No hay nada como venirse con una buena mamada, una que vaya de menos a más, fluida e intensa, de esos que te dejan seco y flotando.
Pero si hablamos de poses, prefiero la perrito o perrito echado. Me permite controlar el ritmo y el empuje, meter mano y dar de palmazos en los chachetes y por supuesto apretar caderas cuando sale la leche para que salga todo.