style g
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Como toda promesa es una deuda, aqui va un relato más, esta vez redactado detrás del teclado, disculparán los errores tipográficos de la última aventura.
Los nombres de los protagonistas han sido cambiados para protejer su privacidad, este es un relato real, o quizá no lo sea, a veces la realidad es más increible que los sueños más locos así que dejen volar a su imaginación.
Había pasado algo más de un mes desde ese día, un día nefasto, en el cuál, de manera shakespeariana un Romeo había mordido el polvo, lo que William no sabía antes de morir, es que se había sembrado la semilla para que brotara algo totalmente diferente, un álter ego que carecía de practicamente todas las limitaciones de aquel cadáver, pero esa semilla necesitaba germinar, y fue cuando, un mes despues, ese preciso día que se recuerda a los mártires de Chicago, Style nació, su nacimiento, como el de todos estuvo ligado al sexo femenino, y no fue coreado por ángeles, sino por gritos y gemidos, gemidos que pueden representar el dolor y el placer en igual medida, pero me estoy adelantando.
Alli estaba Romeo, como siempre intentando ser la mejor persona, terminando lo que había comenzado 5 años atrás, - ¿sabes qué?, esto no dá para más, yo creo que lo dejamos aquí - dijo William, acabó con sus sueños de un sólo tajo, se suicidó de la manera más honorable, al estilo de un antiguo samurai, pues el deshonor era peor que la muerte, era fin de Marzo, se acercaba el invierno. Por el lapso de casi un mes, nada, las semillas necesitan un tiempo para dar un primer brote, pero una vez que lo logran nada las detiene.
Dicen que los no-muertos no se pueden distinguir de los vivos a menos que te acerques lo suficiente, zombies les llaman, pero no esos zombies hollywodenses, sino los que deambulan por ahi y parecen vivos, eso era nuestro protagonista, no podias darte cuenta que sólo era terreno fértil albergando la semilla de Style, deambulando por alli sin destino, y llegó el día, los camaradas de William decidieron salir con su amigo, al que ellos pensaban herido y no muerto, a realizar unas libaciones; todo estaba listo y coordinado, el lugar, la temática, pero como buenos humanos fallaron en su misión, esa inasistencia afectó a William de una manera totalmente diferente a la esperada, pues los zombies reaccionan de manera diferente a los vivos.
El cadáver de William decidió hacer algo que nunca había hecho en situación similar, en lugar de regresar a casa y escuchar música sin guardar rencor a los incumplidos, se dirigió raudamente a comprar un par de botellas de licor, se trataba de un destilado de uva de la marca Biondi y una bebida pensada para combatir el frío clima escocés; cualquiera pensaría que la intención de nuestro protagonista era el simple placer del adormecimiento neuronal que brindan tales destilados, pero como ya les dije, los zombies actúan muy diferente a los vivos, quiero pensar que la semilla de Style comenzaba a comandar aquel cadáver. Pues sin ninguna razón se dirigió a un local de diversión nocturna, curiosamente aquella discoteca tenía un vínculo con la vida, pasión y muerte de William; entró raudamente con las dos botellas en sus manos, un rostro casi sin expresión, el vigilante sólo atinó a pedir unos billetes para dejar pasar las bebidas en cuestión, los cuales el cuerpo de William procedió a pagar.
Eran las once de la noche en aquel bar, sentado en una mesa redonda de madera de menos de 50 cm de diámetro y rodeado por cuatro sillas del mismo material, se distinguía una figura, no era sombría ni mucho menos, destilaba un je ne sais quoi, sostenía un cigarrillo entre sus dedos con una actitud de aislacionismo al mundo que le rodeaba, la cual siempre llama la atención de las mujeres; sobre la mesa ya descrita reposaban dos botellas, una de pequeñas proporciones conteniendo un líquido cristalino, en la etiqueta se podía leer una palabra que comenzaba con "B" mayúscula, sellada, otra con forma de prisma cuadrangular conteniendo una bebida color madera, de etiqueta negra y letras doradas, ya abierta y al parecer comenzada, un contenedor de hielo y un vaso en el cual se distinguía el líquido faltante de la segunda botella con algunos cubitos de hielo, un cenicero y algunas colillas, había mucha gente ese día, cruzando una habitación pobremente iluminada se encontraba un grupo de dignas representantes del género femenino rodeando una mesa no my distinta a la de William, varias jarras, algunas vacias, una botella de contendo transparente y otra de soda, un "ladies night" como le llaman, habría una media docena de cuerpos femeninos, por unos segundos solamente, los ojos casi sin vida de William se fijaron en una de las representantes de ese grupo, era de busto generoso, cintura pequeña, talla modesta, un rostro pícaro y a la vez inocente, pelo rubio al pomo, se llamaba Yuli, las risotadas que soltaba aquel grupo indicaban que el una vez contenido de las jarras vaciás ya había hecho efecto; el vistazo duró, como ya dije, unos segundos, luego los ojos de William se apagaron para que minutos despues se volvieran a encender, ella era un poco más alta, pelo negro y lacio, rostro redondo, facciones de niña pero mirada de mujer experimentada, disfrazadas por un maquillaje un poco recargado, busto prominente, amplias caderas, una cintura que no se veía natural, una liposucción quizá, ropa muy ajustada, su nombre Pía, el vistazo también duró poco, los ojos del cadáver de William se volvieron a opacar, esta vez para siempre, la semilla de Style había comenzado a brotar.
