Saga: Me comí a una tarapotina... Virgen.

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que tal cofra. Encima le vas a dar su merecido a la charapa, provechoo pero continua, seguimos prendido de tu telenovela.
 
muy buena vivencia con la patrona, ud. es de los mios, lo felicito cofrade!!
 
Buena cofrade, si que sabe narrar sus experiencias... se agradece
 
Maestro! , buen relato si que es un talento en narrativa... con un lenguaje sencillo, nos mantiene cautivos a los lectores :D
 
QUINTA PARTE

El “remember” que habíamos tenido de nuestra juventud, nos puso a mi mujer y a mí recontra “cachondos”. Hace tiempo que habíamos caído en la monotonía sexual y bien que necesitábamos refrescar nuestro erotismo. Por lo pronto, ella se sentía emocionada por haber vuelto a sentir “deseo” y no solo placer pasajero (bien sea dicho, que se puede obtener hasta masturbándose). Fue así como se me ocurrió plantearle una idea loca.

- “Mi amor, me gustaría verte haciéndolo con otra mujer”. Le propuse a boca de jarro.
Y es que ocasionalmente habíamos visto en esas películas que a veces uno encuentra en la televisión por cable, escenas de relaciones lésbicas. Algunas vez comentamos sobre el tema y mi mujercita me confesó que de adolescente una amiguita se le había mandado, pero que no había pasado a más.
Ella no hizo cuestionamiento alguno, pero sí me preguntó,

- ¿Pero con quién?
- ¿Qué te parece la Maruja? Le contesté.
- ¿Con la empleada? No te pases. Retrucó de inmediato.
- Mira mi amor, ella ya se va. Yo ya estoy bien y sus quince días se cumplieron. Le damos su buena liquidación y chau, nunca más se habla del tema.
Luego de unos segundos de silencio me acerqué a ella y comencé a “calentarla”, dándole a entender que si aceptaba mi propuesta tendría un "mejor" premio.

Cuando ya la tenía nuevamente calentita le susurré al oído:
- ¿Te imaginas qué rico sería tener doble placer? No esperé respuesta. Me puse la bata y me fui al comedor. Los chicos se habían ido a una fiesta de su prima y solo estábamos los tres en la casa.

- Maruja, dije en tono serio, súbenos la bandeja con la comida al dormitorio, por favor.

Subí al segundo piso y la aleccioné a mi mujercita sobre lo que habríamos de hacer. No fuera que se sintiera celosa o algo parecido.

Al rato subió Maruja, aún nerviosa, con la bandeja de comida. Tocó la puerta y luego que le diéramos permiso de entrar, lo hizo. Estábamos ambos en la cama, con la luz prendida solo en las mesas de noche. Yo con el torso desnudo y el pantalón pijama. Mi mujer sí estaba desnuda, tapándose con las sábanas todo el cuerpo hasta el torso. Maruja nos quedó mirando por un instante, el ambiente del dormitorio mostraba señales de sensualidad y erotismo. Me miró con sus ojos, como reclamando el haber compartido lo que ella creía era “suyo” con mi mujer. Y era cierto en parte, yo le había dicho que “estaba en mala relación con ella, que ya no pasaba nada”, y toda esa cháchara que solemos contar cuando nos emociona un culito nuevo.

- Marujita pon todo en la mesa de centro, por favor y ahí nos sirves. Le indicó Marisol.

Cuando ella ya lo estaba haciendo, dándonos las espaldas, me pongo de pie y camino sigilosamente hacia su encuentro. Me pongo detrás suyo y la abrazo por la cintura. Y le arrimo toda mi humanidad a su cuerpo. Fue un abrazo protector pero también de pareja. Ella que estaba nerviosa, medio que le temblaban los brazos, sintió un alivio que la hizo refugiarse en mi abrazo. Hizo su cabeza hacia atrás, como entregándose, dándose por rendida.

Le hice dar la vuelta y la tomé de la mano. La conduje así hasta la amplia cama, que ella tan bien conocía. La hice sentarse cerca de Marisol. Maruja nos miraba a ambos con gesto de sorpresa. Nos miraba como preguntándose ¿qué es lo que pasa aquí?. Entonces empezó a hablar mi mujer, muy ejecutiva y segura de sí, como siempre:

- Marujita, le dijo mirándola a los ojos y acariciando su suave cabello, eres muy linda y Philip y yo no sabes cómo apreciamos lo que has hecho por nuestra familia.
Ahora el sorprendido era yo, cómo delicadamente mi mujercita empezaba a seducir a la jovencita.

- Gracias señora. Solo alcanzó a balbucear nuestra futura compañera de placer.

- Nosotros somos quienes queremos darte las gracias a ti más bien. Intervine yo –que estaba parado frente a ellas- en el diálogo, acariciándole también el rostro y deslizando luego mi mano hacia su cuello. Ella me tomó la mano y me la apretó en señal de aceptación de mi caricia. Ahí supe que podía continuar con mi plan.
 
uff cofra se ve q viene lo bueno.. termine el relato del trio con su mujer y la empleada virgen.
 
virgen pal burro jajaja excelente phillip ud. mismo es, siga pues cofrade
 
Caray cofrade Ud. si que cambió radicalmente el relato, ahora sale con un trío, provecho con eso y esperamos el desenlace :cool:
 
Que rico, un trio...se calienta mucho el relato...continuala ya...
 
bien jugado mis respetos por manejar y controlar la situacion a tu favor
 
Hay cada historia con las charap#tas... continue la suya por favor...
 
