Con el Veneco otra vez...

Si hicieramos amistad por ejemplo dudo q podamos vernos no podria enviarte msj privado ni nada mas piña no puedo ser ya q ahora la pagina

Seria interesante estar con una chica como tu pero las fotos q enviaste como q no me cuadra algo mi sentido aracnido ( como por ahi tbm lo dice algun cofrade jajajaja ) me hacen dudar. Me parece haber visto esas fotos en algun lugar. disculpen a los cofrades en caso ya se "enamoraron" de las fotos pero en serio esas fotos ya las vi en algun momento creo hace tiempo no recuerdo donde. Recuerden q ya hubo casos aca q dicen una cosa y luego resulto falso pero en fin solo doy mi opinion saludos.

No tengo que convencer a nadie, es un foro de relatos, si te gusta bien, sino hay otros para leer... Besos
 
Buenisimo tu relato Estefany 35 supongo habra mas eventos por.no.decir caches con el.veneco . Que suertudo el.venco q se comio ese.rico lomo yo no.tengo ferreteria ni trabajo.en.una pero alli hago de mal gasfitero rompo tubo jejjeje saludos
 
Jajaja... Cómo ser el mejor, no sé, tengo 35 años así que como te imaginarás he tenido muy buenos polvos en mi vida. Pero seguro que entra en el Top Five...
La foto sí, me las saco después de cachar, al principio me resistí, pero después me dije porque no, para que le quede como souvenir. Le pedí que me las mande para ilustrar el relato.
Que suerte del vene. Ojalá algún día tenga esa suerte
 
Jajaja... Cómo ser el mejor, no sé, tengo 35 años así que como te imaginarás he tenido muy buenos polvos en mi vida. Pero seguro que entra en el Top Five...
La foto sí, me las saco después de cachar, al principio me resistí, pero después me dije porque no, para que le quede como souvenir. Le pedí que me las mande para ilustrar el relato.

Waoooo... Que fotitos ehhh y que guapa , déjame decirte que tienes unos lindos senos y pezones ufff ...
Buenos relatos la verdad muy pasional y liberal
 
Jajaja... Cómo ser el mejor, no sé, tengo 35 años así que como te imaginarás he tenido muy buenos polvos en mi vida. Pero seguro que entra en el Top Five...
La foto sí, me las saco después de cachar, al principio me resistí, pero después me dije porque no, para que le quede como souvenir. Le pedí que me las mande para ilustrar el relato.

Waoooo... Que fotitos ehhh y que guapa , déjame decirte que tienes unos lindos senos y pezones ufff ...
Buenos relatos la verdad muy pasional y liberal
 
Con el Veneco otra vez... (Final)