Sería cerca de la media noche, la música en su más alto nivel, Style se paró de su asiento como un rayo, totalmente al mando del otrora cuerpo del finado William, cruzó la habitación, su vista se centraba en Yuli, sus ojos parecían los del león que persigue a una cebra en el Serengueti; de manera sorpresiva pero delicada interrumpió la conversación del grupo de féminas, extrañamente para sorpresa de Yuli y Pía, que podrían considerarse a si mismas las hembras alfa del grupo, las palabras no iban dirigidas hacia ellas, sino a la menos bendecida del grupo, - hola, como te llamas, yo soy Style, me prestas cinco minutos, tengo una duda y debo regresar a mi mesa (señalando la mesa en cuestión), pues mi bebida se entibia - debió haber sido tan sorpresiva, educada e inesperada la solicitud que la fémina, de la cual no importa su nombre, accedió - si claro - dijo ella, Style respondió como si leyera un libreto - que harías si quisieras, en lo más recóndito de tu ser, celebrar este día, pero tus amigas aquí presentes no tienen tiempo porque trabajan o por acompañar a sus novios, ¿cuál sería tu actitud? -, se quedó pensando por un momento - ni modo me quedo en casita -, una risa cómplice del grupo acompañó la respuesta, Style, mientras toma una silla para sentarse replica - ¡vaya! tenemos una discrepancia, creo que debo hacerles una encuesta para salir de duda, me tomará unos minutos, (sin perder de vista su mesa, Style prosigue), pero antes ¿puedo traer mi botella?, pues derrepente entre tanto ebrio alguien se la lleva y es un regalo de mi trabajo - esboza una enorme sonrisa dirijida a la menos bendecida, - bueno - dice ella, Style va y regresa con sus dos botellas y su vaso, Pía, la que parece más enterada de lo que sucede, y cree intuir las intenciones de Style replica, - pero mínimo nos tendrás que invitar de tu whiskey -, Style replica, sin quitar los ojos de la menos bendecida, - pues depende de que tan satisfecho me dejen sus respuestas a mi encuesta -, toma un trago de su vaso - salud -, y así comienza una ronda de preguntas relacionadas al tema previamente establecido, si estuvo mal, si estuvo bien, que si las mujeres demuestran mayor fidelidad a sus amigas que los hombres a los suyos, bromas, los temas se ramifican, Style siempre pregunta y se queda escuchando, siempre esboza una sonrisa, siempre sigue un patrón, comienza a preguntarle a la menos bendecida y así prosigue con la que sigue en belleza o debería decir fealdad, hasta llegar de último a Yuli y a Pía, las últimas, muestran cierta incomodidad pero no logran saber porque, se sienten un poco menos, sus barreras van bajando.
Son casi la una de la madrugada, Style ha comenzado a beber junto al grupo de féminas, ha centrado su atención en Yuli, que sin dejar de ser la más bella del grupo, es al parecer un poco ingenua, la bulla de la disco no permite tener una conversación clara, el alcohol ya comienza a producir efectos más marcados, curiosamente el whiskey esta medio lleno y el pisco sigue sellado, - vamos a un lugar mas cómodo -, le replica Style a Yuli, aquí el sonido es muy fuerte, - que tienes en mente -, replica ella, - tengo el auto podemos ir a comer algo y conversar ahi -, luego regresamos por tus amigas, - ok - dice ella; las cartas estas servidas, comienza la apuesta; - bueno chicas, me llevo el whiskey porque me parece que es muy fuerte para unas damas tan lindas, y el pisco lo guardaré pues es un regalo -, Style se retira del local acompañado de Yuli, - vamos a comer algo -, las amigas no tienen hambre, seguirán bailando, Style piensa en todo menos en comida, las cartas se revelan, parece que la suerte favorece a Style, la noche recién ha comenzado.
