MI TROFEO DE GUERRA... me desperté ya en mi casa otra vez bien tarde. Apenas abrí los ojos tenía una sonrisa en los labios pero casi no me pude incorporar huyyy que adolorida estaba. Claro, ya había pasado los efectos del alcohol, del hielo, de la arrechura, del placer y me dolía absolutamente todo el cuerpo, como si hubiera ido al gimnasio después de un largo tiempo de inactividad, pero peor aún, ya que cuando te ejercitas te duelen ciertos músculos y nada más. Pero a mi me dolían músculos y articulaciones poco usuales como la mandíbula y la quijada, claro, tanta pinga había tragado la noche anterior, no era para menos. Me dolía también mi conchita y mi culito de tanta arremetida y castigo, hay que dolor, pero que rico!
Me levanté con sed y malestar de la resaca, no estoy acostumbrada a sufrir de ese mal, ya que normalmente no consumo bebidas alcohólicas, así que cuando buscaba algún analgésico en mi cartera, apareció ante mí un rollito prominente de dinero... era el producto de mi trabajo de la noche anterior. Lo conté, era bastante, mucho diría yo. Me acordé que esa había sido mi segunda noche, que la primera también gané algo, saque eso también que permanecía doblado en un segmento de mi billetera y la junté, pero que afortunada! cumplo con mis fantasías, tengo orgasmos y además me pagan por eso jjaja. No fue mi primera reacción salir a comprar nada, no lo necesito, tengo todo lo que me hace falta, así que junté todo ese dinero y procedí a guardarlo en una cajita, tal como lo que era, como mi trofeo de guerra. Cada vez que vea esa cajita me recordará cuantas veces mi cuerpo fue poseído, usado, cuantos hombres se vaciaron gracias a mí, cuantos orgasmos tuve, cuantas pingas chupé, cuantos dedos se introdujeron en mí. Ya veremos si lleno la cajita, ya veremos.....
Recibo un mensaje a mi celular, es el, el de la noche anterior. Era para recordarme de nuestra salida al día siguiente. Estamos en pleno verano, así que me invita a ir a la playa. Listo, nos vemos mañana, pero solo un rato, le digo. Me detengo a pensar... uff si él hizo todo lo que quiso conmigo el primer día, no me imagino que me hará ahora y yo tan adolorida... jajja espero es dolor se calme hasta mañana.
El siguiente día a la mañana preparo mi bikini negro, escotadito, chiquito, me pongo un vestidito corto color blanco y unas sandalias y salgo así natural, con mi cabello atado a una colita y sin maquillaje, solo un poco de brillito en mis labios, simple, sencilla, muy diferente a la imagen de la noche anterior. Me pasa a buscar cerca de mi casa. Cuando me subo a su auto me mira detenidamente y me dice que me veo distinta, mas bonita, mas natural, mas chibolita sin maquillaje. Le comento que en el día soy una niña buena y a la noche una niña muy mala, el se ríe.
Llegamos a la playa, detiene el auto mientras no para de mirar mis piernas. Yo a propósito las abro ligeramente, solo un poquito. El me mira a los ojos, se chupa uno de sus dedos, sin decirme nada mete su mano bajo mi vestido blanco, hace a un lado mi bikini y me mete su dedo lubricado a mi concha así nada mas, de pronto, fuerte y decididamente, mientras me dice "no te hagas la niña buena conmigo, bien sabes que eres una putita cachera". No habían pasado ni cinco segundos que cuando escuché sus palabras, ya estaba mojada, su dedo entraba y salía de mi vagina incesantemente, incansablemente. Estábamos dentro de su auto, en una calle mas o menos transitada. Aunque los vidrios eran obscuros, puede ser que alguien nos haya visto, vaya panorama, el cachándome con su mano bajo mi vestido y yo apoyada al espaldar del asiento con los ojos cerrados disfrutando el placer que me estaba dando. De repente el paró y me dijo, casi en tono de orden, sácate el bikini. Yo solo atiné a abrir los ojos, volver en mi de ese placer que estaba sintiendo y obedecerlo. Así me quedé sin bikini, con la conchita al aire pero tapada con mi vestido blanco, el olió mi bikini negro, ya estaba todo mojado con fluidos y se lo guardó al bolsillo. Vamos!, me dijo. Como? así voy a salir? si, así vas a salir con la concha al aire por ser tan perra, me dijo.
Era el medio día, fuimos a un restaurante a comer algo antes de ir al mar. El se sentó alado mío. Mientras esperábamos la comida, el empezó de nuevo, escudado tras el mantel de la mesa que nos cubría, a introducir sus dedos en mi vagina desnuda. Otra vez un mete saca mas ligero y sutil y yo tratando de contener mi cara de arrecha. Cuando se acercaba el mozo con una jarra de limonada helada, el me ordenó que me siente al filo de la silla, obedecí rápidamente, la mitad de mis nalgas quedaron apoyadas en la silla y la mitad en el aire. Cuando el mozo estuvo frente a nosotros, el de pronto introdujo su dedo en mi ano. Una mezcla de dolor y morbo se apoderó de mi. El me estaba cachando el culo con su dedo frente al mozo. Me costó tragarme mis gritos de dolor para que nadie se de cuenta de lo que pasaba. El mozo parecía muy concentrado sirviendo la limonada en nuestros vasos, él con cara de que nada pasaba, mirando y hablando con el mozo mientras me seguía introduciendo el dedo y yo calladita, inmóvil, quieta y sumisa en sus manos, literalmente hablando... la espera de la comida se hizo corta mientras el me realizaba doble masturbación bajo el mantel. Cuando llegó la comida, el sacó sus dedos de dentro mío, el que había estado en mi vagina salió mojadito. Lo agarré y lo limpié con mi boca. El se levantó hacia el baño a lavarse las manos y no pudo evitar mostrar a su paso la tremenda erección que traía.