Lo habitual luego del sexo de trampa, es que me vista y me vaya. Pasada la calentura del momento, siento la necesidad de poner distancia, de no encariñarme más de lo necesario con quién sea mi acompañante. Ya conseguimos los dos lo que queríamos, para qué más. Siempre fue así, con todos, excepto con el Veneco.
Con él quiero quedarme en esa cama maltrecha e incómoda todo el tiempo que sea posible. No hay prisas ni urgencias que valgan.
Quiero besarlo, acariciarlo, olerlo.
Fue tan fuerte e intenso el polvo que nos echamos, que me quedan latiendo partes del cuerpo que ni sabía que existían. Me siento como en una nebulosa, en ese límite entre la vigilia y la somnolencia. Justo en ese momento suena mi celular. Por el tono sé que es mi marido. Le hago "Shhh..." a Jean con el dedo sobre los labios para que no hable ni nada, y atiendo. Me pregunta en dónde estoy. Me acuerdo que esa noche tenemos una cena en casa con amigos.
-Haciendo las compras para la noche...- le digo.
En realidad había salido a hacerlas, pero termine primero en la ferretería y luego en la cama con el pana.
-Se me hizo tarde... No, no voy a ir a almorzar, me como algo por acá...- esto último se lo digo mirando la pinga que tengo ahí, al alcance de la mano, y que de a poco va aumentando de tamaño.
Parece que lo excita escucharme hablar con mi marido mientras estoy desnuda, a su lado. A propósito alargo la conversación.
-¿Algo en especial que quieras que compre?- le pregunto mientras se la agarro al Veneco, y la meneo, sintiendo en pleno la tensión y el poder de su virilidad.
No escucho lo que responde mi marido, absorta como estoy contemplando la imponente herramienta que sostengo en la mano.
Tengo ganas de chupársela, de romperme la garganta tratando de comérsela toda.
Le digo que después nos vemos y corto. Tiro el celular y ahora sí, me acomodo de forma tal que solo existimos esa pinga y yo. Le paso la lengua por uno y otro lado, saboreando los restos de la descarga anterior que todavía la impregnan. Bajo y le mastico los huevos, frotando la nariz y aspirando ese olor que me resulta tan adictivo.
Sigo lamiendo ese tronco rebosante de nervios y vigor, sintiendo como se endurece cada vez más. Me lo meto en la boca, hundiéndolo en mi paladar hasta que me rebota en la garganta. Y aunque lo intento, ya no puedo comerme más.
Se lo chupo con fruición, ávida, golosamente, disfrutando cada pedazo con el entusiasmo y devoción que solo se puede expresar cuándo se está frente a algo que te gusta más que cualquier otra cosa en el mundo. Y a mí me gusta su verga, me gusta él, me gusta toda su persona, su forma de hablarme, de mirarme, de cacharme.
Ésta vez el preservativo se lo pongo yo. Me subo encima suyo, me acomodo el pincho entre los labios de la concha, y dejándome caer, lo absorbo todo, al completo.
-¡Ahhhhhhhhhh...!- alcanzo a exhalar cuándo me llega a lo más profundo, allí dónde resulta tan bienvenido.
Me tomo un tiempo, apenas segundos, para volver a acostumbrarme a su tamaño que, adentro, se me hace aún más inmenso. Echo la cabeza hacia atrás y entre plácidos suspiros, lo empiezo a cabalgar, arriba y abajo, moviéndome con mas fuerza y entusiasmo cada vez. El Chamo me toma de la cintura y me acompaña en la montada, para luego seguir hacia arriba, por mi torso y apoderarse de mis pechos. Me los amasa, me los aprieta, los atrae hacia su boca y me los chupa, me los muerde. Entonces me vuelve a sujetar por la cintura y arremete desde abajo, impactándome con toda su fuerza. Me hace gritar, delirar de placer.
-¡Ahhhhh... Ahhhhhh... Ahhhhhhhh...!- mis orgasmos se encadenan uno detrás del otro, fuertes, intensos, poderosos.
El último me resulta fatal, un estruendo que me deja literalmente al borde del desmayo. Pego un grito, casi un rugido, y me desarmo entre sus brazos, shockeada por el impacto.
Decidido a no darme tregua, me tumba de espalda, y me vuelve a dar con todo, cachándome con un ritmo brutal y desquiciado.
Sigo acabando como una yegua, empapando la cama con oleadas de flujo.
-¡Siiiiiiii... Así... Dale... No pares... Ahhhhhhh... Reviéntame...!- le grito desesperada, moviéndome con él, acoplándome a sus movimientos.
Nos cachamos con furia, con rabia, con un ímpetu destructivo que nos incita a golpearnos hasta hacernos daño. Voy a terminar con las piernas machucadas, pero no me importa, quiero arrancarme de adentro ese deseo que me corroe las entrañas. Quiero vacíarme, expulsar hasta el último polvo que tengo adentro.
-¡Ahhhhhhhhh..., ahhhhhhhhhhh...!- ruge el Veneco cada vez más cerca de un nuevo estallido.
Es entonces que se me ocurre, ya lo había fantaseado antes, pero éste es el momento, así que se lo digo.
-¿Estás segura?- me pregunta.
Le digo que sí moviendo la cabeza, mordiéndome el labio inferior. Estoy más que segura, convencida de lo que quiero.
Me penetra unas cuántas veces más, con renovado brío, incitado quizás por lo que le estoy pidiendo, y cuándo está ya casi a punto, la saca, se arranca el jebe, y dándome con el gusto, me acaba en la boca.
Es impresionante lo que eyacula, teniendo en cuenta que ya se había echado un polvo antes. Siento que me desborda, y que el semen me sale por las comisuras de los labios, pese a mis intentos por contenerlo.
Trago lo que puedo, succionando aquel surtidor con todas mis ganas.
No es la primera vez que lo hago, suelo hacerlo cuándo estoy muy excitada, y estoy con alguien que me gusta mucho. Y el Veneco me gusta... demasiado.
Exhausto, se derrumba a mi lado. Yo también me siento rendida, sin fuerzas. Respirando todavía agitados, nos miramos y sonreímos. Ninguno tiene prisa por levantarse.
Nos quedamos acostados, desnudos todavía, platicando. Es ahí que me cuenta que en Venezuela están su esposa y tres hijos. Que él llegó hace apenas un mes a Lima, tras estar trabajando una temporada en Tumbes. Todo lo que gana en la ferretería y en algún que otro cachuelo, es para mandárselo a su familia. Prácticamente como la mayoría de venezolanos.
Finalmente, y muy a mi pesar, tenemos que levantarnos. Yo todavía tengo que hacer las compras para esa noche y él debe regresar a la ferretería. Ya vestidos nos despedimos en la puerta con un beso largo y profundo. Hasta la próxima vez que nos veamos de nuevo.

