Les contaré esta anécdota del año pasado y que todavía no está cerrada.
En la empresa que laboro, toca laborar los sábados y la empresa te paga las horas extras. A mitad de año del año pasado, me cambiaron de pareja de trabajo. Los sábados nos citabamos más temprano para avanzar más (realizamos trabajo de campo), y nos toca desayunar fuera.
Con el antiguo compañero de trabajo ya teníamos nuestro punto de desayuno, pero este nuevo compañero propuso un nuevo lugar para desayunar, lo cual junto con el conductor aceptamos. Mi compañero de trabajo es mucho mayor que yo de base 5, el chófer también de base 5 y yo de base 2. Entonces tenía que respetar a mis mayores y sus decisiones. Nos llevó a un mercado que la señora era amable, y por ser mi compañero caserito del punto nos sirvió harto desayuno. No nos podíamos quejar, listos para trabajar todo el día en campo.
Cada sábado íbamos a ese punto, ya con más confianza entre los 3. Habrá pasado un mes aproximadamente desde que acudimos los 3 a ese punto, cuando la señora contrata a una señora venezolana nueva (paraba más en la cocina), imagino que los 3 nos dimos cuenta. No comentabamos de eso quizás porque la señora era ya de edad, si tenía buen cuerpo, pero de cara no era tan agraciada y aparte no tenía trato con cliente, solo paraba en cocina. Osea, no llamaba la atención, al menos a mí y creo que a ellos tampoco porque nunca comentaron nada.
A veces cuando entraba más temprano a la oficina en día de semana me animaba ir a ese mercado a desayunar, no estaba en mi ruta de mi casa al trabajo pero se encontraba solo 5 cuadras más allá de mi centro de labores, y en carro era solo unos minutos. La visita era solo a veces, se podría decir de 1 o 2 veces a la semana.
En el mes de agosto, creo que fue el primer sábado, nos dirigimos a desayunar en nuestro punto clásico cuando vemos que la señora contrató a otra venezolana. A ella le llamaremos María, es bajita, de cara bonita, pelo rizado, trigueña, a simple vista solo me llamaba la atención su bello rostro. De cuerpo no la podía sacar porque estaba con buzo y casaca suelta, se hizo un moño y estaba con una malla blanca en el moño que se ponen los que venden desayuno. Tenía 21 años (la edad me la dijo luego), pero parecía de menos.
A los 3, nos llamó la atención.
Chofer: viste esa nena, es veneca.
Compañero: está chibola para ti, puede ser tu nieta.
Chofer: solo la voy a molestar
La señora del puesto, manda a atendernos a Maria.
Maria: hola señores, ¿que desean ordenar? (con voz amable)
Chofer: a mi un café, pero preparado por ti.
Los 3 nos echamos a reír, pero ella estaba seria. Pero sin dejar de ser amable.
Compañero: deja de molestarla.
Chofer: ¿se molestó señorita?
María: entonces para usted un café y ¿qué pan desea? (con una sonrisa)
Bueno creo que se dieron cuenta que incomodaban a la señorita y ordenaron su pedido. Mientras pasaba todo eso, yo estaba con el celular en la mano, pero escuchaba todo.
María: usted joven, ¿qué le sirvo?
Yo: un vaso de quinua caliente
María: ¿pan con qué desea?
Yo: con aguacate
María sonrió y mientras escribía aguacate en su agendita, lo repetía en voz de burla.
Yo: ¿porqué te ríes?
Maria: porque suena raro en ti que lo llames así.
Continuará
En la empresa que laboro, toca laborar los sábados y la empresa te paga las horas extras. A mitad de año del año pasado, me cambiaron de pareja de trabajo. Los sábados nos citabamos más temprano para avanzar más (realizamos trabajo de campo), y nos toca desayunar fuera.
Con el antiguo compañero de trabajo ya teníamos nuestro punto de desayuno, pero este nuevo compañero propuso un nuevo lugar para desayunar, lo cual junto con el conductor aceptamos. Mi compañero de trabajo es mucho mayor que yo de base 5, el chófer también de base 5 y yo de base 2. Entonces tenía que respetar a mis mayores y sus decisiones. Nos llevó a un mercado que la señora era amable, y por ser mi compañero caserito del punto nos sirvió harto desayuno. No nos podíamos quejar, listos para trabajar todo el día en campo.
Cada sábado íbamos a ese punto, ya con más confianza entre los 3. Habrá pasado un mes aproximadamente desde que acudimos los 3 a ese punto, cuando la señora contrata a una señora venezolana nueva (paraba más en la cocina), imagino que los 3 nos dimos cuenta. No comentabamos de eso quizás porque la señora era ya de edad, si tenía buen cuerpo, pero de cara no era tan agraciada y aparte no tenía trato con cliente, solo paraba en cocina. Osea, no llamaba la atención, al menos a mí y creo que a ellos tampoco porque nunca comentaron nada.
A veces cuando entraba más temprano a la oficina en día de semana me animaba ir a ese mercado a desayunar, no estaba en mi ruta de mi casa al trabajo pero se encontraba solo 5 cuadras más allá de mi centro de labores, y en carro era solo unos minutos. La visita era solo a veces, se podría decir de 1 o 2 veces a la semana.
En el mes de agosto, creo que fue el primer sábado, nos dirigimos a desayunar en nuestro punto clásico cuando vemos que la señora contrató a otra venezolana. A ella le llamaremos María, es bajita, de cara bonita, pelo rizado, trigueña, a simple vista solo me llamaba la atención su bello rostro. De cuerpo no la podía sacar porque estaba con buzo y casaca suelta, se hizo un moño y estaba con una malla blanca en el moño que se ponen los que venden desayuno. Tenía 21 años (la edad me la dijo luego), pero parecía de menos.
A los 3, nos llamó la atención.
Chofer: viste esa nena, es veneca.
Compañero: está chibola para ti, puede ser tu nieta.
Chofer: solo la voy a molestar
La señora del puesto, manda a atendernos a Maria.
Maria: hola señores, ¿que desean ordenar? (con voz amable)
Chofer: a mi un café, pero preparado por ti.
Los 3 nos echamos a reír, pero ella estaba seria. Pero sin dejar de ser amable.
Compañero: deja de molestarla.
Chofer: ¿se molestó señorita?
María: entonces para usted un café y ¿qué pan desea? (con una sonrisa)
Bueno creo que se dieron cuenta que incomodaban a la señorita y ordenaron su pedido. Mientras pasaba todo eso, yo estaba con el celular en la mano, pero escuchaba todo.
María: usted joven, ¿qué le sirvo?
Yo: un vaso de quinua caliente
María: ¿pan con qué desea?
Yo: con aguacate
María sonrió y mientras escribía aguacate en su agendita, lo repetía en voz de burla.
Yo: ¿porqué te ríes?
Maria: porque suena raro en ti que lo llames así.
Continuará