Continuará...
Los nombres de los protagonistas han sido cambiados para protejer su privacidad, este es un relato real, o quizá no lo sea, a veces la realidad es más increible que los sueños más locos así que dejen volar a su imaginación.
Había pasado algo más de un mes desde ese día, un día nefasto, en el cuál, de manera shakespeariana un Romeo había mordido el polvo, lo que William no sabía antes de morir, es que se había sembrado la semilla para que brotara algo totalmente diferente, un álter ego que carecía de practicamente todas las limitaciones de aquel cadáver, pero esa semilla necesitaba germinar, y fue cuando, un mes despues, ese preciso día que se recuerda a los mártires de Chicago, Style nació, su nacimiento, como el de todos estuvo ligado al sexo femenino, y no fue coreado por ángeles, sino por gritos y gemidos, gemidos que pueden representar el dolor y el placer en igual medida, pero me estoy adelantando.
Alli estaba Romeo, como siempre intentando ser la mejor persona, terminando lo que había comenzado 5 años atrás, - ¿sabes qué?, esto no dá para más, yo creo que lo dejamos aquí - dijo William, acabó con sus sueños de un sólo tajo, se suicidó de la manera más honorable, al estilo de un antiguo samurai, pues el deshonor era peor que la muerte, era fin de Marzo, se acercaba el invierno. Por el lapso de casi un mes, nada, las semillas necesitan un tiempo para dar un primer brote, pero una vez que lo logran nada las detiene.
Dicen que los no-muertos no se pueden distinguir de los vivos a menos que te acerques lo suficiente, zombies les llaman, pero no esos zombies hollywodenses, sino los que deambulan por ahi y parecen vivos, eso era nuestro protagonista, no podias darte cuenta que sólo era terreno fértil albergando la semilla de Style, deambulando por alli sin destino, y llegó el día, los camaradas de William decidieron salir con su amigo, al que ellos pensaban herido y no muerto, a realizar unas libaciones; todo estaba listo y coordinado, el lugar, la temática, pero como buenos humanos fallaron en su misión, esa inasistencia afectó a William de una manera totalmente diferente a la esperada, pues los zombies reaccionan de manera diferente a los vivos.
El cadáver de William decidió hacer algo que nunca había hecho en situación similar, en lugar de regresar a casa y escuchar música sin guardar rencor a los incumplidos, se dirigió raudamente a comprar un par de botellas de licor, se trataba de un destilado de uva de la marca Biondi y una bebida pensada para combatir el frío clima escocés; cualquiera pensaría que la intención de nuestro protagonista era el simple placer del adormecimiento neuronal que brindan tales destilados, pero como ya les dije, los zombies actúan muy diferente a los vivos, quiero pensar que la semilla de Style comenzaba a comandar aquel cadáver. Pues sin ninguna razón se dirigió a un local de diversión nocturna, curiosamente aquella discoteca tenía un vínculo con la vida, pasión y muerte de William; entró raudamente con las dos botellas en sus manos, un rostro casi sin expresión, el vigilante sólo atinó a pedir unos billetes para dejar pasar las bebidas en cuestión, los cuales el cuerpo de William procedió a pagar.
Eran las once de la noche en aquel bar, sentado en una mesa redonda de madera de menos de 50 cm de diámetro y rodeado por cuatro sillas del mismo material, se distinguía una figura, no era sombría ni mucho menos, destilaba un je ne sais quoi, sostenía un cigarrillo entre sus dedos con una actitud de aislacionismo al mundo que le rodeaba, la cual siempre llama la atención de las mujeres; sobre la mesa ya descrita reposaban dos botellas, una de pequeñas proporciones conteniendo un líquido cristalino, en la etiqueta se podía leer una palabra que comenzaba con "B" mayúscula, sellada, otra con forma de prisma cuadrangular conteniendo una bebida color madera, de etiqueta negra y letras doradas, ya abierta y al parecer comenzada, un contenedor de hielo y un vaso en el cual se distinguía el líquido faltante de la segunda botella con algunos cubitos de hielo, un cenicero y algunas colillas, había mucha gente ese día, cruzando una habitación pobremente iluminada se encontraba un grupo de dignas representantes del género femenino rodeando una mesa no my distinta a la de William, varias jarras, algunas vacias, una botella de contendo transparente y otra de soda, un "ladies night" como le llaman, habría una media docena de cuerpos femeninos, por unos segundos solamente, los ojos casi sin vida de William se fijaron en una de las representantes de ese grupo, era de busto generoso, cintura pequeña, talla modesta, un rostro pícaro y a la vez inocente, pelo rubio al pomo, se llamaba Yuli, las risotadas que soltaba aquel grupo indicaban que el una vez contenido de las jarras vaciás ya había hecho efecto; el vistazo duró, como ya dije, unos segundos, luego los ojos de William se apagaron para que minutos despues se volvieran a encender, ella era un poco más alta, pelo negro y lacio, rostro redondo, facciones de niña pero mirada de mujer experimentada, disfrazadas por un maquillaje un poco recargado, busto prominente, amplias caderas, una cintura que no se veía natural, una liposucción quizá, ropa muy ajustada, su nombre Pía, el vistazo también duró poco, los ojos del cadáver de William se volvieron a opacar, esta vez para siempre, la semilla de Style había comenzado a brotar.