Fuimos a la playa. Decidimos acostarnos en la arena para tomar un poquito de sol. El sacó mi bikini de su bolsillo y me entregó, me lo puse a la vista de todos. Era día de semana, había poquísima gente, casi nadie, pero si había ciertas miradas indiscretas. La típica pareja de la señora seria y puritana y el señor cincuentón y gordito que se hace el mojigato alado de su esposa, pero que en realidad es un viejo verde, hecho el que no ve nada, pero termina viendo toda la escena y excitándose al imaginarse que es él el afortunado. Me saqué el vestido y me quedé al fin con el bikini negro y él también con su traje de baño tipo bóxer hasta la rodilla. Me acosté y el empezó a pasarme aceite bronceador en todo el cuerpo, en el cuello, mis hombros, mi escote, bajó a mis senos introduciendo su mano por mi brasiere, me restregaba el aceite en mis pechos, en mis pezones mientras el señor miraba ese espectáculo (la señora leyendo su revista, ni cuenta), él lo hacía a propósito para que el señor lo envidie, para que se excite con mi cuerpo, libera mis tetas, las saca y las empieza a masajear, la aprieta, acaricia mis pezones, todo delante del extraño, yo volteo la cabeza, lanzo una mirada pícara al señor y me llevo uno de mis dedos a la boca, simulando que me estoy chupando una pinga. Veo que el señor de alado tiene una erección y la disfruto, me excita a mi también, mientras me siguen masajeando las tetas... vamos al agua!, me dice, yo obedezco, pero a propósito me levanto del piso colocándome en posición en cuatro apuntando hacia el extraño para que el aprecie todo mi trasero, disimuladamente me hago la que me acomodo la tanguita delante de el, tal ves se ganó con mi espectáculo y logró ver mi agujerito, no lo sé, lo que si estoy casi segura es que su esposa ese día mas tarde, sufrió las consecuencias de la excitación que producimos a ese señor jaja.
Dentro del agua nos metimos bastante, el agua llegaba hasta abajo de mis pechos, pero aún sin cubrirlos. El dejó al descubierto mis senos, los cuales empezó a mamarlos intensamente, esa mezcla de bronceador y agua salada los hacía brillosos, resbaladizos. Mis pezones erectos se le escapaban de mis manos y de su boca, pero el buscaba la manera de volverlos a chupar una y otra vez. Agarré su verga con mi mano y lo empecé a masturbar y el me empezó a masturbar. Mis labios vaginales estaban ya hinchados de tanta dedeada que el me daba, pero me seguía gustando. Sé que el señor desde la playa miraba con él se comía mis tetas. Lo masturbe intensamente y él a mi, por un rato que me parece fue largo, pero tal ves fue corto ya perdí la noción de todo, solo sé que me acalambré, me retorcí y empecé a sentir un fuerte orgasmo apoderarse de mí e inmediatamente después sentí lo mismo en él. Su leche embarró mi mano y poco a poco el agua se llevó el resto, al igual que mis fluidos.. nos acomodamos y salimos, nos secamos y vestimos dispuestos a irnos de vuelta cada uno para su casa, pues ese era mi último día de vacaciones y debía volver a mi realidad, a mi vida habitual. Cuando estuvimos de vuelta en el auto él me dijo "cuanto te debo?", yo lo miré, sonreí y le dije, son 10 soles. El se rió algo nervioso y aún sin entender mi nuevo juego, me pregunto, ¿que? si le dije, soy tu puta barata, dame 10 soles y te doy una mamada ahora mismo, acá en el auto me trago toda tu verga y me como tus huevos. El sonrió y dijo, hay putita, estas llena de sorpresas. Le dije, deja de hablar y dame mis 10 soles y un preservativo que te voy a mamar bien rico. Y así hizo, me dio los 10 soles, los guardé entre mis tetas (no se de donde saqué esas ideas, que imaginación jajaj), le bajé el pantalón basta las rodillas, el sentado en el asiento del conductor y yo en el del pasajero, le coloqué el condón y la empecé a lamer, a golpearme la cara con su verga, a pasarle la lengua desde el tronco hasta el glande, me metí pacientemente cada uno de sus testículos a mi boca, los masajee con mi lengua. MI saliva recorría por su entre pierna, creo que hasta llegué a mojar el asiento del auto. Me la empiezo a meter a la boca, me la empiezo a tragar y el se excita cada vez mas, me agarra del cabello y me la empuja completa, hasta adentro. Que manía de cacharme la boca! empujaba mi cabeza fuertemente hacia su pelvis y yo no podía ver ni pensar nada. Mi pensamiento solo era poder tragárme su pieza completa, mi objetivo en esos momentos era que mi boca se convierta en su instrumento de placer, que me use y me trate como su puta por última vez, ya que había decidido que después de este, no habría mas encuentros.....