Hola estimados lectores regreso después de ausentarme un largo tiempo por motivos laborales y también personales. Bueno me había quedado en que me fui de viaje con mi esposo por 18 días, después de celebrar nuestras bodas de plata. El día del viaje tuve una gran despedida con Javier en su auto y habíamos quedado que nuestra relación clandestina continuaría después del viaje. Los 18 días de vacaciones con mi esposo fueron hermosos. Se portó divino, me lleno de regalos, me hizo el amor todos los días y siempre llegue al orgasmo, pero sobretodo me hizo sentir amada. Eso me provoco remordimiento. Reflexione y tome la decisión de dar fin a mi relación clandestina con Javier. Lo hacía por mi esposo, mis hijos, mi familia. Por eso apenas pise Lima decidí ignorar los mensajes de Javier. Volví a mi rutina laboral. Deje pasar unos días y cuando encontré la oportunidad de escaparme unas horas de mi trabajo, llame a Javier. Se puso feliz al oírme. Le dije que iría a su casa para hablar con él. Me pregunto si pasaba algo porque me sentía rara. Le respondí que en su cuarto hablaríamos.
Salí al mediodía de mi trabajo, tenía planeado ausentarme por dos horas como máximo, ya que después tenía una reunión de trabajo. Pedí un taxi con destino a la casa de Javier. Ya en la puerta de su edificio, lo llame para que me abriera, me respondió que bajaba de inmediato. En ese preciso momento una mujer que iba de salida abre la puerta y yo le dije a Javier que ya no era necesario que bajara, que alguien había abierto la puerta. La mujer me saludo con un hola. Sentí esa voz conocida y de inmediato se me vino a la cabeza la voz de las mujeres que tocaron la puerta de Javier la noche que me entregue a él por primera vez. Respondí su saludo educadamente y pase por su lado. Iba subiendo las escaleras cuando ella se quedó parada viéndome subir y me pregunto:
- Eres amiga de Javier? (quede sorprendida por tan impertinente pregunta).
- Si (le respondí titubeando).
- Soy Carmen, también soy amiga de Javier.
- Hola (fue un saludo seco, luego me voltee para seguir mi camino).
- Es muy bueno, no? (siguió con sus impertinentes preguntas).
- No sé de qué hablas (le respondí firma y seria).
- Tú sabes de que te hablo jajaja, con confianza amiga.
- No somos amigas y me haces sentir incomoda, voy a subir, con permiso.
- Ok amiga, solo te digo que lo disfrutes pero no te vayas a enamorar jajaja.
Quede helada por tan incómodo momento. Note de Carmen que es una treintañera de pelo negro, largo y rizado, trigueña, alta, no es delgada ni gorda, no tiene mucha cintura, pero eso sí, tiene tremendas pompis y piernas y unos pechos grandes, eso le hace ver curvilínea, se ve una mujer grande, muy carnosa, imponente, un mujeron. Es de esas mujeres que necesita de un hombre grande y fuerte para satisfacerla y cumplirle y Javier cumplía con todo esos requisitos. Mientras subía las inacabables escaleras pensaba que teniéndola cerca seguro se veían seguido, inclusive a la par conmigo. Al parecer a ella no le importaba que Javier saliera con otras. Se me formaba varias interrogantes pero intente pasar de ese momento y concentrarme en Javier.
Al llegar al último piso me acerque a esa casa prefabricada que Javier tiene como cuarto. La puerta estaba semiabierta, así que solo lo empuje y me di con tremenda sorpresa. Javier estaba totalmente desnudo y con su pene erecto. Me dijo: Mami no sabes cuánto te extrañe, mira como me has tenido (señalando su enorme pene). Me quedé sorprendida y no voy a negar que me calenté rápidamente, pero me puse fuerte para hacer cumplir lo que me había propuesto: dar por terminado esa relación clandestina con Javier.
