En el tercer piso hay una veneca bien blanca, medio achinada, cabello negro amarrado, cara de sana, ni gorda ni flaca. Le calculo 22 años. Me atendió la otra vez y si bien te deja estar calato y al palo, no me atracó ningún adicional, aunque su masaje es medio pendejo porque sus manitos llegan hasta la base del tronco, pelvis e ingle. El local tiene un banner blanco con verde pegado en toda la puerta. No recuerdo el nombre del spa pero queda justo subiendo la escalera hacia el lado derecho si no me equivoco. No es ningún pasadizo, sino uno de esos locales que se ubican en esos pequeños pasajes que unen los pasadizos.