Crónicas del Placer Masajista a cable pelado

[zambo-cavero]

Conoci a esta masajista hace años ya, diriamos q era de la guardia vieja del centro, esa epoca dorada q ya no volverá. Lamentablemente las batidas han ahuyentado a muchas de ellas, haciendo q se reciclen en negocios de comida, spa, peluqueria y afines. No entraré a dar mayor detalle de como era ella porque sino la sacan y mi deseo no es incomodar a alguien. Solo diré q ella tenia su carisma, no era para nada fea y se defendia bastante en cuanto a su fisico.

Yo me volvi asiduo a esta masajista porque daba buenos masajes, tenia tema de conversa y no era de esas pacharacas q ahora abundan. Por esas epocas hacia tramites x el centro frecuentemente, asi q me daba mis escapadas. Luego me cambian de zona, lo q hacia q se me complicara ir hasta el centro. A veces la llamaba a ella para saber si estaba aun en su stand, pero la agarraba de salida. Hasta q un dia me acepta atenderme x fuera. No narrare esta primera salida porque aqui todo fue cliente-masajista, sin mas ni mas. Sin embargo, despues de esa vez la empece a conocer mas en su otra faceta, ya como mujer y no tanto como masajista. Ya no iba hasta el centro, sino q la llamaba y quedabamos para q me atienda en otro lugar. Con el pasar de las salidas, a veces le decia luego de la sesion masajeadora, para tomar un copita y asi x el estilo. No negare q en esas sesiones ya empezaba a pecar con ella y dejar el condominio, al lado de la almohada aunque se terminaba la sesion fuera de las zonas de ataque.

Un sabado q estaba libre mientras compraba por el barrio chino, la llamo para saber si estaria en su stand y ella me responde q no ira porque tenia cosas q hacer todo el dia. Como yo tenia para rato en el centro, le dije q si se desocupaba mas tarde nos podriamos ver. No le dije nada de masajes, sino vernos, osea tomar algo. Para eso estaba sin flaca y no tenia nadie a la vista para salir. Ella me dice q me confirmaria. Cuando me dijo eso, me dije, ya fui, ya q esa es la tipica salida q ten dan cuando no quieren.

Cuando ya habia comprado lo q fui a buscar, plan de 4 pm, veia donde comer algo porque me moria de hambre, en eso recibo una llamada de ella, diciendome si todavia estaba en pie la propuesta. Obvio q le dije q si, y le pregunto x donde estaba estaba, a lo q ella responde q estaba x Jesus Maria y q recien se desocupaba. Entonces me dice q mejor ella va para alla porque en Jesus Maria tiene familiares y q por eso prefiere mejor vernos en el centro, osea donde yo estaba. Le dije q se venga nomas, q mientras ella venia yo aprovecharia en ir a almorzar, a lo q ella replico q ya q yo recien iba a almorzar, si le podia invitar porque ella tambien estaba en las mismas. Le dije q si, pero q no demore porque esta super hambriento.

Cuando ella llego, sera x el hambre o q se yo, la vi bien rica. Llevaba uno de esos trajes de coctel, bastante sobrio, pero q dejaba lucir sus formas q al caminar, no se si lo hacia a adrede, cimbreaba sus cadera de un lado a otro. No me olvidare de esa vez q la vi asi. Bueno, el hecho es q nos saludamos y nos fuimos a comer. Yo ya habia pensado en comer algo q no sea pesado como carnes o q combine con un buen licor. Ceviche no queria x el olor q queda y porque para acompañar ese plato hay q hacerlo con cerveza y no queria empacharme con la cebada, asi que le sugeri q comamos pasta, a lo q ella acepto y nos fuimos a uno de esos locales del centro q sirven ello. Llegamos al local, cada uno pidio su plato y sin preguntar a ella pedi una botella de vino helado, para ir calentando el ambiente...

Nota: El trajecito q llevaba ese día lucia parecido a este:

 

[Aldo el apache]

Sigue con el relato cofra

 

[Cronopius]

Continua cofra,

 

[zambo-cavero]

Continuando con la historia...