Unos segundos después estaba arrodillada ante Javier chupándole su enorme pene, derritiéndome como una perra en celo por ese enorme pene. Intente dar por finalizada esa relación pero no pude, esos 18 días maravillosos con mi esposo no fueron suficiente, mi arrechura pudo más y decidí en esos segundos dejarme llevar por el placer y mantener esa relación lo más que se pueda. Se lo lamia, escupía y me lo volvía a meter a la boca, me atoraba y atragantaba con su pene. Yo misma me golpeaba la cara con su enorme y duro pene. Sin quitarme la ropa Javier me puso sobre su colchón en 4. Tenía puesto una falda por encima de la rodilla y ceñida a mis muslos y una blusa manga larga. Levanto mi falda por encima de mis caderas hizo a un lado mi hilo y me penetro (con condón). Esa penetración de golpe me hizo botar un fuerte y prolongado grito. Luego vino sus embestidas, sacando y metiendo rápido, fuerte y duro, todo eso sin sacarme la ropa. Por el espejo que estaba enfrente del colchón podía verme como era embestida por tremendo macho. También vi cómo me agarraba de los cabellos para levantarme la cabeza y el torso. Con su otra mano me desabrochaba la blusa hasta la mitad y pudo sacarme uno de mis senos por encima de mi sostén. Así me siguió penetrando en 4, con una mano jalándome de los cabellos y con la otra agarrándome uno de mis senos, apretando mi pezón duro con sus dedos. Sus penetradas eran tan fuerte que apoye una mano en el umbral de la ventana para aguantar sus embestidas y no terminar tirada en el suelo, La otra la tire hacia atrás agarrando su nalga, no solo para sujetarme de sus embestidas sino también para intentar empujar y que su enorme pene se hunda más en mí. Mis orgasmos comenzaban a llegar y mi conchita ya estaba empapada, botando líquido por todos mis muslos, goteando sobre el colchón. Con la mano que estaba aferrada al umbral de la ventana, jale de forma casual la sabana que hacía de cortina, quede expuesta a que alguien nos viera pero Javier no paro y siguió dándome más duro y a mí no me importo. Mi celular timbraba, seguro para la reunión que tenía pactada y tampoco me importo. No saben lo rico que era ser follada de esa forma, con la ropa puesta. Javier me daba violentamente sus últimas embestidas y me dijo que le avisara cuando me viniera. Mi conchita estaba a punto de explotar a chorros. Me vengo!, le dije a Javier. Me comencé a venir a chorros, mis uñas quedaron clavadas en la nalga de Javier y mientras mi cuerpo caía sobre el colchón, mis uñas se deslizaban por toda la nalga de Javier, rasguñando la piel de su nalga, para que se hagan una idea de los salvaje que fue ese encuentro. Quede rendida sobre el colchón, había sido cachada sin que me quitara la ropa, solo con la falda subida hasta la cintura, el hilo a un lado y la blusa abierta hasta la mitad por donde me saco un seno. Su pene parecía un globo de lo inflado que estaba el condón por su eyaculada, se lo saca y me lo muestra, era un montón de leche. No me aguante las ganas y le pedí que me lo echara en mis senos. Me abrí la blusa y me baje el sostén, el me echo toda su leche y yo me lo embarre, como si fuera crema, en todos mis senos. No saben lo rico que fue sentir esa leche calientita y espesa en mis tetas, en mi piel y después ver la nalga izquierda de Javier que tenía cuatro líneas bien rojas producto de los rasguños que le ocasione mientras me venía. Me quede rendida en la cama y él se quedó a mi lado diciéndome que me había extrañado mucho. Me pregunto de que quería hablar con él y yo le respondí: De lo mucho que te extrañe amor.
Me limpie con pañitos los senos embarrados de leche, me acomode la ropa que nunca me la quito. En eso Javier me pregunta que estaba haciendo y le respondí arreglándome para volver al trabajo. Javier me dice: Justo cuando ya estoy listo para la acción de nuevo. Su pene estaba erecto apenas unos minutos después de haber eyaculado. Agarre mi celular, llame a mi trabajo y les informe que tuve un percance y que la reunión y demás temas lo pasábamos para el día siguiente. Colgué, dejo el celular a un lado y comienzo a quitarme toda la ropa. Ya desnuda me acerco a Javier que me espera, con su enorme pene, echado en el colchón. Me entrego de nuevo a Javier por unas horas más.
Después de horas de buen sexo, Javier me llevo a mi casa. Al bajar pasamos por el segundo piso, uno de los departamentos tenía la puerta abierta y se oía a dos mujeres hablar. Al pasar por la puerta veo que una de las mujeres era Carmen, acompañada de otra mujer más joven. Ambas salen hasta la puerta y saludan eufóricamente a Javier. Él responde el saludo con la mano sin darle mucha importancia y evitando que me sienta incomoda. Ya en el carro le conté como Carmen me interrogo. Me dijo que no le hiciera caso, que era un poco loca. Le pregunte si había vuelto a estar con ellas y me contesto que desde que está conmigo no ha estado con ellas, ni con otra mujer, que estos 18 días que estuve de viaje se dedicó a trabajar, esperando con ansias mi regreso. Lo sentí tan sincero, que me dirán ingenua, pero le creí. Durante el viaje a mi casa le seguí interrogando sobre sus dos vecinas y así me entere que Carmen tiene 38 años, divorciada y sin hijos. La otra chica es Clarisa, 24 años y es selvática, lo cual note en su acento cuando hablaba. Clarisa es muy guapa, no tan alta como Carmen pero se le ve espigada. Es delgada, pechos y pompis pequeñas pero formadas, una cintura de avispa que le forma curva y le hace ver caderona. Es morena, pelo negro largo y lacio y un rostro de niña buena. Ambas se conocieron en el trabajo y desde ahí se hicieron amigas, luego se mudaron juntas.
Javier me dejo a 5 minutos de mi casa para evitar sospecha. Nos despedimos con un beso de novios. Así nos mantuvimos por largo tiempo, viéndonos todas las semanas (una o dos veces por semana), incluso hasta después de publicar mí historia en este foro. Siempre era de acuerdo a mi disponibilidad y él siempre estaba disponible para mí, dejaba lo que tenía que hacer apenas lo llamaba. Yo llevaba las riendas de la relación y eso me hacía sentir segura y empoderada. Ni celos me daban Carmen y Clarisa por más cerca que vivieran de Javier porque él me hacía sentir que era la única no solo con palabras, si no con hechos.