Pier10
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Hay lugares donde el invierno es extremamente crudo. Ni utilizando ropa adecuada para temperaturas bajas el cuerpo encuentra el calor que necesita. Esto combinado con las clases virtuales y las entregas de cualquier producto, son motivos suficientes para no querer salir de casa. Fue así que durante 40 días no puse un pie en la calle.
Mi pretención era estar todo el invierno en casa, pero por culpa de un adminstrativo ineficiente, tube que ir a la universidad para resolver mi acceso al sistema. Antes de salir de casa, me mire en el espejo y me di cuenta que me había abandonado totalmente. Com mucha flojera me afeite, depile mis testículos y me corte las uñas.
En la calle sentí que el frío no estaba tan intenso como cuando empeze a invernar. Llegando a la universidad me depare con una fiesta en el departamento administrativo. Fiesta dedica a San Juan. Fiesta que encerró todas las labores administrativas.
La cólera era grande, pero al ver a una conocida en la fiesta decidí tomar una cerveza y después ir para casa.
- Pero mira quien apareció - dijo mi amiga, evidentemente ya embriagada. - El ermitaño de los Andes.
- Ya quisiera yo haber crescido en los Andes para no sentir este frío de - le respondí dándole dos besos en las mejillas.
Conversamos bastante sobre la universidad, sobre mi decisión de estar virtual y no presencial. La verdad es que me hacía falta de una forma u otra conversar con alguien en vivo. Cuando mi cerveza acabó pretendia irme, pero cambie de opinión al ver a una chica extremamente pálida. Su piel era un lienzo puro que con cualquier pequeña presión se marcaba de tonos rosas. Mi amiga rápidamente se dio cuenta.
- Ella lo chupa como los dioses - su risa y voz alta hizó que me sienta avergonzado.
- Tu ya...
- Ya dormí con ella. Es Bi. - me agarró de la mano y me llevó hasta ella - ven que te la presento.
- Sarah, Él es el ermitaño que nos hizo aprobar este mes.
- ¡Que lindo! - sus cabellos pelirrojos y su vestio negro creaban un aura de metalera - ¿Dime como hay que agradecerte? - dijo riéndose.
- Es evidente que mamandole las bolas - respondio mi amiga con seriedad.
Ambas al ver mi rostro desencajado rierón sin parar.
Horas despúes bailaba con la pálida. Ella era un persona con una muy buena vibra. Yo con el alcohol poco a poco fuí dejando de sentir frío y a desnhibirme. Cuando sentí que era el momento la besé. Creó que mi intensidad estaba más allá de lo normal. Ella me correspondió y en mi oreja susurro "Es hora de pagarte".
Fue así como entramos en el salón de conferencia, estaba oscuro y con el aire cargado. Yo queria abrir una ventana, pero ella rápidamente me sentó en una butaca y prendió su linterna del celular. Coloco el celular boca arriba, así la luz saldría tenue. Antes que pueda pensar ya estaba con el pantalón en la rodillas y con ella masturbandome.
- Meteme un dedo en la boca. - dijo.
Rápidamente obedecí. Ella empezó a chuparlo y a atorarse con el mismo. Sus arcadas me dejarón muy excitado.
- Por favor, chupame la verga - dije casí implorando.
- NO - respondío con una risa malévola - tu amiga fue bien clara, solo te chupare las bolas.
Inmediatamente sentí su lengua caliente en mis testículos. Los lamia en círculos y sutilmente los mordía. Realmente era muy buena. Poco a poco empezó a subcionarlos y soltarlos con fuerza. El sonido que se producía era extremamente placentero. Mi pene empezó a gotear y decidí conducir su boca para que chupe sin parar. Ella simplemente se negó y sigio chupandome las bolas. No podía creer, que sin masturbarme y sin chuparme la verga ella estaba causandome tanto placer. Patie su celular por que queria verla con plenitud. Su imagen era lindisima. Una pelirroja pálida mamando mis bolas con tanta dedicación. No quise más reprimir mi placer y expelí mi semen por las arquibancadas.