Mientras esperábamos nuestros pedidos, nos servimos ese vino heladito, y asi aplacar en parte el calor q reinaba ese día. Cuando nos trajeron nuestros platos ya habíamos bebido mas de la mitad del vino, asi q ambos estábamos medios picaditos y en esa situación no faltaban las clásicas bromas en segundo sentido q felizmente para mi eran correspondidas por mi amiga masajista.
Al terminar de comer, seguimos con el vino hasta acabarlo, cuando bebimos la ultima copa le pregunto a mi acompañante si desea otra botella mas, pero ella me dice q ya no porque estaba media mareada. Le pregunto si tenia planes para mas tarde, a lo q ella me responde q no. En ese momento el silencio invadio la mesa, asi q aprovecho en jugar mis fichas. Como dije antes, mi idea no era gastar como cliente-masajista, porque si asi hubiera sido, hace rato le hubiera dicho, mi idea era llevármela en otro plan.
Asi q le dije: ¿Fernanda que te parece si nos vamos a descansar un rato, y de ahí te embarco en un taxi para tu casa?, porque asi como estas, te vayas a quedar dormida y no vaya a ser q el taxista se aproveche, asi como esta la inseguridad.
Ante ello, ella me mira y me dice: Vamos.
Mejor respuesta q esa no pude esperar. Tome un taxi y de ahí nos fuimos a un hospedaje para turistas q hay en el centro, q no era la gran cosa pero para “descansar” estaba bien.
Pedi una habitación con baño y tele. Entramos a la habitación. Ella se quito los zapatos y se recostó. Yo me fui al baño, me eche agua a la cara y al salir la vi a ella recostada y ya en plena dormilona. No la quise molestar, dejando q ella descanse mientras yo veía tele. A la media hora ella se levanta y me pregunta por la hora, le respondo y se vuelve a recostar. Me dice q hace dias no había tenido una siesta como esa. Al parecer se había levantado de buen humor. Le pregunto porque ella los días anteriores no había podido descansar bien, a lo q ella me dice q tenia problemas en casa y q por ello estaba media estresada. Le dije q si de estrés se trata, le podía masajear los pies, aprovechando en tocárselos, pudiendo constatar q ella era una chica q se cuidaba esa parte de su cuerpo, notando unos pequeños pies pedicurados correctamente.
Ella me mira, y me extiende su pie, lo cojo y procedo a masajearlo, su suave planta, su empeine… Ella solo atinaba a cerrar los ojos. Cuando en eso q ella tenia loso ojos cerrados, me acerco y le robo un beso. Total, me dije, q podía perder. Ella me mira, y sin decir palabra alguna me mira y me corresponde. Besos van, besos vienen, besos con sabor al vino q habiamos tomado hace un rato. Abrazos, caricias, besos en su cuello, en sus orejas, hasta q le bajo el cierre posterior a ese vestido y asi notar sus hombros q procedi a besarlos, morderlos, todo ello ante los suspiros de ella.
Luego de ello, ella se recuesta y mirándome levanta sus caderas como para q le quite ese traje q aun tenia puesto. Seguimos besandonos, ella en brasier y truza y yo iba como loco quitándome mis pantalones, mis zapatos, mis medias, mi camisa. Al cabo de un rato ambos en prendas menores estábamos en la cama en un manoseo infernal, manos por aquí, manos por alla. Hasta q ese brasier salio disparado y pude tener esos pechos ante mi. Senos de mediano volumen pero de aureolas claras y grandes para ser besados y mamados como debe ser. Ya no resistia mas, quería esa truza fuera para poder penetrar a mi masajista. Fuera truza y esas piernas las puse a mi hombros para embocar mi miembro en su sexo mojado de tanto roce que nos veníamos dando. Embestidas van, embestidas vienen mientras veía su expresión de gusto, y sentir como mi verga se mojada con sus fluidos. Al rato cambiamos y ella se pone en cuatro, para q la coja de las caderas y la vuelva a coger asi, hasta el fondo, cada vez con mas furia… Yo ya no aguantaba mas, quería venirme asi dentro de ella, cuando ella se sale, me hace q me acueste boca arriba y se monta encima mio, para luego de varios movimientos circulares hace q me vacee completamente dento de ella, cayendo rendidos luego de esa primera faena de la tarde.

 

[Aldo el apache]

Buen relato zambo, me has hecho recordar a la fisioterapeuta que tuve cuando estuve en recuperación de una fractura. Con el tiempo y luego de mucho vernos fuera, cayó. Pero que gusto de esa mujer que la masajee, decía que mis manos eran suaves, que lo haga así como ella sabe, como suspiraba y al bajar más y más hacia el quiebre de su culito, sus supiros cambiaban a gemidos. Me imagino que de tantos hombres que tocaba por profesión, pero tocaba al fin, el deseo de que sea mutuo era más y más hasta que lo logró.