César Hildebrandt:
“Susanismo monárquico”
Semanario “Hildebrandt en sus trece”, 17 de Diciembre de 2010
MATICES
Qué dura lección la que nos acaba de dar la izquierda de Susana Villarán. La lección es esta: en materia de codicias, egos, herrum*bres y sabandijadas la izquierda y la derecha del Perú compiten arduamente.
Lo que ha pasado esta semana, sin embargo, supera todas las expectativas.
Cuando el conteo de la ONPE resultaba de lo más sospechoso, la señora Villarán yacía en Asunción, Paraguay, participando en un evento inútil dizque auspiciado por la tetrapléjica ONU.
Ahora, cuando Fuerza Social da vergüenza, la señora Villarán yace en Madrid participando en un pomposo seminario titulado “España y Perú: socios en la democracia y el desarrollo”.
A la señora Susana Villarán le encanta viajar gratis. Si mañana las Islas Salomón la invitaran a un coloquio en Honiara, la señora Villarán no dudarla un minuto en hacer maletas y soñar con viaje tan largo como romántico.
Desde Madrid, la se*ñora Villarán envió esta semana una carta dan*do una tácita orden: que todo vínculo con el Movi*miento Nueva Izquierda fuese roto de inmediato.
¿Cómo? ¿No es que el MNI contribuyó al triun*fo de Fuerza Social en la exitosa campaña por la alcaldía de Lima?
Si, así es. Pero la señora Villarán, como lo demos*tró alguna vez con Barrantes, tiene un sentido de la lealtad muy próximo al que padecía el remoto señor Iscariote.
Y como está convencida de que Fuerza Social no es un partido ni un frente sino una exudación personal, un tumor benigno del voluntarismo, una chequera en blanco a la espera de su firma, pues entonces, desde Madrid, cablea su decreto y espera la obediencia debida.
¿Que no la obedecen? ¿Que hablan de una asamblea donde las bases decidirán?
¡Sedición! –grita esta reina Victoria del socialismo con tutú, del izquier*dismo con yoyó.
Y presiona y grita y amenaza.
Mientras tanto, el MNI, que ahora depende para su existencia electoral de Fuerza Social, espera que en la asamblea del susanismo el pulgar mire hacia arriba y no hacia abajo.
La verdad es que no se sabe qué cosa conmueve más: si la monarquía de la señora Villarán, el caos de Fuerza Social o la necesidad en harapos del MNI. La derecha está feliz. Y ahora sí que tiene razones para estarlo.