Que rica perrita, me metí una paja a tu nombre y con tus fotos
 
Si hicieramos amistad por ejemplo dudo q podamos vernos no podria enviarte msj privado ni nada mas piña no puedo ser ya q ahora la pagina uno se inscribe etc.

Seria interesante estar con una chica como tu pero las fotos q enviaste como q no me cuadra algo mi sentido aracnido ( como por ahi tbm lo dice algun cofrade jajajaja ) me hacen dudar. Me parece haber visto esas fotos en algun lugar. disculpen a los cofrades en caso ya se "enamoraron" de las fotos pero en serio esas fotos ya las vi en algun momento creo hace tiempo no recuerdo donde. Recuerden q ya hubo casos aca q dicen una cosa y luego resulto falso pero en fin solo doy mi opinion saludos.
Así es mi estimado con un tal Billy q decía se tiraba a una veneca culona y resultó más falso q trampa jurandote fidelidad, había sacado las imágenes de una conocida pag. Porno o de aquel cornudo q se inspiró en un hentai para crear si historia q duro 2 años en terminarla o algo así. Tampoco digo q las fotos sean falsas pero queda la duda, saludos :cool:
 
Esas tres últimas fotos se nota que es en distintos lugares, No com dice que en el cuarto del veneco. Definitivamente, es un relato ficticio, pero bien elaborado. Hay que darle sus méritos de escritora.
Si parece q hace esas historias tipo policiacas. Como las de antaño con palabras rebuscadas, como si fuera una Clorinda o Gabriela Mistral, de ser así, tiene buena pluma o es fanática del buen escribir en redactar historias y epístolas casi poéticos, saludos :cool:
 
sesión de relatos y los pajeros tratando de levantarse a la autora y si no la acusan de falsa y si así fuera es para disfrutar, csm pajeros dejen de joder y busquen entre sus conocidas alguna bandida debe haber y si es algo memorable escribanlo por aca y listo.
 
Eso cofrade que escribe o plagia edad historias debe ser el mismo que hace años colgó una historia de infidelidad de su esposa en la que él descubrió dicha traición por medio de las camaras que dejó en su casa.
 
Quien los entiende, la gente viene aquí a relajarse y leer. Yo siempre me mato de la risa con cada cosa que leo. Creo que esa era la finalidad de este espacio; pero, bueno ya nos quedamos sin final en una historia más.

Saludos
 
Buen relato de que haya Sido buen polvo lo dudo por las fotos se ve que es ficticio, pero está entretenido ojalá vuelva a escribir.
 
