Juan Vergara
Soldado
Bueno cofrades, luego de leer muchos relatos me animo a poner alguno que otro mio, espero que les guste.
Este relato debo empezarlo comentando que por alguna razón las mujeres de nombre inicial M me han perseguido, desde la tierna enamorada del colegio hasta la actualidad todas mis parejas formales se llamaron empezando con M. El relato corresponde a un tiempo pasado a mis 24 años con la que sería M4.
Yo había empezado mi vida de pareja muy temprano, así que me case y separé de M2 a muy corta edad, así que andando por esos tiempos solo, fui al cumpleaños de una sobrina, y allí pude conocer a M4, quien trabajaba justamente con el papá de la sobrina, quien era mi primo. Así como sin querer la cosa empezamos a conversar, y me contaba que estaba con su hermanita, y palabras van y vienen; así que me ofrecí a llevarla en mi auto. A partir de allí nos frecuentábamos, durante las primeras dos semanas. Éramos calentones y andábamos chapándonos por cualquier lado, debo decir que ella vivía en las Torres de San Borja con sus papás, ya que ella tenía 19 años, y la mamá la tenía muy controlada. Bueno nuestras oportunidades pasaban por estar cerca de su casa en las escaleras de las torres cercanas, chapándonos y toqueteándonos, ella era muy sensible ya que cada vez que la empezaba a manosear sus ricas tetitas la ponían a mil, gemía y cada vez más agitada. La chapaba para evitar tanto grito. Varias veces nos ganamos roches con la gente que pasaba o escuchaba. Eso hacía que se corte y teníamos que irnos también por temor a su vieja.
Un fin de semana me dijo que había tenido permiso para ir a una disco, y asi que fuimos y la cosa estaba medio aburrida, asi que nos fuimos a nuestro point por su jato, esperando que no haya roche por la hora, serían como la una. Nos empezamos a chapar con todos los sobeteos y ella empezó a gemir como sucedía siempre y no se si por mala o buena suerte sale una señora de su jato y nos tira agua, y nos mojó un poco la ropa. Ella medio desesperada me dijo y ahora que hago, entonces empecé a pensar mi plan de poder hacerla mía, entonces le dije vamos a mi casa y allí lo resolvemos. Yo vivía con mis tíos, pero dormía en el cuarto del tercer piso que prácticamente estaba alejado de la casa. Así que nos fuimos en un taxi, ya que yo vivía cerca por la Arequipa con J.Prado, cuando íbamos llegando a la casa, veo por la ventana que mi hermano que estaba de visita, estaba despierto y me fregaba el plan ya que no podía entrar. En lo que pensé que las cosas no se darían, me sorprendió y me dijo quiero estar contigo, eso nuevamente me puso a mil y a pensar donde. Debo decir que en esa época la oferta de hoteles no era tal como ahora, así que pensando rápido no me quedo otra que llevarla al Hotel Sans Souci, (actualmente Hyundai) que no era para nada barato, previa pasada por farmacia para comprar los ponchos.
Ya estando dentro en la habitación medio de lujo, nos besamos y empecé a quitarle el vestido ceñido que tenía, sus tetitas eran de medianas chiquitas pero como era chibola estaban bien puestecitas, duritas y se excitaban a mil. La bese por el cuello, y me detuve en su pechos, los acaricié y bese excitándola más. Estando allí me dijo que no lo había hecho antes, así que pensé que el telo estaría bien pagado. Por esa razón ella no era una conocedora de la materia, así que le hice que me agarrara al muchacho que ya andaba saltón. Mientras eso yo había empezado a bajar hacia su vagina que no solo se había mojado por el agua recibida sino también por la calentura, procedí a besarla y lamerla y me dijo que quería que la penetre. Ya húmeda ella me puse el poncho y me puse en misionero sobre ella, sus piernas a mis costados y su vagina a mi disposición, empecé suavemente a penetrarla y veía su rostro de dolor primero, y suavemente el muchacho (que es bastante grueso) se abría camino, y su rostro fue aceptando la introducción. Sentía su ajuste y empecé el mete y saca, suavemente íbamos gozando del momento, nos besábamos y acariciaba su cuerpo, en esos momentos siento que ella se enrosca con las piernas a mi cintura y el apretón también lo sintió el muchacho así que entre gemidos y besos nos vinimos en un orgasmo fulminante. Quedamos rendidos uno al costado del otro, nos besamos un rato más y al darnos cuenta de la hora tuvimos que salir volando, era casi las 4 de la mañana. A la mañana siguiente el ardor en mi espalda hizo notar que el apretón no solo fue de piernas sino de uñas también.
Al parecer las cosas en su casa no fueron bien, ya que el permiso hasta las 2 había sido sobrepasado largamente, y en épocas sin celular la cosa fue determinante. Le prohibieron volver a verme y le pusieron más restricciones en sus tiempos libres. Allí termino mi historia con M4. Nunca la volví a ver.
