Que asco me da la justicia de nuestro país, ahora dicen que los terrucos eran unas blancas palomitas, eso solo lo creen los débiles mentales o los que jamás vivieron el terror de cerca o porque simplemente porque todavia no habian nacido, yo vi de cerca como los terrucos estaban enquistados en la universidades adoctrinando a sus seguidores. Los que ahora se dan el trabajo de nombrar con nombres y apellidos a los malditos terrucos los reto que también se den el trabajito de nombrar a los 50,000 peruanos que murieron a manos de estos salvajes, gente inocente que nadie se acuerda de ellos y si no se hubiera hecho lo que Fujimori hizo, ahora tuvieramos 50,000 inocentes mas asesinados por Abimael, que mezquina es la gente, tamare da cólera carajo.
Aqui una prueba que eran terrucos y estoy seguro que hay mas.
Profesor Muñoz y estudiantes ejecutados por grupo Colina eran terroristas en La Cantuta
Testimonio del profesor José Antonio Vallejo Vidal, quien vivió amenazas senderistas en carne propia:
Víctor Alvarado
Un testigo presencial del clima de violencia que se vivió en 1992 en la universidad nacional de educación Enrique Guzmán y Valle, más conocida como La Cantuta, es el doctor en sociología y abogado José Antonio Vallejo Vidal, entonces profesor de los cursos de sociología y economía en los departamentos de Pedagogía, Educación Especial, Educación Inicial y Bellas Artes. Vallejo no solo fue testigo a secas de la violencia terrorista, sino también una víctima, porque experimentó en carne propia la violencia en La Cantuta al haber sido amenazado de muerte por el profesor y los estudiantes que después serían ejecutados extrajudicialmente en un campo de tiro de Huachipa, Ate, y luego desenterrados y vueltos a sepultar en un descampado de Cieneguilla.
Me tocó incorporarme como profesor precisamente en 1992, el año más violento del terrorismo en Lima y debo testimoniar que si bien es cierto que con ellos se cometieron repudiables crímenes extrajudiciales, también es cierto que no eran inocentes, como ha dicho el presidente de la Sala Penal Especial Suprema, César San Martín Castro, en la sentencia que ha condenado al ex presidente Alberto Fujimori a 25 años de prisión efectiva. Por el contrario, eran militantes de una de las células terroristas más peligrosas del senderismo y responsables por lo menos de dos asesinatos, en agravio de una funcionaria y un profesor de La Cantuta, y de una serie de atentados a lo largo de la Carretera Central, dijo.
Vocal San Martín Para Vallejo es un deber moral salir al frente de mentiras como las expresadas por San Martín, porque lo que se vivió en el Perú fue una agresión terrorista de proporciones que buscaba destruir a las fuerzas organizadas del pueblo y desestabilizar al Estado peruano Entonces, al igual que hoy, soy de los que creen que Sendero Luminoso fue una creación de la CIA, con la colaboración financiera del narcotráfico internacional, para provocar un golpe fascista, que no se produjo precisamente por la derrota de que fue objeto gracias a la estrategia de pacificación de Fujimori, lo cual fue un hecho imperdonable para sus promotores y eso explica el ensañamiento político, incluso internacional, de que es objeto el ex mandatario, agregó. El sociólogo recuerda que en 1992, en su desempeño como profesor, exteriorizó públicamente duras críticas al accionar de Sendero Luminoso en La Cantuta, sin imaginar que había firmado su sentencia de muerte, porque otros que habían tenido esta actitud fueron fulminados en acciones de aniquilamiento selectivo.