Me volví a encontrar con el Veneco. Luego de haber cachado como bestias aquella mañana, quedé loquita. Quería volver a verlo. Volver a sentir esa adrenalina, esa pulsión que me había sacudido hasta los cimientos.
Habíamos quedado que nada de mensajes ni llamadas, así que no me quedó otra que volver a rondar por la ferretería, como en los días previos a aquel primer contacto. Pero claro, ya no podía hacer uso de la excusa del desperfecto eléctrico, de última podía intentarlo, pero no quería despertar sospechas en don Omar, ya que lo conoce a mi marido de las pichangas de los sábados, y no quería que en uno de esos encuentros fuera a preguntarle que problema teníamos en casa que a cada rato tenía que estar yendo su técnico. Mejor evitar suspicacias.
Habré pasado tres o cuatro veces frente a la ferretería, tratando de atraer la atención del Chamo, para que me vea y salga, hasta que en una de esas veo que el que sale es don Omar, seguramente a hacer algún trámite. Aprovecho que no hay gente y entro.
-Necesito verte...- le digo, sin saludarlo siquiera.
-A las doce salgo a almorzar, puedo ir a tu casa- me dice, consultando la hora.
-En casa no, están mis hijos- le digo, justo ese día no tenían clases.
-Entonces a la mía- me propone entonces.
-Dale, te espero en la esquina, en el puesto de diarios- acepto, sintiendo que ya no puedo esperar más, y que esa hora que falta para las doce va a ser la más larga de mi vida.
A las doce y unos minutos veo que sale y viene para la esquina. Obviamente no nos conocemos ni nos registramos, Magdalena es un distrito chico, así que para no quedar en evidencia, él va por delante, y yo unos cuántos pasos atrás, siguiéndolo de cerca. Por suerte, la mascarilla ayuda a pasar desapercibida.
Caminamos por Castilla, hasta el Jirón Amazonas, allí alquila un cuarto en una casa que está en construcción. Entra él primero, y luego yo, tras mirar hacia ambos lados.
La escalera es tan estrecha que subimos de a uno, ésta vez yo voy por delante y él detrás, mirándome seguramente la cola. Al llegar al segundo piso, tenemos que sortear escombros y bolsas de material para llegar finalmente a la habitación.
-El dueño está haciendo el tercer piso- me comenta -Más habitaciones para alquilar -
Entramos, cierra la puerta y como si fuera algo premeditado, nos abrazamos y besamos. Ninguno quiere esperar ni un solo minuto más.
Al estar de nuevo frente a él, me doy cuenta de su talla y de lo grande, gigante, que es para mí. Debe estar por sobre el metro noventa, yo apenas llego al metro cincuenta y cinco, y con tacos, que en ese momento no tengo. Estoy de zapatillas, lo que me hace más chata todavía. Aún así, él inclinándose, y yo en puntas de pie, nos alcanza para besarnos.
-¿Estás con ganas de verga?- me pregunta entre un lengüetazo y otro.
-¡Sí... de ésta verga!- le digo, apretándole el paquete que ya le late por debajo de la bragueta.
Si fuera solo por verga, podría estar con cualquiera, pero lo quiero a él, quiero su olor, sus besos, sus manos, que me sacan la blusa, el sostén y me acarician las tetas.
Lo ayudo a sacarse el polo, y le beso el pecho, aspirando extasiada la fragancia de su piel.
Con la urgencia del momento, le desabrocho el pantalón y sacándole la pija afuera, se la sacudo, sintiendo entre mis dedos como llega a alcanzar su máxima expresión. No siempre se da, pero en éste caso se cumple lo de tipo grande, pinga grande.
Vuelvo a besarlo, le sonrío, y me inclino hasta quedar de rodillas, enfrentada a ese enorme mazo de carne y venas que pega un sacudón al sentir mi aliento sobre él.