Este relato debo empezarlo comentando que por alguna razón las mujeres de nombre inicial M me han perseguido, desde la tierna enamorada del colegio hasta la actualidad todas mis parejas formales se llamaron empezando con M. El relato corresponde a un tiempo pasado a mis 24 años con la que sería M4.
Yo había empezado mi vida de pareja muy temprano, así que me case y separé de M2 a muy corta edad, así que andando por esos tiempos solo, fui al cumpleaños de una sobrina, y allí pude conocer a M4, quien trabajaba justamente con el papá de la sobrina, quien era mi primo. Así como sin querer la cosa empezamos a conversar, y me contaba que estaba con su hermanita, y palabras van y vienen; así que me ofrecí a llevarla en mi auto. A partir de allí nos frecuentábamos, durante las primeras dos semanas. Éramos calentones y andábamos chapándonos por cualquier lado, debo decir que ella vivía en las Torres de San Borja con sus papás, ya que ella tenía 19 años, y la mamá la tenía muy controlada. Bueno nuestras oportunidades pasaban por estar cerca de su casa en las escaleras de las torres cercanas, chapándonos y toqueteándonos, ella era muy sensible ya que cada vez que la empezaba a manosear sus ricas tetitas la ponían a mil, gemía y cada vez más agitada. La chapaba para evitar tanto grito. Varias veces nos ganamos roches con la gente que pasaba o escuchaba. Eso hacía que se corte y teníamos que irnos también por temor a su vieja.
Un fin de semana me dijo que había tenido permiso para ir a una disco, y asi que fuimos y la cosa estaba medio aburrida, asi que nos fuimos a nuestro point por su jato, esperando que no haya roche por la hora, serían como la una. Nos empezamos a chapar con todos los sobeteos y ella empezó a gemir como sucedía siempre y no se si por mala o buena suerte sale una señora de su jato y nos tira agua, y nos mojó un poco la ropa. Ella medio desesperada me dijo y ahora que hago, entonces empecé a pensar mi plan de poder hacerla mía, entonces le dije vamos a mi casa y allí lo resolvemos. Yo vivía con mis tíos, pero dormía en el cuarto del tercer piso que prácticamente estaba alejado de la casa. Así que nos fuimos en un taxi, ya que yo vivía cerca por la Arequipa con J.Prado, cuando íbamos llegando a la casa, veo por la ventana que mi hermano que estaba de visita, estaba despierto y me fregaba el plan ya que no podía entrar. En lo que pensé que las cosas no se darían, me sorprendió y me dijo quiero estar contigo, eso nuevamente me puso a mil y a pensar donde. Debo decir que en esa época la oferta de hoteles no era tal como ahora, así que pensando rápido no me quedo otra que llevarla al Hotel Sans Souci, (actualmente Hyundai) que no era para nada barato, previa pasada por farmacia para comprar los ponchos.
Ya estando dentro en la habitación medio de lujo, nos besamos y empecé a quitarle el vestido ceñido que tenía, sus tetitas eran de medianas chiquitas pero como era chibola estaban bien puestecitas, duritas y se excitaban a mil. La bese por el cuello, y me detuve en su pechos, los acaricié y bese excitándola más. Estando allí me dijo que no lo había hecho antes, así que pensé que el telo estaría bien pagado. Por esa razón ella no era una conocedora de la materia, así que le hice que me agarrara al muchacho que ya andaba saltón. Mientras eso yo había empezado a bajar hacia su vagina que no solo se había mojado por el agua recibida sino también por la calentura, procedí a besarla y lamerla y me dijo que quería que la penetre. Ya húmeda ella me puse el poncho y me puse en misionero sobre ella, sus piernas a mis costados y su vagina a mi disposición, empecé suavemente a penetrarla y veía su rostro de dolor primero, y suavemente el muchacho (que es bastante grueso) se abría camino, y su rostro fue aceptando la introducción. Sentía su ajuste y empecé el mete y saca, suavemente íbamos gozando del momento, nos besábamos y acariciaba su cuerpo, en esos momentos siento que ella se enrosca con las piernas a mi cintura y el apretón también lo sintió el muchacho así que entre gemidos y besos nos vinimos en un orgasmo fulminante. Quedamos rendidos uno al costado del otro, nos besamos un rato más y al darnos cuenta de la hora tuvimos que salir volando, era casi las 4 de la mañana. A la mañana siguiente el ardor en mi espalda hizo notar que el apretón no solo fue de piernas sino de uñas también.
Al parecer las cosas en su casa no fueron bien, ya que el permiso hasta las 2 había sido sobrepasado largamente, y en épocas sin celular la cosa fue determinante. Le prohibieron volver a verme y le pusieron más restricciones en sus tiempos libres. Allí termino mi historia con M4. Nunca la volví a ver.