Ella me subió los pantalones y me dijo: "Deuda pagada".
Continuará...
Relato real, pero con exageraciones para enriquecer la lectura.
Mi pretención era estar todo el invierno en casa, pero por culpa de un adminstrativo ineficiente, tube que ir a la universidad para resolver mi acceso al sistema. Antes de salir de casa, me mire en el espejo y me di cuenta que me había abandonado totalmente. Com mucha flojera me afeite, depile mis testículos y me corte las uñas.
En la calle sentí que el frío no estaba tan intenso como cuando empeze a invernar. Llegando a la universidad me depare con una fiesta en el departamento administrativo. Fiesta dedica a San Juan. Fiesta que encerró todas las labores administrativas.
La cólera era grande, pero al ver a una conocida en la fiesta decidí tomar una cerveza y después ir para casa.
- Pero mira quien apareció - dijo mi amiga, evidentemente ya embriagada. - El ermitaño de los Andes.
- Ya quisiera yo haber crescido en los Andes para no sentir este frío de - le respondí dándole dos besos en las mejillas.
Conversamos bastante sobre la universidad, sobre mi decisión de estar virtual y no presencial. La verdad es que me hacía falta de una forma u otra conversar con alguien en vivo. Cuando mi cerveza acabó pretendia irme, pero cambie de opinión al ver a una chica extremamente pálida. Su piel era un lienzo puro que con cualquier pequeña presión se marcaba de tonos rosas. Mi amiga rápidamente se dio cuenta.
- Ella lo chupa como los dioses - su risa y voz alta hizó que me sienta avergonzado.
- Tu ya...
- Ya dormí con ella. Es Bi. - me agarró de la mano y me llevó hasta ella - ven que te la presento.
- Sarah, Él es el ermitaño que nos hizo aprobar este mes.
- ¡Que lindo! - sus cabellos pelirrojos y su vestio negro creaban un aura de metalera - ¿Dime como hay que agradecerte? - dijo riéndose.
- Es evidente que mamandole las bolas - respondio mi amiga con seriedad.
Ambas al ver mi rostro desencajado rierón sin parar.
Horas despúes bailaba con la pálida. Ella era un persona con una muy buena vibra. Yo con el alcohol poco a poco fuí dejando de sentir frío y a desnhibirme. Cuando sentí que era el momento la besé. Creó que mi intensidad estaba más allá de lo normal. Ella me correspondió y en mi oreja susurro "Es hora de pagarte".
Fue así como entramos en el salón de conferencia, estaba oscuro y con el aire cargado. Yo queria abrir una ventana, pero ella rápidamente me sentó en una butaca y prendió su linterna del celular. Coloco el celular boca arriba, así la luz saldría tenue. Antes que pueda pensar ya estaba con el pantalón en la rodillas y con ella masturbandome.
- Meteme un dedo en la boca. - dijo.
Rápidamente obedecí. Ella empezó a chuparlo y a atorarse con el mismo. Sus arcadas me dejarón muy excitado.
- Por favor, chupame la verga - dije casí implorando.
- NO - respondío con una risa malévola - tu amiga fue bien clara, solo te chupare las bolas.
Inmediatamente sentí su lengua caliente en mis testículos. Los lamia en círculos y sutilmente los mordía. Realmente era muy buena. Poco a poco empezó a subcionarlos y soltarlos con fuerza. El sonido que se producía era extremamente placentero. Mi pene empezó a gotear y decidí conducir su boca para que chupe sin parar. Ella simplemente se negó y sigio chupandome las bolas. No podía creer, que sin masturbarme y sin chuparme la verga ella estaba causandome tanto placer. Patie su celular por que queria verla con plenitud. Su imagen era lindisima. Una pelirroja pálida mamando mis bolas con tanta dedicación. No quise más reprimir mi placer y expelí mi semen por las arquibancadas.
Ella me subió los pantalones y me dijo: "Deuda pagada".
Continuará...
Relato real, pero con exageraciones para enriquecer la lectura.