Se la sujeto con una mano, que aunque apretándola, no alcanza a ceñir todo su contorno. Le doy un beso en los huevos, y le paso la lengua de abajo hacia arriba, comiéndome un buen trozo al llegar a la punta. No es ni la mitad de su tamaño, pero sí suficiente como para sentir la boca llena. Aún así trato de comerme un poco más, conteniendo las arcadas que aparecen cuándo el glande se me queda atorado en la garganta.
Me la saco de la boca, respiro profundamente, una, dos, varias veces, junto saliva, se la escupo sobre el lomo, y vuelvo a chupársela.
Escuchar sus gemidos, sus jadeos de satisfacción, es todo para mí. Saber que estoy complaciendo a un hombre como él, no sólo eleva mi autoestima, sino también me hace sentir la más sexy, la más "hot" sobre la Tierra.
Él mismo me levanta, y pese a tener en mis labios el sabor de su sexo, me besa en la boca. Me lleva hacia la cama, que está a unos pocos pasos, me ayuda a sacarme el pantalón, la bombacha, y me hace recostar de espalda. Me abre las piernas y me introduce primero un dedo, luego otro, y usándolos como pala, los empieza a mover adentro.
Estoy tan mojada, tan arrecha, que cuándo saca la mano, de los dedos le chorrea algo como mielcita. Hunde la cabeza y me chupa con ganas, sorbiendo los labios, metiendo la lengua, haciendo que estallen lucecitas de colores frente a mis ojos.
No aguanto más, lo quiero tener cuánto antes dentro de mí.
-¡Cachame... Cachame rico y duro...!- le pido, revolviéndole el pelo, acariciándole la cabeza.
Se levanta, el pincho erguido en su máximo esplendor, y camina hasta un ropero de dos puertas que está en un rincón. De encima del mismo agarra una caja de condones, el cuál me doy cuenta que ya está por menos de la mitad. Se pone uno y vuelve conmigo que, de solo verlo en ese estado, siento que me hierve la sangre.
Se coloca entre mis piernas, que siguen abiertas, y me penetra. Enlazo mis piernas en torno a su cintura, y me muevo con él, sintiendo que cada ensarte, cada envión, es un mazazo a mis entrañas.
La tiene tan grande y yo soy tan pequeña en relación a su cuerpo que siento como se me hincha el vientre cada vez que me la mete toda.
-¡Ahhhhhhh... Siiiiiiii... Así... Siiiiiiii... Dame más duro...!- le digo en algún momento, sintiendo que ya se estaba pasando de delicado.
Se incorpora sobre los brazos, y de a poco empieza a incrementar el ritmo de la penetración. Hasta que, viendo que eso es lo que le estoy demandando, se calza los talones de mis piernas sobre los hombros y ahora sí, arremete con todo. Me mira y se sonríe, como diciendo: "¿Querías duro...?".
Mis gritos y jadeos se incrementan también a la par de ese ritmo demoledor con que ahora me está cachando. Toda la cama se sacude debajo de nuestros cuerpos, especialmente por el suyo, que es mucho más grande y pesado que el mío.
Es increíble cómo fluye ese pingazo por mi conchita, no sé dónde me cabe tanta carne, pero me la mete toda, hasta los huevos, llenándome hasta el último rincón con tan impactante volumen.
El orgasmo me llega en oleadas cada vez más intensas, un fuego vivo que se extiende por todo mi cuerpo, voraz y dominante. El Chamo también acaba, estallando junto conmigo en unos gemidos por demás exaltados.
Cuándo se echa a un lado, aprovecho para abrazarlo y besarlo, sabiendo que no hay demostración que valga para agradecerle lo mucho que me ha hecho gozar.

Sigue....
 
Soy algo nuevo en este foro, sin lugar a dudas este relato es uno de los tres mejores narraciones que he leído hasta este momento, por no decir el primero.
Considero una buena narración a aquellos que durante toda la lectura uno se lo pasa con el ganso parado y/o lagrimeando.... Hay frases muy bien construidas, con un lenguaje culto y hasta rebuscado (que es un plus) así que espero que haya una tercera vez.
 
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