Manya el título, pudo haber sido, "cama adentro,patrones encima" jajajaja. Que siga el relato!
 
SEXTA PARTE
Ahí estábamos los tres, con el dormitorio a media luz, en medio de un ambiente lleno de erotismo. Mi mujer y yo nos habíamos echado nuestros mejores perfumes contribuyendo a una atmósfera de pasión y sensualidad. En el medio, Maruja, seducida por mis caricias y el trato suave y amable de Marisol.

Me agaché a besarle la boca, siendo correspondido con mucha complacencia y dulzura por parte de mi doméstica amante. Marisol se quedó mirándonos, sorprendida totalmente por la romántica escena, casi a un paso de dejar brotar sus celos. Entonces me detuve y la besé también a mi mujer. No podía permitir que ese momento de lujuria se desaprovechara. Ella me devolvió el beso con fogosa pasión. Mientras besaba a Marisol que ya lucía desnuda su figura, aún conservada pese a los años, con una mano le desabotonaba el vestido a Marujita, quien había inclinado su cabeza a besar mi mano que la desnudaba.

Exaltada nuevamente por el beso que le dí, Marisol se recostó en la cama, esperando que la poseyera. Casi instintivamente Maruja –ya desnuda- y yo, nos acercamos al cuerpo de mi mujer, pletórico de fragancias exóticas, propicias al amor más candoroso que se hubiera vivido. Comenzamos a besarla, yo -una vez más- sus labios ansiosos de placer y Maruja su fino y delicado cuello. Los besos de Marisol eran bocanadas de pasión, estaba disfrutando del instante plenamente. Fue entonces que me aparté, con mucha delicadeza y le dije casi susurrando en el silencio del dormitorio:

- Cierra los ojos y solo disfruta del encanto de esta noche, que es exclusiva para ti.

Dejé entonces que Maruja continuara besándola, delicadamente como si lo hiciera con los pétalos de una rosa. Y las dos bien que disfrutaban. En mi caso, ya con experiencia en estos menesteres, no tenía que hacer sino de director escénico, tratando siempre de mantener el clímax en el nivel más alto que se pudiera.
Marisol estaba echada sobre la cama y Maruja en posición perrito sobre ella, besándole el cuerpo. Del cuello bajó a su pecho, ese amplio y hermoso pecho en el cual se lucía cualquier joya que se pusiera, pero donde lo que más resaltaba ahora eran sus senos blancos y sus pezones rubios.

Ante tan sugerente cuadro, yo no podía quedarme inmóvil. Me acerqué por atrás de Maruja y comencé a besarle el trasero, primero con los labios y luego con la lengua. Mi cómplice sexual por un momento se sorprendió, pero volteó a mirarme dando su aprobación. Ella ya se encontraba besando los pechos de mi mujer, la que gemía suavemente de placer, acariciando también el cabello de su ocasional amante.

A como iba retrocediendo en el cuerpo objeto de su lujuria, Maruja iba dejando más al acceso su vagina. Aproveché de ello para comenzar a hacerle la sopa por detrás, a la par que delicadamente le metía mi dedo por el ano, sabiendo que era el lugar de su excitación acostumbrada. Casi en simultáneo comenzó a hacerle la sopa a Marisol, quien no dejaba de gemir y de mojarse abundantemente.

Las dos estaban súper encendidas y entregadas una a la otra, se prodigaban caricias e intercambiaban gemidos que demostraban el grado de clímax que estaban alcanzando. Yo no me quedaba atrás, pero tenía mi objetivo claramente establecido y no dejaría de conseguirlo en esa noche.

Las detuve en un momento y les hice cambiar de posición. Maruja estaría echada en la cama y Marisol encima de ella, colocándole su vagina en la boca para que continuara haciéndole la sopa. Así, la parte baja de ese juvenil cuerpo estaría a mi total disposición. Yo volví a lo mío, al principio con total delicadeza y después rudamente, ataqué la bulba de esa charapita coquetona que había osado ofrecerse a mi hijo.

Mis dos compañeras de placer estaban ocupadas mutuamente. Mi mujer mirando hacia el frente y tráncida de los espasmos que le ocasionaba las relamidas de la lengua de Maruja, y ésta última atrapada estratégicamente bajo el cuerpo de Marisol. Entonces, ese era el momento que tanto había esperado.
Los gemidos y exclamaciones continuaban. "Ay, qué rico… nunca había sentido esto… sigue… sigue, ahí… ahí", susurraba casi agónicamente mi mujer. Yo preparaba también mi camino.

Me puse de rodillas al pie de la cama, tomé las dos piernas de Maruja sobre mis hombros, y direccioné mi boca hacia su vagina, toda cerradita, pero ya lubricada por la estimulación que le estaba realizando. Le dí dos o tres buenas lamidas más que la hicieron contornearse, señal que estaba también lista para mis propósitos.

¿Habría llegado el momento de darle curso a mis ocultos deseos?

CONTINUARÁ.
 
ya pues cofrade...me deja con las ganas...
 
Ya viene la parte en que a Maruja se la enchufan
 
Bien cofra Ud. no perdona nada.
 
uy excelente cofrade!!! a esperar caballero nomas
 
q siga el relato lo mas pronto posible cofrade! ta muy bueno!
 
EStimados cófrades, la mejor forma de reconocer un esfuerzo, es dar un agradecimiento. Y para eso basta un click.
 
ya mela.. continua!! me dejaste con la mano en la pieza, y la leche en la cabeza ( se agradece tan exelente relato)
 
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