, por el año 2017, Perú acababa de clasificar al mundial y en el país se vivía un ambiente distinto.
Yo ya había terminado la universidad un par de años antes y la verdad, mantenía comunicación con muy pocas personas de ese entorno, tal vez por andar enfocado más en el trabajo, tal vez por desidia.
Lo poco que sabía de ellos era a través de lo que posteaban en sus redes sociales o en las famosas historias que se borran a las 24 horas y es allí donde empieza este relato...
Claudia es una amiga que siempre me pareció simpática...perfil algo oriental, delgada, formada. Me llamaba la atención, sí. Pero nunca fuimos tan cercanos.
Ese día, ella compartió un meme navideño...sí, un inocente meme.
Dado que me resultó graciosa su historia, le respondí con un básico "Jaja". Yo no esperaba nada realmente, ni siquiera pensé que la estaba "gileando"...de hecho, ser dejado en visto era la consecuencia más predecible, pero no.
Su respuesta fue inusual...directamente me dijo para vernos en un hostal. (Jaja no, mentira esas cosas nunca suceden).
En realidad me envió una foto de varias botellas de licor. Me contó que estaba en la fiesta de fin de año de su empresa y que la estaba pasando muy bien.
Mi reacción fue la de quien mira un partido de Manucci vs Comercio a las 1:00 pm...osea, indiferente. ¿En ese contexto, ustedes se sentirían entusiasmados?
Aproximadente a las 6:00 pm, retomamos la conversación.
Esta vez las botellas de licor de la foto habían empezado a surtir efecto, ya que se notaba que tenía cierta dificultad para escribir...errores ortográficos eran el signo más visible. Mi mente empezaba a maquinar.
¿Qué hacer ante esa situación? Ningún movimiento arriesgado.
Lo primero fue mostrar preocupación hacia ella, preguntarle si estaba bien o si necesitaba que alguien la acompañe a su casa.
Lo segundo era crear el espacio. Sin ser tan directo, ya habíamos establecido en qué distrito estábamos. Ella en Miraflores, yo en Lince. "Cualquier cosa llegó en 15 minutos ah" le había dicho.
Y así, tras idas y vueltas, me dice que la pase a recoger de su fiesta. Me dio la ubicación exacta. ¿Se adelanta la navidad? ¿Sería en vano ir? Habría que averiguarlo.
Con esa información, estaba claro que acompañarla a su casa no era una opción (vivía con sus padres) , sin embargo, y pese a que el contexto resultaba propicio, tenía claro que no pensaba forzar nada.
Así, mientras me dirigía a la dirección acordada, de forma muy natural (sana) le pregunté: ¿Oye, estamos yendo a tu casa o la seguimos en otro sitio, total es temprano?
Si en ese momento ella colocaba cualquier excusa para desistir, no habría insistido...No es No, cofrades.
Sin embargo, su respuesta fue: Sí, claro.
El taxi que abordé acababa de llegar al edificio en el que se desarrollaba su fiesta y le escribó: Ya estoy afuera.
Y ella responde:
Esta historia continuará.
Yo ya había terminado la universidad un par de años antes y la verdad, mantenía comunicación con muy pocas personas de ese entorno, tal vez por andar enfocado más en el trabajo, tal vez por desidia.
Lo poco que sabía de ellos era a través de lo que posteaban en sus redes sociales o en las famosas historias que se borran a las 24 horas y es allí donde empieza este relato...
Claudia es una amiga que siempre me pareció simpática...perfil algo oriental, delgada, formada. Me llamaba la atención, sí. Pero nunca fuimos tan cercanos.
Ese día, ella compartió un meme navideño...sí, un inocente meme.
Dado que me resultó graciosa su historia, le respondí con un básico "Jaja". Yo no esperaba nada realmente, ni siquiera pensé que la estaba "gileando"...de hecho, ser dejado en visto era la consecuencia más predecible, pero no.
Su respuesta fue inusual...directamente me dijo para vernos en un hostal. (Jaja no, mentira esas cosas nunca suceden).
En realidad me envió una foto de varias botellas de licor. Me contó que estaba en la fiesta de fin de año de su empresa y que la estaba pasando muy bien.
Mi reacción fue la de quien mira un partido de Manucci vs Comercio a las 1:00 pm...osea, indiferente. ¿En ese contexto, ustedes se sentirían entusiasmados?
Aproximadente a las 6:00 pm, retomamos la conversación.
Esta vez las botellas de licor de la foto habían empezado a surtir efecto, ya que se notaba que tenía cierta dificultad para escribir...errores ortográficos eran el signo más visible. Mi mente empezaba a maquinar.
¿Qué hacer ante esa situación? Ningún movimiento arriesgado.
Lo primero fue mostrar preocupación hacia ella, preguntarle si estaba bien o si necesitaba que alguien la acompañe a su casa.
Lo segundo era crear el espacio. Sin ser tan directo, ya habíamos establecido en qué distrito estábamos. Ella en Miraflores, yo en Lince. "Cualquier cosa llegó en 15 minutos ah" le había dicho.
Y así, tras idas y vueltas, me dice que la pase a recoger de su fiesta. Me dio la ubicación exacta. ¿Se adelanta la navidad? ¿Sería en vano ir? Habría que averiguarlo.
Con esa información, estaba claro que acompañarla a su casa no era una opción (vivía con sus padres) , sin embargo, y pese a que el contexto resultaba propicio, tenía claro que no pensaba forzar nada.
Así, mientras me dirigía a la dirección acordada, de forma muy natural (sana) le pregunté: ¿Oye, estamos yendo a tu casa o la seguimos en otro sitio, total es temprano?
Si en ese momento ella colocaba cualquier excusa para desistir, no habría insistido...No es No, cofrades.
Sin embargo, su respuesta fue: Sí, claro.
El taxi que abordé acababa de llegar al edificio en el que se desarrollaba su fiesta y le escribó: Ya estoy afuera.
Y ella responde:
Esta historia continuará.