Me quede impresionada al ser descubierta viendo los videos de Javier mientras me tocaba los pechos. Felizmente no era mi esposo ni ningún invitado, era uno de los mozos, el más atractivo de todos, obviamente se dio cuenta de lo que estaba viendo pero para no incomodarme se hizo el desentendido. Me dijo: Señora está buscando algo? Yo la puedo ayudar a escoger un buen vino. Le respondí bastante nerviosa, que no era necesario que solo estaba mirando. El mozo estaba muy guapo, era alto y musculoso, eso también hacia que me pusiera más nerviosa. Salí raudamente de ahí a seguir disfrutando de mi fiesta o intentarlo. Sentí que mi fiesta de bodas de plata estaba arruinada porque en vez de disfrutarla, no dejaba de pensar en Javier y después de lo que vi quería más, quería ir al baño y hacer la videollamada, quería tocarme, es más quería salir de la fiesta y buscar a Javier. Pero también sentía pena por mi esposo que disfrutaba feliz de la fiesta. Decidí hacer un enorme esfuerzo y tratar de disfrutar de la fiesta. Me tome unos cuanto tragos y me puse a bailar con mi esposo, pasaron como más de dos hora en la que no agarre el celular para nada.
Paso la medianoche y la fiesta continuaba y recordé también que había cumplido mi promesa a Javier de no estar con mi esposo el día de mis bodas de plata, ese día solo fui de él. Mi esposo se acercó y me dijo: Amor ya pasó nuestro día y no hicimos el amor. Yo dentro de mí decía: Pero yo si lo hice mi amor y no sabes cómo lo disfrute pero realmente le dije que ahora que termine la fiesta nos sacamos el clavo. Mi esposo me respondió que me iba a dar con todo y yo solo pensaba en todo lo que me hizo Javier esa noche. Si bien es cierto ya estaba más animada en la fiesta no dejaba de pensar que había una videollamada pendiente con Javier, le escribí si estaba despierto. El no demoro en responder afirmándome de que aún seguía despierto. Le dije que quería hacer la videollamada, que se preparara. Así que me fui para los baños pero justo había mucha gente. En se momento veo al mozo guapo, lo intercepto y le pregunto si hay otros baños. El me responde que sí, que hay unos baños privados, de uso exclusivo para mi esposo y para mí (yo recién me enteraba). El mozo muy amablemente me llevo hasta la puerta del baño, que estaba al fondo del local. Era un cuarto pequeño solo para una persona. Entre y puse seguro, me senté encima del inodoro. Le escribí a Javier y me mando la videollamada. Él tenía su enorme pene erecto, estaba tocándose con su mano, que a la vez tenía mi hilo entre sus dedos. Él me dijo: Enséñame tu conchita amor, muéstramela. Yo me quite mi trusa y me subí el vestido y se la mostré, estaba empapada de la excitación. Me comencé a tocar mi conchita, me sobaba el clítoris y él se comenzó a masturbar más rápido. Yo comenzaba a gemir de placer. En ese momento Javier me pregunta: Mañana quiero verte, antes que te vayas de viaje. Yo le respondí que sí, que me la iba a ingeniar para verlo. En ese momento comencé a venirme. Javier por más que se masturbaba duro y rápido no se venía. Me dijo que guardaría su leche para mí. Acabamos con la videollamada, yo me arregle el vestido y el pelo para evitar sospecha. La verdad que por más que me vine necesitaba más, necesitaba ser follada por Javier, por mi esposo o por cualquiera, estaba excitadísima. Al salir me choco cara a cara con el mozo guapo. Me dice: Todo está bien señora? Me acerque porque creí escuchar un ruido y pensé que podía necesitar ayuda. Me lo dijo con una risa coquetona. Por dentro pensé que el mozo había escuchado mis gemidos y eso sumado a que me encontró viendo los videos de Javier, tal vez le haría imaginar que podía tener opciones conmigo. La verdad que el mozo estaba guapísimo y yo estaba muy excitada. El baño estaba al lado nuestro, en la zona más aislada del local. Tuve unas ganas de meterlo al baño y tener sexo con él, pero era mucho riesgo, ya para el día tan trajinado que había tenido. Así que, haciendo un gran esfuerzo, le di las gracias y volví a la fiesta.
Ya eran como las 3 de la mañana y la fiesta había terminado. Yo estaba exhausta por todo el día que había tenido y por lo destrozada que me había dejado Javier pero mi esposo quería su final feliz y no me quedaba de otro que cumplirle además porque se había portado excelente conmigo, es un esposo maravilloso. Salí del local con mi esposo con dirección a nuestra casa y lamentablemente no pude ver al mozo para despedirme. En el camino no dejaba de pensar como haría para ver a Javier antes de ir al aeropuerto porque lo quería ver si o sí. Llegamos a la casa y de frente mi esposo me llevo al dormitorio, estaba ansioso por tener sexo conmigo. Yo la verdad, también lo necesitaba con él o con cualquiera, Javier me había dejado caliente, muy caliente.
Mi esposo me aventó a la cama, él se desnudó por completo, luego me quito el vestido dejándome desnuda, me abrió las piernas y hundió su cara en mi conchita. Comenzó a comerme mi conchita. Yo cerré los ojos y en mi mente solo estaba Javier, lo tenía tan presente que sentía que él era el que me comía mi conchita. Gemía de placer y comencé a mojarme en la boca de mi esposo. En eso mi esposo se levanta, se pone entre mis piernas con su pene bien erecto decidido a penetrarme. Es ese instante abro los ojos, le sonara inverosímil, pero yo vi a Javier. Estaba viendo como me penetraba la conchita con ese enorme pene. Tengo que reconocer que había tomado bastante y estaba algo mareada. Comencé a sentir las embestidas de Javier mientras yo me sobaba el clítoris y los pezones. Me mordía los labios muy fuertes para evitar decir el nombre de Javier. La ilusión no duro mucho y volví a ver a mi esposo. Yo cerraba y abría los ojos con la intención de ver a Javier nuevamente pero ya no sucedía, así que decidí cerrarlo e imaginar que era el quien me follaba. Mi esposo me estaba dando duro no me puedo quejar, estaba muy rico. Me sorprendió con su agresividad ya que me volteo y me puso en cuatro, tomo mis brazos y me los puso en mi espalda y me amarro por las muñecas con la funda de una almohada, quedando con mi cara hundida en el colchón y mi culo bien levantado. Estaba casi inmovilizada solo recibiendo las penetradas de mi esposo Quede anonadada con la rudeza de mi esposo más aun cuando tomo la correa de su pantalón y me lo puso en el cuello. Jalo la correa para levantar mi cabeza. Estaba sometida, él tenía el control y yo me vine a chorros. Saco su pene de mi conchita y me la metió por mi ano. Su pene salía blanco, ya que estaba embarrado por mis venidas. Me vino unas seguidillas de orgasmos y finalmente mi esposo boto toda su leche dentro de mi culito. Caímos rendidos en la cama. Yo lo mire y le dije: Que bestia, eres mi hombre.