Amenazado por Muñoz Como era de esperarse, mis respuestas políticas eran de una total oposición a Sendero Luminoso. Hasta que el profesor Hugo Muñoz, jefe del departamento de servicios académicos, me invitó a su despacho en la Facultad de Pedagogía, y con el pretexto de entregarme los formularios de actas, aprovechó para conminarme a no hacer comentarios en clase acerca del partido de su militancia. Lógicamente, rechacé su amenaza amparándome en la libertad de cátedra, sin darme cuenta de que me estaba involucrando en una espiral de violencia de imprevisibles consecuencias, acotó. ¿Políticamente, qué rol cumplía el profesor Hugo Muñoz? le preguntamos. Vallejo respondió: El profesor Hugo Muñoz era el responsable político de la secta senderista, se desplazaba en el campo siempre acompañado de su guardia corps, conformada por un grupo de estudiantes pertenecientes al Comité de Estudiantes Internos de La Cantuta, convertido en el centro de las operaciones de Sendero Luminoso, entre los que se incluían los estudiantes posteriormente desaparecidos y ejecutados. Además -subrayó-, Muñoz era el contacto entre este grupo y Abimael Guzmán. Esta relación con el jefe de Sendero Luminoso venía desde muy antiguo, desde cuando estuvo casado en primeras nupcias con Nilda Atanasio y ambos, bajó ordenes de Guzmán, estuvieron en Huanta, en la década del 70, entre los promotores de una revuelta estudiantil contra el gobierno de Juan Velasco Alvarado que dejó el saldo de una veintena de muertos entre los estudiantes, hecho que para algunos estudiosos marcó el nacimiento oficial de Sendero Luminoso.
Rosa Pretell Prosigue Vallejo: Atanasio y Muñoz estuvieron en el primer contingente de peruanos reclutados por Guzmán que fueron enviados a China Popular a prepararse militarmente y desde esa época desarrollaron un largo proceso de larvación, que concluyó el 17 de mayo de 1980 en el distrito ayacuchano de Chuschi, con la llamada ILA (Inicio de la Lucha Armada), consistente en el asalto a la subsede del Jurado Nacional de Elecciones (JNE) y la destrucción del material electoral. Luego, Muñoz se separó de Atanasio y contrajo segundas nupcias con una persona (Antonia Pérez Velásquez) aparentemente desvinculada de sus ideas políticas y se instaló en La Cantuta como jefe político de Sendero Luminoso. ¿Cómo descubrió que se había metido en un verdadero infierno? Vallejo señala que pronto descubrió que se trataba de asesinos que ultimaban a los que eran obstáculos en sus planes políticos. Sucede que las células de SL determinaron en sus reuniones que las viviendas estudiantiles fuesen solo para ellos y que parte de la alimentación del comedor universitario le fuera entregada para destinarla a la alimentación de sus presos recluidos en las llamadas trincheras luminosas, ubicadas en los penales de Lima. Le exigieron a la señora Rosa Pretell, supervisora de las viviendas estudiantiles y del comedor universitario, cumplir con estos pedidos. Ella, de acuerdo a este pedido, debía, en el primer caso, desalojar a los estudiantes provincianos, pero la honestísima y valiente señora Pretell se opuso tajantemente y por esta resuelta actitud estos facinerosos, que ahora son presentados como víctimas, asesinaron a balazos a la heroica señora Pretell. Luego entraron a las viviendas y desalojaron a patada limpia a quienes vivían allí y las ocuparon solo ellos. Nadie, ni las autoridades universitarias, protestó por ese abuso, por temor lógicamente. Por lo tanto, todos los que ocupaban las viviendas universitarias a partir de ese momento eran solo militantes de SL, remarcó.
Franklin Távara Posteriormente, y este hecho terminó de paralizarme, fue el asesinato del profesor de historia Franklin Távara Gallo (42), quien desde varios años antes que yo hacía críticas a Sendero Luminoso en clases. Lo asesinaron el 19 de agosto de 1992 de la manera más pérfida, frente a su CE Miguel Grau, en Ñaña (Chaclacayo), del cual era también director, cuando llevaba a su hija Leslie, entonces de ocho años, de la mano al colegio. Este colegio era (es) cooperativo; es decir, de propiedad de todos los profesores, acotó. Franklin Távara era militante de Izquierda Unida, candidato y prácticamente seguro ganador a la alcaldía de Chaclacayo. Nadie protestó. Nadie ha dicho nunca nada de sus asesinos. Nadie fue a hacer misa por esas víctimas en la universidad, como sí acudió personalmente el fallecido cardenal Augusto Vargas Alzamora para hacer misa por los terroristas muertos. Ningún periódico, ni político, ni personalidad intelectual reclamó por la muerte de esas dos personas honestas y trabajadoras que no tenían nada que ver con la explotación de los pobres y, por el contrario, estaban al lado de la gente necesitada, testimonió. Las muertes de estos dos funcionarios no provocaron protestas del Departamento de Estado ni de los organismos de DDHH, ni de los medios de comunicación, ni de la Cruz Roja Internacional, ni de los partidos políticos y tampoco de los llamados senderólogos, exclamó.