Sería cerca de la media noche, la música en su más alto nivel, Style se paró de su asiento como un rayo, totalmente al mando del otrora cuerpo del finado William, cruzó la habitación, su vista se centraba en Yuli, sus ojos parecían los del león que persigue a una cebra en el Serengueti; de manera sorpresiva pero delicada interrumpió la conversación del grupo de féminas, extrañamente para sorpresa de Yuli y Pía, que podrían considerarse a si mismas las hembras alfa del grupo, las palabras no iban dirigidas hacia ellas, sino a la menos bendecida del grupo, - hola, como te llamas, yo soy Style, me prestas cinco minutos, tengo una duda y debo regresar a mi mesa (señalando la mesa en cuestión), pues mi bebida se entibia - debió haber sido tan sorpresiva, educada e inesperada la solicitud que la fémina, de la cual no importa su nombre, accedió - si claro - dijo ella, Style respondió como si leyera un libreto - que harías si quisieras, en lo más recóndito de tu ser, celebrar este día, pero tus amigas aquí presentes no tienen tiempo porque trabajan o por acompañar a sus novios, ¿cuál sería tu actitud? -, se quedó pensando por un momento - ni modo me quedo en casita -, una risa cómplice del grupo acompañó la respuesta, Style, mientras toma una silla para sentarse replica - ¡vaya! tenemos una discrepancia, creo que debo hacerles una encuesta para salir de duda, me tomará unos minutos, (sin perder de vista su mesa, Style prosigue), pero antes ¿puedo traer mi botella?, pues derrepente entre tanto ebrio alguien se la lleva y es un regalo de mi trabajo - esboza una enorme sonrisa dirijida a la menos bendecida, - bueno - dice ella, Style va y regresa con sus dos botellas y su vaso, Pía, la que parece más enterada de lo que sucede, y cree intuir las intenciones de Style replica, - pero mínimo nos tendrás que invitar de tu whiskey -, Style replica, sin quitar los ojos de la menos bendecida, - pues depende de que tan satisfecho me dejen sus respuestas a mi encuesta -, toma un trago de su vaso - salud -, y así comienza una ronda de preguntas relacionadas al tema previamente establecido, si estuvo mal, si estuvo bien, que si las mujeres demuestran mayor fidelidad a sus amigas que los hombres a los suyos, bromas, los temas se ramifican, Style siempre pregunta y se queda escuchando, siempre esboza una sonrisa, siempre sigue un patrón, comienza a preguntarle a la menos bendecida y así prosigue con la que sigue en belleza o debería decir fealdad, hasta llegar de último a Yuli y a Pía, las últimas, muestran cierta incomodidad pero no logran saber porque, se sienten un poco menos, sus barreras van bajando.
Son casi la una de la madrugada, Style ha comenzado a beber junto al grupo de féminas, ha centrado su atención en Yuli, que sin dejar de ser la más bella del grupo, es al parecer un poco ingenua, la bulla de la disco no permite tener una conversación clara, el alcohol ya comienza a producir efectos más marcados, curiosamente el whiskey esta medio lleno y el pisco sigue sellado, - vamos a un lugar mas cómodo -, le replica Style a Yuli, aquí el sonido es muy fuerte, - que tienes en mente -, replica ella, - tengo el auto podemos ir a comer algo y conversar ahi -, luego regresamos por tus amigas, - ok - dice ella; las cartas estas servidas, comienza la apuesta; - bueno chicas, me llevo el whiskey porque me parece que es muy fuerte para unas damas tan lindas, y el pisco lo guardaré pues es un regalo -, Style se retira del local acompañado de Yuli, - vamos a comer algo -, las amigas no tienen hambre, seguirán bailando, Style piensa en todo menos en comida, las cartas se revelan, parece que la suerte favorece a Style, la noche recién ha comenzado.
Continuará...